Las folksonomías, además de convertirse en una de las palabras más odiadas por los internautas, disponen de distintos puntos débiles bien conocidos. Así esta forma de clasificar la información hereda todos los problemas bien conocidos por los documentalistas de los vocabularios no controlados. De esta manera, al utilizar el tagging nos enfrentamos a la ambigüedad, polisemias, sinonimias y falta de control a la hora de describir de forma específica o más general las mismas cosas.
Concretamente, tenemos ambigüedad porque diferentes usuarios aplican términos a las mismas informaciones de forma completamente distinta, polisemia ante la utilización de las mismas palabras para designar objetos o conceptos distintos, sinonimia porque distintas palabras pueden ser utilizadas para definir las mismas cosas y, finalmente, sobre la especificidad de los términos, porque un usuario experto puede definir una información como AJAX o javascript, olvidándose de indicar lenguajes de programación que un usuario no-experto puede utilizar a la hora de recuperar información sobre esta temática.
Además, la utilización del tagging es tan abierta que no otorga una guía de uso a la hora de aplicarlas, cómo deben usarse, la puntuación a utilizar, el orden de las palabras, si se deben usar plurales en vez de singulares, si se deben usar palabras compuestas sobre las simples, si se deben añadir sinónimos, etc.
Recientemente, se han publicado dos textos científicos que hacen referencia al uso que se hace de las folksonomías en los blogs de Biblioteconomía y Documentación a los que os recomendamos echarles un vistazo. En el primero de ellos, Etiquetado libre frente a lenguajes documentales. Aportaciones en el ámbito de Biblioteconomía y Documentación, su autor Luis Rodríguez Yunta realiza una reflexión muy interesante sobre el uso de las folksonomías dentro de distintas herramientas de la denominada Web 2.0 por parte de los profesionales de la información:
Los profesionales de la Documentación han sido tradicionalmente valedores del empleo de lenguajes controlados, por su consistencia en la representación sistemática del análisis documental de contenido y su capacidad para combinar búsquedas genéricas y específicas. Sin embargo, a partir de las herramientas de la web social, el etiquetado también está siendo aplicado por los propios documentalistas y bibliotecarios. Parece oportuno reflexionar sobre este hecho ¿Se trata de una renuncia a valores tradicionales de la disciplina? ¿O es una adaptación a las demandas de nuevas generaciones de usuarios? ¿Hay un cambio de paradigma en la percepción de las herramientas de recuperación?
Por otro lado, en la revista Library & Information Science Research se publica el artículo Librarians and information scientists in the blogosphere: An exploratory analysis en el que se realiza un análisis de las etiquetas más utilizadas en los 30 blogs de Biblioteconomía y Documentación dentro del ámbito anglosajón para determinar los temas que más se abordan dentro de la biblioblogosfera inglesa.
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