Según la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2002-2003, los españoles, en una escala del 0 al 10, tienen una media de 5’7 de “interés por la lectura/literatura”. Ante este tipo de datos lo primero que me planteo es: ¿Qué quieren decir con «interés» por la lectura/literatura? A mí puede interesarme mucho la papiroflexia y no saber hacer ni un barquito de papel. Y, una media de interés de 5’7, ¿es un índice bueno o malo? Lo que sí deja claro todo ese cúmulo de datos, es que leemos más libros que hace unos años.
Para lo que no hace falta recurrir a encuestas o estadísticas, es para comprobar que nuestros gustos literarios han cambiado con los tiempos (The times they are a-changin’, como diría Bob Dylan). Seguramente existirán infinidad de factores para ese cambio, pero creo muy factible que el tiempo que dedicamos a la lectura y el lugar dónde leemos haya tenido mucho que ver. La aparición de nuevas formas de ocio nos han obligado a diversificar nuestro tiempo y la lectura ha sido relegada a un segundo plano, perdiendo la batalla frente a nuevos entretenimientos tecnológicos y audiovisuales. Quizá por eso, para muchos el único tiempo reservado a la lectura son los breves momentos en que no están “enganchados” a una pantalla: cuando van en metro.
Teniendo en cuenta el número de lectores que puede contemplarse en sus vagones, el metro se ha convertido en el último reducto de la cultura; y así parecen entenderlo también los que crean iniciativas como la del Bibliometro de Madrid. Para saber qué es lo más leído, ya no es necesario consultar las listas oficiales de libros más vendidos, basta con darse una vuelta por el metro (ese gran barómetro literario) y comprobar qué leen sus pasajeros.
Evidentemente, por muy largo que sea el trayecto y muy grande el poder de concentración del lector, no me imagino a nadie capaz de leer obras cuya profundidad literaria requieran para su completa comprensión, un gran esfuerzo, una lectura larga y continuada y, en ocasiones, más de una lectura; por lo que me parece una muy buena razón para que la nueva literatura haya pasado a ser mucho más ligera y digerible. ¡Todavía recuerdo los meses que me costó leer, tranquilamente y en mi casa, La montaña mágica, de Thomas Mann¡; seguramente, si la hubiera leído en el metro hubiera tardado años, y desde luego no la hubiera disfrutado ni la mitad.
Pero en la evolución de los gustos literarios influye también algo tan superficial como la moda, que decide por nosotros qué debe gustarnos y qué no. Si hace unos años eran las novelas de terror de Stephen King, de abogados de John Grisham o de intriga política de Tom Clancy, las que estaban de moda; ahora son las novelas históricas.
La moda y una buena promoción convierten en best-seller cualquier novela, independientemente de su valor literario; pero llega un punto en el que, como sólo se leen y publicitan best-seller, éstos han pasado a convertirse en sinónimo de calidad.
Los best-seller dirigen nuestras lecturas y, claro está, las adquisiciones de las bibliotecas públicas que, con su escaso presupuesto, intentan complacer las demandas de sus usuarios. Por ello, siguen el camino marcado por premios literarios, libros más vendidos o novelas recientemente adaptadas cinematográficamente; lo cual es la excusa perfecta para redescubrir algún viejo best-seller y enganchar a nuevos lectores (como seguramente pasará con la adaptación cinematográfica de El perfume, de Patrick Süskind, que todo el mundo leía a finales de los 80).
Pero, ¿qué sucede cuando los años pasan y las modas cambian? Que, en las bibliotecas, los libros antes tan demandados por los usuarios pasan a acumular polvo en las estanterías o en el depósito, si no hay una iniciativa que los rescate del olvido, como la que nos comentaba Catuxa este verano.
Llegado este punto, es cuando empieza a entrarme el gusanillo por saber realmente cuánto leen los lectores de ahora las viejas glorias de antaño y, como se ve que de mi etapa bibliómetra me queda una pequeña obsesión por contar palitos e interpretar datos en cuanto tengo la menor oportunidad, me he embarcado en un pequeño estudio.
Aunque la tentación de realizar un estudio sobre el préstamo de los best-seller de los últimos 100 años era muy grande, me he limitado a las tres primeras novelas de cada año entre 1990 y 1998, correspondientes a los best-seller de Estados Unidos, ya que no he podido encontrar una lista similar que abarque un periodo tan extenso para España; por esto, hay que tener en cuenta el consiguiente desfase que pueda darse entre los gustos estadounidenses y los españoles, que no de su promoción que unifica las lecturas de todo el hemisferio occidental.
Para el análisis de préstamo de las 27 novelas seleccionadas, tras la traducción de los títulos, he consultado el catálogo colectivo de la Red de lectura pública valenciana, seleccionando sólo los libros publicados en español, contabilizando los ejemplares de cada uno y, de éstos, cuantos estaban prestados el 30 de octubre de 2005 (ejemplares que constan como disponibles a partir de una fecha dada).
De estas 27 novelas, he podido sumar un total de 1514 ejemplares, siendo la media de copias por novela de 56. El máximo número de ejemplares corresponde a los 133 de Las llanuras del tránsito, de Jean M. Auel (siendo 5 las novelas que exceden las 100 copias) y el mínimo son los 6 ejemplares de Las cuatro después de la medianoche, de Stephen King, ambos best-seller en 1990 en Estados Unidos.
Pero las cifras que he manejado sobre los préstamos de esas novelas están muy lejos de las copias de que disponen las bibliotecas valencianas. De los 1514 ejemplares, tan sólo 76 estaban prestados, lo que corresponde apenas al 5%. Otra vez el máximo número de préstamos corresponde a la novela Las llanuras del tránsito, con 19 copias prestadas. Pero lo más triste es el nulo préstamo de 8 novelas que, en conjunto, suman 241 ejemplares.
Por lo que he podido apreciar, la antigüedad de la novela, o más bien el año en que fueron best-seller, no es un motivo determinante para el préstamo o no de una novela. Y, aunque el número de préstamos entre las novelas que encabezan el ranking de cada año (42 copias prestadas) es superior a las de las novelas que están en segundo o tercer lugar (16 y 18, respectivamente), este dato no es necesariamente significativo ya que también tienen un número de ejemplares superior (801 frente a 364 y 349), manteniéndose el porcentaje en un 5% de préstamo de los números 1.
Como podéis ver, y perdonadme los errores que haya podido cometer al recopilar estos datos, este pequeño acercamiento bibliométrico al préstamo de novelas que en otro tiempo acaparaban todas las lecturas, deja bien claro cómo las modas o los lectores han cambiado, demostrando empíricamente lo que al principio del texto era sólo una teoría.
Las razones por las que ciertos libros todavía siguen prestándose y otros no requerirían un análisis mucho más profundo que éste, en el que se tendría que valorar si además de best-seller son realmente novelas de calidad que pueden superar la moda del momento; y también factores como la temática, el escritor, el estilo literario… y muchos otros. En cualquier caso, espero que haya ilustrado suficientemente mis divagaciones previas y que nos lleve a todos a apreciar en todo su valor la máxima de John Ruskin:
Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento
Sería interesante hacer una comparación entre estos best-sellers y una lista de las 10 obras clásicas de la literatura y ver la presencia de las obras en las bibliotecas, la proporción de copias con respecto a los best-sellers y la proporción de préstamo de éstas con respecto a los best-sellers.
Bonito acercamiento. Y yo me pregunto, ¿no se hacen estudios de este tipo a nivel estatal, autonómico, provincial o local? Supongo que a nivel local puede que se haga algo pero sospecho que nada más alla del conocimiento local.
Me alegro que te guste.
No creas que no se me ocurrió lo de compararlo con los clásicos de la literatura, pero no tenía ningún listado «oficial» en el que basarme.
De todas formas, tengo una lista sobre «las mejores obras de la cultura hispánica» que puede servir para un futuro post… si nadie me toma el relevo.
Respecto a estudios de este tipo a cualquier nivel, no conozco ninguno la verdad, pero podría ser muy interesante.
A María Elena Mateo:
Tengo poco tiempo para leer. Me encantaría que dieses la lista sobre «las mejores obras de la cultura hispánica».
Por cierto, ¿alguien ha leído la obra de Pedro Delgado Cavilla «El misterio de Cervantes»?. Me la han regalado y creo que el próximo martes día 29 de noviembre habla de ella en el Corte ingles de Serrano, 52. ¿os ha gustado?, ¿Tiene calidad?, ¿o es más bien oportunista (por lo del año Cervantes?
Hola Paloma
Siguiendo el enlace puedes encontrar las mejores obras de la cultura hispánica, según el Centro Virtual Cervantes.
Respecto a «El misterio de Cervantes» no tengo ninguna referencia, lo siento. Tendrás que seguir indagando.
Que lo disfrutes
Es una nota para Paloma Blanco, acerca de «El misterio Cervantes» de Pedro Delgado Cavilla.Para valorar si la obra está seriamente escrita, le sugiero algunas pautas (aunque no son las únicas):
1.Escoja varios párrafos al azar y analice las construcciones gramaticales ( aunque sea someramente ) y la riqueza o pobreza del vocabulario.
2.Coteje las citas que aparecen en la obra con los textos originales para ver si se han respetado o manipulado.
3.Compruebe si los datos históricos fundamentales se ajustan a la realidad.
4.Compruebe si está bien dialogada.Si las frases se leen con fluidez, si llegan a interesar.
5.En la novela hay una NOTA DEL AUTOR,si se dispone de la obra y se duda acerca de la calidad, es interesante reflexionar sobre lo que se dice en la nota; puede aportar luz para llegar a una conclusión.
No me extiendo más, ante la duda de si la largura impedirá que pueda publicarse.Un saludo.Pedro Delgado Cavilla.
Buenos días. Sobre «el misterio Cervantes».
Estoy terminando de leerlo y me está encantando. Lo compré hace dos días y me ha enganchado. Espero que el desenlace sea igual de bueno que el nucleo de la novela.
Es de fácil lectura, muy bien escrito, el autor ha sabido intercalar en algunos puntos un humor irónico que hace que sonrias en mitad de la trama.
No conozco nada del autor y por eso estaba navegando por si podía conocer algo más sobre el, ya que en la contraportada se indica qe ha escrito 4 libros y esta es su primera novela..y quiero saber que ha escrito.
Un saludo
[…] voy a decir nuevo que no haya dicho, ya hace dos siglos, Mariano José Larra que no demuestren las estadísticas y que no refrenden nuestras administraciones públicas, medios de comunicación y profesionales del […]