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Somos lo que nos dejen (y queramos) ser

Cuando empecé en este mundo, siempre confié en que mi vida profesional iría por otros derroteros más allá de los que marcase la Biblioteconomía. No es por desmerecer a todos los profesionales que trabajan en esos centros de información y su excelente trabajo, pero tuve que aguantar muchas guasas del tono “pero, ¿para eso hay que estudiar?” cuando trataba de explicar mi carrera universitaria. Obviamente, mi pensamiento se desplazaba hacia ese “más allá”, aunque resultaba mucho más sencillo explicar los conocimientos que adquiría en la universidad centrándome en las bibliotecas o en los archivos.

Nadie nace aprendido y para nosotros cada trabajo es un reto. Puede que ese reto fuese lo que más me gustó de la carrera y, por ello, abandoné Químicas por aquel incierto futuro. Maria Elena Mateo, que de vez en cuando se acuerda de publicar aquí, escribió hace tiempo un texto en el que nos relataba cómo había encarado un nuevo trabajo, en este caso como documentalista sobre un proyecto relacionado con la sanidad. ¿Qué sabe ella de enfermedades? Probablemente poco, pero aprende rápido.

Ésa es la mejor actitud ante los desafíos que nos impone nuestra profesión y la que muchos neófitos olvidan adoptar. Estoy cansado de abrir los ojos a nuevos profesionales que recién acaban la carrera universitaria, a abofetearles con la más cruda realidad, aunque lo peor de todo es su indulgencia. Desde “estudio Biblioteconomía porque no pude meterme en la carrera X” a “estoy aquí porque mi madre me dijo que estudiase esto”. Muchos estudiantes de Biblioteconomía creen que estudian para funcionario, como si la universidad fuese la mayor y mejor escuela de oposiciones y como si su visión de esta profesión no fuese más allá.

Me decepcionan, pero también me decepciona que esta misma universidad no les abra los ojos. Hay mucha vida para los profesionales de la información que han estudiado la ya extinta diplomatura de Biblioteconomía y Documentación, pero hay que saber encontrarla. Lo que no se puede es negarse a realizar un trabajo porque no se les enseñó, porque no les dijeron, porque no les interesa aprender. La universidad debe ofrecer esos instrumentos para encararse a un mundo laboral muy competitivo y extremadamente cruel para aquellos que no desean aprender más allá de lo que se les contó.

El pasado domingo leí una carta enviada a El País sobre un trabajador que deseaba tomarse un año sabático pero que consideraba que en el mundo anglosajón estaba bien visto, aunque aquí no. La contestación fue categórica, un año es demasiado tiempo y el mundo se mueve muy rápido. Es decir, no podemos relajarnos, debemos estar despiertos ante los nuevos cambios, debemos seguir avanzando como profesionales.

En este nuevo entorno tecnológico hiperconectado, los gurús consideran que los primeros puestos de trabajo que caerán serán los administrativos porque ya no es tan importante saber ordenar y clasificar la información para saber encontrarla. Las máquinas ya hacen buena parte de ese trabajo y cada día lo harán mejor. Sin embargo, hay que entender cómo funciona ese mundo, cómo se genera, cómo se produce, qué es lo que hace que la rueda gire. El nuevo grado medio universitario de Información y Documentación, ya se sustrae de la palabra biblioteconomía. La información hay que gestionarla, no archivarla hasta que puede que alguien la necesite, hay que desarrollar nuevas aptitudes ante nuevas necesidades. Mantener la mente abierta y saber adaptarse a los cambios.

¿Es imposible? Que se lo pregunten, por ejemplo, a Julian y Javier. Impossible is nothing.

Publicado en Profesión

7 comentarios

  1. irene irene

    Espero acabar este año la carrera y mi caso es muy distinto a los que conozco,acabaré la carrera con 47 años después de estar media vida trabajando en cosas que no me han gustado, me he enamorado de esta profesión aunque nunca la he ejercido, estoy de acuerdo contigo en que se abren nuevos retos y hay que estar preparados para ellos, pero ¿tenemos alguna posibilidad de entrar en este mundo los que de verdad lo amamos?

  2. Creo que de esta profesión lo importante son las «habilidades» que nos enseñan o aprendemos por nuestra cuenta, luego las aplicaciones son infinitas.
    Y sí, ¿qué sé yo de genética? Pues me voy defendiendo…

  3. Me quedan unos meses para acabar la diplomatura y tengo que decir, que muchos compañeros no tienen la actitud de «no me queda nada por aprender» o «yo lo que quiero es ser funcionario» si no más bien todo lo contrario así que tan mal no saldremos. ¿No? 🙂

    Un saludo.

    • Bueno, Natalia, yo sólo hablo desde mi experiencia y por lo que voy viendo por Valencia, que es donde más me muevo. Me alegro que tengáis una visión más completa de lo que es esta profesión.

      😀

  4. Hola Marcos!! Antes de nada muchas gracias por hacerme una mención en el post, me ha hecho mucha ilusión encontrármela cuando ya estaba finalizando de leer tu post… 🙂

    Bueno, con respecto a tu artículo decirte que es el tema de siempre. Muchas veces nos quejamos, pero no hacemos nada y lo único que esperamos es a que trabajen, o solucionen, otros los problemas.

    En nuestra carrera hay mucho alumno que empieza a estudiarla por el mero hecho de servirles de trampolín para luego poder meterse en otro carrera, por suerte muchos se quedan y se dan cuenta de que la Biblioteconomía es lo suyo (aunque suene raro decirlo).

    Creo que la actitud de cada uno ante la profesión viene marcada por su actitud en la vida personal y lo que quiere hacer en ella. Creo que no hay que esperar a que te enseñen en la universidad las cosas (que puede que nunca te vayan a enseñar), sino embarcarse uno mismo en la autoformación y en el método “prueba-error” (es lo que mejor funciona)

    Extraigo una frase de tu post que tiene muchísima razón: “La información hay que gestionarla, no archivarla”

    Y para terminar responderte a lo del año sabático… en nuestra profesión lo consideraría imposible, a no ser que te quieras quedar obsoleto…

  5. Buenas!!!

    Antes de nada enhorabuena por el post, creo que has sabido plasmar el sentimiento de muchos de los profesionales que nos dedicamos a esto y que aún vemos como algunas generaciones siguen estudiando la carrera para ser funcionarios.

    Yo ya empecé hace muchos años justamente en una biblioteca universitaria de la UCM, pero mi camino ha ido preparando sorpresas que nos hacen ver la documentación como una disciplina abierta y por descubrir: documentalista en TV, documentalista en un centro de documentación, consultor, director de medio de comunicación online, gestor de contenidos, Knowledge Manager y actualmente Social Media Manager…

    COmo bien dices para finalizar tú post: Impossible is nothing… Por favor sigamos avanzando…

Los comentarios están cerrados.