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Etiqueta: Profesión

No me llames bibliotecario, llámame…

Nancy Friedberg escribía en el diario The New York Times, en octubre de 2001 nada menos, que el nombre que pudiese definir un puesto de trabajo podía hacer cambiar significativamente la retribución que se podía obtener por él. Uno de los ejemplos significativos que aportaba consistía en la denominación del trabajo de bibliotecario. De esta forma, para un puesto denominado Bibliotecario (Librarian) una persona podía ganar hasta 27.000 $ al año, pero si se cambiaba esa designación por Especialista en la gestión de la información (Information – management specialist), el puesto podría aumentar hasta 100.000 $.

En España, todavía existe un surtido muy pobre a la hora de denominar a un profesional de la información más allá de los consabidos bibliotecario, documentalista o archivero – El éxito de Infonomista todavía no está muy claro -, aunque no sucede así en los países anglosajones. Inspirada en el artículo de The New York Times, la bibliotecaria de Colorado, además de escritora, Michelle Mach comenzó a realizar una compilación de todos los nombres que se utilizaron en distintas ofertas de trabajo para bibliotecas y / o centros de información en Estados Unidos, publicándolas en su sitio web que actualmente no está accesible a no ser que acudamos a Archive.org.

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Proyecto de ley de creación del Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana

Gracias a Catuxa que nos mantiene informados de lo que ocurre en nuestra propia casa, nos enteramos de que el gobierno valenciano ha aprobado el proyecto de ley de creación del Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana, que posteriormente será remitido a las Cortes Valencianas.

Cuando nos lo hayamos mirado bien a fondo, ya comentaremos que hay de bueno o malo en este proyecto. Y también os mantendremos informados de su evolución.

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Gestión del conocimiento y periodistas

Los periodistas recopilan y procesan datos e información. Pero, ¿cuál es la diferencia entre los datos, la información y el conocimiento? La explicación más simple implica una analogía. Pensemos en los datos como los materiales crudos de los periodistas. Los datos son como las manzanas de un árbol. Hay muchísimas y es fácil contarlas. Los datos se transforman en información cuando la gente utiliza sus manos y cerebro para procesar las manzanas en algo útil: Un pastel de manzana, una manzana de caramelo… Pero a medida que se procesa la información, se hace más abundante. De hecho, los medios continúan convenciendo a la gente de que la información es un producto abundante porque parecen contentos de regalarla. […] Durante siglos, los redactores han construido un manto de entendimiento de comunidad que explican el mundo a sus audiencias-. En un mundo de escasez de información, el periodista realiza un servicio vital a la comunidad al adquirir y transmitir datos recientes […]. Pero con el aumento de información, el papel del periodista cazador y recolector se ha quedado obsoleto. La sociedad necesita profesionales que hagan que la información sea manejable. En un mundo que posee más información de la que puede procesar, los periodistas realizan una importante labor […]. Nos ayudan a filtrar la información sin manipularla en una u otra dirección […]. Cree que el desafío para los periodistas implica su disposición a compartir la información, gestionarla con seriedad y transformarla en conocimiento. QUINN, Stephen. Prepararse para los cambios en las redacciones del mañana. En: Técnicas de prensa, mayo 2002. Pág. 34
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El becario archivero que clasificó un tesoro

Digo yo que los becarios de arqueología estarán muy acostumbrados a desenterrar tesoros, ya se sabe, la X nunca marca el lugar, pero eso es precisamente lo que nos quieren hacer creer. Así que un titular como este: "Un becario halla una copia de 71 lecciones de canto inéditas del compositor Gomis", les provocará un leve arqueamiento de ceja y podrán considerar que, bueno, tampoco hay para tanto. Desde luego que si yo me encontrase un documento perdido durante cincuenta años, aunque eso es precisamente lo que evito, que se pierda información, no podría caber de mí de gozo. Aunque os confesaré que algunos tesoros he ido encontrando en este archivo centenario o al menos así lo considero.

Pero no perdamos la noticia de vista, que es a ella la que dedicamos este texto. Es evidente que no se encuentran documentos perdidos todas las semanas, pero parece ser que éste merece un poco de atención. Así, según nos cuenta el texto de la noticia:

Se ha localizado una copia de 71 lecciones de canto inéditas del compositor del Himno de Riego, Josep Gomis. Estos documentos se han conservado gracias a una copia manuscrita realizada en 1831 por el músico ontinyentí Rafael Úbeda y Tormo, coetáneo de Gomis. Además, a lo largo de las lecciones ahora encontradas se pueden encontrar diversas anotaciones, todas ellas muy interesantes, mediante las que Úbeda revela datos inéditos sobre los primeros años de vida del célebre músico ontinyentí. Además, el volumen conservado incluye algunas lecciones y algunas composiciones del propio Úbeda, quien fue organista de la iglesia de Santa María en la primera mitad del siglo XIX.

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¿Trabajo o Formación?: elige tu futura frustración

No falla, cada vez que me encuentro con algún antiguo compañero de la carrera, después de contarnos la vida, surge el mismo tema: nuestra frustración por la situación laboral/profesional en la que nos encontramos. Una conversación de este tipo es la que hemos tenido recientemente Catuxa y yo a través del correo, por lo que a ti va dedicado este post y espero que te lo tomes con el humor con el que está escrito.

En la vida de todo estudiante, durante la carrera o al finalizar ésta, llega el momento en el que hay que elegir entre trabajar o seguir formándose. Es cierto que no siempre se trata de una decisión tomada libremente, sino que más bien son las circunstancias las que deciden por nosotros; pero una u otra opción determinará seguramente nuestro futuro profesional y también nuestra futura «frustración personal». Evidentemente, esta «opción vital» se da en todas las carreras y profesiones, pero en el caso de la Biblioteconomía, en que podemos introducirnos laboralmente de forma progresiva (un médico no empezaría nunca como auxiliar de medicina), hacen que, como Bibliotecarios/Documentalistas, la decisión sea aún más difícil.

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Un lustro como documentalista informativo

Dedicado a Bárbara para que me haga caso, si quiere, puesto que no es baladí.

Alguien dijo que en esta profesión deberíamos estar preparados para casi todo y razonó que seguramente acabaríamos en cualquier tipo de empresa / institución para trabajar en el mejor de los casos. En el peor, iríamos saltando de una a otra, posiblemente sin mucha relación de la última con la anterior. Por supuesto que los hay que afirman que lo que deberíamos hacer es especializarnos, enfocar nuestra carrera hacia un objetivo y andar hacia él. Pero, desde mi punto de vista, y después de lo que he vivido, de lo que he visto y de lo que me han contado; me quedo con el primer razonamiento: Hay que saber un poco de todo para poder afrontar el futuro. Adaptabilidad lo llaman, por lo que pueda pasar o porque cerrarnos en cuanto a una opción no es lo más seguro teniendo presente la situación de nuestro mercado laboral.

Hace ya cinco años que acabé la diplomatura en Biblioteconomía y como muchos recién diplomados consideré que ya era hora de comenzar a buscar trabajo (relacionado con mi carrera, un trabajo relacionado con los fast food no cuenta) aunque aún me aguardase la titulación de Licenciado en Documentación por delante. Todos sabemos que el paso de la universidad al mundo laboral siempre es incierto, sin embargo en mi caso parte del camino ya estaba hecho. La razón es sencilla, puesto que nada más empezar mi tercer curso en la Universitat de València ya me había dedicado a enviar mi currículum a distintas empresas convenientemente seleccionadas. De octubre a mayo, nada supe de ninguna de ellas, pero cuando todo parecía perdido, cuando todo indicaba que trabajaría en una empresa que nada tenía que ver con el mundo de la información (¿Recambios de coches?), recibí una llamada de teléfono para realizar una entrevista de trabajo en una de aquellas empresas.

La entrevista se desarrolló de una forma bastante curiosa y de aquello tengo, y creo que de aquel año en particular, un grato recuerdo. Primero, acudí a la entrevista con una terrible infección de oídos que me producía un gran dolor, segundo llegué un poco pronto y el entrevistador todavía no había llegado después de comer, por lo que la tensa espera añadida a mis molestias aumentaba mi grado de nerviosismo. Claro que si acudes a una entrevista de trabajo en el primer medio de comunicación impreso, en cuanto a audiencia, de la Comunidad Valenciana no es para menos. Poco importa si casi no puedes abrir la mandíbula para articular palabra o que tus pensamientos se deriven hacia el dolor del oído izquierdo; afortunadamente, mi elemento son las entrevistas cara a cara, salí bastante satisfecho de ella y por lo visto fue muy bien.

Durante el mes de mayo, la mayoría de los estudiantes están preparando los exámenes de junio y yo no era una excepción, salvo por el hecho que a mí tan sólo me restaba uno, además de tener que presentar la memoria del Practicum obligatorio de la diplomatura. Todo aquello se trató en la entrevista y, posteriormente tras distintas conversaciones que tuve con mi entrevistador, se me ofreció un mes de prueba para ver cómo me adaptaba al funcionamiento de la empresa y darme la oportunidad de finalizar mis estudios (Cuestiones de categoría profesional, me temo). Es obvio que todo se desarrolló correctamente y otra de las anécdotas de aquel año pasa precisamente por la entrega de la memoria del Practicum. Aquella entrevista también la recuerdo especialmente, sobre todo por un comentario final que mi tutora me hizo: "Y a partir de ahora, os soltamos y debéis buscaros la vida"; a lo que yo le respondí: "Yo ya encontré trabajo" (El acento estaba en que había un contrato de por medio).

Es probable que no sepáis qué hacíais o dónde estabais el 3 de julio de 2000, lunes, desde luego que la importancia de esta fecha es relativa, pero aquella fecha marca definitivamente el inicio de mi carrera como documentalista en un medio de comunicación. Así, partí de un contrato de seis meses que se prorrogó hasta alcanzar uno indefinido que se cruzó con una oferta en la delegación de Antena 3 en Valencia que finalmente rechacé para mi fortuna. Sobre lo que pueda contar de todo este tiempo, cinco años nada menos, es mucho. Pero esencialmente y sinceramente, la conclusión es que me he hecho viejo y puede que un poco pedante. Recuerdo perfectamente que cuando comencé como un becario más, me enfrentaba a las preguntas del resto de becados de una forma completamente distinta a lo que lo hago ahora. Todavía recuerdo como Luisa me pedía fotos de distintos pueblos en fiestas sin que hubiese demasiada fortuna.

Si antes me desquitaba con las cuestiones que me hacían los usuarios recién llegados, ahora simplemente emito una sonrisa de complacencia: "¿Estás seguro que quieres recuperar eso de esa manera?" O "¿Todo sobre esto? ¿Estás seguro?" Definitivamente, reconozco que es una falta mía y puede que grave, pero a estas alturas casi no puedo evitarlo, llamémoslo respuesta a la ingenuidad del usuario.

Desde luego que mucho he recorrido ya, aunque no lo suficiente, a mucha gente he conocido y de diversa índole, algunas me recordarán, otras simplemente me obviarán, pero yo todavía trato de recordarlas capturando el recuerdo. Anécdotas pueden haber muchas, como aquel que nos dejó tras permanecer tan sólo un día en la redacción, razones de atención dedicada hacia su persona arguyó.

Como podréis imaginar, los medios de comunicación son las herramientas ideales par ir marcando los pasos de la Historia. Algunos de esos momentos los he tenido trabajando, como el 11-S, ahora sí que recordaréis dónde os encontrabais, o el día que falleció el Papa. Sobre el 11 de septiembre de 2001, los ataques comenzaron a difundirse en los medios españoles a las 15h, yo entraba a trabajar a las 16h. Cuando llegué al periódico, la redacción estaba desierta, algo completamente inusual, pero es que todos se encontraban hipnotizados enfrente de un televisor que poseía un sub-director en su despacho. Desde luego que aquella tarde fue bastante larga para todos, mientras algunos transmitían sus miedos vaticinando el comienzo de una guerra sin saber muy bien contra quién.

Sobre la muerte del Papa, aparentemente fui el último en enterarme, lo cual es bastante gracioso cuando yo estaba trabajando dentro del diario. Si la noticia se difundió en torno las 21:30 21:40 de la noche, yo a las 22h me disponía a salir de trabajar hacia una cena con las amistades, mientras cruzaba la redacción un sub-director me preguntó:

– ¿A dónde crees que vas?

– Me iba ya, ¿por? – respondí.

– El Papa ha muerto.

Y aunque no era una noticia bomba, puesto que era obvio que el deterioro del Papa era irreversible, tenía sus consecuencias, así que permanecí en el periódico durante una hora y media más. Por supuesto que tuve que cenar casa, cosas del oficio me temo.

En cualquier caso y a pesar de todo, de los disgustos, de las discusiones, de las frustraciones y de las alegrías que van aparejadas con cualquier trabajo; os debo de decir que ha sido y es una experiencia muy grata y esun trabajo que no me canso de hacer. Trabajar en un medio de comunicación nos enfrenta al cambio continuo, a veces súbito, de las necesidades de los usuarios y desde luego que los materiales en cuanto a forma y contenido. Considero quees un verdadero reto para los documentalistas trabajar en un medio de comunicación y una verdadera oportunidad para cualquiera de nosotros la oportunidad de trabajar en ellos. Por supuesto que yo nunca dejé, ni he dejado, de estudiar por trabajar en el periódico, la obtención de la licenciatura en Documentación era un objetivo completamente secundario, que he aprendido mucho con mi trabajo en el periódico y fuera de él.

Permitidme ahora una guinda como colofón a este texto. Este dibujo está dedicado de Ortifus a sus compañeros del diario Levante en un suplemento extra que se editó en mayo de 1987. Puede que los documentalistas informativos todavía desprendamos en este dibujo los tópicos de guardianes de la documentación, sin embargo merece la pena:

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La mejor búsqueda es preguntar al que sabe

Según me dicen, mi único pecado al escribir en este blog consiste en que siempre intento arrimar el ascua a mi sardina. En este caso, nuestra sardina, puesto que siempre intento enfocar las noticias que voy descubriendo a la Documentación y los documentalistas, aunque parezca que no tengan nada que ver con nosotros. Personalmente, creo en nosotros y en lo que escribo, que la Sociedad desconozca el trabajo que realizamos los profesionales de la información desde luego que no es su responsabilidad última, pero se está demostrando que ciertos proyectos empresariales funcionarían mejor si hubiese realmente un documentalista dentro de ellos.

Así que permitidme que esta vez tome prestada la frase guerrera del biblioblog Véase Además, para relataros una serie de acontecimientos que curiosamente se han ido encadenando sucesivamente y que me hacen creer que esta bitácora, y cualquier otra por supuesto, tiene cierta utilidad más allá que el perder el tiempo como alguien me dijo una vez. Que los documentalistas tenemos un rol a desempeñar dentro de la empresa privada y de la empresa pública que excede, desde luego, el ámbito bibliotecario, archivístico y de los centros de documentación.

Ante todo, os debo de confesar que cada una de estas situaciones que aquí os cuento, son para mí completamente sorpresivas y me intriga el futuro, que convenientemente gestionado, puede estar abriéndose ante nosotros sin que nos percatemos realmente de lo que está sucediendo. Además, estos tres hechos ahondan mi satisfacción por la profesión que escogí en su momento y que ejerzo hoy, incluyendo mi convencimiento de la potencialidad de Internet y de la incipiente blogosfera como medio de comunicación.

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