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Categoría: Libros

El mundo de los libros

Los riesgos de la lectura

  1. Quienes leen mucho acaban ciegos.
  2. Quienes leen mucho acaban trastornados.
  3. Leer agota tu economía.
  4. Leer complica la vida doméstica.
  5. Leer complica la vida amorosa.
  6. La lectura suele ser fuente de toda infelicidad.
  7. Los libros generan frustración.
  8. La lectura es algo lento y repetitivo.
  9. Leer no sirve para obtener admiración.
  10. La lectura no está al alcance de todos.

Siempre que lo entendamos con poco de humor.

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La gestión de fondos bibliográficos en una editorial

El diario El País de ayer nos ofrecía un estupendo reportaje sobre la nueva gestión de fondos que se lleva a cabo dentro de una gran editorial (Random House Mondadori). Bajo el título Biblioteca codificada, el texto nos ofrecía una visión muy interesante del trabajo diario que se realiza en este tipo de almacenes bibliográficos, aquí llamado «silo», junto la automatización de procesos gracias a las nuevas tecnologías desarrolladas que permiten una mayor productividad a la hora de preparación de pedidos.

¿Quién sabe? Puede que algún día veamos este sistema sorter en las bibliotecas más grandes.

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¿Biblioqué? Palabras de libro

El término Biblio-, que proviene del término griego Biblion y cuyo significado es libro, tiene su origen en la ciudad Biblos que fue en la antigüedad uno de los puertos más importantes en la exportación de papiro. De hecho, biblos significa rollo de papiro y se utiliza para designar el libro de los libros, es decir, la Biblia. Sin embargo, en el lenguaje castellano, hay muchas palabras formadas con esta partícula y, aunque obviamente todas ellas están relacionadas con el mundo del libro, muchas sorprenden por su significado.

  • Bibliátrica. Arte de restaurar libros.
  • Bibliofilia. Pasión por los libros, y especialmente por los raros y curiosos.
  • Bibliofiliana. Conjunto de pensamientos, anécdotas, dichos, etcétera referentes al libro.
  • Bibliofobia. Miedo irracional y enfermizo a los libros
  • Bibliognosta. Conocedor de libros.
  • Bibliografía (O Bibliografología). Relación de libros o escritos referentes a una materia determinada.
  • Bibliomanía. Pasión de tener muchos libros raros o los pertenecientes a tal o cual ramo, más por manía que para instruirse. Es decir, que éstos no los leerían.
  • Bibliometría. Aplicación de los métodos estadísticos y matemáticos para definir los procesos de la comunicación escrita, la naturaleza y el desarrollo de las disciplinas científicas mediante técnicas de recuento y análisis de la comunicación.
  • Bibliopea. Arte de hacer un libro
  • Bibliopege. Encuadernador de libros.
  • Bibliopepsia. Propensión a la lectura apresurada, fragmentada y sin aprovechamiento
  • Bibliopiratas. Esta tipología de bibliófilos no se conformarían con la compra de libros, sino que adquirirían técnicas y tácticas más ruines para obtener los libros que tanto desean. Así, los bibliopiratas no dudarían en robar un libro para incorporarlo a su biblioteca particular, ya fuese en librerías o en bibliotecas tanto públicas como privadas.
  • Bibliópola. Librero.
  • Bibliósofo. Secretario o tenedor de libros
  • Biblioteca. Local donde se tiene un considerable número de libros ordenados para su consulta o lectura.
  • Bibliotecario, ria. Persona encargada de una biblioteca.
  • Biblioteconomía (O bibliotecología). Disciplina encargada de la organización y administración de las bibliotecas.
  • Bibliotafio. Es literalmente, sepulcro de libros, por lo que trasladado a la bibliofilia se trataría del bibliófilo que no permite la consulta de la biblioteca ni muestra sus libros guardándolos con celo.
  • Bibliótata. Persona indiferente a los libros que posee.

Fuentes:

GALLUD JARDIEL, Enrique. Libro de libros. Valencia: Denes, 2005

Artículos en El Documentalista Enredado

Diccionarios:

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Aprobación del proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas

El pasado 3 de noviembre, el Gobierno español aprobó el proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas que, además de actualizar la normativa vigente que databa del año 1975, tiene como principio general el establecimiento del precio fijo de los libros y que, en el caso de los de texto, liberaliza el precio de este tipo de manuales. Además, fija una inversión de 431 millones de euros en bibliotecas públicas.

Los puntos principales del nuevo proyecto de ley son:

  • Precio fijo para todos los libros, excepto los manuales de texto, cuya tarifa se liberaliza frente al sistema de descuentos anterior que llegaron a ser del 25%.
  • La memoria económica que se incluye en la ley a la que ha dado el visto bueno el Gobierno garantiza la inversión de 431 millones de euros en el fomento de la lectura y la mejora de las bibliotecas públicas entre los años 2006 y 2014..
  • El objetivo es alcanzar una disponibilidad media de entre 1,5 y 2,5 libros por habitante, tal y como establecen las directrices de la Unesco. España tiene un promedio de 1,25 libros por habitante.
  • El texto de la nueva normativa contempla por primera vez la garantía de que se llevarán a cabo campañas de promoción y fomento de la lectura sobre todo entre la población infantil y juvenil.
  • Se crea el Observatorio de la Lectura y del Libro, cuyo objetivo es «el análisis de la situación del libro, la lectura y las bibliotecas». También la promoción de la colaboración institucional, «con observatorios u órganos similares de administraciones autonómicas, el asesoramiento, la elaboración de informes, estudios y propuestas de actuación».
  • El ministerio de Cultura desarrollará varias campañas de promoción de los autores españoles que se expresen en castellano o en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado, y podrá colaborar de igual manera con las diferentes Comunidades Autónomas del estado en las políticas de promoción literaria.
  • La reforma promueve la competencia leal entre los distintos ámbitos comerciales del libro.
  • Los autores reclamaron que la reforma legislativa olvida la regulación del canon por préstamo en biblioteca
  • Se adecua de forma explícita la definición ‘oficial’ de libro a los cambios producidos por las nuevas tecnologías y se entiende por libro «la obra científica, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria editada en uno o varios volúmenes y que puede aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura».
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Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum

Y si alguien leyese o poseyese libros de herejía o escritos de cualquier autor condenado y prohibido por razón de herejía o sospechoso de falsas enseñanzas, sufrirá inmediatamente la sentencia de excomunión.
Concilio de Trento: Reglas de libros prohibidos

A lo largo de la Historia, muchos han sido los libros que han sido tachados de inmorales o perniciosos tanto para la Fe como para el pensamiento humano. Actualmente, es posible acceder a una lista de estos libros prohibidos, si bien en este caso se nos invita a leerlos. Hablamos de la iniciativa de la ALA (American Library Association) que se celebra la última semana de septiembre en denominada Banned Books Week donde podemos encontrarnos con libros que son objeto de censura por distintas características. Lo curioso es que este año el buscador Google se sumó a la iniciativa a través de su nuevo producto, Google Book Search, desde el cual se nos referenciaba a este tipo de libros censurados.

Para la sociedad occidental, la lista de libros prohibidos más relevante es el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, también conocido como Index Expurgatorius que consistía en una lista de aquellas publicaciones que la Iglesia Católica consideró como perniciosas para la Fe. Su objetivo principal era prevenir la corrupción de los fieles dictaminando la prohibición de la lectura de libros y trabajos inmorales que contuviesen errores teológicos. Además, en el Index se establecía en una primera parte las normas que la Iglesia adoptaba respecto a la censura de libros. Así, era tarea de los bibliotecarios recortar de los documentos aquellos pasajes que se considerasen censurables como, por ejemplo, el texto del libro el Quijote (2ª parte, capítulo 36) la frase: «…las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada.»

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¡Dejad de comprar libros!

Esta semana me he comprado una estantería para tratar de achicar el espacio, cada vez más escaso, del que disponía en otras dos. Es bastante probable que se trate de la última que adquiera hasta que me cambie de casa, si es que algún día las condiciones económicas son más favorables que las actuales, lo que me produce cierta desazón al ser consciente de que una vez se rellenen de nuevo, y lo harán porque tiempo y empeño no les faltará, no habrá espacio para nada más… Si es que lo hay actualmente.

Por un precio de 100 euros, he adquirido una estantería de pino macizo (nada de conglomerado que después las baldas se doblan hacia abajo por el peso) de similares características y color de las que ya disponía con una altura de 1’83 metros y una anchura de 50 centímetros. Sinceramente, hubiese preferido haber comprado una de 80 centímetros de ancho, porque la que finalmente compré ya está llena sin estar montada, pero es que tampoco tendría dónde ponerla.

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Bibliofagia, comiendo libros

Antes de comenzar, tal vez deberíamos hacer una diferenciación clara para que no nos equivoquemos. Vaya por delante que bibliófagos hay muchos y de distintas categorías, no importa mucho si devoran a Eric Hobsbawm o a Orson Scott Card por poner dos extremos, son personas que simplemente tienen un libro entre manos y lo devoran sin miramientos. Son insaciables, uno detrás de otro, sin importar la cantidad ni cuántos han consumido anteriormente, sin considerar si deberían darse un respiro para tratar de asimilar todo lo anterior o simplemente descansar la mente.

Pero la bibliofagia bien entendida, esa que significa literalmente comer papel en forma de libro, es bastante infrecuente, incluso en la literatura. Seguramente, todo puede deberse a que el papel, compuesto de celulosa, no puede ser digerido por los seres humanos, como entra sale, además de secar la lengua y dejar un sabor un tanto peculiar que hasta el momento el papel tiene.

Sin embargo, la bibliofagia, aunque escasa en la literatura, puede ser recogida como un elemento destructor o para la adquisición del conocimiento. En el primer extremo, nos encontraríamos con un personaje de ficción que decide destruir un libro aunque suponga su muerte inmediata. Estamos hablando del venerable hermano Jorge de Burgos que aparece en el libro El Nombre de la Rosa y en el que decide ingerir el libro supuestamente perdido, además de envenenado, “La Estética” de Aristóteles para que su conocimiento no se propague más allá de la biblioteca de la abadía.

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