Publicado por Ferran Mascarell, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, en el diario El País. Edición Cataluña, 07 de noviembre de 2004
Los usuarios de bibliotecas no tienen vidas aisladas: sus preferencias y gustos reflejan las preferencias y los gustos que tienen los lectores en este país. Preocupación por el bajo índice de lectura. No es una opinión personal, es el legítimo sentimiento, no sólo patrimonio del sector editorial, que muchos tienen al ver las cifras y los porcentajes de lectores en este país; cifras que, año tras año, constatan una realidad que parece haberse enquistado.
Pese a ser una preocupación lícita, como encomiable es la búsqueda de soluciones, quienes tenemos alguna responsabilidad en la promoción de la lectura -sin duda, un bien de primera necesidad- hemos de poder dejar atrás un escenario, el actual, dominado por un cierto derrotismo y ennegrecido con la tinta de titulares que siempre que se refieren al binomio libros-lectores lo hacen en un tono apocalíptico. ¿Cómo hacerlo? Hablando de los otros, de los miles de personas que sí leen. Sumemos las porciones de felicidad que éstos encuentran en los libros y veamos que la literatura, la palabra escrita, sigue siendo vital para muchos de nosotros.