La teoría de la pirámide de Maslow formula una jerarquía de las necesidades humanas y defiende que, conforme se satisfacen las necesidades básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados. De este modo, tras la satisfacción de las necesidades fisiológicas, de salud y seguridad; las personas necesitarían cubrir otras como las necesidades de pertenencia, de estima y reputación y, finalmente, de autorrealización. Por lo tanto, la vanidad o el ego estarían relacionados con los tres últimos niveles. Y para más inri, no habría sólo una vanidad de ostentación hacia los demás, sino que también habría una vanidad de ostentación hacia uno mismo.
En el artículo, La gestión de la vanidad de Albert Ribas publicado en la Revista If -Una revista que todo documentalista debería conocer-, se lanzan consideraciones muy interesantes respecto a la vanidad y la búsqueda del reconocimiento hacia los demás dentro del mundo de la comunicación y de la cultura. De este modo, su autor considera que hay poca disposición a reconocer (pagar) las ideas de los demás, y en cambio se puede estar dispuesto a pagar para alcanzar el reconocimiento (la difusión) de las propias ideas. Para ello, el autor pone los ejemplos de las descargas a través del P2P, donde los usuarios consideran que el producto tiene un valor residual, o el de la autoedición de los libros, donde los usuarios pagan por ver el producto en circulación.
Esto me retrotrae a la eterna discusión del reconocimiento de los bloguers más influyentes (Los conocidos como A-List) junto al hecho de que muchos estamos condenados a pertenecer a la Larga Cola del tráfico que estos generan. Por cierto, una de las iniciativas más divertidas respecto a este hecho es la edición de camisetas con la leyenda «Yo no leo a» en la que los bloguers tratan de demostrar que es posible vivir sin leer a los más influyentes.
Sin embargo, dentro de la blogosfera, sin alzar en exceso la voz, existen personas que tratan de devolver el golpe mordaz a los blogs y tratar de bajarles del pedestal en el que aparentar estar, no se me confunda, ofreciendo un pequeño baño de humildad. Uno de los ejemplos más populares de la blogosfera lo constituyó el blog Borjamari, actualmente y desgraciadamente inactivo, que llegó a ser un blog temido y, al mismo tiempo, seguido por los lectores y editores de los weblogs ante la esperanza y/o temor de aparecer reseñados en él. Su popularidad alcanzó su cénit cuando el propio diario El País consiguió entrevistar a su autor que, en el anonimato y tras distintos rumores sobre su identidad, lanzó la frase: «Los ‘blogs’ son uno de los ecosistemas con menos sentido del humor del planeta». Puede ser.
No, no creo que los ojos de Borjamari llegasen a posarse jamás sobre este sitio web, no querría aburrir a su audiencia, aunque sí lo hicieron otros que tratan seguir el mismo patrón que podrían considerarse herederos. Me refiero a El Critica Blogs. Y es que publicar en Internet nos sitúa siempre en el disparadero como muy pronto aprendemos. A veces somos crucificados sin saber exactamente qué hemos hecho para merecer aquello, mientras que otras somos felicitados sin saber muy bien a qué se deben los honores.
En este nuestro caso, según su autor, esta bitácora no entra ni por los ojos ni por los oídos y eso que anduvimos cavilando cómo denominar nuestro blog para que fuese lo más representativo posible de nuestra actividad y nuestro sino. En fin, que somos carne de cañón para no ser leídos, ni siquiera invitamos a ello, de lo cual no sabemos si sentirnos orgullosos por ser un ser un blog serio y ordenado fruto de una hormiguita documental. En fin, la culpa la tiene Maslow, me temo.
Pués a mi, personalmente, este blog me parece de los mejores de habla hispana sobre la materia. Yo no me preocuparía por las críticas, al fin y al cabo, hay gente que se dedica a producir contenidos, doumentos primarios, y gente que como no tiene talento para ello, se dedica a criticar el trabajo de los demás. Siempre habrá sanguijuelas. Paciencia y ánimo
Buenos días, Marcos:
Simplemente quería felicitarte por este blog. Pareces un gran profesional y escribes muy bien. Leo con fruición cada post tuyo.
Saludos de un compañero de profesión.
PD: Yo también trabajo en un Instituto Tecnológico.
Pues a mí me parece un crítica bastante blandita, diría incluso que positiva. Lo consideran serio y ordenado, además de interesante.
Respecto al nombre: yo llegué a este blog mediante las recomendaciones de google reader y fue precisamente porque el título me llamó la atención (igual es un criterio un tanto superficial, pero hay demasiados que visitar para seguir otro).
Lo de la condensación de letras por píxel es cierto, prefiero los blogs más aireados, problema que evito gracias al feed.
En todo caso, felicidades por el blog. No soy documentalista, pero sus artículos son muy interesantes.
Un saludo
¡El nombre! Como dices bien Marcos, con lo que nos costó elegirlo para que quedara claro por dónde iban los tiros.
Evidentemente este blog tiene cosas criticables, pero me parece a mí que Criticablogs no lo ha analizado demasiado en profundidad, porque ni acierta con la temática, ni comprende quién es su público objetivo.
«Vanitas vanitatis et omnia vanitas»
Las críticas siempre sientan bien si son conducidas convenientemente. Es algo que siempre pienso. Ya llevo mucho tiempo por acá para saber gestionar los conflictos y las críticas dentro de la blogosfera.
La crítica citada es sólo un pequeño ejemplo de lo que nos podemos encontrar y no hay que tomársela muy en serio (Pero la agradezco). En fin, que si la máxima crítica es el título de este blog, la profesión me define, tampoco me voy a sulfurar.
Pero bueno, como siempre, me sirve de hilo conductor hacia otras cosas que son igual de interesantes y que puedo compartirlas con vosotros.
😀
Pues yo he leído la crítica y no es para tanto, hijos míos. Se nota que sabe un poco de diseño de páginas web, pero pare ud. de contar
Lo de usar el palabro «freak» en todas sus críticas como algo ofensivo es, cuanto menos, curioso
Ánimo