De vez en cuando surgen noticias sobre los riesgos para la salud que implican ciertos trabajos, los accidentes laborales más habituales o si “tal profesión” o “tal otra” tiene un factor de estrés o de depresión elevado. Y entonces me he preguntado cuáles serían las enfermedades más características que padecen los bibliotecarios y documentalistas, o qué lugar ocuparíamos en el ranking de estresados.
Respecto a algunas de las patologías que sufrimos los que nos dedicamos a esta profesión, están claras, o al menos para mí: las cervicales y la espalda destrozadas, de estar tantas horas delante de un ordenador, y la vista cansada al final del día, por la misma razón. Lo que no sabía, aunque me encanta mi profesión, es que el ejercicio de la biblioteconomía proporciona la felicidad.
Eso es, al menos, lo que opina Andrea Capdevila, un bibliotecario de un colegio del Condado de Orange, en California, que confiesa que la profesión de bibliotecario le ha proporcionado tantas satisfacciones que han hecho de él “el hombre más feliz del mundo”. Según sus declaraciones, lo que más le gusta de su profesión es ayudar a los estudiantes:
Me miro al espejo cuando llego a casa y sé que hice un buen trabajo. Para mí es el mejor trabajo en el mundo. Yo les enseño cómo encontrar lo que buscan.
De por sí, ya resulta curioso que entrevisten a un bibliotecario, más aún si no se trata del jefazo de una biblioteca universitaria o nacional, pero lo realmente curioso es que la entrevista esté enfocada a resaltar que esta profesión puede aportar muchas satisfacciones a quien la ejerce.
Si se trata de una campaña para promocionar la profesión de bibliotecario, no está mal. A mí, por lo menos, me ha convencido.
Supongo que el trabajo en una biblioteca pública o con un fondo generalista en dond acuden lectores comunes tiene que ser muy divertido y gratificante. Tratar con diferentes personas, aconsejarles esta o aquella lectura, repasar las novedades, organizar encuentros de lectores… lamentablemente nunca he tenido esa oportunidad.
Por casos que conozco, el trato directo con el público, puede tener 2 caras:
una relación de complicidad en la que el bibliotecario asesora al usuario y el usuario comparte luego su experiencia con el bibliotecario (por lo que éste podrá luego asesorar a otro usuario);
o la frustración que supone muchas veces el trato directo con el público (en cualquier tipo de trabajo)
Eso es que no conoce cómo se encuentra la profesión actualmente…