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Mes: junio 2013

La biblioteca personal de Hannibal Lecter

El doctor Hannibal Lecter, Hannibal el Caníbal, es uno de los personajes más fascinantes que ha dado la cultura norteamericana recientemente. Clasificado como el villano más grande de todas las películas de Hollywood por el American Film Institute, no nació en ese medio, sino en novela. Thomas Harris lo presentó en “El Dragón Rojo (1981)” describiéndole como un asesino ya convicto que colaboraba con la policía, mientras daba un paseo atado por el patio interior del Hospital Psiquiátrico de Baltimore o en su celda. Sin embargo, no sería hasta “El Silencio de los Corderos” (novela y película), cuando Lecter alcanzaría su mayor popularidad y lo que le haría merecedor de películas y libros de continuación de diversa fortuna.

Recientemente, se acaba de emitir en EEUU la serie de TV “Hannibal” donde se nos muestra el inicio de la colaboración de Lecter con Jack Crawdford y el agente especial del FBI Will Graham y que finalizaría su detención y su reclusión. El doctor Lecter es un personaje cultivado, amante de la pintura, de la música y de la lectura como ya mostraría en la película “Hannibal” al convertirse en el responsable de la biblioteca Capponi. En la serie, sigue disponiendo de ese refinamiento, aunque en esta ocasión se nos amplía un poco más psique, mostrándonos sus artes culinarias y los platos que cocina especialmente a sus invitados. En esta ocasión, el personaje está mucho más contenido y frío en su forma de comportarse, aunque muestra pequeños destellos de lo que es realmente.

En la serie, se nos muestra a un Lecter que todavía ejerce, que recibe a sus pacientes en su consulta que se sitúa en un amplio e impresionante despacho donde podemos encontrar una biblioteca a la que se accede mediante una escalera y que rodea casi toda la habitación.

Biblioteca de Hannibal nº 2

Biblioteca de Hannibal nº 3

Biblioteca de Hannibal nº 1

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Evitando la infoxicación

Desgraciadamente, no existen curas para la infoxicación. Las razones de nuestra ansiedad pueden ser variadas o podemos tratar de sobrellevarla; sin embargo, hoy en día la única forma que podríamos evitarla sería desconectándonos de Internet y convertirnos en una especie de paria social. En cualquier caso, no debemos sucumbir bajo esa ansiedad provocada por el descontrol que sentimos a la hora de recibir tantos estímulos informativos. El control de la información no debe pasar por recibir toda la información de calidad que podamos, sino más bien poder controlar ese flujo de información y sentirnos cómodos con él.

La infoxicación no es un fenómeno reciente ni mucho menos. Alain Toffer popularizó el concepto de “sobrecarga informativa (information overload o infobesity)” en 1970, aunque mucho antes, James G. Miller, en 1960, describió siete técnicas (ha implementar en organizaciones) con las que evitar el consumo intensivo de información ante una avalancha de ella.

  1. Omisión. Como no se puede consumir toda la información que se recibe, lo mejor es ignorarla.
  2. Error. Tratar de responder a los estímulos informativos sin prestarle excesiva atención.
  3. Colas. Poner la información en cola hasta poder prestarle la atención que se merecerían.
  4. Filtrado. Similar a la omisión, aunque en este caso se desecha una parte de la información y se les aplican prioridades para discriminar las unas de las otras.
  5. Empleo de canales paralelos. Se trata de encargar a distintas personas el seguimiento de cada canal de información y que realicen un filtrado.
  6. Aproximación. Tratar de procesar la información de una forma limitada o somera (Skimming).
  7. Escape. Hacer que el consumo de esa información se convierta en el problema de otras personas.

A lo largo del tiempo, se ha prestado especial énfasis a las colas, el empleo de canales paralelos y la aproximación como las mejores maneras de procesar la información. Sin embargo, actualmente, el filtrado es la que más atención ha recibido sobretodo gracias a los recientes desarrollos de la Web 2.0 (Social media, RSS, configuración de alertas, filtrado social de noticias, etc.)

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La Biblioteca Pública de Nueva York invita a los adolescentes a pasar un buen rato

A pesar de los recortes que está sufriendo, la Public Library of New York no deja de innovar y ensayar nuevos formatos para atraer a los más jóvenes. En esta ocasión, nos sorprende en su delegación en Harlem’s Hamilton Grange donde invita a sus usuarios más jóvenes a simplemente pasar un buen rato en la biblioteca. Para ello, ha habilitado una zona abierta donde los jóvenes pueden jugar con videojuegos (Como la Wii o Guitar Hero) o comer aperitivos sin preocuparse de que les llamen la atención. Los adolescentes pueden interactuar, participar y jugar con sólo dos bibliotecarios que tratan de mantener cierto orden. Pero por supuesto que no todo va a ser divertirse, también se puede trabajar ya que existe un espacio para la consulta de libros y para hacer los deberes de la escuela. Aunque, eso, ya no se salga de lo común.

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Tu vida social se sostiene en Internet

Hace un tiempo, un amigo se quejaba que desde que todo el mundo tenía un smartphone y concretamente Whatsapp, él había dejado de tener vida social -En modo irónico, se entiende-. Se sentía excluido al no pertenecer al grupo de contactos agregados a su grupo de amigos, así como perder el hilo de las conversaciones que en ocasiones se generaban a través de esta plataforma. También es sorprendente el número de personas que ya no hablan por teléfono o se niegan a hacerlo, prefiriendo el envío secuencial de mensajes de texto instantáneos, aunque se podrían ahorrar malos entendidos, donde se pude controlar la temporización de lo que se quiere decir y donde se pierde la inmediatez y por tanto la frescura en las conversaciones.

Desgraciadamente, mi amigo no debe ser el único desubicado por los nuevos usos sociales que la tecnología va imponiendo en el transcurrir de los días. Paul Miller, editor de The Verge, hizo un experimento consigo mismo tratando de vivir un año sin Internet. Consideraba que Internet le había convertido en una persona impaciente e improductiva, por lo que decidió no utilizar ordenadores conectados a Internet, cuando redactaba un artículo debía llevarlo a la redacción en un pendrive y cuando quería enviar un mensaje debía utilizar el correo ordinario. Las consecuencias fueron un descenso notable de su vida social. Su frase: “Se ha gastado mucha tinta sobre el falso concepto de Amigo de Facebook pero puedo decirles que un amigo de Facebook es mejor que nada” se me presenta como completamente hilarante, aunque inevitablemente me recuerda al comentario lastimero de mi amigo.

Las dos situaciones me llevan a reflexionar que aunque algunas personas se consideren torpes y temerosas en esto de las nuevas tecnologías, aunque crean que las Redes Sociales como tales no van con ellos; la necesidad de estar conectados trasciende a la capacidad de decisión humana. Es decir, a pesar de la negación de lo evidente, el ser humano necesita establecer relaciones sociales y aunque el número de plataformas tecnológicas establecidas a través de Internet sean diversas, e incluso algunas hayan estado diseñadas para interactuar socialmente, Internet en sus distintas vertientes es el mayor nodo social creado hasta la fecha y que forma ya parte de nuestras vidas nos guste o no.

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Cómo convertir un árbol en una biblioteca

Livre Echange (Intercambio de libros) es una propuesta del colectivo de diseño francés House Work para la creación de una biblioteca urbana presentada en la International Design Biennial 2013 en Saint-Étienne (Francia).

La propuesta de biblioteca consta de una colección de cajas transparentes que se suspenden de las ramas de árboles que se sitúen en distintas localizaciones como en los parques públicos u otros lugares donde los habitantes de un núcleo urbano pueda detenerse a leer. El objetivo principal es el fomento del intercambio de libros, que la persona que se lleve un libro deje otro. La forma de casa de las cajas está concebida para la protección de los libros que se depositen en ellas de los efectos de los elementos y de los pájaros.

Livre Echange

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