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El Documentalista Enredado Entradas

«Libros» de Mario Benedetti

Cuando transitamos
por las páginas de un libro
pocas veces salimos ilesos
siempre hay un personaje
que nos pisa la libertad
o estampa de mujer
que nos prohíbe enamorarnos

es claro que fabricamos pausas
para defendernos de tanta hoguera
pero de todos modos
casi siempre nos queda
un fantasma de papel

en la cárcel del libro
esperamos el merecido indulto
pero el personaje que era juez
se fue de vacaciones

BENEDETTI, Mario. Canciones del que no canta. Madrid: Visor libros, 2007. Pág. 124

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Las enfermedades de la información: Infomanía frente a la infoxicación

El pasado mes de Agosto simplemente me desconecté como si estuviera enlazado a Matrix. Durante dos semanas, estuve, más bien traté de estarlo, completamente off-line; buscando el descanso de la Web y del trabajo continuo que requiere el mantenimiento de este blog. Tanto es así, la desconexión claro, que algunas personas se alarmaron puesto que de repente había cesado en mi actividad bloguera sin previo aviso y, mucho peor, no contestaba los correos electrónicos que me enviaban. Naturalmente, sucedió que me propuse mantenerme lo más alejado posible de un ordenador, pudiendo permanecer hasta cinco días sin realizar un solo clic.

Sí, conseguí lo que otros intentan y no pueden llegar a hacer, desconectar del trabajo y del mundo digital. Sin embargo, tengo que reconocer que la vuelta fue un poco dura, puesto que te percatas que te falta pulso a la hora de componer textos, ya que debes ponerte al día y rehacer ideas. En fin, que parece que al menos este año me he librado de la Infomanía, nuevo término en la psicología usado para un estado de ánimo: El de estar buscando estímulos informativos incansablemente.

Hace poco, en un artículo de opinión del diario El País se detenían en reflexionar sobre el modo de vida de hoy en día, tan tecnológico, tan ligado a recibir señales continuas; y proponían una suerte de Remedios para la infomanía. Así, definía a la Infomanía como la angustia «no por sentirse asediado por los mensajes electrónicos, sino por buscar, precisamente, su asedio. Sólo así se explicaría que el 53% de los internautas norteamericanos consulte su correo desde la cama, y hasta un 12% desde la iglesia. Claro que esta cifra es sólo la mitad de quienes lo consultan desde el baño: hasta un 37%.»

No voy a negar que la Infomanía me recuerda necesariamente a otro término, al que ya hemos hecho referencia anteriormente, bien conocido por los documentalistas -la Infoxicación– del que incluso hemos recogido algunas de las razones por las que podríamos vernos asediados por la recepción de información de forma indiscriminada. En concreto, la infoxicación se refiere a la sobresaturación de información, ruido-interferencia, la cual incluso puede llegar a generar angustia en el usuario por no sentirse en condiciones de encontrar la información buscada.

Obviamente, entre la Infomanía y la Infoxicación se presenta un límite conceptual. Porque una podría derivar en la otra, la Infomanía provocaría cierta Infoxicación en la búsqueda eterna de la tensión informativa, mientras que la Infoxicación no tendría que derivar necesariamente en la Infomanía, debido a que la Infoxicación provocaría un rechazo hacia la Infomanía. En cualquier caso, mientras se investiga más a fondo estas nuevas formas de presión psicológica sobre los individuos y sus posibles remedios, aunque yo me ofrezco como voluntario para demostrar que el mundo sin correo electrónico es posible, los documentalistas siempre podemos recurrir a las ideas del Just-in-case y del Just-in-time para que nadie acabe con un ataque de nervios porque el Gmail sencillamente hoy se encuentra caído.

Un comentario

Citas al libro /27

“Quien quiera conocerse, que abra un libro”
Jean Paulhan

“Los muchos libros a unos hicieron sabios y a otros locos”
Francesco Petrarca

“Diccionario.-Habría que decir de ellos: Hecho para ignorantes”
Gustave Flaubert

“Un novelista, para mí, no tiene derecho a dar su opinión sobre las cosas de este mundo. Debe, en su vocación, imitar a Dios en la suya, es decir, hacer y callarse”
Gustave Flaubert

“Todos los vocablos del diccionario son poéticos”
Joan Oliver, Pere Quart

“No hay cosa tan lejana de las letras como la codicia y preocupación por el dinero”
Juan Luis Vives

“Un editor es el que separa el grano de la paja, e imprime la paja”
Adlai Ewing Stevenson

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WordPress cuánto nos has cambiado

No acostumbramos a loar las excelencias del CMS (Content Management System) que solemos usar para el mantenimiento de este blog, pero acercándonos a los preparativos del lanzamiento de su próxima versión –la 2.7 ya– considero que va siendo hora de recapitular de nuevo sobre el mismo. Porque no vamos a negar que estamos encantados con WordPress, y le hemos dedicado algunos textos –Nueva actualización de WordPress. ¡Malditos geeks! o Algunos buenos plugins de WordPress -, pero el hecho es que según se avanza en su desarrollo mejora su experiencia a nivel usuario, a pesar de las distintas pegas que puedan atribuirle.

Sí, puede que el sistema sea un mastodonte a la hora de acaparar recursos de los servidores en los que se instala, sí puede que sus usuarios (y entre ellos algunos reconocidos bloguers) echen pestes cuando tienen que actualizarlos, sí puede que la interfaz a la hora de gestionarlo no sea la mejor diseñable; pero si se trata de lo que les prometieron, escribir y darle al botón de «Publicar», no se puede negar que WordPress alcanza con creces sus objetivos. Porque este sistema para la gestión de blogs nació en el momento justo y supo adoptar una filosofía muy propia de la Web para la Web 2.0. De esta manera, su principal cabeza visible, Matt Mullenweg, decidió desarrollar de forma paralela un sistema de gestión de contenidos ya establecido, b2evolution, hacia lo que sería WordPress justo cuando la blogosfera comenzaba a arrancar de forma masiva. Nos encontrábamos en tiempos en los que Google adquiría Blogger y el CMS más popular, Movable Type, se pegaba un tiro en el pie al pasar ser de pago si queríamos que el blog fuese para distintos autores.

Frente a esto la comunidad WordPress apuntó hacia el usuario pro, aquel que iba a instalarse un blog en un servidor, ofreciéndole sencillez en la instalación y posibilidades de desarrollar el CMS con nuevas funcionalidades en forma de plugins. Su aceptación fue tan grande que el éxito de WordPress invitó a sus desarrolladores a lanzarse al ámbito empresarial, naciendo de esta forma Auttomatic, así como el desarrollo de su propia plataforma de mantenimiento de blogs conocida como WordPress.com.

La sencillez y la seguridad en la gestión fueron el caballo de batalla que WordPress indujo en el desarrollo de plugins que facilitase la tarea a los administradores. Así, por ejemplo, se desarrollaron el plugin para la lucha contra el spam, Akismet, la posibilidad de realizar copias de bases de datos con unos pocos clics, WP-DB-Backup, o el reciente plugin para la actualización de todo el sistema que va a integrarse dentro de WordPress, WordPress Automatic Upgrade.

Atrás quedaban las horas de revisión de los comentarios y de su borrado, la preocupación de que los spammers contaminasen con sus enlaces y sus mensajes textos a los que habíamos dedicados algunas horas, las tribulaciones respecto a las copias de seguridad que mantendrían a buen recaudo nuestro esfuerzo o las horas de lucha ante una actualización fallida, o incluso errónea, de algunos ficheros borrados por error. El automatismo en su gestión y en su actualización, hacia donde camina WordPress en su nueva versión, ya se trate en los plugins (ya implementado) o en todo el sistema puede ser peligroso por inseguro a aquellos confiados que no realizan copias de seguridad de sus blogs, pero facilita tremendamente la tarea que fundamentalmente preocupa a los bloguers: Escribir y transmitir el mensaje. Atrás quedará el uso del FTP, de la selección de los ficheros a borrar, de la lentitud del proceso… Se trata, sin lugar a dudas, de un gran paso.

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La información y sus automatismos

En general, los mercados financieros son unos completos desconocidos para los comunes de los mortales. Cuando salta alguna noticia a las parrillas de los telediarios, sólo se trata de informaciones sobre espectaculares subidas o, más bien, completos descalabros. Es entonces cuando nos percatamos que la economía no funciona todo lo bien que debiera y esperamos que las cosas mejoren poco a poco.

Desde luego que no hay que llevarse a engaño, aunque basados en lo que se denomina Fundamentales Empresariales, a ojos de cualquier persona poco ducha en ingeniería financiera hay, aparentemente, más de casino o de ruleta rusa dentro de ellos que de Ciencias Exactas, por lo que no suelen ser un lugar cómodo para invertir para los pequeños ahorradores. De hecho, como en los mejores casinos, uno siempre está a tiempo de retirarse, monitorizando y vigilando las cotizaciones de las acciones bursátiles, así como automatizar sus órdenes de compra o venta llegados a ciertos niveles que uno considere relevantes. Así, por ejemplo, si deseamos invertir en una empresa, podemos fijar su precio de compra a cierto nivel y esperar a que la acción lo alcance para que se realice la compra, o bien si ya tenemos esas acciones en nuestra posesión podemos señalar un nivel de desinversión de manera que cuando una cotización llegue a cierto nivel podamos desinvertir y vender las acciones que disponemos en posesión, es lo que se denomina Stops Loss.

Esto podríamos considerar que está francamente bien porque así nos guardamos las espaldas ante caídas o cuando creemos que una acción se encuentra a un nivel muy interesante para invertir. El problema llega cuando la bolsa comienza a bajar en exceso y todas las órdenes, los stops, comienzan a saltar en venta deprimiendo aún más el efecto bola de nieve de las depreciaciones bursátiles y forzando la caída mucho más.

Por supuesto que las cotizaciones de las acciones se encuentran tremendamente ligadas a rumores, desmentidos, publicaciones de resultados empresariales y económicos. Esa necesidad de obtener información privilegiada, más allá de los análisis chartistas (de los gráficos para captar tendencias o realizar previsiones), es lo que determina quién gana más o quién puede mitigar las posibles pérdidas en caso de noticias desfavorables. La obtención de esa información nos puede llegar a colocar con cierta ventaja competitiva y es una constante en los mercados financieros globales pudiendo arruinarnos, e incluso a las empresas cotizadas, si no nos movemos de forma ágil.

Afortunadamente, la tecnología pone al alcance de nuestras manos la monitorización de las noticias que se van publicando de las compañías que son de nuestro interés, a la vez que negocian de forma automática y en nuestro nombre la compra-venta de acciones. Esto puede resultar tremendamente atractivo, absolutamente genial, si la presión informativa y otros quehaceres superan nuestra vigilancia del mercado. Sin embargo, puede suceder que todo el sistema no sea perfecto y falle ante un bulo o ante una noticia de hace 6 años.

Es lo que le sucedió a la compañía aérea estadounidense United Airlines (ver gráfico) cuando de súbito perdió el 75% de su valor en bolsa en 13 minutos debido a que el robot de Google News había interpretado como nueva una noticia extraída del archivo de un pequeño periódico estadounidense, South Florida-Sun Sentinel, y el sistema automático de Google la publicó como actual. El hecho es que el agregador de noticias de Google incorporó en sus titulares de forma automatizada una noticia de 2002 -Nótese que se trata del período inmediatamente posterior al 11-S cuando muchas compañías aéreas se vieron en apuros- en la que se afirmaba que United Airlines anunciaba una suspensión de pagos. De Google News, la noticia saltó a la agencia especializada en información financiera Bloomberg y de ahí a los inversores (Aunque la liebre la destapó la empresa Income Securities Advisors) comenzando una caída del valor que provocaría un suspensión en la cotización hasta que, finalmente, se comprobaría que la noticia no tenía ningún fundamento.

Actualmente, el debate gira entorno quién es el responsable último de estos sucesos, lanzándose Sun Sentinel, Google y Blomberg las responsabilidades sobre la información errónea y la pérdida de millones de dólares de inversones.

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Metodología para la implementación de un blog corporativo externo

Ya se encuentra accesible a través de la página web de la revista El Profesional de la Información para su descarga, aquellos que dispongan de suscripción, el número 5, monográfico dedicado a la Información en la empresa correspondiente a los meses de septiembre-octubre de 2008. En este número colaboro con el texto Metodología para la implementación de un blog corporativo externo que confío os resulte de interés.

Lo cierto es que revisando el índice del monográfico, he de confesar que hay muchos textos que me llaman la atención, aunque puedo decir que el que no dejaré de leer es el siguiente por su marcado carácter 2.0: Presencia de la prensa digital española en la Web social: análisis de Menéame de Enrique Orduña y José-Antonio Ontalba.

Los textos publicados en este número son los que siguen:

  • Información en la empresa para innovar y competir – Antonia Ferrer
  • Estrategia empresarial y tecnologías de la información en la gestión del conocimiento técnico-documental. Estudio del caso Nuclenor
    – Pedro Solana-González y Daniel Pérez-González
  • Metodología para la implementación de un blog corporativo externo – Marcos Ros-Martín
  • Presencia de la prensa digital española en la Web social: análisis de Menéame
    – Enrique Orduña-Malea y José-Antonio Ontalba-Ruipérez
  • Modelo de servicio semántico de difusión selectiva de información (DSI) para bibliotecas digitales – Eduardo Peis, Enrique Herrera-Viedma, José-Manuel Morales-del-Castillo
  • Aplicación de arquitecturas peer-to-peer a la distribución de archivos audiovisuales – David Fernández-Quijada
  • La revolución de los medios informativos en internet. El caso de los contenidos económicos – Toni González-Pacanowski
  • Implantación de sistemas de información empresarial – Sabin Goitia, Sonia Sáenz-de-Lacuesta, Maitane Bilbao
  • Esade Guíame!: donde comienza la empresa bien informada – Cristina Català-Puigbò y Josep Soler-Teixidor
  • Géneros web: líneas de investigación – Michela Montesi
  • Complementos bibliométricos de Thomson Scientific en la Web: buenos, bonitos y gratuitos – Rafael Ruiz-Pérez, Evaristo Jiménez-Contreras, Emilio Delgado-López-Cózar
  • 20 años de Doc6. Entrevista a Adela d’Alòs-Moner – Javier Guallar y Sílvia Redondo
  • Online information conference 2007 – Tomàs Baiget y Fernanda Peset
  • Directory publishers looking over the fence – Toon Lowette
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No utilizarás mi marca en tus meta-tags

Podría parecer un tanto retrógrado a estas alturas del desarrollo de la Red, pero en Estados Unidos el enfrentamiento entre dos empresas, Venture Tape Corp. y McGills Glass Warehouse, respecto a la utilización de las Meta-Tags dentro del código fuente del sitio web de una de ellas ha sentado jurisprudencia respecto al uso de las mismas. Los hechos se remontan al año 2000, cuando McGill mantenía relaciones comerciales con Venture Tape vendiéndole productos de diversa índole y decidió de forma unilateral la inclusión  dentro de sus descriptores web las marcas comerciales «Venture Tape» y «Venture Foil», además de enmascararlas en color blanco dentro del sitio web. Tres años más tarde, en 2003, Venture Tape se percata de ello y decide denunciar los hechos por infringimiento del uso de marca. Finalmente, este año, un tribunal de justicia se ha declarado a favor del demandante sentenciando el pago de 426,487$ por distintos conceptos.

Es obvio que lo que pretendía McGills con esa estratagema era el robo de tráfico web a Venture Tape utilizando sus distintas marcas e intentando posicionarse mejor que ella. Actualmente, esta acción no tiene ningún sentido, puesto que ni Google ni Microsoft utilizan las Meta-Tags para el posicionamiento en la Red, mientras que Yahoo y Ask sí que las utilizarían. En cualquier caso, no es la primera vez que se denuncia la utilización ilícita de marca dentro de la Red, puesto que la propia Google se tuvo que enfrentar a una acusación por infringir el uso lícito de marcas permitiendo su utilización como descriptores en las campañas publicitarias a realizar dentro de su sistema publicitario Adwords.

Nunca unos descriptores habían dado tantos dolores de cabeza.

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