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Etiqueta: Internet

Cómo acabar con la prensa de una vez por todas /y 2

En la encuesta Pew Research Center for the People & Press correspondiente al año pasado, el 40% de los estadounidenses identificaban la Red como su fuente primera de información respecto a noticias nacionales e internacionales, dejando un 37% a los medios de comunicación impresos. Esta encuesta constituye todo un hito puesto que se trata de la primera vez que Internet supera a los periódicos como fuente para mantenerse actualizado por parte de los ciudadanos y, aunque se trata de una encuesta local, no sería sorprendente que esto mismo comenzase a trasladarse también al resto de países desarrollados.

Sin embargo, las vías de las que disponen los medios para mantenerse en funcionamiento, es decir la publicidad, se antoja un tanto complicada dentro de la situación de crisis actual tanto dentro como fuera de la Red. Pero aportemos algunos datos, la inversión publicitaria en Internet en España todavía dista mucho de las cifras que se alcanzan en los medios de comunicación impresos. Así, según el estudio correspondiente al año 2008 de Infodaex, Internet había tenido un crecimiento interanual de 55,4% durante el 2007, llegando a alcanzar un volumen de inversión publicitaria de 482,4 millones de euros frente a los 310,4 millones del año 2006. El porcentaje que Internet supone sobre el total de la inversión en el año 2007 en Medios Convencionales es del 6,0%.

En contraste, los diarios alcanzaron durante 2007 un volumen de inversión publicitaria de 1.894,4 millones de euros, ocupando el segundo lugar de inversión por detrás de la televisión, representando el 23,7% del total de la inversión publicitaria recogida en los Medios Convencionales. La inversión publicitaria obtenida en 2007 está un 5,8% por encima de la cifra del año anterior, que fue de 1.790,5 millones. Tengo que aclarar que Julio Alonso, cabeza visible de la empresa Weblogs S.L., ha sido muy crítico con estas cifras, considerándolas distantes de la realidad por lo pequeño de las mismas. Recientemente publicaba un texto en el que cuestionaba la metodología y las fuentes utilizadas para la confección de la proyección, mientras que también realizaba una reflexión sobre las perspectivas de la publicidad en blogs y en medios sociales para el año que viene. En cualquier caso, la inversión publicitaria on-line hasta el primer semestre del año 2008 había crecido un 39’46% en comparación con el mismo periodo del año anterior situándose en los 307,24 millones de euros, mientras que en la prensa se estaba viviendo una caída de un 16% de la inversión situándose en 805’8. Es posible que se tratase simplemente de un indicador de que los tiempos están cambiando, que las empresas comienzan a volcarse a la Red, buscando a los jóvenes despegados de los medios tradicionales donde a buen seguro van a encontrase.

Desgraciadamente, a pesar de que los medios de comunicación pudiesen incrementar sus ingresos a través de la publicidad en Internet que, actualmente y a pesar de la crisis, crece dentro de unos ratios del 30%, mientras huye en desbandada de los medios tradicionales, la publicidad on-line a nivel mundial está gestionada en un 57% por Google y sus sistemas Doubleclic y Adsense. Es curioso que su más inmediato competidor, Yahoo! que estuvo a punto de firmar un acuerdo de colaboración con la compañía de Mountain View, disponga tan sólo de un 9’7% de la cuota de mercado, dejando según el estudio de la compañía Attributor, en evidencia que la situación de la publicidad en la Red se sitúa a todas luces en una posición dominante.

De este modo, los medios de comunicación se encuentran en una situación francamente incómoda. Por un lado, su razón de ser es la generación de contenidos para atraer lectores, bien sea a través de su cabecera o a través del tráfico que les dan los buscadores –En esto Google también es dueño y señor del mercado– , mientras que a la hora de rentabilizar los esfuerzos técnicos y humanos realizables a través de la publicidad, se encuentran con que Google se queda con una parte importante del pastel de los ingresos que podrían obtener por los mismos y que no pueden controlar de ninguna manera. Desde este punto de vista, Google se encontraría, con cierta razón, canibalizando el mercado de la información en la Web.

La entrevista que ha soliviantado, y de qué manera, los ánimos de los periodistas se la realizaban a Eric Schimdt en la revista Fortune en la que declaraba: «Somos capaces de proporcionar clicks a las páginas web de los diarios para que ellos las moneticen. Eso les proporciona algunos ingresos. El problema es que esos ingresos no son suficientes para compensar la pérdida de sus otros ingresos». Tal vez, la pérdida de sus otros ingresos se refiera a las redacciones en papel, a las de la televisión o radio, aunque para Schmidt los medios de comunicación tienen una función irreemplazable dentro de la sociedad: «La gente ama las noticias, las discute, las copia, las envía. Internet ha hecho las noticias más accesibles. El problema está en la publicidad y el coste mismo del periódico: imprimirlo, distribuirlo, etcétera. Y lo cierto es que el modelo de negocio se está estrechando».

Sin embargo, lo que está en peligro más allá de las empresas, es lo que representan, es decir, la pluralidad informativa, la posibilidad de contrastar informaciones y ofrecer puntos de vista completamente distintos y mucho más ricos ante un mismo suceso. Hay que incidir que la generación de información de calidad tal y como vienen desarrollando una buena parte de los medios de comunicación tradicionales es un proceso muy caro, pero que a todas luces se constituye como un proceso completamente necesario para el correcto desarrollo y evolución de las sociedades democráticas. Pero la solución de los medios ante esta crisis tampoco pasa por solicitar ayudas a los distintos gobiernos de una nación (Central o autonómico) porque simplemente aceptarían el abrazo del oso que acabaría completamente con su ya en entredicho independencia informativa.

Es posible que los periódicos en papel se mueran, que algunos queden como una vagatela del pasado, reminiscencias de un modelo comunicativo obsoleto en un mundo globalizado donde esperar 24 horas para estar informado se antoje inconcedible. Hasta ahora la esperanza se depositaba en la convergencia, la integración de las redacciones impresas y de internet, con mayores o menores traumas, o simplemente separadas, pero lo que está claro es que algo se mueve en el mundo del periodismo y se encamina hacia algo sismológico.

Hay periódicos digitales que son cerrados en detrimento de los impresos, cabeceras que cierran, periódicos gratuitos que clausuran delegaciones, grupos mediáticos que ajustan plantillas y costesperiodistas que se preparan para las movilizaciones -, profesionales que se declaran en huelga por los movimientos corporativos en época de crisis, publicaciones impresas que se transmutan a Internet, que se  coloque publicidad donde hasta ahora era un sacrilegio hacerlo o simplemente que se nos presente un annus horribilis para la prensa

En definitiva, ésta es la transición más complicada que van a realizar las empresas informativas impresas en toda su historia. Su modelo de negocio cae hacia la obsolescencia, sus márgenes se estrechan, no controlan el nuevo medio en el que se disponen a competir, la publicidad y sus ingresos los dominan otros actores, la información que se genera es ingente, dispersa, contrastarla se realiza en pocos segundos, sus lectores se pueden organizar para desacreditar cualquier error, los deslices informativos quedan en mayor evidencia, cualquiera puede ser periodista, las audiencias están más fragmentadas, los pasos que se dan dentro de la Web son inseguros, el valor de una Web lo dan otros y no sólo el dinero, el terreno es completamente desconocido e inhóspito… pero el periodismo no desaparecerá y por lo tanto los medios de comunicación tampoco lo harán, aunque el camino hasta vislumbrar la luz al final del túnel va a ser muy duro para todos.

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Cómo acabar con la prensa de una vez por todas /1

Los medios de comunicación impresos están encarándose hacia su futuro, un presente que será digital o simplemente ya no será. Es posible que los medios ya hayan visto pasar su oportunidad de reconvertirse, de dar un golpe en la mesa, de erigirse como uno de los pilares fundamentales del ecosistema de la información en la Web y desde ahí desarrollar un nuevo modelo de negocio viable para ellos. Es posible que ya sea demasiado tarde.

Los tradicionales periódicos vienen sufriendo el desafío de la Web prácticamente desde que se lanzaron a volcar sus contenidos en ella a mediados de los años 90. En un principio, lo hicieron bajo el convencimiento que debían tener presencia dentro de ella como medio de comunicación del futuro, defendiendo sus cabeceras (marca) dentro de ella, pero lo hicieron con cierto temor y recelo.

En primer lugar, porque no supieron bien qué hacer dentro de ella, dónde buscar sus audiencias, cómo establecer su viabilidad económica para el ingente esfuerzo que exigía la edición de un diario, sin embargo esta primera etapa de toma de contacto acabó tras el estallido de la Burbuja Tecnológica, los ingresos publicitarios cayeron, sólo las audiencias ya no eran suficientes para mantener un proyecto en la Red y el modelo del «todo gratis» fue cuestionado. Simplemente, los medios trataron de volver sobre sus pasos, defendiendo su producto sobre el papel y sobre la Red. De este modo, ante el volcado total de los contenidos publicados, los medios de prensa trataron de buscar nuevas vías de financiación pasando al modelo de pago con todos los contenidos cerrados o el modelo mixto con una serie de contenidos en abierto, mientras que la información que se publicaba en la página web que era editada en papel era de pago.

El modelo de pago, defendido por una de las mayores cabeceras del país, fue terriblemente contestado y considerado como un error desde un principio. Los defensores de este modelo poco pudieron hacer cuando la evidencia de que se estaba perdiendo audiencia e influencia dentro de la Web en detrimento de la competencia que se afianzaban y crecían, el resultado fue una vuelta a los contenidos en abierto para tratar de recuperar el terreno perdido.

Pero mientras los medios de comunicación trataban de encontrar un modelo de negocio viable dentro de la Web, ésta comenzaba a moverse tras el primer fiasco de su historia a principios del siglo XX. Frente al descrédito de los medios de comunicación que se consideraba que flirteaban más con el poder y las empresas que escuchar y transmitir los verdaderos intereses ciudadanos, estos comenzaron a desarrollar sus propias plataformas de publicación. El Periodismo 3.0 o el Periodismo Ciudadano se cimentó sobre los blogs y los wikis y aunque a lo largo del tiempo se ha venido a demostrar que los medios de comunicación son en cierta manera irreemplazables a la hora de producir informaciones, de aquel movimiento, se heredaron dos conceptos fundamentales: The Long Tail (La larga cola) y las nanoaudiencias.

Aunque intrínsecamente entrelazados, la teoría de la Larga Cola consideraba que cualquier producto podría encontrar su nicho de mercado gracias a las posibilidades de acceso a la distribución del mismo que Internet brindaba. Si el producto es informativo, mucho más como los medios refrendaron al comenzar a abrir sus archivos y buscar ese efecto de Larga Cola sobre su patrimonio documental, y sobre estos cimientos nacieron los nanomedios, diferenciándose del periodismo digital y encontrando sus apasionados redactores (y lectores) en el incipiente movimiento de la Blogosfera y la Web 2.0.

De esta forma, las grandes estructuras anquilosadas de los medios de comunicación se encontraron con infinidad de pequeños medios específicos y muy concretos, de una apertura hacia los lectores que no habían sabido prever antes. Si en la Blogosfera se defendía que «El lector sabe más que tú», los medios de comunicación tuvieron que saber adaptarse a los usos sociales que la misma estaba estableciendo. La posibilidad de enriquecer una noticia mediante comentarios, obtener tráfico mediante el filtrado social, la recepción de críticas a través de blogs especializados y/o profesionales, la consolidación de audiencias propias mediante la creación de comunidades de blogs para los lectores o específicos, la integración de otras herramientas como Twitter, el paso desde el medio de comunicación impreso hasta el medio de comunicación audiovisual dentro de la Web… son herencia de lo que se denominó Web 2.0 y sus  desarrollos tecnológicos para una audiencia cada vez más acostumbrada a la participación, mucho más abierta y que desea sentir que un producto informativo es más suyo que de la editorial que lo publica.

Sin embargo, no podemos olvidar el ecosistema de la información y cómo funciona la Web. Hemos señalado en anteriores ocasiones que la competencia es pura y perfecta en la Web, es decir, el gesto hasta desplazarse a la competencia se encuentra a tan sólo un clic y, ante esto, los medios de comunicación poco pueden hacer. Un ejemplo de esto es la sección Google News, donde el metabuscador junta las noticias que publican 700 medios hispanos en la Web. Obviamente, éstas ya no se diferencian las unas de las otras y que una aparezca la primera sobre el resto depende en buena forma del frío algoritmo de la compañía de las letras de colores. Es cierto que Google News distribuye el tráfico hacia los medios de comunicación, pero también les señala indefectiblemente que deben diferenciar sus productos, porque de lo contrario están perdidos.

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Otra vez, la Larga Cola (Long Tail) cuestionada

Chris Anderson, editor de la revista Wired, proponía en su libro La economía Long Tail un nuevo modelo económico según el cual gracias a la Web y a las nuevas tecnologías la distribución comercial se estaba alargando, pudiendo ser representada en un gráfico denominado la Larga Cola, fundamentado sobre la accesibilidad por distintos puntos a un catálogo comercial y a la recomendación de productos por los gustos del cliente. De esta manera, la Red y las nuevas tecnologías desarrolladas a partir de ella fomentaban y catalizaban la creación de nichos de mercado específicos, además del mainstream, de tal manera que cualquier producto, fuese el que fuese, encontraría su comprador dentro del universo de la Web.

Hay que señalar que no es la primera vez que esta teoría trata de ser rebatida, puesto que al comienzo de su difusión y planteamiento ya recibió algunos reproches, sin embargo es una de las primeras en la que se ofrecen datos en su intento de ser discutida. The Times y The Registrer recogían el estudio de Will Page y Andrew Bud en el que analizan el número de ventas por canciones y álbumes de la música digital durante el año 2007 y concluyen que de 10 millones sobre un total de 13 millones no encontraron comprador, que 52.000 de estas canciones obtuvieron el 80% de las ventas, mientras que de 1,23 millones de álbumes disponibles tan sólo se vendieron 173.000. Hay que indicar que la crítica proviene de una institución MCPS-PRS Alliance (Mechanical Copyright Protection Society and the Performing Right Society) dedicada a la defensa de los derechos de autor, por lo que obviamente dispondrá de sus retractores.

En cualquier caso, para los autores del estudio, los datos les conducen a reconsiderar toda la teoría y centrarse en la revisión de los viejos modelos ya establecidos, principalmente en el teorizado por Robert Goodell Brown en 1956 sobre la distribución de las ventas (Statistical Forecasting For Inventory Control), y ante ellos tratan de remarcar que al final: Los nuevos teóricos se encontrarán con las viejas reglas.

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¿Será el 2009 el año que nos rebelamos contra Google?

Nos disponemos a cerrar el año 2008, confiando que el venidero no sea tan mal año como algunos agoreros aseguran debido a la crisis económica. En la Red, a pesar de las buenas intenciones de algunos, los apretones y los ajustes presupuestarios están ya al orden del día. Aquellos proyectos a los que se les asignaba un valor, descubrirán que en realidad valen la mitad, simplemente porque a día de hoy el panorama es completamente distinto al que nos habíamos acostumbrado en estos últimos cuatro. Es curioso el argumentario que se ofrece para el ajuste a la baja de innumerables proyectos, sea tan similar al del crack de la Burbuja.com de principios de siglo, que fue y es: «No te puedes centrar en generar tráfico tan sólo, también tienes que desarrollar un proyecto económico viable».

Sin embargo, a diferencia del año 2000, la situación es bien distinta, con una crisis económica estructural, atacando a todos los sectores económicos sin distinción, contrayendo el consumo y afectando directamente al crecimiento económico de casi todos los países. Si bien, en aquella ocasión, se resumió la crisis tecnológica en que las prisas por ser los primeros en posicionarse dentro de un nuevo mercado, las malas gestiones y la mala previsión fue lo que derivó en aquel pinchazo bursátil y tecnológico, en esta ocasión, durante 2009, el chivo expiatorio va a ser otro: Google.

La economía en la Web, la generación de valor, ha cambiado completamente. Si en 2000 Google era un buscador entre el amplio abanico que se nos ofrecía en la Red, actualmente su cuota de mercado en campo de las búsquedas ha barrido completamente a su competencia. Por otro lado, Google ha sido capaz de desarrollar un modelo de negocio estableciendo todo un ecosistema económico para sí y para el resto de la Web mediante su sistema publicitario: Adwords para los anunciantes y Adsense para los editores. De este modo, Google ha desarrollado su principal fuente de ingresos a través de la publicidad en la Web y su gestión, pero a la vez ha alimentado al resto de webs ofreciéndoles participar de su tarta con una porción de la misma, aunque las webs nunca han sido conscientes qué porción era para Google y cual era el tamaño que les correspondía.

Sin embargo, durante 2008, la situación ha ido evolucionando. La imagen de Google y sus acciones están siendo son cada vez más contestadas y discutidas, llegando a enfrentarse con toda una industria. No nos referimos tan sólo a las suspicacias que levantan las actividades del buscador sobre la privacidad en sus usuarios, sino que se está yendo un paso más allá. De este modo, por un lado, tenemos a los pequeños editores, aquellos que contemplaron a Adsense como un sistema práctico y cómodo para rentabilizar sus esfuerzos a la hora de actualizar sus webs, pero que ahora contemplan con preocupación y frustación cómo los ingresos se ajustan cada vez más a su tráfico, descendiendo en algunos casos, mientras que en otros son baneados sin explicación ni razones suficientes, lo que les está conduciendo a plantearse otras alternativas publicitarias como el patrocinio. Es interesante señalar que los números sobre el dominio de Google en la publicidad dentro de las pequeñas webs son demoledores y, según la compañía Attributor, éste alcanzaría el 98% de las webs que actualmente disponen de algún tipo de publicidad.

Pero no sólo los editores están preocupados por el cambio en la tendencia de Google, desde el lado de los anunciantes, los que alimentan al buscador, las cosas tampoco se encuentran mejor. La crisis ha tocado al gigante de Mountain View y, necesitado de ingresos, ha aplicado una serie de políticas que se han considerado penalizadoras respecto a los usuarios de Adwords. Se ha llegado a un extremo que los anunciantes consideran que estas nuevas políticas están diseñadas para aumentar su gasto en publicidad, a pesar de que el retorno que preven respecto a esta nueva política del buscador va en contra de sus intereses con un tráfico de peor calidad. La situación ha generado tal malestar que se ha llegado al extremo de que los SEM, responsables de ajustar las campañas publicitarias en la Web, se han planteado un boicot a Google y aunque se contempla con cierto excepticismo desde el gremio sobre su éxito, lo cierto es que plantear una protesta contra el gigante es sintomático de que algo está cambiando.

Pero hay más, Google controla actualmente el 57% del mercado mundial de la publicidad en la Web y los grandes productores de información -Esto es editores y medios de comunicación- están acusando a la compañía californiana de canibalizar el ecosistema de la información dentro de ella. Según sus argumentos, por un lado, les provee de tráfico, mediante su buscador y su servicio de Google News, mientras que por otro les propone la gestión publicitaria a través de Adsense y Ad Manager, con estas dos premisas los grandes grupos multimedia consideran que el margen de ingresos publicitarios es tan ajustado que va en detrimento de sus intereses. Tanto es así que en Francia, pero no hay que olvidar Bélgica, los ánimos están tan revueltos que el responsable de Google News, Josh Cohen, tuvo que desplazarse hasta el país europeo para tratar de calmar los ánimos. Sin embargo, a corto plazo, es bastante probable que las aguas se embravezcan mientras la crisis económica se va endureciendo.

Para tratar de mejorar la situación, la discográfica Warner ha decidido retirar todos los vídeos de sus artistas desde el portal multimedia YouTube (Propiedad de Google). La razón principal para su abandono de esta Web es que el modelo de publicidad incrustrada dentro los vídeos aparentemente no funciona y los ingresos que la discográfica recibía de YouTube son considerados insuficientes e insostenibles a largo plazo para desarrollar un modelo empresarial viable. Además, tras este anuncio, se cree que el resto de discográficas secundarán la decisión de la Warner lo que podría inducir tanto a discográficas como a artistas y televisiones a comenzar a retirar contenidos, lo que dejaría a YouTube sin una parte importante de sus contenidos.

Como se puede comprobar, la situación en estos dos últimos meses de 2008 se ha complicado tremendamente para la multinacional de Mountain View, con innumerables frentes, que no parecen tener camino a solucionarse en un corto plazo. Aún habrá que esperar un poco para comprobar si la crisis sigue ampliándose o se mantiene estable, pero no cabe duda que nos adentramos a una nueva etapa en la que posición de Google va a ser cada vez más contestada y su imagen cada vez más en entredicho, ¿será el 2009 cuando cambiemos la visión que tenemos de Google?

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El libro ante la cultura de lo audiovisual

A raíz del artículo publicado hoy en el diario El País, El videojuego es parte de mi escuela, os dejo un texto de Vicente Verdú que es bastante probable que encontréis interesante relacionado con la lectura y la cultura de lo audiovisual.

Hace relativamente poco los educadores más finos, ajenos al fenómeno audiovisual, continuaban diciendo que con «cultura» se podía ir a todas partes, pero sinceramente su cultura procedía casi en exclusiva de los libros. Según su parecer, había tantos libros por leer y tanta ciencia escrita que dentro de las bibliotecas se encerraba todo, y las librerías, como sucursales del templo, eran sagradas; los libreros, pequeños sacerdotes, y los escritores, profetas. Esa fue nuestra fe. La cultura culta reproducía los caracteres de la devoción, el sacrificio, la tenacidad, la meditación, el éxtasis tal como se demostró en el fervoroso centenraio del Quijote, reproducción fidedigna de un Año Santo donde mediante el texto se alcanzaba el jubileo.

Nuestros antepasados más egregios lo fueron gracias a los libros y nosotros crecimos desde la página impresa y con la página impresa. ¿La radio? ¿La televisión? ¿La fotografía? ¿El cine, incluso? Estos medios (hoy llamados «de comunicación» más que de cultura) constituían elementos del entretenimiento, no fuentes del saber, en sentido estricto. El saber -una vez más- se hallaba guardado en los libros y aspirar a más significaba servirse más de ellos, fuera en un convento o en una prisión, en una buhardilla o bajo un almendro.

En el contexto del anterior capitalismo de producción (con ahorro, aplazamientos, acumulación de capital, represión sexual) la lectura era esencial; servía para creerse rico sin gastar, viajero sin tomar el tren, adúltero sin escándalo social, hombre de letras como sinónimo de sabio, Pero ahora ese expediente ha terminado y no, obviamente, para perdición de la humanidad.

Antes la lectura lo enseñaba y lo curaba todo, nos engrandecía moralmente, nos humanizaba, nos abrillantaba y terminaba conduciéndonos, incluso, a la Revolución. La lectura fue para nosotros, los lectores de toda la vida, como el bálsamo de Fierabrás. La humanidad mejora, según la antigua ortodoxia educadora todavía en nómina, si lee. En ocasiones se mostró tolerancia hacia los que veían una televisión (documentales, telediarios, series históricas, debates), pero ¿cómo comparar cualquiera de esos pasati8empos con la incandescencia de las líneas de un libro?

El libro en la leyenda ilustrada es el viaje interior, la reflexión, la conciencia de sí, lo insigne, la libertad, la rebelión. Todo ello sin distinguir, frecuentemente, si se trata de un buen libro o no y por lo general refiriéndose a la novela sobre la que no han podido recaer mayores regalías.

A la población de un país se la tiene por ignorante si su mitad no lee ni un solo libro al año. Pero ¿cómo sostener esta simpleza en el complejísimo estadio audiovisual? Sólo los ciegos y los sordos culturales podrían hacerlo. En este supuesto, la fata de visión se junta con las pocas ganas de escuchar. De esta manera, el videojuego, por ejemplo, no importa cómo sea, siempre empobrece, pero el libro, no importa cómo sea, enriquece. Este simplismo que detesta lo que no conoce se cree, obviamente, representante de la cultura superior. Pero efectivamente no sabe. Quienes no hemos practicado con los videojuegos hemos supuesto que su dificultad residía en la rapidez de manipulación y la coordinación entre la vista y el moviviemnto de las manos. La verdad, sin embargo, para la mayor parte de los videojuegos, es que su interés y complejidad se encuentran en el desciframiento de las reglas, que van aprendiéndose a lo largo del proceso.

Leer un libro es siempre seguir una historia prefigurada mientras que el videojuego imita fielmente el avatar de la vida, con secuencias que se crean y conforman a partir de la acción del jugador. Por comparación al viedojuego, que requiere acción constante, el libro se presenta ante los nuevos consumidores jóvenes como un ocio demasiado pasivo y sumiso.

Con el videojuego son protagonistas de la intriga, del enredo, mientras que con el libro se sienten sólo contempladores de lo que vaya pasando. Indudablemente el libro posee ventajas superiores en cuanto potenciación de la imaginación y creación de universos interiores, contribuye a desarrollar la concentración y es, sin duda, el mejor medio para la transmisión de determinadas informaciones. Pero todas estas cualidades son, probablemente, las que inducen a rehuirlo en la cultura más veloz del consumo y las que, al cabo, sustituidas por las características del videojuego, están creando otra mentailidad y otras destrezas. Diferentes habilidades, en suma, para percibir y elaborar decisiones sobre una realidad diferente.

Los jóvenes descifran mejor la heterogeneidad de las grandes ciudades modernas, son menos capaces de leer un libro intrincado pero más raudos y perspicaces en la interpretación de superficies promiscuas, físicas y virtuales, o ambas a la vez. Los chicos, en fin, tal y como ha evolucionado el mundo, no pierden el tiempo en los videojuegos: ganan y pierden a la ver para acomodarse a la cultura que les corresponde.

VERDÚ, Vicente. Yo y tú, objetos de lujo. El personismo: La primera revolución cultural del siglo XXI. Barcelona: Debolsillo, 2007. Pág. 29-31

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Googlelizados, 10 años del nacimiento de una revolución /y 3

A partir de mediados de 2006, Google apuesta decididamente en seguir ampliando sus fuentes de información y reforzando su modelo de negocio. El buscador prosigue en su barrera ascendente en la ampliación en las cuota de mercado de los buscadores, mientras que se va fijando otros objetivos en su consecución de “poder organizar la toda la información del mundo y hacerla accesible”. Así, lanza Google Video (2006) con el objetivo primero de permitir la localización de vídeos de distintas temáticas y después permitir que sus usuarios puedan subir sus materiales audiovisuales y puedan compartirlos. En esta ocasión, Google fracasa en su intento de instalar su pica en la Web 2.0, compitiendo con un servicio mucho más popular y atractivo que el suyo, aunque al final acabaría tirando de chequera y adquiriría YouTube, la considerada televisión del siglo XXI.

Por otro lado, apoyándose en su mayor, y más exitosa, fuente de ingresos el programa de referidos de Adsense, el cual constituye el 90% de sus ingresos, Google se dispone a reforzar su batalla contra el gigante de la informática hasta ese momento: Microsoft. El gigante de Redmond no había encontrado un rival tan admirable hasta la fecha, de hecho aquellos que habían tratado hacerle frente habían sucumbido ante sus agresivas políticas comerciales y su control absoluto sobre el mercado del PC de sobremesa.

El ejemplo paradigmático en la Red lo constituye Netscape, lanzadora del Netscape Navigator el primer navegador gráfico para Internet y predecesora de Mozilla Firefox, no pudo hacer frente a la política de Microsoft cuando ésta decidió regalar su navegador, Internet Explorer, frente a la comercialización que hacía Netscape del suyo.

Debemos señalar que Google no disponía de ningún control sobre la forma que sus usuarios acceden a la Web hasta hace bien poco. Sin embargo, era plenamente consciente de que esto era su principal debilidad. De hecho, se dispuso a rebajar este poder omnipresente de Redmond en los Pcs de los internautas de todo el mundo financiado proyecto alternativos. En un primer momento, apoyando económicamente a la Fundación Mozilla para que siguiese con el desarrollo de Firefox frente al Explorer que se quedó atascado durante cinco años sin ninguna mejora y, después, lanzado Chrome su propio navegador web que puede facilitarle su posición en un futuro. De este modo, nos queda claro que Google no parece dispuesta a que Microsoft se disponga a entrar en una guerra abierta contra ella disponiendo de toda la baraja y antes de que los de Redmond se decanten por una estrategia web nueva, en Mountain View ya miran hacia el futuro.

Un futuro que pasa, primero, por el desarrollo de un sistema operativo para dispositivos móviles completamente nuevo: Android. En un mundo, donde la ubicuidad y el acceso a Internet se realizará en cualquier momento y cualquier lugar, Google no parece proclive a dejar en manos de su competencia el nuevo acceso a la Red. Android, un tanto vapuleado tras su comercialización sobre todo en comparación al iPhone de Apple, constituye las esperanzas de un futuro prometedor y lleno de posibilidades, y Google también se encuentra posicionado en el control de esta infraestructura mediante su concurso en licencias de acceso WiFi en Estados Unidos.

Pero el control sobre los contenidos van más allá y Google parece de alguna manera querer posicionarse en todo aquello que pueda ser provechoso en un futuro. Así, por ejemplo, quiso enfrentarse a la Wikipedia con el desarrollo de Knol, otra enciclopedia participativa, pero que al contrario que la primera sí que retribuía a sus editores. Se dispone a ofrecer servicios avanzados a la Pymes mediante la creación de Google Sites (2008) dentro de los cuales las organizaciones dispondrán de sus pequeñas intranets, pero con servicios que bien pueden sobrepasar sus necesidades. Aunque es cierto que toda esta inmensa actividad, está comenzando a levantar muchas suspicacias. Sobremanera tras la adquisición de Doubleclic, una compañía de publicidad on-line, que complementaba perfectamente su programa de publicidad contextual Adsense y que, según algunos, supone un riesgo para el futuro del desarrollo de la actividad publicitaria en la Web. Asimismo, Google también se ha dispuesto a desarrollar herramientas gratuitas para la gestión de la publicidad dentro de los sitios web que no tiene que ser necesariamente gestionada por él (Google Ad Manager), aunque sin embargo puede aportarle datos e información sobre la actividad de sus usuarios, lo que no ha acabado de gustar.

Y qué decir del acuerdo de Yahoo-Microsoft-Google nunca cerrado y convertido en un auténtico culebrón. Tal vez la última oportunidad de la que dispone Microsoft de recuperar el terreno perdido en la Red, comprando e integrando Yahoo!, y la única amenaza que dispone Google a medio plazo de que su reinado en el medio de comunicación por excelencia del siglo XXI se vea amenazado. El cortejo de ambas para que Yahoo se aliase con una u otra ha dejado a este buscador un tanto desamparado en la situación económica actual, sin embargo suceda lo que suceda con Yahoo!, no cabe duda de que el futuro es de Google y nadie parece que esté en condiciones de hacer frente a su rodillo.

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Googlelizados, 10 años del nacimiento de una revolución /2

Uno de los mayores problemas para una empresa que fundamenta su negocio en un buscador es tratar de lidiar su principal función, mostrar resultados relevantes, con sus ingresos, resultados derivados de la publicidad. La compañía de Mountain View siempre fue consciente de que si mezclaba los resultados pagados con los resultados que su algoritmo ofrecía, los usuarios comenzarían a buscar fuentes alternativas de consulta, por lo que su decisión fue no mezclar lo uno con lo otro.

Conscientes de que la compañía necesitaba encontrar una viabilidad económica para su expansión, en el año 2000, lanzaría Google Adwords, un sistema publicitario que coloca enlaces pagados según un sistema de puja de determinadas palabras clave dentro de la página de resultados, pero diferenciando claramente lo que son los resultados de la publicidad de forma clara y concisa. De esta forma, Google evitaba «contaminar» sus resultados con spam «autogestionado», mientras mantenía su reputación como un buscador que ofrecía los enlaces más relevantes frente a una ecuación de búsqueda determinada.

Hasta el año 2003, Google intentó generar un modelo de negocio viable mediante su sistema Adwords que a principios de 2002 realizaría mejoras a través la implantación del coste por clic (CPC) – En el modelo de CPC, el anunciante no paga en función de audiencia que ve un anuncio, sino en función del usuario que responde al anuncio, realizando un clic y manifestando así su interés en visitar la web del anunciante para saber más -. Sin embargo, no fue hasta 2003 cuando Google dio un salto en sus políticas publicitarias con el lanzamiento de Google Adsense que permitía a cualquier editor acceder a la red de anunciantes de Google mediante la inserción de un simple código en sus páginas web.

Es bastante significativo que hasta 2003, Google trató únicamente de lanzar buscadores paralelos a su buscador principal. De esta manera, Google lanzaría Google Images (2001), Google News y Froogle (Un buscador específico para productos de consumo en venta en la Web y rebautizado como Google Product Search) en 2002. Como se puede observar, todos ellos trataban de ser hubs, distribuidores de tráfico web, aunque pronto los responsables del buscador se percataron que para mejorar sus ingresos, donde había que trabajar y lanzar nuevos productos era en los servicios y en los contenidos propios. En esta dirección, en 2003 se lanzaría Google Print (2003) que evolucionaría hasta convertirse en un proyecto de digitalización de libros que traería no pocos quebraderos de cabeza a la compañía y se rebautizaría como Google Books; se adquiriría Blogger (2003) el gestor de blogs más popular del momento, Orkut (2004) una red social que es bastante popular en la comunidad brasileña aunque en el resto de países se ha visto desplazada por otras; y, la verdadera revolución, se lanzaría Gmail (2004) que adentraba al buscador en terrenos que desconocía y daba un completo golpe de efecto en la gestión de correos gratuitos enfrentándose a dos gigantes: Hotmail y Yahoo.

Aunque Google ha sido contemplado como un Gran Hermano del siglo XXI desde sus inicios,sobretodo por la caducidad de sus Cookies,  el lanzamiento de Gmail desató una grave polémica que comenzaría a socavar la imagen que se tenía de la compañía hasta ese momento, puesto Google deseaba rentabilizarlo incluyendo publicidad contextual Adsense. Para ello, el sistema necesariamente debía leer los mensajes de correo electrónico, lo que fue interpretado por muchos como una violación de la privacidad de sus usuarios. Ante esto Google arguyó que el sistema estaba completamente automatizado, por lo que nadie vería violentada su privacidad por la utilización del servicio de correo electrónico gratuito.

Gmail fue la punta de lanza de lo que devendría después puesto que, a partir de entonces, Google concentra sus esfuerzos en la generación de fuentes de información Google Maps (2005), compra de Writely (2006) un procesador de textos on-line que evolucionaría en Google Docs, Google Calendar (2006); así como la recogida de información por sus usuarios y personalización de servicios, Historial Web, Google Analytics, iGoogle o Google Bookmarks (2005), Google Reader (2005). Aunque también lanzaba buscadores mucho más específicos, como Google Blogsearch en clara competición con Technorati el referente entonces como buscador de la blogosfera, Google Patents o Google Finance (2006).

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