Desmitificando a Google

Hace unas pocas semanas que escribí un par de artículos en los que trataba de desgranar mi punto de vista sobre la forma de actuar de Google Inc a lo largo de su historia. En estos artículos, trataba de trazar la historia de Google corriendo paralela a la historia de la Red y su supervivencia dentro de la llamada burbuja tecnológica, además de las nuevas novedades que había aportado Google a terrenos que no eran estrictamente suyos. Sin embargo, y a raíz de la publicación de la nueva aplicación de Google, Google Desktop Search, y las discusiones surgidas en la Red a partir de ésta me he estado informando y recuperando información que prácticamente tenía olvidada.

Los rumores de personas que denunciaban que se habían instalado la aplicación para la búsqueda dentro del PC y que se habían encontrado con la sorpresa, si tenían instalado un firewall, de que Desktop Search transmitía información a Google, ¿se trataba de spyware?. Minid, uno de los bloggers más influyentes de la blogosfera hispana, desaconsejaba instalarlo por considerarlo spyware. La noticia corrió como la pólvora, algunos encontraron referencias a ficheros personales hasta dentro del propio Google. Imaginemos ahora que alguien está desarrollando una tesis, ¿qué le supone encontrarse con ficheros caché de word dentro de Google? ¿Sería una publicación previa considerada como un e-print?

– ¿Lo has sacado de Google? – Le preguntarían sus directores de Tesis al sorprendido doctorando.

Desde ese momento, parece que Google no está jugando limpio, que el buscador nos consideraba completamente confiados sobre lo que publicaban completamente confiados con el valor de su marca y de su savoir-faire. Puede que Sergei Brin y Larry Page se estén equivocando, y lo peor consiste en que lo hagan con cierta rotundidad.

Hace no mucho que alguien mostraba su preocupación porque Google acaparaba una inmensa capacidad informativa y que se erigía como una herramienta que debía ser un bien de la Humanidad, que podría convertirse en algo determinante para la opinión pública determinando de los resultados a ciertas consultas. No andaba muy desencaminado este norteamericano que trataba de sugerir la idea de nacionalizar Google con todo lo que esto conlleva, como por ejemplo el control gubernamental. Cuando esta semana Abu Ghraib pareció desaparecer de las bases de datos de Google, es como si el sueño de este americano se hiciese realidad. Es obvio que esta actuación es bastante censurable por Google, puesto que es un hecho probado que las torturas tuvieron lugar.

Después de las elecciones norteamericanas, Google quiere estar a bien con la Administración Bush, no sólo para dejar de percibir ayudas y/o subvenciones norteamericanas, sino para que le dejen hacer. Después de la polémica de Gmail, sobre la privacidad de los usuarios, aunque la privacidad importa cada vez menos en otras situaciones como en el monitoreo de las redes P2P; y el intento de prohibir el servicio desde el Gobierno del Estado de California (Schwarzenegger pertenece al mismo partido que George W. Bush), donde se encuentra la sede de Google; hoy vamos adquiriendo nuevas constataciones que Google tiene como objetivo perseguir nuestro comportamiento en la Red.

En realidad, y la polémica no es nueva, Google trata de monitorearnos desde el momento que nos introducimos en su página web. Su vieja polémica sobre sus cookies, que parece ser que no poseen fecha de caducidad, parece haber caído en el olvido. Y hay elementos que se han ido añadiendo, Gmail es sólo una pequeñez sobre las ansias de Google de obtener información sobre los internautas, sus gustos y sus comunicaciones.

Google Toolbar, esa pequeña herramienta que nos permite buscar directamente en las bases de datos de Google, que sólo está disponible para Internet Explorer, versión Windows, es considerada spyware en muchos foros. Yo me extrañé mucho cuando activé la página El Documentalista Enredado el día 16 de febrero y un Googlebot ya se estaba paseando por allí. Claro que yo tenía instalada la herramienta en mi navegador, con lo que Google podía saber que desposeía información sobre aquella página web para bibliotecarios / documentalistas que yo acababa de inaugurar, y que no dudó en visitar.

El buscador tampoco parece muy entusiasmado por cuidar a sus trabajadores altruistas que convencidos de la importancia de Google les echan una mano para tener el buscador traducido. Hace poco, unos traductores voluntarios de la versión gallega de Google consiguieron insertar un mensaje reindivicativo:

A súa procura de ‘aaaaiuyq’ non atopou documentos. Google, empresa millonaria, EXPLOTA TRADUTORES VOLUNTARIOS para gañar máis diñeiro.

El asunto sobre el programa publicitario de Google (Adsense y Adwords) merece un capítulo aparte que no tardaremos en escribir.

Lo nuevo de la compañía de California parece que va a consistir un navegador. Todo Google en una sola aplicación. Simplemente, me echaría a temblar si lo instalase, aunque la empresa y la fundación Mozilla lo han negado.