Antes de que Tim Berners-Lee diseñase la Web, antes de que Google fuese instalado en la habitación del campus de Stanford de Larry Page, antes de que Altavista fuese pensada para demostrar el potencial de hardware de DEC, Internet ya existía y los científicos colgaban sus documentos en sus servidores compartiendo su información. Hace 16 años de la creación del primer buscador, a algunos les parecerá muy poco tiempo, a otros les parecerá una eternidad, pero ya en sus inicios Internet era un maremagnum informativo del que era complicado obtener los recursos deseados.
Por supuesto que, según fue madurando, los sistemas cambiaron y se hicieron más accesibles al resto de los usuarios permitiendo su universalización. Si en un principio los ficheros informáticos se dejaban en un servidor al que había que conectarse mediante un interfaz de interrogación mediante comandos, posteriormente, se desarrolló el Gopher para tratar de clasificar toda la información mediante menús y submenús, lo cual facilitó enormemente la clasificación y localización de la información. Pero no fue hasta la invención de la World Wide Web cuando se creó un sistema interconectado y mediante el cual se podían consultar documentos, además de referenciar a otros, mediante un software específico que permitía su visualización. Sistema, por otro lado, hasta el que hemos llegado hoy.
Lo que sigue son unas breves descripciones de los buscadores que se atrevieron a afrontar los retos de localización de la información que ofrecían los muchos servidores que poblaban Internet con sus características específicas. Primero, el FTP, después el Gopher y finalmente la Web.