Acabamos con Stephen King, en realidad, buscaba este relato cuando encontré el de Policía de la Biblioteca. Dos al precio de uno. Sinceramente, después de releérmelo os recomiendo que veáis, cosa que ya habréis hecho, la película Cadena Perpetua. Desde luego que la película es superior tanto en la trama como en drama del hombre inocente condenado injustamente.
Pero mientras, un extracto del libro referida a la biblioteca de la prisión donde la historia toma lugar:
Trabajaba entonces en la biblioteca, a las órdenes de un viejo presidiario llamado Brooks Hatlen. Hatlen había conseguido aquel puesto allá por los años veinte, porque tenía estudios universitarios. Aunque Brooksie estaba especializado en la cría de animales, las personas con formación universitaria en institutos de enseñanza inferior como Sank son tan raras que, en fin, es aquello de a caballo regalado no le mires el diente.
A Brooks, que había matado a su mujer y a su hija después de una mala racha al póquer por la época en que Coolidge era presidente, le concedieron la libertad vigilada en 1952. Como siempre, el Estado, con su gran sabiduría, le dejaba salir cuando había desaparecido ya toda posibilidad de que volviera a convertirse en miembro útil de la sociedad. Cuando salió tambaleante por la puerta principal de la prisión, con su traje polaco, sus zapatos franceses, sus papeles acreditando la concesión de la libertad vigilada en una mano y el billete para el autobús de la compañía Greyhound en la otra, iba llorando. Shawshank era su mundo. Todo lo que quedaba al otro lado de sus muros le resultaba tan espantoso como el Mar Tenebroso de Occidente a los supersticiosos marinos del siglo quince. En la cárcel Brooksie había sido una persona de cierta importancia. Era el bibliotecario, una persona culta. Creo que si cuando salió hubiera ido a la biblioteca de Kittery a pedir trabajo, no le habrían dado ni la tarjeta de lector. Me enteré de que murió en 1953 en un asilo de ancianos indigentes; había durado seis meses más de lo que yo había calculado. Sí, creo que el Estado le jugó una mala pasada, eso mismo. Le adiestraron para sentirse a gusto dentro de esta pocilga y luego le echaron.
Andy ocupó el puesto de Brooksie; fue bibliotecario de la cárcel veintitrés años. Empleó la misma voluntad firme que le habíamos visto utilizan con Byron Hadley para conseguir todo lo que quería para la biblioteca y poco a poco fue convirtiendo un cuarto pequeño (que olía todavía a aguarrás porque había sido cuarto de pintura hasta 1922 y no se había ventilado bien) lleno de «Libros condensados» del Reader’s Digest y de National Geographics, en la mejor biblioteca carcelaria de Nueva Inglaterra.
Y lo hizo paso a paso. Colocó junto a la puerta un buzón de sugerencias y eliminó pacientemente sugerencias humorísticas como Más libros de tías por fabor y Cómo fujarse en 10 lesiones. Consiguió traer cosas que los presos parecían tomarse en serio. Escribió a los principales clubs de libros de Nueva York, dos de los cuales, la Asociación Literaria y el Club del Libro del Mes, nos enviaron sus principales selecciones a precios especiales. Descubrió el deseo de información sobre aficiones como la carpintería, la talla del jabón, prestidigitación, solitarios… Y consiguió cuantos libros pudo sobre estos temas. Y esos dos artículos de consumo de las prisiones que son Erle Stanley Gardner y Louis L’Amour. Parece que los presos nunca se cansan de juicios y delitos. Y sí, tenía una sección de libros de bolsillo bastante picantes debajo del mostrador de préstamos; los prestaba con gran cautela, asegurándose siempre de que se los devolvieran. Aun así, toda nueva adquisición de este tipo se leía voraz y rápidamente y quedaba en bastante mal estado.
KING, Stephen. Las cuatro estaciones s.l.: Orbis, c. 1993. p. 44-45
Me encantó esta peli.
¿Para qué queremos la pena capital si existe la cadena perpetua?
Por cierto, muy bueno el texto elegido, sobre todo dos frases:
– «Como siempre, el Estado, con su gran sabiduría, le dejaba salir cuando había desaparecido ya toda posibilidad de que volviera a convertirse en miembro útil de la sociedad.»
– «En la cárcel Brooksie había sido una persona de cierta importancia. Era el bibliotecario, una persona culta.» …
La película está más cuidada que el libro, de hecho, aunque poseen elementos comunes, la primera es superior. En la película, Brooks todavía es el bibliotecario que va repartiendo National Geographics y algún que otro favor.
Por cierto, la pena de muerte también es tratada por Stephen King en el libro, que también fue llevado a la gran pantalla, la Milla Verde. Por supuesto que ésta también la recomiendo.
La milla verde también es un peliculón :), la recomiendo también 😉
Una película fabulosa.
Tuve que mentalizarme para poder ver temas tan duros, como son la injusticia y los abusos en las prisiones, pero realmente me pareció estupenda.
El tema del bibliotecario de prisiones, fascinante.
Definitivamente voy a tener que incluir las obras del señor King entre mis lecturas… 🙂
Si lo haces, acude a las primeras obras, después de «La Tienda» la cosa comienza a decaer bastante. De hecho, según dicen, desde que dejó la bebida no ha sido el que era. Claro que a este pobre hombre lo atropelló una camioneta que casi le mata; después para resarcirse la destrozó con un mazo.
Pero actualmente no hace gran cosa.
Cadena Perpétua es toda una obra. Como dice maria-elena, tratar temas tan duros como la injusticia que se refelja en la película hace realmente difícil no seguir pensado en ello hasta incluso unos días después de verla. Es emocionalmente impactante, aunque a diferencia de la mayoría de films con relación a la injusticia que existe, por desgracia, en el mundo, termina de una forma sorprendentemente bonita y da un final precioso que engloba diferentes puntos de la historia.Se me hizo dificil contener las lágrimas durante la película y completamente imposible en un par de ocasiones.
No he leído a Stephen King de momento, pero pensaba en hacerlo. Algien me recomienda algun libro en particular?