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Etiqueta: Archivos

Electronic Records Archives Project (ERA)

Interesante el breve artículo File This Under Data Overload de Jonathon Keats publicado en la revista Wired que realiza una pequeña introducción al proyecto Electronic Records Archives. De forma superficial, Keats nos señala las líneas maestras de este proyecto cuyo objetivo es la identificación, preservación y acceso de los 347 petabytes de información digital que se albergan en los National Archives de EE.UU. El texto trata de tender un puente entre lo viejo y lo nuevo mediante la figura de Mr. Taylor, reflejando la tarea de los archiveros tradicionales y su capacidad memorística, sin embargo plantea la verdadera necesidad del cambio señalando que el sistema de National Archives ha estado recibiendo materiales en formato digital desde 1970. Desgraciadamente, los planes para su conservación a largo término no se habían planteado hasta 1998, pero no fue hasta 2002 cuando el Gobierno se tomó con cierta seriedad el proyecto de preservación. Por supuesto que hay otras instituciones como Library of Congress, the National Science Foundation, the Department of State, y the National Nuclear Security Administration que ya han llevado a cabo planes de preservación dentro de sus fondos, por lo que el proyecto ERA, cuyo plazo de fin de desarrollo está fijado en 2011, no es ni mucho menos pionero, aunque no deja de ser interesante.

Así, se nos describe que el ERA consistirá en un sistema modular que tomará de base las tecnologías y los formatos desarrollados bajo Open Source en la medida de lo posible. De esta forma, y como ejemplo, uno de los módulos sobre los que se está trabajando será utilizado para determinar qué tipo de software fue utilizado para la creación de un documento, otro trasladará ese documento a otro formato más manejable y actual, mientras que otro se encargaría de la distribución de la información. Por supuesto, que serían necesarios unos pocos más para la gestión del almacenamiento, la búsqueda y recuperación, por poner otros ejemplos. Estos módulos podrían ser reemplazados, desechados o añadidos dependiendo de las necesidades y los avances tecnológicos, pero lo esencial es que el sistema ERA no debería tener la necesidad de ser rediseñado completamente en un futuro.

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Un archivero de historias clínicas en «El Psicoanalista»

En las novelas, se suele retratar a los bibliotecarios y a los archiveros como seres solitarios, uraños y esquivos, pero puede que tras la lectura de la novela El Psicoanalista debamos añadir algunos más como, por ejemplo, corruptos y oportunistas. Aunque debería advertir que leyendo esta novela, pocas cosas serias podemos extraer de ella. Desde el comienzo, el libro me parece un completo despropósito, muy al gusto norteamericano a la hora de buscarle tres pies al gato, que sin embargo no supera una lectura rigurosa desde mi punto de vista (Por supuesto que para gustos los colores).

Así el arranque de la novela sucede cuando el Doctor Ricky Starks recibe una carta de un tal Rumplestilskin que dice:

Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya. Al principio pensé que debería matarlo para ajustarle las cuentas. Pero me di cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío. Y, dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide.

Tras la carta, la vida rigurosa y tediosa del Doctor comienza a cambiar encaminándose hacia una pesadilla que se convierte rápidamente en infierno, pero que para librarse de ella tan sólo debe de adivinar el nombre de su acosador. Así pues el Dr. Starks deberá comenzar sus pesquisas y finalizarlas en el plazo de 15 días para evitar librarse de su acosos y de su suicidio. Sus investigaciones le conducen hasta el archivo de historias clínicas de una Clínica Psiquiátrica en la que había trabajado durante su juventud en la que se desarrolla el encuentro con el archivero de nuestro interés.

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El becario archivero que clasificó un tesoro

Digo yo que los becarios de arqueología estarán muy acostumbrados a desenterrar tesoros, ya se sabe, la X nunca marca el lugar, pero eso es precisamente lo que nos quieren hacer creer. Así que un titular como este: "Un becario halla una copia de 71 lecciones de canto inéditas del compositor Gomis", les provocará un leve arqueamiento de ceja y podrán considerar que, bueno, tampoco hay para tanto. Desde luego que si yo me encontrase un documento perdido durante cincuenta años, aunque eso es precisamente lo que evito, que se pierda información, no podría caber de mí de gozo. Aunque os confesaré que algunos tesoros he ido encontrando en este archivo centenario o al menos así lo considero.

Pero no perdamos la noticia de vista, que es a ella la que dedicamos este texto. Es evidente que no se encuentran documentos perdidos todas las semanas, pero parece ser que éste merece un poco de atención. Así, según nos cuenta el texto de la noticia:

Se ha localizado una copia de 71 lecciones de canto inéditas del compositor del Himno de Riego, Josep Gomis. Estos documentos se han conservado gracias a una copia manuscrita realizada en 1831 por el músico ontinyentí Rafael Úbeda y Tormo, coetáneo de Gomis. Además, a lo largo de las lecciones ahora encontradas se pueden encontrar diversas anotaciones, todas ellas muy interesantes, mediante las que Úbeda revela datos inéditos sobre los primeros años de vida del célebre músico ontinyentí. Además, el volumen conservado incluye algunas lecciones y algunas composiciones del propio Úbeda, quien fue organista de la iglesia de Santa María en la primera mitad del siglo XIX.

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Ramón Fita, director del Archivo del Arzobispado de Valencia

– ¿Qué hace el director del Archivo del arzobispado?

– Tratar de mantener la documentación generada por la curia de la diócesis y las instituciones eclesiásticas. Es un esclavo de los papeles, porque cualquiera de ellos, por insignificante que parezca, es importante. Este archivo tiene material fechado sobre todo a partir de 1939, porque lo anterior desapareció en 1936, cuando se lo llevaron a las fábricas de Buñol para convertirlo en pasta de papel. Aquí había 13.000 fardos con documentación a partir de 1238 y lo que queda es lo traspapelado y una serie bastante completa de ordenaciones a partir del siglo XIX.

– Es una situación paradójica, porque tras las revueltas de 1936 es el propio servicio de archivos de la República el que intenta salvar lo que puede, ¿no cree?

-No, no. Es el cuerpo de archiveros, que en 1937 viene con el Gobierno a Valencia, el que salvó esto. Eran profesionales, no políticos. Y el archivero tiene una vocación especial por respetar los documentos. No todo el mundo vale, sabe, porque es apasionante ayudar al investigador, pero es estar en un zulo. Una de esas personas que vino de Madrid era un valenciano, Mateu i Llopis, que había investigado en este archivo. Él salvó un buen número de archivos que se habían llevado ya a Buñol. Lo que hacía era cambiar los legajos por papel moderno, así que tuvo que eliminar la mayor parte de hemerotecas. En definitiva, los hechos de 1936 fueron una tragedia insuperable para este archivo. Sólo se salvó una pequeña parte (600 cajas de un total de 13.000 fardos).

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Deficiencias en la gestión archivística de la Administración Pública Valenciana – 3

Hace ya un tiempo, recogimos aquí distintas noticias que se habían ido sucediendo en los medios de comunicación de tirada regional valencianos concernientes a distintas deficiencias en el sistema archivístico valenciano. Por aquel entonces consideramos que la cadena de acontecimientos, desgraciados o no, que se habían sucedido en un periodo de tiempo tan estrecho eran únicos e irrepetibles. Sin embargo, no fue así. Poco después de hacernos eco de aquellas noticias, surgieron algunas más. En aquel entonces, debido a la estrechez temporal de los acontecimientos consideramos que no era necesario recoger un hecho aislado, pero esta vez, y puesto que se han producido unos cuantos más, creo que debemos hacerlo como hicimos en un primer momento.

El incendio en un almacén hospitalario

El hecho de que dos encapuchados asaltaron un almacén del Hospital de la Vila Joiosa el mes de junio de 2005 no podría pasar de ser anecdótico si no fuese porque posteriormente prendieron fuego al almacén, además de apuñalar al guarda. Según dijo entonces el Conseller de Sanitat de la Generalitat Valenciana, Vicente Rambla:

El almacén tenía envases de plástico, papel, material sanitario de uso común y poco valor, pero no productos farmacéuticos. Quizá los autores pensaban que había drogas. O simplemente querían robar. El fuego ha afectado también al departamento de administración del almacén, donde hay archivos contables, pero no historias clínicas.

Al principal grupo de la oposición todo esto comienza a olerle a chamusquina porque no es la primera vez que un almacén de documentos contables se incendia. En el artículo anterior ya recogimos que unos almacenes de Ciegsa situados en Alaquas habían ardido junto con cierta documentación contable, por lo que el Partido Socialista no pudo nada más que solicitar un inventario que contuviese una relación de la documentación quemada.

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El libro en «Las Ciudades Oscuras»

En ocasiones, tengo la impresión de que los bibliotecarios y documentalistas nos sentimos inseguros con nuestra profesión, seguramente por lo menospreciados que han sido siempre los bibliotecarios en nuestra sociedad, y por lo difícil que resulta hacer entender a los demás qué es ser documentalista. Quizá es por eso por lo que nos gusta buscar referentes en el mundo del cine, de la literatura o incluso del cómic, que reflejen cómo somos o, más bien, cómo nos ven.

Catuxa ya nos presentó un interesante artículo sobre "La biblioteca en la narrativa y el cine", y Yavannna insiste en que conozcamos lo último en cuanto a imagen bibliotecaria / documentalista en cómics y juegos de rol. Incluso Marcos no ha podido resistirse a mostrar la visión que Ibáñez tiene de las bibliotecarias: una mujer de mediana edad, desgarbada, con moño y carácter huraño, que espera mucho del nivel cultural de sus usuarios. Y yo no voy a ser menos.

En esta ocasión voy a proponeros la lectura de los cómics que componen la saga "Las ciudades oscuras", ganadora del premio Angoulême a Mejor Serie, y en la que el mundo del libro, de la documentación, y del papel en general, tiene una especial importancia en la trama de muchas de las historias que narra. Esta colección está realizada por el escritor francés Benoît Peeters y por el ilustrador belga François Schuiten, cuyo interés por la literatura, los libros y las bibliotecas puede verse en muchos de sus trabajos.

Peteers, nos relata historias inusuales que transcurren en un universo paralelo tremendamente cercano al nuestro, y fantásticamente ilustrado por Schuiten. En estas ciudades oscuras los avances científicos, que recuerdan al universo de Jules Verne, chocan con una estética modernista, en la que los dirigibles vuelan sobre edificios que podría haber diseñado el arquitecto, también belga, Victor Horta a principios del siglo XX.

En "Brüsel", la primera historia de la serie, podemos ver un archivo administrativo en el que, cuando el sistema informático falla, el último recurso es acudir al viejo archivo en papel, que se muestra caótico y desorganizado, y dónde es imposible encontrar nada. En "La frontera invisible", la última publicada, nos encontramos en esta ocasión frente a un gigantesco complejo cartográfico, en el que también los viejos mapas en papel se convierten en la única fuente fidedigna en un sistema en el que la informatización vuelve a crear el caos.

Pero la obra de esta serie que más puede llamar vuestra atención, ya sólo por el título, es "El archivista", que más que un cómic es un libro de texto donde las ilustraciones sirven para hacer una recapitulación sobre todo el universo de "Las ciudades oscuras". En ella, un archivista destinado a la sección de mitos y leyendas, es el encargado de comprobar la veracidad de la existencia de dichas ciudades, estudiando para ello la numerosa documentación existente, y que poco a poco inunda su pequeño despacho.

Todos estos álbumes, y las ilustraciones que contienen, nos muestran un universo en el que el libro, las bibliotecas y todo lo que esto conlleva, tienen un papel fundamental en una sociedad en la que la tecnología sin control lleva a la destrucción de la sociedad.

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La Ley de Archivos de la Comunidad Valenciana

Como ya adelantamos, el pasado 1 de junio se aprobó la Ley de Archivos de la Comunidad Valenciana (DOGV 16/06/2005). Como toda ley, su análisis puede dar lugar a múltiples lecturas según el punto de vista, así que permitidme dar dos visiones muy distintas de lo que implica la aprobación de esta Ley de Archivos: una visión formal y de interés público/general; y otra más personal, como posible opositora a archivos valencianos.

La importancia de los archivos

Largamente esperada por los archiveros, la Ley de Archivos de la Comunidad Valenciana pretende poner de manifiesto «la importancia que tienen los archivos valencianos, no sólo como un servicio muy importante del funcionamiento y de la eficacia de todas las organizaciones, especialmente de las administraciones públicas, sino como garantía de conservación del patrimonio documental valenciano y, por último, para preservar el derecho de acceso de las personas a los archivos«. Pero esta Ley (cuyo Proyecto de Ley fue publicado el 28 de diciembre de 2004, como si de una inocentada se tratara) nace con alarmantes carencias, como son el no contar con un presupuesto establecido, ni tener plazos para su aplicación.

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