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Etiqueta: Web 2.0

Copiar en la Wikipedia

Cuando Milagros Pérez Oliva fue nombrada Defensora del Lector del diario El País, recuerdo que escribió un texto en el que describía la difícil y delicada tarea que le sobrevenía. Consciente de ello y durante el año que lleva en su puesto, Pérez Oliva no se ha amedrentado a la hora de llevar adelante los temas que ha considerado pertinentes, a pesar de ser en muchos casos muy peliagudos, y que hacían que yo, todavía en esta era tan digital, abriese el periódico de papel los domingos encaminado directamente hacia su sección de análisis. Condenados a permanecer en la Red, Las incertidumbres de la prensa escrita, Falsedades, inventos y refritos en la aldea global, Periodismo de calidad en tiempos de crisis o Comentarios muy poco edificantes son todos ellos textos valientes que no eluden el debate y que tratan de explicar las cosas tal y como son, como suceden. Recuerdo que los leí con avidez y asombro, pero la valentía y el arrojo son armas de doble filo.

Avances médicos con intereses ocultos encendió, dentro del periódico, el debate sobre la continuidad de Milagros Pérez en su puesto porque en él cuestionaba el buenhacer de una compañera. Finalmente, y debido al conflicto desatado, parece que se evitará afear la trayectoria de la periodista no renovándola durante este año, algo que particularmente me apena.

A pesar de las incertidumbres, Pérez Oliva ha proseguido su tarea y sin miedo se ha atrevido a preguntar a un columnista si había copiado, o fusilado como se utiliza en el argot periodístico, un texto de la Wikipedia. Historias de plagios y autoplagios nos describe la tarea de escrutinio de la Defensora del Lector realizando sus averiguaciones y paseando de nuevo por el filo de la navaja. Hay que tener presente que los autores también poseen su orgullo y la duda de haber copiado directamente de una fuente como la Wikipedia sería para mi, si yo fuese columnista, como un insulto.

La necrológica del teólogo Edward Schillebeeckx firmada por Juan José Tamayo levantó las suspicacias de los lectores que consideraron que merecían algo mejor que un simple copiador. Ante la confusión inicial, las indagaciones de la Defensora concluyeron que no había sido Tamayo el plagiador, sino un editor de la Wikipedia que había realizado el Copia&Pega del diario a la enciclopedia online. La Defensora no realizó una crítica hacia el sistema de edición de la Wikipedia, por ejemplo ¿dónde queda el copyright de Tamayo?, aunque puede que haya provocado el sonrojo de los Bibliotecarios de la misma que han procedido a deshacer el plagio como se puede comprobar en la modificación del 7 de febrero de 2010 en el historial de la entrada.

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El email pierde su sitio

Recientemente recibí una consulta desde Argentina mediante de forma simultánea y, pretendidamente, dos vías. Una de ellas era bastante tradicional, mediante correo electrónico, dirección virtual que se puede hallar fácilmente en este sitio web; mientras que la otra era mediante un mensaje en Facebook (Mensaje que también se recibe en la dirección de correo definida por el usuario cuando se da de alta). Al igual que Facebook, Twitter también dispone de su propio sistema de mensajería privada denominado Direct Messages que además de enviar un mensaje de forma privada, hace llegar un correo electrónico de un usuario a otro, y que dentro de los distintos interfaces de uso de esta herramienta -Ya se trate a través de la Web o mediante una de sus múltiples herramientas- inciden en este sistema de mensajería dual.

A pesar de ser configurable, si alguien escribe en el “Muro” de tu perfil de Facebook -digamos que este “Muro” es una especie de tablón de anuncios personal- el usuario también recibe un correo electrónico a la dirección que utilizó al darse de alta en el servicio y si alguien comenta un estado de un amigo que te gustó o que comentaste, también se recibe un correo electrónico abarrotando lentamente los buzones de los usuarios, por lo que en unas horas puedes tener de 20 correos electrónicos sin revisar y que solicitan tu atención. Sin embargo, en este caso, hay un “pero” y es que se pierde el contexto de los mensajes por lo que el hecho de recibir ese email te obliga a visitar la página web de la Red Social para poder contestar en condiciones.

Pero, de hecho, me he percatado que tengo personas agregadas, antiguos compañeros de estudios, gente que conozco -“amigos de amigos” podría considerarse- de los que desconozco una dirección de email y si tuviese que ponerme en contacto con ellos, el sistema que utilizaría sería uno de los dos descritos anteriormente. O bien Twitter (porque sé que son ellos) o bien Facebook, a pesar de que esta segunda opción sería la más confiable puesto que la gente es más proclive a ser identificada sin lugar a dudas dentro de la Red Social ya que es, en apariencia, un entorno más cerrada y privado.

Lo que no me cabe duda es que, lentamente, mientras nuestros hábitos comunicativos cambian, estas nuevas plataformas de la Web Social se posicionan para quedarse; poco a poco, utilizamos cada vez menos el correo electrónico para mantenernos en contacto con nuestros conocidos. Nuestras cuentas de email personal se van convirtiendo en simples vertederos donde recibimos las típicas cartas cadena, las presentaciones ruidosas que a duras penas se nos ocurre abrirlas en el trabajo, boletines que apenas abrimos por ser prácticamente imposible consultarlo todo o las actualizaciones de estado de Facebook, comentarios que recibimos en nuestros blogs, nuevos followers en Twitter… Cuentas de correo que no llegarán a desaparecer, siempre existirá la necesidad de enviar Currículums Vitae, documentos escaneados a cualquier administración, alguna carta desesperada para tratar de arreglar una situación incierta, pero que lentamente se irán perdiendo como un mero cajón de sastre a los que ya no extraeremos todo su anterior potencial.

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Las redes sociales profesionales en Internet

La norteamericana Facebook o la hispana Tuenti son dos de los grandes servicios de Redes Sociales (SRS) en Internet que se disputan la primacía del mercado español. Estas webs, al contrario de las comunidades virtuales casi inherentes a Internet, se centran sobre el individuo y sus conocidos para describir sus círculos de interés y fijar su capital social. Así, dentro de ellas, entre otras funcionalidades, los usuarios pueden listar sus contactos y mostrarlos al resto, facilitando la creación de nuevos vínculos y la comunicación entre ellos.

El potencial de este tipo de servicios es evidente, por ello, han surgido nuevos SRS que se centran en otros nichos de mercado específicos, entre ellos, el empresarial y el profesional. Éste es el caso de sitios web como Xing, LinkedIn o Viadeo que despliegan sus servicios enfocados hacia este mercado. Ante todo, debemos señalar que la visión de estos SRS se enfoca hacia las organizaciones constituidas por personas y que son éstas las que poseen realmente del capital social de las mismas.

Más allá de las modas que, de tanto en tanto, embaten la Web, la utilidad y las posibilidades de estos servicios aumentan con el tiempo a la vez que lo hace su popularidad, por lo que en un futuro no tan lejano serán claves tanto en tareas de selección de personal como en la búsqueda de acuerdos de colaboración entre organizaciones. Pero, ¿cuáles son los principales objetivos de este tipo de servicios?

A grandes rasgos, para que la utilización de este tipo de SRS sea efectiva, el usuario debe completar su curriculum vitae. Debemos tener presente que la mayoría de estos SRS establecen redes a través de instituciones y empresas por defecto, por lo que rellenar un currículum con los distintos lugares donde se ha trabajado o estudiado puede sernos de utilidad a la hora de conocer tanto a profesionales que se encuentran en otra sede de la organización como incluso ex-trabajadores de la misma que nos puedan ser de utilidad en un futuro.

Una de las principales metas a conseguir en la utilización de estos servicios es la creación de una identidad digital como profesionales, dándonos a conocer entre nuestros colegas. Por ello, la agregación de vínculos, es decir, identificar a otros usuarios como conocidos; supone otro de los aspectos importantes en la utilización de estos servicios. El establecimiento de vínculos entre nuestros conocidos nos posibilita el acceso a su red de contactos profesionales, de tal forma que si llegado el momento quisiéramos ponernos en contacto con otro colega que no conocemos, podemos buscarlo entre las redes de nuestros contactos para comprobar si alguno de nuestros conocidos lo tiene dentro de su red para de esta forma ser presentado.

Por otro lado, debemos ser conscientes de que éstas son las funcionalidades básicas que todo SRS dispone, sin embargo, al contrario de lo que sucede en los SRS enfocados hacia el ocio, estos servicios disponen de cuentas gratuitas frente a otras de pago. Las restricciones de las cuentas gratuitas pasan por la limitación del número de contactos a agregar, la profundidad en la búsqueda de las redes sociales de nuestros contactos u otras funcionalidades disponibles en este tipo de servicios como, por ejemplo, la descripción de los proyectos que el usuario lleva en marcha, su inclusión dentro de grupos de interés específicos, la difusión de información como los eventos a los que se piensa asistir, etc.

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Egocentricidades

Ego en la Web

Voy a pediros que perdonéis a este, antaño, amante de los rankings blogosféricos y que pueda realizar una divagación, porque no puede alcanzar la disertación, sobre ese afán por colocarse en los primeros puestos de cualquier cosa por parte de los heavy-users de cualquier servicio de Internet. Porque si bien en la Web, mal que nos pese, todo es medible y cuantificable, aquello que, hasta cierto momento no lo era, tiende a convertirse en cuantificable para la creación de una comparativa entre el resto de iguales para que lentamente dejen de serlo tanto obedeciendo a aquello de que “todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”.

El mayor y mejor ranking, u ordenación de resultados según su importancia, y el más importante dentro de la Web es el Pagerank, creado y mantenido por Google, que ha favorecido a lo largo del tiempo la creación de todo un ecosistema informativo y económico a su alrededor. Así que si las páginas web son rankeables, ordenables por importancia, ¿por qué no íbamos a poder realizar comparativas con el resto de nuestros semejantes de casi cualquier cosa que en Internet se crease?

Más allá de los rankings blogosféricos sobre los blogs más influyentes dentro de una u otra materia, creados ad-hoc tras la definición de esos sitios web que configuran su propio totum revolutum con su particular ideosincrasia, las comparativas entre usuarios de cualquier servicio casi son una necesidad que pueden abrir una pequeña ventana a la fama. Puede ser que una de esas famosas que disfrutaron de sus quince minutos de gloria fuese Sofia de Oliveira lo consiguió tras aparecer en un programa de televisión con 92,000 amigos, y que favoreció su salto a la fama junto con una entrevista posterior asegurando que los amigos de verdad sólo contaban 10, aunque actualmente Sofía no es la única en alcanzar tan estratosférica cifra de conocidos virtuales.

Pero tranquilos, para cualquier hijo de vecino, el contacto medio en las redes sociales, como en Facebook, se ha calculado en 120 amigos de media, mientras que, en la otra Web Social por excelencia, Twitter el usuario medio tiene 85 seguidores y sigue a otros 80 usuarios. Pero hay más datos, curiosamente, de esos 120 amigos sólo interactuaríamos dependiendo de nuestro género con una pequeña muestra de ellos. De este modo, si fuésemos hombres interactuaríamos con 7 de ellos de media, mientras que si fuésemos mujeres esta cantidad ascendería con 10. Sin embargo, ese afán por recoger y mostrar el mayor número de amigos que tienen algunos usuarios se ha contemplado y justificado como un juego. Es decir, que nos tomamos las redes sociales como meros juegos donde los puntos serían el número de conexiones, y competiríamos por ver quiénes consiguen mayor puntuación (mayor cantidad de contactos).

Podría pasar que una de nuestras justificaciones sería el juego o más bien el entorno competitivo en el que nos movemos. Imagino que esa competitividad también dependerá sobremanera del tipo de usuario, porque los medios de comunicación también trazan sus propias comparativas. Así, me quedé muy sorprendido cuando el diario El País publicó la cantidad de seguidores que disponía en Twitter (y no sólo se conformó con la edición en Internet) considerándose como el medio de comunicación español más popular en la Red. Mi sorpresa proviene del razonamiento de que ¿cuándo una empresa ha hecho publicidad de otra sin que haya un acuerdo económico? Hasta ahora casi nunca.

Por supuesto que el juguete pasado el tiempo se ha convertido en algo más sotisficado. En esta ocasión, Twitter ofreció a sus usuarios una nueva funcionalidad con la que poder jugar que consiste en la creación de listas en las que los usuarios podían ser etiquetados. Si en el mundo real, solemos huir de las etiquetas, del encasillamiento, en Twitter aparentamos estar encantados, mientras nuestros iguales nos perfilan a través de folksonomías y somos incluidos en una serie de listas de los usuarios de Twitter que nos siguen. Como no podría ser de otra manera, entramos en la discusión de palabras como reputación, ego o incluso spam, pero lo cierto es que de nuevo se creamos nuevos rankings con las personas y las listas más seguidas y, de nuevo, la rueda vuelve a girar. “No va más”.

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La futura Web es… ¿Facebook?

El ecosistema Facebook

Ya había leído en algún otro lugar que la Web que conocerán nuestros hijos no será como la conocimos nosotros, que Facebook es el futuro de la Red porque ya no navegaremos buscando información, sino que, fundamentalmente, nos comunicaremos mucho más a través de ella. Sinceramente, no me puedo imaginar que el fracaso de AOL (Un proveedor de acceso a Internet con el coto cerrado) se olvide en el tiempo. La Web creció del caos y de su autoorganización, no puedo llegar a considerar que, de repente, nos conformemos con una única plataforma y nos olvidemos del increíble ecosistema de la información y de servicios que nos pone al alcance de nuestros dedos, con una simple ecuación de búsqueda, Google. Simplemente, me parece inconcedible.

Por ello, no puedo negar que me ha producido una sonrisa la consideración de que el Imperio Google se acerca a su fin. De hecho, en la Web 2.0 Summit parecen bastante convencidos de que el futuro de la Web va a pasar por Facebook. Así lo aseguran tanto Sean Parker, directivo de la empresa Founder’s Fund, como Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de Facebook (cómo no), que creen que estamos superando la primera fase de Internet, que ha estado dominada por lo que denominan “servicios de información” en la que Yahoo! y posteriormente Google fueron los principales actores y nos encaminamos hacia una nueva fase enfocada “servicios de red” como Facebook y Twitter como baluartes del futuro que se nos avecina. De esta manera, consideran que el dominio de la compañía de Mountain View en Internet decrecerá ya que recolectar datos será menos importante que conectar a la gente, así como que la información que provean los amigos será más interesante para los usuarios que la que Google u otro buscador pueda ofrecernos.

Parece que el argumentario es similar a aquel “Hemos pasado de las páginas estáticas en HTML a otras en las que el usuario puede construir los contenidos, mejorar en su concreción y trabajar en comunidad”. De repente, parece ser que Google y el poder de sus centros de datos se encuentran condenados a la obsolescencia por un futuro marcado por el coto cerrado del azul y blanco de la red social Facebook. Al final parece que la Web semántica, aquello que marcaron como Web 3.0, sigue siendo una quimera y nos conformaremos con buscar a personas y a grupos de interés, tendremos suficiente con pastillas informativas de 140 caracteres y los medios de comunicación con sus largos y aburridos textos acabarán extintos porque no podrán atraer el suficiente público que siempre preferirán Facebook.

En realidad, las palabras de los responsables de Facebook parece más un mensaje hacia los anunciantes que un futuro palpable, aunque es cierto que Facebook es una empresa muy poderosa en cuanto al tráfico en Web. Recientemente, se ha publicado un estudio sobre el tráfico en Internet realizado por Arbor Networks en el que analizaban 256 exabytes de información y en el que se concluía que, en primera posición, del 6% del tráfico mundial lo poseía Google. Sin embargo, también es muy interesante los datos publicados en el texto que aseguran que han aparecido empresas de Internet «hipergigantes», que como Google y otras 30 compañías, entre las que figuran las redes sociales como Facebook o también portales como YouTube, acaparan el 30% del tráfico de la Red. Es decir, se está produciendo un proceso de concentración en el tráfico Web en el que aparecen una serie de compañías ganadoras y que, por lo tanto, se llevarán la mayoría de la inversión publicitaria en la Web.

Tampoco debemos olvidar que Google es más que un buscador, más que un “servicio de información”, y actualmente también podría incluirse en su definición “servicio de red”, por lo que en realidad no se puede denostar a Google sobre su reinado Web. Más bien al contrario, éste irá incrementando según se focalice, aún más, en proveer contenidos más allá de hacerlos accesibles y tratar de conectar sus usuarios y puede que en eso Google Wave tenga mucho que decir. Google no es una moda, habrá que seguir la evolución de Facebook para poder aseverar lo mismo.

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Las redes sociales convergen hacia el microblogging… ¿Campo minado?

Facebook vs TwitterMatthew Robson, el jovencísimo becario de Morgan Stanley, escribió un pequeño ensayo que provocó un pequeño temblor en los medios de comunicación este verano. How Teenagers Consume Media describía fundamentalmente los hábitos de Matthew y de su grupo de amigos frente a las nuevas tecnologías y su modo de consumirlas. Básicamente, según Robson, los jóvenes no leen periódicos, no escuchan la radio (Prefieren el streaming) y ven la televisión cuando están haciendo otras cosas. Por otro lado, Twitter les parece una pérdida de tiempo porque nadie mira su perfil y además encuentra más útil enviar un SMS (texting) a una sola persona que gastarse el dinero en actualizar su cuenta por esa vía. Es decir, encuentran Facebook mucho más rico en posibilidades y opciones que Twitter.

Y, sin embargo, los últimos movimientos de Facebook parecen encaminados en querer convertirse en Twitter. A pesar de que el “Muro” de Facebook es mucho más rico en posibilidades, texto sin la limitación de 140 carácteres de Twitter, además de dar opción de enviar enlaces, vídeos o fotografías, los responsables de Facebook parecen querer obcecarse en limpiar y limpiar su página. Facebook lite, que de momento sólo puede disfrutarse si se cambia la configuración al idioma English, es una vuelta de tuerca hacia la simplicidad, hacia la extracción de elementos “superfluos” de la página de Facebook. Es decir, hacia aquello que a los usuarios les gustaba de un tiempo a esta parte: Las aplicaciones.

El rediseño de la red social ya fue contestado, criticado e incluso provocó un descenso del tráfico del 25% en el sitio de esta popular red social, pero Mark Zuckerberg insistió en que “las compañías innovadoras no escuchan a sus usuarios”. Afortunadamente, Zuckerberg es un hijo de la Web 2.0, los mercados son conversaciones y todo aquello del Manifiesto Cluetrain. Y sigue obcecado en perseguir a Twitter.

Sin embargo, Twitter y Facebook son dos productos distintos, tal vez por ello a Robson no le resulta de su agrado. Por un lado, Twitter es un producto abierto, un usuario puede seguir a otros (following), pero no tiene porqué seguir a los que le siguen (followers). Así, por ejemplo, yo puedo seguir los tuits tweets (o publicaciones) de Manuel Almeida (bloguer de Mangas Verdes) pero él no tiene porqué seguir mis tuits tweets. A mi, me interesa él, pero él no tiene ni porqué saber que existo. En Facebook, por el contrario, tiene que haber un mutuo acuerdo de aceptación de las dos partes (Él me acepta como amigo y yo a él) por lo que el nivel de publicaciones es mucho más personal y el nivel comunicativo es distinto al que se podría desarrollar en Twitter.

Por otro lado, las interacciones también se encuentran a otro nivel. En Facebook, el “¿Qué estás pensando?” es contestado de forma agrupada, de tal manera, que cada comentario dispone de sus comentarios. Por otro lado, los tuits tweets de Twitter no se ordenan, deben ser los usuarios los que especifican el tema que están tratando (con el carácter #) o el usuario que están comentando o contestando (con el carácter @). Además, Twitter se encarga de encontrar las menciones y de mostrarlas.

Ahora, Facebook se propone implementar la @ como sistema de menciones a un usuario tal y como se hace en Twitter, algo que ya se hacía en los comentarios de los blogs o incluso en Facebook cuando éste sobrepasa la cantidad de los mismos a la hora de seguir una conversación. Éste parece que es un intento de captar usuarios, lo cual sorprende teniendo presente los 250 millones que posee Facebook frente a los 10 de Twitter. Sin embargo, el efecto puede ser perverso si prosigue en esa convergencia a la simplificación de un producto que ya funcionaba y era intuitivo frente a otro que había que “entender” para poder ser usado.

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Twitterrific!!!

Definitivamente, no soy un buen gurú. Nunca creí que 140 caracteres dieran para mucho, consideré que si bien el microblogging disponía de cierta utilidad, nunca llegaría a romper definitivamente y ser un instrumento de masas. Puede ser que se trate de una perspectiva demasiado personal, si para enviar un SMS me quedo corto, imaginaos para explicar una idea por la Web. Es posible que nuestra acelerada vida nos empuje invariablemente a ser cortos y concisos, pero dentro de Internet esto se convierte en una necesidad.

El menos es más aplicado a las noticias o al argumentario de las ideas nunca me acabaron de agradar. Si nos quedamos con el teletipo no contemplamos el contexto, perdemos la profundidad del hecho. Es como contemplar el Guernica de Picasso sin comprender porqué se pintó y en qué condiciones se compuso. Nos agradará más o menos, pero perderemos la intención del pintor.

Dicen que tienes que utilizar Twitter para poder criticarlo, que se contempla con cierto escepticismo al principio pero que después te engancha. Lo siento no es mi caso. Ni siquiera algunas de las aplicaciones trasladadas al mundo Twitter son de mi agrado, más bien me parecen cierta involución. Sin embargo, no puedo negar que éste es el año Twitter pese a quien le pese, aunque puede que dentro de dos, el efecto Twit se diluya como un azucarillo como sucedió con la revolucionaria Blogosfera (Aunque quien tuvo retuvo, por supuesto).

El mundo descubrió la potencia de Twitter cuando la oposición iraní se lanzó a las calles coordinada y convocada a través de esta red social/servicio de microblogging. En realidad, su uso fue alentado por el propio gobierno de forma accidental que se apresuró a cortar los servicios de mensajería corta a través del móvil y capando el acceso a otro tipo de páginas web como Facebook. Si el proceder de sus autoridades se hubiese desarrollado de otra manera, puede ser que en vez de libros sobre la revolución Twitter hubiesen llevado otra marca comercial en la portada.

Sin embargo, Twitter también arrastra sus propios problemas a pesar de su popularidad entre las personalidades famosas. El primero de ellos, la competencia feroz de Facebook y los servicios de redes sociales que está tratando de trasladar el modelo de qué estás haciendo hacia sus cotos cerrados con cierto éxito. De hecho el joven becado de Morgan Stanley ya baticinó que Twitter es para viejos reservando el olimpo del sabroso mercado adolescente y juvenil a Facebook. El segundo es su falta de un modelo de negocio que tratará de ser creado mediante el establecimiento de cuentas Premium de pago (Pero, ¿no utilizábamos en la Web 2.0 el término molón Fremium?). Finalmente, el tercero es la falta de actualización de las cuentas, pero bueno esto es una constante en casi cualquier servicio web.

Mientras tanto, las compañías parecen encantadas con el nuevo juguete, mientras según se asevera Twitter y Facebook han trasladado parte de lo que se denominó “La Conversación” hacia su terreno. E incluso amenaza con engullir los agregadores RSS considerados como algo obsoletos y difíciles de entender para cualquier internauta normal; a la vez que los medios e infinitos sitios web se muestran encantados de volcar sus actualizaciones informativas hacia este nuevo servicio que amenaza en convertirse en un nuevo foco de infoxicación para el internauta, a pesar de lo corto de los mensajes a lanzar dentro del mismo.

Por otro lado, los spammers también han puesto su ojo en él, aunque no consigo a vislumbrar su meta y su porcentaje de éxito. Tienes que ser follower o seguidor de alguien para ver sus mensajes, es decir, el usuario tiene que cometer una acción para recibir el spam de Twitter.

Twitter también puede dejar a contrapié a los buscadores de empleo, porque ya se realizan ofertas de trabajo cuyo requisito para los aspirantes es disponer de 250 seguidores. Aunque los followers pueden comprarse con relativa facilidad, porque como no podría ser de otra forma de cualquier asunto podemos establecer un nuevo sistema económico, que el mundo debe seguir girando.

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