Publicado por Forges en el Diario El País en Enero de 2005
El Documentalista Enredado Entradas
En Iwetel se ha iniciado un debate sobre la crítica que Jean-Noël Jeanneney, escritor y presidente de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), lanza contra el proyecto de Google de digitalizar el fondo bibliográfico de cinco bibliotecas universitarias (4 estadounidenses y 1 británica) y poner dicho fondo en línea, de manera legible y recuperable gracias a un motor de búsqueda.
Para aquellos que desconozcáis estas declaraciones del presidente de la BNF o tengáis dificultades con el francés, os hago una breve reseña.
Vía Google.dirson, descubro un interesante artículo publicado en el New York Times (At I.B.M., That Google Thing Is So Yesterday). En él, un periodista del diario nos relata la interesante visita que realizó al Centro de Investigación de IBM que posee cerca de Nueva Cork, el Watson Research Center, y los avances que el centro estaba realizando sobre las arquitecturas para los motores de búsquedas.
En este artículo, se nos presenta el concepto de Búsquedas de Tercera Generación que consistirían en el siguiente paso a realizar por los buscadores. De una forma breve, la primera generación de búsquedas consistiría en la técnica de localizar documentos que contengan exactamente unas determinadas palabras dadas. Por ejemplo, es la utilizada por las búsquedas que realizan los Sistemas Operativos para localizar documentos en el disco duro y sobre las que se basaron los primeros buscadores de Internet. Por otro lado, la segunda generación de búsqueda sería la que en estos momentos lleva a cabo Google junto con otros buscadores, basándose en palabras clave y otros indicadores. De esta manera, los buscadores devolverían una serie de enlaces sitios web en función de unas palabras de búsqueda y los pesos que les asignarían mediante una serie de variables.
Las búsquedas de tercera generación irían más allá, puesto que podrían extraer el significado implícito de cualquier material incluso si no se encuentra estructurado de alguna manera (bases de datos, ficheros de e-mail, grabaciones, imágenes o vídeos) o se encuentra en varios idiomas. Además, el sistema podría contestar a cualquier pregunta que se le formulase, incluso si se realizase en lenguaje natural.
Las primeras pruebas de esta nueva generación de buscadores se están realizando con un sistema denominado Piquant (Practical Intelligent QUestion ANswering Technology) que puede analizar estructuras semánticas de un documento y posteriormente exponer el conocimiento que no estaba explícitamente en él. Por ejemplo, a la pregunta: ¿Quién es el Primer Ministro de Canadá? Y después de haber escaneado diversos artículos sobre política canadiense, podía responder a la pregunta correctamente a pesar de que en los textos no aparecían las palabras exactas de la cuestión formulada.
¿Cuándo podremos probar esta nueva generación de tecnologías para la búsqueda? Arthur Ciccolo de IBM considera que puede que dentro de dos años, ahí es nada.
4 comentariosLa Biblioteca de la Duquesa Anna Amalia en Weimar, al este de Alemania, fue devastada por un incendio hace cinco meses. El incendio destruyó 50.000 libros de los siglos XVI, XVII y XVII, además de dañar unos 65.000 más. La bibliotecaria Katrin Lehman observa un libro en una de las galerías del nuevo centro de estudios de la biblioteca que fue inaugurado el viernes 4 de febrero de 2005.
2 comentariosComo Yavannna se encuentra empecinada en buscar, recopilar y enriquecerse con vocaciones bibliotecarias, le dedicamos una. Aunque no sea la nuestra.
De Diario El País, edición Comunidad Valenciana. 8 de marzo de 2004
Pasión por los libros
El sueño de Sandra Guerrero es la enorme biblioteca de una ciudad anciana con las paredes forradas de libros. Ése es su destino vocacional, algo que no desconocía cuando empezó ha estudiar estudiar Filología Española. Hoy, transcurrido un año ya desde que se licenció, compagina su trabajo de kiosquera en un gran centro comercial de la periferia de Valencia con una colaboración en una pequeña biblioteca de su ciudad, Silla.
Estos últimos días en IWETEL se planteaba la posibilidad de que las bibliotecas establecieran un servicio de alerta, con sindicación RSS, para alertar a sus usuarios de sus novedades. También la creación de blogs que permitieran el intercambio de opiniones entre usuarios.
En España estas iniciativas están muy lejos de implantarse, pero no ocurre así en otros países, como bien hizo notar Javier Leiva, al apuntar algunas bibliotecas que ya ofrecen sus nuevas adquisiciones con sindicación RSS (RSS(sm) New Books y The Australian National Library).
Estos comentarios me han llevado a rebuscar entre los artículos que recopilé para la realización de un proyecto de diseño de un catálogo de consulta, hasta encontrar este interesante artículo de Pedro Layant, que se presentó en las 1eras jornadas del Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi, de 2003.
Me ha satisfecho profundamente que el número de este jueves del Ciberpaís haya retomado el debate sobre las publicaciones científicas, los científicos, las bibliotecas e Internet, publicando «Acceso libre en Internet a las publicaciones científicas«. Era éste un post que tenía guardado como futurible y, esta vez sí, un gran medio de comunicación se nos adelanta… Pero hagamos un poco de memoria basándonos en el artículo de Dídac Martínez La crisis de las revistas científicas y las nuevas oportunidades de Internet…
Es Philosophical Transactions, publicada por la Royal Society de Londres en 1665, la que se considera la primera revista científica editada. Esta publicación surgió ante la necesidad del intercambio de ideas y la revisión de los trabajos científicos por expertos. Muy pronto se le añadió la necesidad de recopilación de todos los escritos y, de esta forma, el nuevo científico no debería comenzar de nuevo. Esto desembocó en el nacimiento de las bibliotecas científicas tal y como las concebimos hoy. Durante todo este periodo de tiempo, se han añadido nuevos elementos para evaluar la calidad de los trabajos publicados, como el impacto que producen éstos en la comunidad científica, que permite valorar al investigador si consigue publicar su trabajo en la revista más notable dentro de su campo y es citado por otros investigadores.