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Qué es fuente de información en Internet

Puede llegar a suceder que un profesor de secundaria descubra que los trabajos sobre la lectura del libro Lazarillo de Tormes de sus alumnos son en su mayor parte clones los unos de los otros. Y no es que los estudiantes se hayan lanzado a la desventura de copiarse los unos a los otros, ya se trate mediante a el cada vez más decayente mercadeo de disquetes, correos electrónicos o la más actual puesta en común en el Messenger; simplemente sucedió que teclearon la misma frase en el mismo buscador y acudieron a la misma fuente sin contemplar otras alternativas.

Desde luego que la reiterada torpeza cometida por los jóvenes al no contrastar y enriquecer sus fuentes no es del todo culpa suya, ya que los buscadores de Internet son una herramienta universal, rápida y en muchas ocasiones eficaces; pero en general el ser humano gusta de dejarlo todo para el último momento por lo que la visita a una biblioteca y sus diversas fuentes queda casi descartado cuando el trabajo hay que entregarlo para el día siguiente. Sin embargo, la utilización de Internet como una fuente de información para ciertos trabajos constituye un arma de doble filo y debemos ser cuidadosos a la hora de escoger qué documentos nos son útiles y cuáles no.

Como es bien sabido, la fiabilidad y el rigor de las fuentes de Internet deben ser tenidas en cuenta a la hora de citarlas y la red de redes no es una excepción, así que María Rubio Lacoba nos ofrece en el libro Teoría y Práctica de la Documentación Informativa (ISBN: 84-344-1293-4) algunas pistas para poder identificar lo que puede ser considerado como fuente, o no, en Internet.

  1. La autoría de la información. Se dan muchos casos en los que se recupera información que no puede ser atribuida a ninguna persona o institución ya que no viene firmada. En Internet, cualquiera puede producir información pero el hecho de que se encuentre en la Red no quiere decir que pueda considerarse como una fuente válida. Por ello, debemos de escoger aquellas fuentes que, por su trayectoria analógica o digital, ya vengan avaladas con cierto prestigio o reconocimiento.
  2. La caducidad de la información. Si la presencia en la Red de muchas de las informaciones no vienen firmadas, deberíamos preguntarnos cuántas de ellas vienen datadas. La fecha de cualquier documento es imprescindible para conocer el grado de actualidad o de la actualización de los datos que ofrece. Sin embargo, en la Red muchas informaciones no poseen fecha de publicación, por lo que debemos debemos ser cautelosos a la hora de recoger sus datos.
  3. La Internet Profunda. A pesar de los grandes esfuerzos que realizan los motores de búsqueda para la indización de la mayor cantidad de páginas posibles, el hecho es que existe una parte de la Red a la que estos no alcanzan a registrar. A esta parte de la Red, se la conoce como la Internet Oculta o Profunda que condensa miles de millones de páginas. La Internet Invisible contiene tanto a bases de datos cuyos contenidos no son accesibles sin registro previo como otro tipo de fuentes de información como catálogos de bibliotecas,  bases de datos bibliográficas, revistas electrónicas (en las que es necesario un registro previo y las que solo se puede recuperar la información mediante búsquedas en su base de datos), documentos en formatos no indizables, obras de referencia: enciclopedias, diccionarios… en las que es necesario interrogar a la base de datos para acceder al contenido, etc.
  4. Información – Conocimiento. El propio hecho de la existencia de cierta información sobre un tema no quiere decir que sea convenientemente aprovechada. Su peso específico lo otorga el uso, la gestión, la explicación en unas coordenadas – espacio temporales que hagamos de ella, de hecho, la información malentendida puede degenerar en justamente lo contrario: En la desinformación, por un lado, y también en la infoxicación.
  5. El ruido documental. Ante la cantidad de información que se genera a cada segundo en Internet, no es infrecuente que a la hora de recuperar documentos nos topemos con algunos que nos resultan completamente irrelevantes o poco ajustados a nuestras necesidades informativas. Estos documentos son los que se denominan ruido documental, dependiendo de la cantidad de ruido que recuperemos deberemos plantearnos nuestras estrategias informativas y las fuentes de información que estamos utilizando.

Publicado en Biblioteconomía

7 comentarios

  1. […] Marcos Ros publica en su bitácora un buen artículo de introducción acerca del creciente problema de la calidad (y el ruido) de la información en Internet. Su título lo dice todo: Qué es fuente de información en Internet. Sin embargo, la utilización de Internet como una fuente de información para ciertos trabajos constituye un arma de doble filo y debemos ser cuidadosos a la hora de escoger qué documentos nos son útiles y cuáles no. […]

  2. Un buen recurso acerca de la evaluación de la información electrónica es el portal e-coms, donde se indican criterios y métodos para evaluar la credibilidad y calidad de las fuentes de información (especialmente útil el apartado Calidad y evaluación de los contenidos electrónicos).

  3. Interesante recurso Álvaro, aunque alguien debería tratar de mejorar el sistema de menús, que se solapan los unos con los otros y dificultan la navegación.

    Salut!

  4. Andres Andres

    Solo opino que cuando vayamos a buscar algo en internet, debemos primeramente poner (o introducir) las palabras claves para la busqueda correcta del motor que utilicemos. Tambien que debemos cerciorarnos de la autenticidad de la informacion debido a que una parte de las personas que navegan por la red se dedican a falsificar o terjiversar las noticias y la bibliografia de cualquier indole….

    Gracias por la atencion prestada

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