Saltar al contenido →

Categoría: Libros

El mundo de los libros

El Necronomicón, el libro que nunca fue

Howard Philips Lovecraft realizó a lo largo de distintas novelas referencias a un libro que según relataba contenía fórmulas mágicas para la invocación de demonios, además de dejar entrever un conocimiento particular de la relación espacio-tiempo. Muchos lectores trataron entonces tratar de localizar una copia impresa de aquel misterioso libro, pero sus resultados fueron infructuosos.

Lovecraft sin embargo ofrecía poco a poco más detalles sobre aquella obra. Así afirmaba que la biblioteca Widener de la Universidad de Harvard atesoraba dentro de una caja fuerte una de las cuatro copias disponibles, puesto que el original fue destruido. Aquel libro fue escrito por el poeta Abdul Al-Hazred durante el siglo VIII. A mediados del siglo X, la obra fue traducida al griego por Theodorus Philetas con el título de Necronomicón, trabajo que realizó en el más absoluto de los secretos, pero que no evitó que el patriarca Miguel tratase de destruir todas las copias sin conseguirlo. En 1228, Olaus Wormius tradujo la obra al latín.

72 comentarios

Del género de la fan fiction a los Wikilibros: Los internautas se lanzan a escribir sus propios libros

Recientemente, recogía la Asociación de Compositores y Autores de Música (ACAM) en su página web un artículo muy crítico con las licencias Creative Commons que ha levantado cierto revuelo en la blogosfera con múltiples réplicas. Concretamente, un párrafo que os adjunto era determinante:

Las Creative Commons (CC) son un nuevo tipo de licencias, originarias de Estados Unidos, que ahora están expandiendo su uso a escala internacional. Se supone que la licencia ofrece un concepto alternativo de derechos de autor al permitir a los creadores fomentar la difusión y reutilización de sus obras protegidas, sean éstas películas, imágenes, música, textos literarios o científicos. Pero, de hecho, las CC ofrecen considerables beneficios para los usuarios de Internet que desean utilizar las obras de los creadores sin la obligación de obtener un permiso y aportan muy pocas ventajas a la comunidad creativa

4 comentarios

La muerte del libro, los derechos de autor, el poder de la información… y otras historias de terror

Aprovechando el poco tiempo libre de que dispongo, he tomado la firme determinación de ponerme al día en mis lecturas “documentaloides”. Y como es normal en mí, en vez de atacar los temas candentes que se discuten en la actualidad (folksonomías, gestión del conocimiento, usabilidad, búsquedas en Internet, Google…), he decidido empezar por el principio, por una obra clásica de la cibercultura: “El futuro del libro: ¿esto matará eso?” (compilado por Geoffrey Nunberg).

La introducción de las nuevas tecnologías en el mundo del libro, como ocurre siempre con todo lo nuevo, ha desatado un sin número de predicciones fatalistas sobre la desaparición de los libros impresos, de las bibliotecas y las librerías tradicionales y, por supuesto, del mundo de la edición tal y como lo conocemos, como vaticinaba McLuhan en su obra “La Galaxia Gutenberg” (otro libro que tengo pendiente). Siguiendo esa corriente fatalista, el subtítulo de la obra compilada por Nunberg utiliza la vieja máxima “esto matará eso”, o dicho de otra forma, “el ordenador matará al libro”. Pero, en contra de lo que pudiera parecer, cuando leemos los diversos ensayos que componen esta obra descubrimos una visión mucho más positiva de la simbiosis que se está produciendo entre las tecnologías y el mundo del libro. Esta incursión tecnológica se presenta como un paso más (al que ya no podemos escapar) en el proceso evolutivo del mundo librario en particular, y de la cultura y la sociedad en general.

11 comentarios

Los Guerreros de Xian, la Gran Muralla y el emperador biblioclasta Qin Shi Huang

En ocasiones, nos maravillamos ante lo que nos quedó construido, o supuestamente legado, lo que sobrevivió a lo largo de la Historia y se nos revela como un retrotraimiento a un pasado lejano. Sin embargo, ante todo esto, tendemos a olvidar lo que se perdió o se destruyó, por acción o por omisión, durante el camino. Un ejemplo de aquello que se nos dejó y que al mismo tiempo se destruyó, lo podemos encontrar con el Primer Emperador de la China, Qin Shi Huang, que empezó la construcción de la Gran Muralla y adornó su mausoleo con el ejército de arcilla más famoso del mundo, el de Xian; pero que al mismo tiempo que construyó decidió destruir todos los libros de su imperio.

Shi Huang tenía tan sólo 13 años cuando se convirtió en el líder de la dinastía Qin (246 a.C.), que era una de tantas que componían la antigua China. Su corta edad a la hora de acceder al trono, estimuló a muchos de sus enemigos para atacarle, sin mucho éxito puesto que provocaron el efecto contrario. Shi Huang no pudo ejercer su mandato como rey hasta el año 236 a.C. fecha en la que mató al amante de su madre y exilió a su tutor regente. Inmediatamente a su ascenso al poder, comenzó una campaña contra los feudos más próximos y comenzó a someterlos uno a uno.

6 comentarios

Un mundo mágico

Como todos los años, con las Fallas llega a Valencia y se va la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. En realidad éste es uno de los pocos motivos por los que espero que lleguen las Fallas: para pasearme entre montones de libros viejos buscando a saber qué tesoro escondido.

La primera vez que acudí a esta Feria me extasié contemplando libros del XVII y XVIII que se exhibían sin pudor al alcance de todos. Por aquella época ni me había planteado estudiar Biblioteconomía y poder tener en mis manos aquellos tesoros bibliográficos me impactó profundamente.

Para ser sincera, con lo que realmente disfruté fue recorriendo el interior de las casetas, por aquel entonces cerradas y dispuestas formando barracones, que con sus pasillos claustrofóbicos y el polvo de los libros flotando de puesto en puesto me envolvían en una realidad mágica.

Recorría los pasillos de aquellas casetas buscando libros a precios de saldo, ya que mi economía estaba aún peor que ahora, y recuerdo que aquel primer año me arruiné comprando decenas de cómics para completar mi colección de Asterix y Tintin en francés, y numerosas novelas policíacas y de ciencia-ficción, que era lo que me había dado por leer aquella temporada.

4 comentarios

Sobre la destrucción de los libros en la Historia

Los bibliotecarios y los documentalistas tenemos el ejemplo de la desaparición de la antigua biblioteca de Aejandría como la mayor catástrofe acontecida en el mundo bibliotecario. Sin embargo, a lo largo de la Historia muchas han sido las bibliotecas que han desaparecido junto sus materiales librarios. Aunque las circunstancias de la desaparición de la biblioteca de Alejandría todavía no están del todo claras, muchas bibliotecas han ido desapareciendo por decadencia, incendios o simplemente por el efecto de las bombas o por los saqueos de los soldados conquistadores.

Sin embargo, los enemigos de los libros también pueden llegar a ser otros, puesto que han existido movimientos de pensamiento y grandes pensadores han abogado por la destrucción de los libros. Por ejemplo, René Descartes (1596-1650) se mostrótan seguro de su método que pidió a sus lectores que quemasen sus libros antiguos, mientras que el filósofo David Hume (1711-1776) no vaciló a la hora de exigir la supresión de todos los libros sobre Metafísica. Por otro lado, el movimiento de los futuristas de 1910 publicó un manifiesto en el que pedía acabar con todas las bibliotecas y el escritor Vladimir Nabokov (1899-1977) quemó un ejemplar de El Quijote en el Memorial Hall (Massachusetts) ante más de 600 alumnos.

12 comentarios

La Biblia de Gutenberg

Según algunas fuentes, el 23 de febrero de 1455 fue completada la impresión de La Biblia de Gutenberg. Quizá la fecha no sea exacta, pero lo que sí está claro es que hace aproximadamente 550 años que vió la luz el que se considera el primer libro impreso con caracteres móviles.

La Biblia de GutenbergLa Biblia de Gutenberg o de 42 líneas, llamada por ser éste el número más frecuente de líneas por columna en cada una de sus 1.280 páginas, fue concebida para que se asemejara lo más posible a un manuscrito, el códice de aquella época: no llevaba números de página, ni páginas de títulos u otros rasgos característicos de los libros modernos.

Sobre su contenido, se trata de una versión latina de las Escrituras de san Jerónimo y, para su impresión, fue preciso fundir casi cinco millones de tipos, editándose 120 ejemplares en papel y 20 en pergamino, de los que se conservan unos 45. Las ilustraciones de cada ejemplar de esta Biblia fueron pintadas a mano y los tomos se embellecieron cada uno de forma diferente.

Debemos aclarar que Johannes Gutenberg (c1400-1468, Maguncia, Alemania) no fue el inventor de la imprenta puesto que, a comienzos del siglo XV, ya se imprimían naipes y estampas con motivos religiosos. Estas impresiones se realizaban mediante la aplicación de una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre el papel o el pergamino. Tampoco fue mérito suyo la composición de textos con caracteres móviles, es decir, la fabricación de letras o símbolos individuales.

El verdadero logro de Gutenberg fue el perfeccionar estas técnicas hasta conseguir un procedimiento tipográfico que ha permanecido sin apenas cambios hasta principios del siglo XX. De esta forma, para la elaboración de sus libros impresos, sustituyó la madera por metal, fabricando moldes de fundición capaces de reproducir tipos metálicos regulares que permitieran la composición de textos. Fue esta invención, la impresión tipográfica con tipos móviles metálicos, la que dio origen al verdadero libro moderno.

Fue gracias a la posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros, que un mayor número de personas en todo el mundo pudo acceder al saber escrito, lo que dio lugar a inestimables transformaciones, no sólo en el campo de la cultura, sino también en el de la política, la religión y las artes.

20 comentarios