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En el mundo IA, el acceso a la información podría ser a dos velocidades

En la pasada Google I/O (su conferencia de desarrolladores), entre muchas cosas, la compañía de la gran G desveló Google AI Ultra, un nuevo servicio de suscripción que da acceso a los modelos más potentes y funciones premium de la compañía. La compañía afirmaba que era un pase VIP a lo mejor de Google IA junto a otros servicios (como YouTube Premium y 30 TB de almacenamiento) por 250 dólares mensuales.

En sí mismo, el anuncio no debería sorprender a nadie. Los modelos de suscripción por un servicio premium o el acceso a contenidos es un modo de monetización que a mediados de la década de 2020 es muy habitual en muchos sectores (y en ocasiones cayendo en el ridículo). Estamos acostumbrados a pagar una cuota mensual por entrega de paquetes (Amazon), a ver la televisión bajo demanda (Netflix) o tener una suscripción por toda la música (Spotify). Sin embargo, no debemos olvidar que hace veinte años este modelo de pago por acceso era algo no era tan frecuente.

Tras un período de popularización del pago de cuotas y tener un público cautivo, se ha pasado a un modo de búsqueda de la eficiencia a la hora de explotación de esos contenidos. Por ejemplo, casi todas las empresas de vídeo bajo demanda están incluyendo tarifas más baratas con anuncios (que incluso son más rentables que las tarifas normales sin anuncios) y se ha impulsado la restricción de compartir contraseñas entre usuarios que tanto afectaba a los resultados de las Juntas de Accionistas.

Pero el buscador de Google siempre ha sido gratis, no ha discriminado el acceso. “Hacer accesible toda la información del mundo” era el leitmotiv de la compañía americana. Es cierto que en los primeros años la compañía de Mountain View generaba dudas sobre su sostenibilidad futura puesto que no parecía encontrar una fuente de ingresos recurrente. Por supuesto que eso cambió con la publicidad contextual (promocionada en su momento como no-invasiva) que la compañía incluyó tanto en su buscador como otros servicios como Gmail y otras webs que podían incluir los scripts de la publicidad contextual de Google. Sin embargo, la filosofía permanecía como uso gratuito con las mismas características más o menos horizontales para todos.

La inteligencia artificial generativa puede socavar el uso tradicional de los buscadores y una de sus principales fuentes de ingresos de la gran G. Tanto Google como otros servicios, deberán abordar cuál es la manera más eficiente de explotar ese producto. De momento, han ido incorporando distintos modelos de suscripción que permitían una mayor cantidad de interacciones o el acceso a mejores modelos. Google en esto no difiere en exceso a sus competidores, es cierto.

La cuestión aquí será cuando los agentes IA dejarán de dar tan buenos o los mejores resultados. Por ejemplo, los agentes podrán tratar de ser honestos cuando el usuario les diga “mejores restaurantes para comer arroz en Valencia” o puede que posicionen otro tipo de resultados tras el pago de los restaurantes por su promoción (una evolución del Search Engine Marketing actual). Dándole una vuelta de tuerca adicional, cuando se popularicen los asistentes de IA que podrán buscar el mejor restaurante por nosotros y hacer una reserva por nosotros. ¿Serán imparciales o estarán influidos por algo más?

Pero más allá de estos casos de uso, y teniendo en cuenta que hoy en día las IAs se inventan algunos resultados, ¿ofrecerán IAs honestas y verídicas si pagas más? ¿Será el fin de cierta democratización al acceso a la información (con sus fallos y aciertos) como la hemos conocido? Desde luego que hay un debate interesante por delante.

Publicado en Buscadores Web

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