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Mes: mayo 2009

Porqué lo llaman “Nube” cuando quieren decir Internet

La pasada semana, leyendo a un columnista tecnológico bastante popular, me sorprendía cuando utilizaba Nube refiriéndose indudablemente a la Internet de forma genérica. Este comunicador señalaba que una aplicación del iPhone se conectaba a El País para descargarse la información, pero en vez de denominar esta acción como conexión a la Web, lo definía como conexión a la Nube. Ya hemos reflexionado aquí mucho sobre los continuos cambios a la hora de designar las cosas, la creación de nuevos términos y mucho más si se trata en el sector tecnológico. El término Web 2.0 está tan manido que ya se huye de él y precisamente el de Web Social, buscando sustituirlo, tiene una serie de connotaciones que no se ajustan al anterior y algunos sugieren que en realidad el primero engloba al último. De forma bastante similar ha sucedido con los términos multitudes inteligentes o inteligencia colectiva que reinventados como inteligencia de enjambre que no acabó de cuajar, aunque desde luego este último dispone de mi simpatía.

Puede ser que Internet sea uno de los entornos más sujetos a los cambios de tendencias y a la reinvención de las ruedas, como alguien me señaló en cierta ocasión, aunque, todo hay que decirlo, es precisamente uno de los lugares donde la información se mueve a mayor velocidad y donde su intercambio se produce de forma más acelerada. Tal vez por ello, la Web deba estar redenominándose tratando de adaptarse a las nuevas tendencias, al mismo tiempo que urge a la rápida adopción de las mismas para que la máquina no deje de funcionar nunca.

Sin embargo, es justo decir que los nuevos bautizos surgen gracias a los nuevos conceptos y puede que ante el éxito de uno, los nichos de mercado similares lo adopten rápidamente y de forma no distintiva, provocando confusiones y el cruce de fronteras que provocan la confusión más allá de la aclaración de los términos.

Porque, volviendo a mi columnista, en esta ocasión el iPhone se descarga información a través de la Web sin pasar por un navegador, que siempre ha sido la forma más tradicional de conseguirla. No se trata de un RSS, ni de un correo electrónico sino de un software finalista para las alertas informativas, aunque esta idea también la habíamos visto en este mismo sitio web en forma de aplicaciones de escritorio. Por lo tanto, en este caso, la Nube describe un ente abstracto que no hace referencia a los mecanismos tradicionales a la hora de obtener información de la Web, aunque obviamente el proceso es bastante similar.

Es posible que el concepto Nube esté desplazando a la Web (Telaraña en inglés) debido a la rápida penetración de la ubicuidad (se encuentra en todas partes gracias a las conexiones inalámbricas) dentro de nuestra sociedad. Si hace unos años, la Web en el móvil, sí hablo del WAP, parecía una broma comparada con lo que se veía a través de un ordenador y un navegador de escritorio, el iPhone y el desarrollo de navegadores específicos para móviles, por ejemplo el Opera Mini, junto con el desarrollo de redes WiFi están trasladando el concepto de Internet ligado a un ordenador, una mesa y una silla, a casi estar disponible en cualquier dispositivo imaginable.

Pero esta Nube no es más que una reinvención de otro término, el Grid Computing o computación distribuida mediante el cual una serie de ordenadores se conectaban simultáneamente para la realización de cálculos, almacenamiento y procesos de forma coordinada y más barata que si de grandes supercomputadores se tratase. De Grid Computing, pasamos a Cloud Computing, aunque esta vez la necesidad de darle una capa de barniz era más comercial y centralizada y de ahí lo de Nube, mediante el cual una serie de empresas contrataban la capacidad de cálculo de servidores de tercero para el alojamiento o procesamiento de información de tal manera que el coste fuese inferior que disponer de un servidor dedicado propio.

Sin embargo, la metáfora de Cloud o Nube es demasiado romántica para dejarla escapar, así que aprovechando todo el marasmo de aplicaciones destinadas a la Web 2.0, donde el trabajo ya no se realiza en el escritorio de uno sino en la Web y en servidores ajenos, los difusores de los beneficios de la Web 2.0 decidieron quedarse con este término convirtiendo casi todo el trabajo que se realiza en la Web en trabajo que se realiza en la Nube.

Nube porque nuestros documentos (Google Docs o Zoho), correo electrónico (Gmail o Hotmail), fotografías (Flickr o Microsoft Live), vídeos (YouTube o Dalealplay) e incluso marcadores se quedaban en sitios webs, en ordenadores y servidores ajenos a los usuarios, cambiando nuestra forma de trabajar y permitiendo que nuestros trabajos y datos personales los gestionasen otros.

En fin que si la Web es sólo una parte de Internet, aunque utilicemos estos términos casi de forma indistinta, es posible que la Nube pase a ser un sinónimo de la Web a pesar de que sólo se trate de un subconjunto de ella, subconjunto al mismo tiempo de la Web 2.0; pero en realidad no importará en exceso porque la máquina deberá seguir funcionando.

¿Para cuándo la Nube 2.0?

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Windows 7 para perder a Vista

Si acabaste cansado de Windows Vista, si creíste que el nuevo sistema Aero era muy bonito pero trabajar con tu ordenador un infierno (Demasiadas veces te preguntaba si realmente querías hacer algo que ya le habías dicho que querías hacer), si te decepcionó que Vista no funcionase con tu antigua impresora o tu escáner, no te preocupes no fuiste el único. Hace ya un tiempo que Windows Vista ya fue considerado un fracaso por Microsoft, comparado y vilipendiado como el segundo Windows Me, puede que las razones de ello pudiesen reducirse a: Sus diversas versiones hasta siete con distintas funcionalidades cada una, a la falta de compatibilidad y los grandes requisitos de hardware que solicitaba para cuando fue lanzado, el excesivo celo a la hora de gestionar la seguridad y las acciones de los usuarios o su falta de impacto mediático (!).

En esta ocasión, no le funcionó el rodillo a Microsoft, no resultó suficiente con controlar el 90% del mercado de los PCs destinados al hogar, mientras que antes de lanzar su nuevo sistema operativo, en julio de 2005, trataba de vender ordenadores preparados para Vista que nunca pudieron moverlo. Microsoft comprobó que el mercado no se movía al ritmo que marcaban desde Redmond. Sus usuarios se mantenían alejados de Vista forzando a la compañía de Redmond a seguir extendiendo las licencias y el soporte para el viejo XP.

Además, los usuarios comenzaron a contemplar otras alternativas. Por un lado, Apple aprovechaba el efecto Halo de su producto estrella de la última década, el iPod, y comenzaba a atraer a un público más heterogéneo que veía en los productos de la manzana una marca de distinción, fiabilidad y diseño, mientras que, por otro, las compañías de hardware lanzaban un nuevo producto informático no concebido para el trabajo continuo, pero que permitía a su usuario facilidad de transporte y conectividad allá donde se encontrase: Los netbooks o ultraportátiles.

Los netbooks comenzaron a comercializarse con bajas prestaciones técnicas a principios de 2007. Procesadores pequeños y discos duros flash de 4 Gb parecían suficientes para estos productos destinados a la navegación y la consulta del correo electrónico. Sin embargo, su evolución ha sido muy agresiva hacia casi la canibalización del mercado de sus hermanos mayores, los portátiles, aumentando sus prestaciones y tamaños en muy poco tiempo. Concebidos como ordenadores de muy bajo costo (250$), los primeros modelos fueron lanzados bajo un sistema operativo que requería menos prestaciones que Vista y cuya licencia era casi despreciable: Linux.

En cualquier caso, la aceptación de este producto fue tal que Redmond tuvo que moverse rápido de no perder a los usuarios y a las empresas fabricantes, el resultado ha sido que la mayoría de estas máquinas actualmente funcionan bajo XP a pesar de que Microsoft decidió retirar la extensión de licencias en junio de 2008 para el resto de equipos. Por otra parte, otra de las amenazas para Windows proviene de Google que se encuentra trabajando en Android un sistema operativo desarrollado en código abierto y que ya se encuentra presente en algunos teléfonos móviles del mercado, por lo que el salto hacia ordenadores ultraportátiles puede considerarse como un paso lógico.

En definitiva, en 2008, Microsoft se encontraba frente a un mercado renuente a la utilización de su nuevo sistema operativo que a pesar de su posición dominante en el mercado no había conseguido llevar a entornos corporativos. 22 meses después del lanzamiento de Vista, decidía dejar de otorgar licencias a fabricantes de hardware de su viejo XP lanzado en 2001, pero debía desdecirse en el mercado de los ultraportátiles donde Linux podía sacarle ventaja. Finalmente, Windows Vista quedaba un tanto desprestigiado al no funcionar en condiciones óptimas en algunos de los equipos más avanzados tecnológicamente manchando la imagen de Windows, por lo que el mercado, cada vez más volcado a la Web 2.0 y al trabajo en la nube, decidía moverse hacia la gama alta de la informática: Los Macintosh. Tampoco debemos olvidar que desde Cupertino se facilitó el tránsito, cambiando los procesadores de PowerPC desarrollados por IBM hacia los Intel que facilitaban la instalación y ejecución de software diseñado para PC en lo que se denominó Boot camp.

¿Era ésta una situación sostenible? Ante el empuje de Google y la reciente popularidad de Apple por parte del usuario medio, los de Redmond se han movido rápido y han decidido escuchar a sus usuarios, a la vez que les invitaban ayudarles a mejorar y poner a punto el nuevo sistema operativo -Además de allanar el terreno para su comercialización, volcando a los medios para la publicitación de su terreno y a los early adopters para que utilicen el Social Media-. Otro de los cambios significativos fue el cambio en el sistema a la hora de denominar los nuevos sistemas operativos, por años (98, 2000) y otras fórmulas (XP o Vista), Windows vuelve a la numeración tradicional que abandonó en su versión 3.1. En esta ocasión, el nuevo sistema operativo de Microsoft llevará la denominación Windows 7.

Un sistema operativo que se asegura que puede funcionar perfectamente con los equipos actuales, que no necesitará unas máquinas muy potentes, y que podrá funcionar incluso en los ultraportátiles sin excesiva dificultad (Aunque habrá hasta seis versiones comerciales del mismo sistema operativo). De hecho, por primera vez, nos encontramos frente un movimiento audaz en la búsqueda de la máxima aceptación y transición desde Vista a Windows 7. Actualmente, cualquier persona que lo desee puede descargarse una versión candidata (Release Candidate, es decir, una versión lo suficientemente avanzada en su desarrollo sin que podamos encontrarnos con problemas importantes) del nuevo sistema operativo de forma gratuita totalmente operativa y tras comprobar el éxito, 3 millones de descargas, 90% de software compatible y 2’7 millones de drivers compatibles, que había supuesto la política de descargas de la versión beta.

De momento, las críticas han sido positivas, aunque se mantiene la prudencia, así que si todo marcha según lo establecido Windows 7 será distribuida de forma comercial a partir de octubre de 2009. Por otra parte, aquellos que comiencen a utilizar la Release Candidate podrán disfrutar de ella hasta marzo de 2010 sin ninguna restricción, fecha a partir de la cual el sistema se apagará cada dos horas hasta que el 1 de junio de 2010 dejará de funcionar completamente.

Mucha suerte a los intrépidos.

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Un lustro enredado

Every step of the way we walk the line
Your days are numbered, so are mine
Time is pilin’ up, we struggle and we scrape
We’re all boxed in, nowhere to escape

Mississippi Bob Dylan

Cuando sólo restan unas cuantas horas para que cumplamos cinco años en la Red, un lustro escribiendo en este espacio virtual que espero que disfrutéis leyéndolo tanto como yo (en ocasiones) haciéndolo, me percato que para este año no tenía nada preparado para vosotros. Es decir, todos los años a estas alturas ya tenía pensado lo que iba a transmitir; de hecho, siempre teníamos algo dispuesto días antes para publicarlo, sin embargo esta vez escribo sin saber bien qué decir ni cómo decirlo. Digámoslo así, una suerte de carta abierta.

Bueno, en realidad, os miento. Maria Elena y yo habíamos comenzado a trabajar en un proyecto-recuerdo de este blog, pero como os podéis imaginar, otros menesteres nos han urgido para que nos ocupásemos de ellos y finalmente la idea que os teníamos pensada para esta fecha no va a poder ser. Aunque, todavía disponemos de tiempo, de aquí a nuestro sexto aniversario aún nos queda margen para realizar la idea que llevábamos en mente, así que confío que dentro de este nuevo año que comenzamos nos dé tiempo a acabar lo que hemos comenzado y, entre medias, llevemos algún que otro proyecto bibliodocumental nuevo.

Así pues, 1826 días después de aquel viernes de 2004, muchas cosas nos han sucedido y muchas las hemos compartido con vosotros, con la mirada vigilante hacia adelante, pero sin olvidar a aquellos que nos fueron dejando por el camino. Muchos antes que nosotros dispusieron de su quinto aniversario y ha sido muy divertido compartir este camino con ellos, hemos descubierto a otros que más tardíos comenzaron a andar, algunos se perdieron, otros nos siguieron; mientras que contemplábamos cómo nuestros amigos disponían de su evolución profesional y personal con cierto atino.

¿Dónde estamos nosotros? Puede que en un impasse, eterno todo hay que decirlo, tratando de ajustarnos dentro del nuevo entorno en el que nos movemos, integrarse en una Red de Blogs no es fácil porque hay terceros que tienen de expectativas creadas; mientras que a nivel laboral seguimos buscando nuestro sitio. Imagino que de eso se trata, al fin y al cabo, de nunca quedarse quieto ni satisfecho con uno mismo.

Hasta el año que viene…

  1. Un año no más (2005)
  2. Querid@s amig@s… (2006)
  3. Entonces y ahora, os lo debemos (2007)
  4. Cuatro años en la carretera (2008)
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Más allá de la normalización de los nombres de los científicos, ¿es necesario un DNI para los investigadores?

Miquel Ros Martín no es mi hermano, ni siquiera es familiar mío (Que yo sepa), sin embargo últimamente su nombre se ha difundido mucho en los medios de comunicación gracias a que ha obtenido el primer premio en el apartado de Ingeniería Técnica en Informática, del Premio Nacional de finalización de estudios universitarios convocado por el Ministerio de Educación, Política Social y Deportes (Mi más sincera enhorabuena). Probablemente, Miquel y yo no lleguemos a coincidir nunca de forma física, ni a cruzar unas palabras, pero puede ser que los dos lleguemos a publicar algún artículo científico en un futuro.

En mi caso, he normalizado mi firma en los textos que publique de forma impresa o digital de 2008 hacia adelante, escarmentado y divertido al descubrir que los documentalistas y bibliotecarios me asignaban unos apellidos u otros cambiando mi persona, conjugándola con la de otros. Así pues, en mi ficha IraLis señala inequívocamente que firmo como Marcos Ros-Martín, pero en las referencias de las bases de datos científicas mi nombre quedará recogido como un “Ros-Martín, M.” y por lo tanto Miquel, que también podría haberse llamado Marcos, y yo puede que algún día compartamos índice h si decide firmar sus textos como Miquel Ros-Martín.

Sin embargo, esta anécdota menor se multiplicaría si yo o Miquel nos llamásemos “John Smith”. ¿Cuántos científicos aparecerán en las bases de datos como “Smith, J.”? ¿Cuántos artículos? Y si yo fuese una científica, de nombre Mary Jane, y me casase con John Smith, ¿firmaría a partir de entonces como Mary Smith aún poseyendo artículos firmados como Mary Jane? Algunos ya han propuesto que la solución pase por un identificador único para todos los investigadores.

De esta manera, en el sitio web ResearcherID de la editorial Thomson Reuters se nos propone la asignación de un identificador único para cada persona de tal manera que se pueda agilizar los trámites con los editores de publicaciones científicas. El debate ya ha producido textos a favor y en contra, mientras que otros se preguntan quién debería gestionar estos números.

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