Desgraciadamente, para nuestra sociedad, no todas las profesiones son iguales aunque se traten para el bien común. De hecho, se considera que hay profesiones que son dignas de elogio como el médico o el profesor; mientras que existen otras profesiones que aparentemente no son tan agradables y que se asume que alguien debería irremediablemente hacer como son el caso de enterrador o pocero. Internet es un fiel reflejo de nuestra sociedad, en ocasiones a nuestro pesar, y por supuesto que también existen trabajos que alguien debe de realizar seguramente a su pesar.
Una de ellas, aunque resulte sorprendente, podría ser revisor de aplicaciones en la App Store de Apple. En ella, distintos ingenieros informáticos se dedican a revisar una a una las aplicaciones que se envían para su distribución dentro de la App Store. El drama de estos informáticos consiste en que Apple sigue una política férrea en cuanto a las aplicaciones destinadas a la pornografía y esto en ocasiones no es tenido cuenta por los desarrolladores que incansablemente lanzan aplicaciones de este tipo para su revisión. El resultado es la denuncia de Mike Lee, antiguo ingeniero senior de Apple, respecto al trabajo que realizan los revisores que tienen que estar filtrando continuamente aplicaciones dedicadas a los genitales masculinos.
Desde luego que existen trabajos aún peores, aunque parezcan igual de inocentes. Como, por ejemplo, revisor de resultados de Google. He de señalar que esta situación la viví personalmente, cuando trabajé durante unos meses como Quality Rater para Google. Mi trabajo consistía en revisar los resultados que ofrecía el algoritmo ante distintas consultas y, en ocasiones, los resultados eran bastante desagradables. Debo decir que en ese momento no eran tan duros, ni siquiera se acercaban al relato que un subcontratado de Google denunció hace unas semanas.
Él tuvo que enfrentarse a escenas de decapitaciones, zoofilia o pederastia. Escenas que empezaron a turbarle tan profundamente que necesitó asistencia psicológica y finalmente fue despedido a los nueve meses. Estos infames contenidos deben ser dados de baja a las 24 horas de su denuncia, pero obviamente se generan continuamente y, por lo visto, en YouTube es aún peor.
Por lo visto, la miseria humana también alcanza las herramientas que utilizamos todos los días de forma casi inconsciente.