Al igual que Miss Lemmon, la fiel secretaria del famoso detective belga Hercules Poirot (inolvidable personaje de la novelista Agatha Christie), siempre andaba dándole vueltas a un sistema de archivos perfecto para guardar y localizar todos sus casos; se intenta también crear el catálogo de biblioteca perfecto, que permita acceder a todas sus obras de la forma más fácil y rápida posible, sobre todo desde que las bibliotecas empiezan a albergar un número considerable de obras en distintos formatos y que se ofrecen libremente al público.
La aparición de los catálogos automatizados ha facilitado enormemente la labor de localización de los documentos dentro de las bibliotecas, ya que ofrece multitud de puntos de acceso a éstos de manera mucho más eficiente de lo que permitía el catálogo manual. Pero la variedad de formatos que hoy en día pueden encontrarse en las nuevas bibliotecas híbridas, dificulta la representación e identificación unificada de dichos documentos y plantea cuestiones tales como cuál es la mejor forma de presentar la misma información cuando está contenida en distintos formatos.
Una de las propuestas más interesantes, en el diseño de catálogos, es la de Rahmatollah Fattahi (Ferdowsi University of Mashhad, Iran), que idea un modelo de catálogo para biblioteca híbrida que se centra en el «contenido» en vez de en el «continente». Fattahi considera que hay que separar el ítem, o la creación, de su representación física, que puede ser en formato impreso, electrónico, sonoro, audiovisual…, y que es lo que normalmente se describe dentro del catálogo mediante los registros bibliográficos, para su posterior selección y localización física en la biblioteca. La forma de relacionar estos dos elementos, la creación y su representación física, es mediante la creación de un registro ficticio que identifique el ítem y que Fattahi pasa a denominar Super Registro, dividiéndolo en dos tipos: de un autor y de una obra.
El Super Registro de un Autor está pensado especialmente para autores muy prolíficos, e ideado, no sólo para presentar una entrada única a todas las obras de un autor (cosa que ya hace cualquier catálogo convencional), sino también para ofrecer un punto de acceso de las obras basadas en dicho autor.
Por poner un ejemplo, bajo el Super Registro de «Miguel de Cervantes Saavedra» podríamos encontrar todas sus obras (de forma individual o agrupadas en colecciones), en todas sus versiones (traducciones), formatos, ediciones, etc., pero además también todas las obras que se han realizado sobre él: ensayos, críticas, biografías, bibliografías, sitios web…
En el caso del Super Registro de una Obra, está pensado también para obras que tienen infinidad de ediciones y manifestaciones. Siguiendo con Cervantes, bajo el Super Registro de su obra «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha» podríamos encontrar: el texto completo; diferentes selecciones del mismo; traducciones a distintos idiomas; adaptaciones al teatro, cine o musicales; trabajos sobre esta obra; y todo ello en diferentes formatos físicos, publicaciones distintas o distintas ediciones de la misma editorial.
Bajo la entrada unificada del Super Registro podemos tener a nuestra disposición toda la información que la biblioteca tiene acerca de un autor o una obra, dándonos una idea global de dicho ítem y proporcionándonos importante información de valor añadido sobre el mismo. Posteriormente, tomando las decisiones que más se adapten a nuestras necesidades de información, a través de los diferentes enlaces iríamos desplazándonos dentro del catálogo hasta llegar al documento preciso, al elemento físico, representado en un registro bibliográfico.
Interesante pero secundario. Antes habría que realizar el trabajo como es debido con respecto a la asignación de descriptores, delimitación (no delimitación) de los puntos de acceso y realización de un adecuado control de autoridades (casi inexistente en la actualidad). No hablo sólo de los catalogadores (que también) sino de los programadores de SIGB, de las agencias de normalización, de toda la profesión en conjunto y de la presión que deberían ejercer los usuarios para tener productos medianamente potables.
Y después de esta revolución vendrían todas estas cosas.
El problema, como tú bien señalas, es que los principios básicos de los catálogos, de la catalogación, del control de autoridades, etc., no se respetan.
En cualquier caso, Fattahi plantea un modelo ideal, sobre la base de que todo eso se cumple. Y soñar es gratis.
A mí, este modelo me ha parecido interesante porque me parece muy original su idea de englobar los documentos en torno a ese «item» o registro ficticio, que corresponde a un autor o a una obra (entendida como creación, sin tener en cuenta su plasmación física), en vez de hablar siempre de la descripción física del documento material.
Si te interesa en tema, Fattahi, en su trabajo «AACR2 AND CATALOGUE PRODUCTION TECHNOLOGY: The Relevance of Cataloguing Principles to the Online Environment», entra en muchos más detalles respecto a los catálogos en línea, la descripción bibliográfica, los distintos puntos de acceso, el concepto de encabezamiento principal, títulos uniformes, control de autoridades y algunos temas más.
La mayoría de OPAC universitarios al buscar por autor o por título te devuelven varias referencias, si entre ellas se incluyen formatos digitales o web de los que dispone la biblioteca… no llega a ser el ideal que comentas pero algo es algo
Para mí, la principal novedad y ventaja de este modelo es que agrupe los documentos «de» un autor, con los documentos «sobre» ese autor, lo cual puede ser muy útil para alguien que necesite estudiarlo.
Lo que aporta es información de valor añadido.
[…] lguna manera. No voy a decir que todos mis post son así: no, también los hay estudiados y preparados, como quien prepara un trabajo de clase, con el único […]