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Mes: agosto 2007

Citas al libro /16

“No hay dos personas que lean el mismo libro”
Edmund Wilson

“Carecer de libros propios es el colmo de la miseria”
Benjamin Franklin

“Mientras haya libros no existe el pasado”
Edward George Bulwer Lytton

“No podemos arrancar una página del libro de nuestra vida, pero podemos tirar todo el libro al fuego”
George Sand

“Los libros nos dan consejos que no se atreverían a darnos nuestros amigos”
Numa Pompilio

“He preferido estudiar los libros que a los hombres”
Francis Bacon

“El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza”
Oscar Wilde

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«La economía Long Tail» de Chris Anderson

No vamos a poder negar que la lectura de "La economía Long Tail" no nos ha resultado interesante. De hecho, a partir de él, hemos reflexionado y analizado en este mismo lugar sobre lo que se ha denominado Larga Cola o Long Tail. De su contenido, se puede desprender que el mundo está completamente regido por las leyes de potencia y que el concepto de la Larga Cola tan sólo es una prueba más de que Internet también se rige por ellas. No importa si se les denomina Ley de Pareto, Zipf o del 98, estas distribuciones estadísticas pueden ser encontradas si analizamos cualquier aspecto de cualquier muestra. Por ejemplo y sin riesgo a equivocarnos, podemos afirmar que el 20% de las entradas de este blog producen el 80% de las visitas.

Este es un texto para analizar y descubrir cómo Internet está alargando la Larga Cola gracias a la accesibilidad por distintos puntos a un catálogo comercial y a la recomendación de productos por los gustos del cliente tal y como hace Amazon. Internet es un lugar donde se puede hacer negocios a la vez que se pueden llegar a crear nuevos, como hizo Google con su publicidad contextual, Adsense. Llegamos a la conclusión de que cada nicho de la sociedad tiene su público y puede vivir o convivir con éxito dentro de su ámbito y dentro de sus propias limitaciones. Sin duda, la diversidad fomenta y potencia el desarrollo de la Larga Cola.

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Mr. Bean visita una biblioteca

El personaje creado por Rowan Atkinson, Mr. Bean, es conocido por su estupidez absurda y su parquedad de palabras, aunque según el actor Bean sólo es un niño atrapado en el cuerpo de un adulto, desarrollando un cinismo y humor elegante. La serie de televisión que se estrenó en 1990 y se prolongó hasta 1995, se hizo popular gracias a su ingenuidad agradable, aunque llegaba a ser malvada y egoísta en cierts ocasiones. El humor de la comedia viene en gran parte de las originales y excéntricas soluciones que Mr. Bean encuentra para resolver sus problemas y su indiferencia total por solucionar otros. El personaje también ha saltado a la gran pantalla bajo los títulos Bean (1997) y Las vacaciones de Mr. Bean (2007).

En esta ocasión, Mister Bean visita una biblioteca con un resultado hilarante, como no podía ser de otra manera.

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La información quiere ser libre

Es probable que nuestros lectores no se hayan percatado hasta ahora que esta bitácora se cierra con una frase: La información quiere ser libre. Se trata de un End-Line que no dudé en copiar y traducir del blog de Jorge Cortell, aunque en este caso mantiene el original inglés Information wants to be free, pero hace poco descubrí que este lema tiene un doble filo.

Ante una frase como ésta, cualquier profesional de la información no dudará en señalar que su significado es precisamente que la información tiene que estar disponible de una forma libre y gratuita para todos. Es la labor que se realiza todos los días en las bibliotecas públicas, difundir el conocimiento, poniéndolo al servicio de la sociedad sobre la que ésta se fundamenta y desarrolla. Tanto es así que la bibliotecaria Meredith Farkas mantiene un blog desde noviembre de 2004 que lleva por título Information Wants to Be Free.

La frase fue pronunciada por vez primera por Stewart Brand en la primera Conferencia de Hackers de 1984, el contexto es el siguiente:

Por un lado, la información quiere ser cara, porque es muy valiosa. La información adecuada en el lugar acertado simplemente cambia tu vida. Por el otro lado, la información quiere ser libre, porque el coste de de sacarla a la luz está siempre poniéndose más y más bajo. De modo que tenemos esos dos lados luchando uno contra otro.

Esto nos lleva al viejo dicho: La información es poder, dentro de ese contexto es cara, sin embargo la información es libre porque el ser humano es fundamentalmente comunicación y desea transmitirla y compartirla (Véase el ejemplo de la Wikipedia y la Web 2.0 ). Nos encontramos aquí frente a una dicotomía no resuelta, ya que el lema puede ser utilizado para defender los beneficios tanto de la información privatizada como de la liberada/libre/abierta, o ambas.

Conscientes de esto, los padres del movimiento Open Source Free Software, como Richard Stallman, trataron de acotar esta consideración:

Creo que toda la información de utilidad general debería ser libre. Por ‘libre’ no me refiero al precio, sino más bien a la libertad de copiar la información y adaptarla a las necesidades propias de cada uno". Denning explica: "En ‘de utilidad general’ no incluye información confidencial sobre personas o sobre tarjetas de crédito, por ejemplo.

Por lo que se considera que el lema debería ser cambiado por La información debería ser libre, como si la información pudiese ser acaparada y no compartida, olvidando que la información tiene ciertas características que la hacen especial sobre los otros bienes humanos. La información quiere ser libre, puesto que el acceso a la información y el conocimiento no debería necesitar de una lucha de clases, que el acceso es un derecho humano básico, y que, según mejora la tecnología, toda la humanidad debería poder participar en sus dones y servicios.

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La biblioteca de los libros mal clasificados

Uno de los problemas más graves de los productos es que nos obligan a hacer clasificaciones estáticas y muy simplistas, como vimos en Wal-Mart. Esto significa que una cazadora puede estar en la sección "Americanas" o "Deportes", pero no en la sección "Vaqueros" o "Nailon". Por lo general, esto no representa un gran problema, ya que casi todas estas categorías son insignificantes para la mayoría de la gente (las economías del comercio minorista deben ignorar a los pocos compradores para los que estas categorías serían perfectas).

Como gerente de una tienda, uno tiene que prever dónde la mayoría de la gente espera encontrar una cazadora. De modo que, después de construir su tienda en torno a una clasificación preconcebida, sólo tiene que esperar que su distribución coincida con el punto de vista de la mayoría de la gente. Pero ¿qué pasa con los clientes que no piensan de esa manera? Uno espera que pidan ayuda.

Sin embargo, con la evolución del comercio minorista online, ha llegado a ser evidente que poder recategorizar y reordenar los productos al instante revela su verdadero valor. Para empezar, la tiendas online pueden hacer listas de productos y categorizarlos en cuantas secciones elijan. Esto atrae la atención de los compradores potenciales que no habrían encontrado el producto en la categoría de partida, y también estimula la demanda en las personas que ni siquiera estaban buscando el producto, pero fueron inducidas a comprar mediante una ingeniosa colocación.

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