Yo tengo un par de libros que he empezado varias veces y que nunca consigo acabar.
Se supone que son de esos libros «imprescindibles» que todo el mundo tiene que leer, por eso me obligo. Pero a veces me pregunto, si la lectura tiene que ser un placer ¿por qué me torturo de esa forma?
Marcos Ros
Eso de leerse un libro por obligación es algo que odio, sin embargo en algunas ocasiones debemos de hacerlo. Sin embargo, si no me gusta, que no cuenten conmigo.
Ya no es que te obliguen, ya es por cabezonería propia… creo que he comenzado «Dublineses» así como cuatro veces y se me atraganta tanto que digo: «Bueno un librito entre medias» el entre medias se transforma en meses y cuando me lo propongo tengo que volver a empezar…
Hay libros que no se muy bien por qué se le atragantan a uno.
Lo mío también es imposición propia, y mi cruz es «En el camino» de Jack Kerouac.
La he empezado dos veces, en diferentes años. La primera vez leí sólo una cuarta parte y la segunda la mitad, pero no pude pasar de ahí. ¡Se ve que no me identifico con la Generación Beat!
Algún año me animaré a volverlo a intentar. Un año que me de la vena bohemia de los viajes sin rumbo y la experiencia de la carrera. Quizá lo que pasa es que no ha llegado todavía el momento oportuno: los libros también tienen «su momento».
Yo tengo un par de libros que he empezado varias veces y que nunca consigo acabar.
Se supone que son de esos libros «imprescindibles» que todo el mundo tiene que leer, por eso me obligo. Pero a veces me pregunto, si la lectura tiene que ser un placer ¿por qué me torturo de esa forma?
Eso de leerse un libro por obligación es algo que odio, sin embargo en algunas ocasiones debemos de hacerlo. Sin embargo, si no me gusta, que no cuenten conmigo.
Ya no es que te obliguen, ya es por cabezonería propia… creo que he comenzado «Dublineses» así como cuatro veces y se me atraganta tanto que digo: «Bueno un librito entre medias» el entre medias se transforma en meses y cuando me lo propongo tengo que volver a empezar…
Hay libros que no se muy bien por qué se le atragantan a uno.
Lo mío también es imposición propia, y mi cruz es «En el camino» de Jack Kerouac.
La he empezado dos veces, en diferentes años. La primera vez leí sólo una cuarta parte y la segunda la mitad, pero no pude pasar de ahí. ¡Se ve que no me identifico con la Generación Beat!
Algún año me animaré a volverlo a intentar. Un año que me de la vena bohemia de los viajes sin rumbo y la experiencia de la carrera. Quizá lo que pasa es que no ha llegado todavía el momento oportuno: los libros también tienen «su momento».