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Escribir en papel

Cuando el número, recién publicado, de la revista El Profesional de la Información dedicado a la Web 2.0: blogs, participación y Lib 2.0 se estaba preparando, Dídac Margaix me preguntó porqué no me lanzaba a publicar en papel. Sinceramente, en un principio fui un poco reticente ante la idea de entregarme a redactar un texto cuyo objetivo era ser publicado, pero Dídac tenía razón, es probable que en ese número especial yo debería tener algo que decir. Desgraciadamente, para cuando ya estaba más o menos decidido lo que iba a escribir, o recopilar según se mire, mi vida profesional giró y ya el tiempo se me escapó de las manos.

Por supuesto que en el número 2 correspondiente al volumen 16 de la citada revista Dídac publicó el excelente Conceptos de web 2.0 y biblioteca 2.0: origen, definiciones y retos para las bibliotecas actuales, mientras que yo sólo me dediqué a disfrutarla. A título personal diré que, viendo el índice, esperaba que los veteranos en esto de la biblioblogosfera se hubiesen lanzado entusiasmados a publicar, pero parece que los bloguers son un poco tímidos, empezando por mí mismo, a la hora de plasmar sus ideas e inquietudes en formato impreso. Sobre el número en cuestión, la sensación general es un tanto agridulce puesto que los contenidos flaquean en algunos aspectos. En cualquier caso, cada vez que Dídac y yo nos encontramos me suele preguntar porqué no me lanzo a, al menos, intentar publicar en papel; yo le suelo contestar que dejo las revistas para otros, que no necesito ver mi nombre estampado en tinta para sentirme más o menos satisfecho o realizado con lo que pueda llegar a crear, pero a veces la vida da otro giro y tienes que darte cuenta que no todo es realmente tal y como lo piensas, o desearías, que fuese.

Como ya sabéis, no hay mayor pecado que dejar que un blog pase a barbecho más tiempo del necesario. Muy bien, lo admito, me he descuidado. Hace mucho que no escribo nada interesante por aquí, pero es que me he estado enfrentando a un reto personal que no esperaba que me supusiese tantos quebraderos de cabeza: Escribir en papel.

No sabía a lo que me disponía cuando los responsables de la revista Texturas me dirigieron un correo electrónico para preguntarme si quería participar en el número 2 con un texto. El tema propuesto que debía abordar tenía que seguir el hilo de uno de los textos de esta bitácora, pero lo cierto es que a la hora de escribir me dejaron tanto margen que no sabía por dónde comenzar. Esto constituye un verdadero problema si se quiere andar hacia algún sitio, así que estuve dándole vueltas a la introducción, nudo y desenlace, hasta que descubrí que era mejor empezar por el principio.

Desgraciadamente para mí, acostumbrado a las extensiones infinitas que permiten los espacios digitales, pronto descubrí que estaba escribiendo más que un artículo un capítulo de un libro, aunque realmente consideraba que era algo completamente necesario para poder justificar lo que estaba aseverando. Creo que no se puede desarrollar una teoría, no se puede defender un punto de vista sin ofrecer una justificación, y sólo podía aportar argumentos razonándolo todo, demostrando que todos los caminos conducen a un lugar preciso. Pero me puse limitaciones y tratando de ajustarme al margen de 4000 palabras, mi primer borrador alcanzaba las 3500 (7 folios), llegando en su versión definitiva sin la aprobación de los editores a las 4500, por lo que obviamente los responsables de la revista van a tener que cortar algunos pasajes.

Esencialmente por reiteración de ideas, imagino que todo se ha contado antes con más o menos los mismos argumentos, pero puede ser que lo que me propusieron escribir entonces era en realidad algo que había querido escribir para este mismo lugar, aunque no me había atrevido a hacer por la dificultad de enfrentarme a ello. En cualquier caso, la duda se mantiene: ¿Veré un texto mío publicado en una revista impresa? ¿Conseguiré dar el salto a escribir en papel?

Publicado en Enredando

14 comentarios

  1. Siempre he dicho que tienes madera de escritor, así que no te preocupes, tarde o temprano veremos tus textos «impresos».

    Suerte

  2. Bueno, lo cierto es que me cuesta un poco publicar en papel porque, ya se sabe, nunca se sabe si lo que se publica tiene la suficiente calidad para ser considerado bueno. En cualquier caso, quién sabe, igual ahora me animo y comienzo a publicar artículos en otras revistas (Aunque previamente tiene que se ser publicado el primero claro).

    Sobre el número de El Profesional de la Información, que creo que no se me ha entendido bien, no quiero decir que la calidad de todos los artículos sea baja, simplemente a título personal esperaba un poco más de este número.

    Esperemos que la gente se anime en los próximos.

  3. Gracias por los comentarios, por la parte que me tocan. El problema no es si necesitamos ver el nombre impreso, el problema es que lo necesita el tribunal de la oposición, que es otra historia.

    No hay mucha diferencia entre escribir para un medio o para otro: que te has de cortar un poquito, revisar un poco más la documentación y citar bibliografía. Luego cuando relees lo que has escrito siempre te parece poco, o muy mejorable, pero no pasa nada, es normal.

    Quedamos un dia, tomamos un café y pensamos unos cuantos temas.

  4. Seguro que lo verás

  5. Dídac desde luego que la lógica a la hora de enfrentarse al papel es distinta, sobre todo porque tienes un editor que busca ciertos objetivos para su publicación. Desde luego que no es lo mismo autoeditarse que te editen y claro siempre tienes que trabajar un extra más.

    Por otro lado, seguro que llegará el día que nos sentemos a tomar un café y tratar temas para ir publicando.

  6. Saludos,

    Sin ánimo de criticar, «dar el salto a escribir en papel» pareciera implicar un nivel inferior de tu aportación electrónica. Lo sé, traemos prejuicios feroces y el papel todavía causa tentaciones. Pero si me permites, creo que tu aportación ya es lo suficientemente valiosa en su formato actual y el papel no le dará mayor o menor relevancia.

  7. Óscar no estoy menospreciando el trabajo que hacemos en esta bitácora, ni los textos que se publican en ella. Simplemente considero que son mundos distintos para públicos distintos. Este blog tiene un público específico y unas normas de publicación un tanto «libres» que sin estar fijadas por un criterio editorial existen.

    Dar el salto a publicar en papel quiere decir que nos sujetamos a las necesidades de otra publicación y de otros editores que son, por así decirlo, nuestros jefes. Perdemos cierto control sobre lo que queremos decir y cómo lo queremos decir, pero como experiencia no está nada mal.

    En fin, seguiremos publicando cosillas por aquí, aunque tal vez también lo hagamos en papel con un poco más de frecuencia. Ya lo veremos.

  8. […] Escribir en papel: Marcos Ros no habla demasiado del tema sino que dedica el post a explicar su relación con el papel, pero sí que dice que su sensación general es un tanto agridulce puesto que los contenidos flaquean en algunos aspectos. Por otro lado, también afirma que esperaba más participación de parte de los blogueros veteranos. […]

  9. […] Entiendo los comentarios sobre que se ha desaprovechado la oportunidad de profundizar en estos nuevos conceptos como afirman Álvaro Cabezas, Marcos Ros o Lara Rey, quizá como dice Javier Leiva, porque no hay mucho más en lo que ahondar, pero comparto con Álvaro Cabezas su opinión sobre la blogalización del concepto de Biblioteca 2.0, sí que me queda tras la lectura de los artículos una impresión de que se ha resumido todo en: sé moderno, monta un blog en tu biblioteca. […]

  10. […] No somos los primeros en reseñar y/o comentar el último número de El Profesional de la Información (EPI), dedicado a la Web 2.0: Álvaro Cabezas esperaba algo más y para Marcos Ros la sensación después de leerlo es un tanto agridulce. […]

  11. […] en día, escribo en otros registros y como entonces me siguen imponiendo longitudes exactas de texto. No importa realmente si son 500 o […]

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