En 1877, el economista francés neoclásico, Léon Walras, en su tratado Elementos de economía política enuncia los principios de la competencia pura y perfecta. Ésta exige, dice, cinco condiciones. La primera, la atomicidad del mercado: nadie es lo suficiente fuerte como para modificar los precios del mercado. Segunda condición: entrada y salida libre de la competencia en los mercados que continúan abiertos. La tercera y la cuarta garantizan la libre circulación de lo que favorece a la producicón y a qe nadie esconda información sobre precios o técnicas. La última condición destaca la percepción de los productos por parte del consumidor: estos deben parecer fácilmente sustituibles, elegir uno o bien preferir otro viene a ser lo mismo.
Para su gran sorpresa, los gestores de los grupos de información comprobaron que respecto a Internet, Walras había dejado de ser un teórico. Relata la realidad digital. Las cuatro primeras condiciones de la competencia y perfecta existen on line de modo caricaturesco. El número de sitios parece ilimitado, los más poderosos nunca están en condiciones de dominar la red. Todos los días aparecen y desaparecen páginas Web. La información se puede producir en cualquier punto del planeta, con unas técnicas baratas y disponibles a través de las descargas. En cuanto a la sustitución, la quinta condición, los motores de búsqueda ofrecen unas listas completas para pasar de un producto a otro. En la red, todo se encuentra a un clic de su competidor.
FOGEL, Jean-François; PATIÑO, Bruno. La prensa sin Gutenberg. El Periodismo en la era digital. Barcelona: Punto de lectura, 2007. p. 127-128
[…] muestran verdadero pánico a que sus visitantes se marchen con los bártulos a otro lugar. Cuando la competencia está a un clic, aparentemente lo menos deseable es ofrecerle una ventanasa un mundo lleno de oportunidades y […]
[…] sí, la competencia es pura y perfecta en la Red, que aquellos que se encuentren disconformes que no utilicen el servicio, pero, ¿asistimos a un […]