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Para evitar la infoxicación… ¡Impuestos!

Sobrecarga informativaTraspuesto me he quedado tras la lectura del texto de Dusty Horwitt dentro del Washington Post en su edición del pasado 24 de agosto. Bajo el título If Everyone’s Talking, Who Will Listen?, el abogado muestra su más sincera preocupación por lo que él denomina TMI (Too much information), aunque lo correcto hubiese sido utilizar el término Information Overload que fue trasladado al castellano por Alfons Cornella como Infoxicación.

En el artículo, del que me voy a ahorrar las valoraciones, Horwitt nos relata su desazón frente a la saturación que le provoca la cantidad de información que recibe cada día a través de distintos terminales electrónicos. Su forma de exponer su preocupación pasa por la realización de un comentario sobre las audiencias de los medios de comunicación en Estados Unidos que se encuentran estacionarios respecto a los años 80, aunque con tendencia a la contracción respecto al público que disponían hacía sólo unos años. Mientras tanto pasa analizar las audiencias de los blogs y de distintos sitios web, lamentándose de la fragmentación de contenidos y de las audiencias que estos están provocando dentro de la sociedad americana. Así, según su criterio, el impacto de los anuncios políticos o de otra índole que se realizan en los medios actualmente alcanzan a menos personas y se deben realizar con mayor intensidad que en épocas precedentes, ante lo que el autor declara que su interés pasa por el fortalecimiento de la democracia en la era de la infoxicación.

De este modo, realizando una crítica al consumo energético que se realiza por culpa de los ordenadores, considera adecuado que se promulgue un impuesto que grave la generación de información por parte de blogs, sitios webs, ordenadores y algunas televisiones por cable. De este modo, el coste para la generación de información sería mayor, ahuyentando de esta manera a aquellos que inundan a la sociedad con ella, mientras que se fortalecería a los medios de comunicación tradicionales como vehículos de la información de calidad.

¿Habremos encontrado a un detractor de la Web 2.0?

Publicado en Visto/Leído

8 comentarios

  1. En realidad este tipo de personajes no suelen ser detractores de nada per se, simplemente hablan a favor de un oculto «mecenas» (por decirlo suavemente). De este tipo de «autor» se pueden poner miles de ejemplos.

  2. El tipo de razonamiento del tal Horwitt (por cierto, ¿tendrá los pies grandes?) «alertando» sobre la fragmentación de las audiencias y la intensificación de las campañas publicitarias es idéntico al que realizan los publicistas de la vieja escuela, que no controlan toda su potencialidad e implicaciones

    Saludos enredados

  3. Y no sera este algun propietario apesadumbrado por la rapida y vivaz informacion que proveen los millones de blogueros en el mundo, quitandole principalia a los medios tradicionales, estancados en el pasado, donde gozaban de una hegemonia sin igual, prefiero la inundacion a la pereza.

  4. Me encanta! Asi los pobres van a dejar de contaminar la blogósfera con sus sucias opiniones. Dejémosle el campo libre a aquellos que pagan sus impuestos y pueden darse el lujo de pagar algo más.

  5. Bueno, parece lógico que a los «grandes» de la Comunicación le moleste la «pequeña» competencia. Puesto que este mundo 2.0 les iguala y por lo tanto hace ver que sus inversiones no son del todo necesarias.

  6. Personalmente, los argumentos del abogado me parecen ridículos y un intento de vuelta al pasado. No se puede desandar el camino del periodismo ciudadano.

    Hoy los bloguers más influyentes no son aquellos que tienen más medios, sino los que tienen algo que decir y se ganan el respeto de sus lectores.

  7. Información es si la consulta y produce un cambio potencial en su conducta, pero presumo que no revisa e interioriza las «toneladas» de bits que recibe, por lo cuál quizá lo que le molesta es el ruido o la angustia que le produce su límite humano ante una gran cantidad de señales y noticias interesantes. Ante esto, siempre puede aislarse de los canales por dónde circulan tales datos.

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