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El Documentalista Enredado Entradas

Un podcast para “El nombre de la rosa”

Ya hace unos meses que ando escuchando La Órbita de Endor (LODE), un podcast centrado en el mundo de la fantasía y de la ciencia-ficción, que dispone de cierto éxito en España (si es que se puede limitar a un ámbito geográfico la fortuna del trabajo bien hecho en Internet). Dirigido por Antonio Runa, los participantes de LODE saben abordar las películas, libros y cómics de este género desde un punto de vista ameno e imparcial (o lo intentan) sin caer en dogmatismos y siempre tratando de contrastar opiniones. Los podcasts que se publican en LODE suelen ser kilométricos, en ocasiones rozando las ocho horas de audición, que demuestran la profundidad y la pasión con la que tratan el género en el que se centran.

No pude más que llevarme una sorpresa cuando descubrí que habían abordado el libro El Nombre de la Rosa, uno de nuestros libros favoritos, y su correspondiente película, junto a una breve mención a La Abadía del Crimen que es uno de los videojuegos españoles más recordados y muy inspirados en el libro. En el podcast LODE 4X22 EL NOMBRE DE LA ROSA libro + film, se afirman cosas como que las 100 primeras páginas del libro son una verdadera prueba de fuego para el lector que se trata de acercar a la novela, que la película es totalmente intemporal gracias al estupendo casting que se hizo con los monjes (el bibliotecario era casi el más feo de todos) y los problemas que tuvieron los programadores de la Abadía del Crimen para que Umberto Eco les atendiese (algo que al final no hizo). En definitiva, una gozada detenerse un momento y darle una oportunidad.

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Los bibliotecarios que lucharon contra un algoritmo… Y perdieron

Charles Finley podría haber pasado a la historia como uno de los mayores lectores de una biblioteca. Con un registro de préstamos de 2361 libros durante 2015, el lector voraz de la East Lake County Library (Orlando, EEUU) demostraba un interés inusitado en temáticas de diversa índole junto con un amplio espectro de gustos en literatura. Durante nueve meses, el usuario de la biblioteca pudo leer un libro en una media de tres horas. Esto provocó que los responsables del sistema bibliotecario se interesasen por él comprobando que en la ficha se hallaban su dirección, su carrera profesional y su número de licencia de conducir. Desgraciadamente, detrás del señor Finley se encontraban George Dore y Scott Amey, dos bibliotecarios que apostaron contra el sistema y perdieron.

En el fondo, el lector falso, Finley, fue creado con la intención de inflar las estadísticas de la biblioteca, tratando de engañar al algoritmo que mostraba la popularidad de los libros que en realidad no se prestaban en exceso (los libros que no se usan durante un largo período de tiempo se descartan y se eliminan del sistema bibliotecario). Los registros mostraron que docenas de libros se sacaron y se devolvieron en la misma hora, además de que la circulación de la biblioteca ascendió un 4% gracias a los préstamos de Finley.

Dore ha sido acusado de cometer fraude y ha sido suspendido de su puesto como gerente de la biblioteca. Además ha provocado que se inicie una auditoría de todo el sistema bibliotecario puesto que afirmó que hinchar las estadísticas se trataba de algo usual dentro del sistema.

Esto puede que saque a la luz un problema de financiación puesto que nueve bibliotecas del condado reciben alrededor de un millón de dólares teniendo presente sus ratios de préstamo. El sistema bibliotecario es cooperativo con una catalogación centralizada y con ciertos privilegios de préstamo para los residentes del condado.

En cualquier caso, la biblioteca de Dore no se encontraba en este esquema de financiación, por lo que aparentemente no hay un interés financiero a la hora de inflar las estadísticas y acometer el fraude. Sin embargo, asegura que se está desarrollando entre las bibliotecas una muy mal ambiente por conseguir fondos.

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La explotación estadística de textos a través de Ngram Viewer

Google Ngram Viewer es un motor de búsqueda que muestra las frecuencias de un conjunto de cadenas de búsqueda delimitadas por comas, utilizando un recuento anual de n-gramas de fuentes impresas entre 1500 y 2008. Liberado en 2010, la fuente principal de donde se nutre este programa es Google Books. El programa puede buscar una sola palabra, un conjunto de ellas o frases completas, incluyendo errores ortográficos. Esto permitiría a historiadores y lingüistas trazar la trayectoria de palabras y frases a través del tiempo sobre la base de una enorme cantidad de datos lo que permite observar el auge y la caída de ciertas expresiones, giros y palabras. Incluso algunos historiadores denominaron a este nuevo campo abierto por Google como culturomics. Sin embargo, aunque el fondo puede llegar a ser interesante, el Ngram Viewer dispone de varios problemas.

El más evidente son los errores en el reconocimiento de caracteres, que nunca es un proceso perfecto y que empeora cuando las tipografías utilizadas son antiguas. Uno de los mejores ejemplos, es la confusión que tiene el sistema con las letras f y s. El segundo es que existe una preponderancia de literatura científica. El tercero los errores en la introducción de los metadatos de los libros escaneados que pueden dar representaciones de términos en épocas que no existían.

En el gráfico siguiente, podemos ver la evolución comparativa de los términos disruptive y disruption a modo de ejemplo.

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El fotógrafo Steve McCurry homenajea a la lectura en su último libro

© Steve McCurry
© Steve McCurry

La joven afgana de ojos verdes (Afghan Girl) es una de las imágenes icónicas del siglo XX. Puede que el lector recuerde la publicación en la que apareció publicada por primera vez (National Geographic), aunque es posible que le cueste un poco más identificar a su fotógrafo (Steve McCurry), aunque pertenezca a la prestigiosa agencia Magnum Photos.

El fotógrafo americano comenzó su carrera durante la guerra de Afganistán en la que estuvo involucrada la Unión Soviética (1979-1989), incluso atravesó la frontera con los carretes cosidos y escondidos en sus ropas, aunque no se le conoce por su trabajo fotoperiodístico, sino por su carácter fotodocumental y por ser un maestro de la fotografía en color. Una carrera impecable que se ha visto empañada recientemente por un escándalo por el uso excesivo del Photoshop y por la evidente preparación de sus escenas, un articulista del New York Times las definió como demasiado perfectas, y que ha arrastrado en sus recientes entrevistas en los medios españoles (El Español o El Mundo) durante la presentación del libro Sobre la lectura.

Un libro que tal como ha señalado el propio autor es un homenaje a André Kertész, uno de los maestros clásicos de la fotografía, que ya publicó un libro de temática similar en 1971 con el título “El íntimo placer de leer ”. La confección de este libro, según admite McCurry, se ha visto facilitado enormemente a su sistema de clasificación y organización de su archivo fotográfico “un sistema de clasificación riguroso, con todas las fotos escaneadas y etiquetadas con palabras clave ” que abarca unos 40 años. Sobre la lectura reúne 62 fotografías de distintas personas absortas en la lectura de un periódico, libro o revista a lo largo de treinta países. Según su autor, este libro es una mirada poética a esta actividad común que todos compartimos, la lectura; una mirada lírica a gente que disfruta de la lectura en el mundo.

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Conferencia Visio 2016 en tres frases y una palabra

Consolidación

Habiendo asistido ya a cuatro ediciones de la conferencia Visio (2007, 2011 y 2014), puedo afirmar sin ninguna duda de que la conferencia ha alcanzado el suficiente empaque como considerarse como un referente en España respecto a la Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva. Transmitir mi enhorabuena a los organizadores y en especial a Unai Cadierno que estuvo muy pendiente de los asistentes y al feedback que iba recibiendo durante el desarrollo de las jornadas.

Ya es tradición que durante los días previos a su celebración, esta conferencia provoque el intercambio de mensajes y correos entre las personas más veteranas y entre otras personas que desean desvirtualizarse, que siguen sus trayectorias a través de las redes sociales, y puedan estrecharse las manos. Esto transmite el gran ambiente general que se produce durante estos días ante una organización que no falló en ningún momento y que nos obsequió con una visita a la impresionante catedral vieja de Vitoria.

Lo que no mejora, empeora

Desde mi punto de vista, el contenido en general del Visio ha cambiado de forma significativa y de forma positiva. Baste decir que ya no se hablaba de herramientas, es decir, no se realizaban presentaciones “comerciales” de herramientas para realizar Vigilancia Tecnológica, sino que eran los propios usuarios los que las presentaban sus propios procesos de adopción y las nombraban con absoluta tranquilidad. Por supuesto que hubo presentaciones sobre desarrollos tecnológicos, pero la organización consideró más pertinente dejar la última mesa para estos desarrollos (con acierto), ya que resguardaba el resto de ponencias y evitaba que la conferencia adoptase un tono demasiado comercial.

También hubo momentos para el desarrollo teórico de ideas como la presentación que realizó Juan Carlos Vergara del CDE sobre la Inteligencia Colaborativa puede que más interesante desde un punto de vista de una administración pública enfocada hacia la colaboración entre las PYMEs de un sector económico regional concreto que en el de las grandes empresas, pero interesante para generar un debate interesante respecto en los corrillos posteriores sobre el alcance de esa propuesta.

Por supuesto que se mostraron implementaciones de sistemas de vigilancia tecnológica en empresas y se nos volvió a recordar el ciclo de vigilancia que tan machaconamente se mostraron en anteriores conferencias Visio. Pero ante todo ello, me quedo ante la pregunta que lanzó el propio Vergara y que surgió durante la presentación de Patricia Rodríguez de la empresa ETRA sobre la utilidad real de la norma 166006 y la necesidad de revisarla y actualizarla.

Es mejor tener una estrategia que no tener ninguna

Hubieron conferencias muy interesantes, pudiendo destacar a Eneko Izquierdo de Ulma Packaging – estupenda conferencia sobre patentes -, Nicolás Troncoso de Kaleido – transformación de la estrategia empresarial en el sector de la logística y el transporte – y Julen Iturbe de Mondragon Ikerketa Kudeaketa (MIK) – utilización de foros y social media para el desarrollo de producto -. También podríamos señalar a Xabier García de Kortazar de Vicometech-IK4, que siempre cuenta cosas interesantes, que nos hizo una reflexión sobre el análisis de tendencias para el desarrollo de herramientas de contenido multimedia.

Fue en estas conferencias donde se vislumbró hacia dónde debería ir la conferencia Visio en los próximos años, en la aplicación de técnicas y el desarrollo de estrategias para el desarrollo de productos y servicios. Soy consciente de que este extremo es en ocasiones complicado puesto que las empresas no desean difundir sus avances o sus técnicas, pero desde luego que es ahí donde reside la Inteligencia Competitiva y es ahí desde donde se debería trabajar.

Lo importante es cómo se hacen las preguntas

Finalmente, destacar que durante la conferencia sólo se realzó la figura del ingeniero. Las frases “Ingeniero por” o soy “Ingeniero de” fueron las más repetidas dentro de una profesión que destaca por su multidisciplinariedad. Mucho STEM y poco Ars se señaló en un corrillo. Desde luego que en la sala habría ingenieros por las distintas ramas, desde luego, pero también habría economistas, abogados, historiadores y documentalistas a buen seguro. Como afirmó Pablo López de Thinking Business, lo importante en esta profesión es cómo se hacen las preguntas no el título que posees.

Además, en distintas charlas, se recalcaron fallos que son muy propios de las unidades de información y que cualquier gestor de la información conoce. Si se implementa un servicio de la información como puede ser una unidad de Inteligencia Competitiva, el trabajo bien puede desarrollarlo un documentalista, aunque las empresas se encuentren más cómodas contratando a ingenieros. Aunque éste, parece ser un debate baldío.

Otra reflexión sobre la conferencia:

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La venture capital que tenía una biblioteca en su entrada

© Drew Kelly
© Drew Kelly

Hace unos meses que hablábamos por aquí de Marc Andreessen, una de las principales personalidades de Silicon Valley. De forma muy resumida, recordaremos que fue uno de los creadores del primer buscador para la Web (MOSAIC). Actualmente, Andreessen gestiona una Venture Capital (VC), Andreessen Horowitz, que es una de las más relevantes de California. Una editora de Wired, Drew Kelly, visitó las oficinas de la VC y se sorprendió que el vestíbulo estuviese lleno de estanterías con libros.

Interesada en esa particular forma de dar la bienvenida a los visitantes y clientes de la empresa, estuvo indagando sobre la biblioteca dispuesta y accesible para todos. Intentando hacer un paralelismo con la cuna de las grandes empresas tecnológicas de hoy en día, se sorprendía de la cantidad de libros dedicados a los inicios de Hollywood (aunque también había libros de Sherlock Holmes y de Peanuts), cuando la industria cinematográfica estaba dando sus primeros pasos y donde había oportunidades para todos como parecía suceder hasta hacía poco en Silicon Valley.

Los libros que se encuentran en el hall pertenecen a Marc Andreessen y la periodista opina que para poder entender el personaje hay que detenerse a comprobar qué tipo de libros se encuentran en esas estanterías. Lo cierto es que Andreessen mostró cierta irritación cuando le hicieron llegar las preguntas sobre los libros, asegurando que, en realidad, lo que no quería era que su empresa pareciese un consultora cualquiera con una entrada fría e impersonal. A pesar que, cuando fue instalada, la librería disponía de cierto orden, Andreessen afirma desconocer el estado actual de esa particular biblioteca puesto que la gente coge lo que considera más adecuado e incluso algún consultor ha dejado caer algún ejemplar de su propia cosecha, así como algún autor esperanzado de que alguien descubra su libro. En cualquier caso, es una curiosa manera de vestir una empresa muy próxima a las nuevas tecnologías con algo tan obsoleto como podría parecer un libro de papel.

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El futuro de la biblioteca según los bibliotecarios del MIT

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Los bibliotecarios del MIT (Massachusetts Institute of Technology) celebraron unas jornadas en las reflexionaron sobre los distintos desafíos a los que se enfrentan las bibliotecas en este siglo XXI. Al contrario de lo que podría pensarse, no existe una versión pesimista del futuro de las bibliotecas. Ya que éstas todavía tienen una función preeminente en la sociedad en la que se sitúan. El objetivo de la biblioteca se fundamenta en “ahorrar el tiempo al usuario”, algo que podría parecer disuelto cuando todo el mundo lleva una conexión a internet en el bolsillo. Sin embargo, ese acceso inmediato también debe ser alimentado. En el caso del MIT, cuando se anunció el descubrimiento de las ondas gravitacionales, los servidores de la biblioteca debieron ser reforzados, mientras se habilitaba un sitio web con materiales de apoyo para que los medios y los ciudadanos de a pié pudiesen consultar con profundidad ese tema.

Por lo tanto, si creemos que tras la digitalización la biblioteca, tal y como está concebida, está acabada. Lo más probable es que nos equivoquemos, ya que no debemos olvidar que la biblioteca como ente se ha adaptado durante siglos tratando siempre de mantenerse como el lugar donde las personas y la información interactúan.

Ni la sociedad ni la información son entes estáticos. Evolucionan durante el tiempo atendiendo a los desarrollos propios de la Humanidad. Así, durante su existencia, las bibliotecas acogieron a tabletas de arcilla, a rollos de papiro, códices de pergamino y hasta a las nuevas formas de transmitir información como fueron los discos compactos. La sociedad también evolucionó gracias a la lucha contra el analfabetismo y la educación obligatoria, a que las universidades se alejasen de su carácter elitista para hacerse más inclusivas, a que los hábitos de lectura evolucionasen y a que la comunicación se transformó para adecuarse al ámbito electrónico.

Y, a pesar de ello, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las bibliotecas actualmente es la conservación de los objetos digitales debido a su obsolescencia. Sin embargo, también se debe tener presente que no todo se encuentra ni va a poder ser digitalizado, es por ello que los profesionales de la información no deben olvidar que también deben dedicarle recursos a los materiales impresos. Qué se debe almacenar y qué no, qué debe ser restaurado y cómo, tratando de ser lo más respetuoso con los materiales y que sea sostenible medioambientalmente.

Además, no todas las ramas del conocimiento se enfocan en los mismos materiales. Así, por ejemplo, las ciencias suelen preferir la difusión digital, mientras que las artes todavía prefieren los materiales impresos. También se debe considerar que algunos documentos, como en el caso de las publicaciones periódicas, ocupan mucho espacio y finalmente pesan mucho, lo que hace resentirse tanto a las estructuras de los edificios como a los cimientos.

Otro de los problemas es transmitir los fondos digitales que puede llegar a poseer una biblioteca. Aunque las colecciones digitales puedan ser inmensas, no pueden ser visualizadas y el cómo se transmite al usuario y cómo se puede representar la profundidad del conocimiento también es importante.

Por otro lado, y como ya señalamos en un artículo anterior, los edificios se convierten en lugares centros comunales, de intercambio y de encuentro cultural. Deben ser lugares donde la gente quiera pasar mucho tiempo. Cada vez hay más necesidad de crear pequeños espacios de colaboración, donde se debata, sin olvidar que sigue siendo un refugio para los estudiantes donde buscan la tranquilidad y el silencio que no encuentran en otros espacios. Aunque la figura del bibliotecario gruñón que manda callar es un tanto ofensiva, todavía es necesaria y justo lo que algunos usuarios necesitan.

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