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Categoría: Visto/Leído

«El policía de la Biblioteca», terror bibliotecario de la mano de Stephen King

En realidad, me encontré este relato, o puede que novela corta, de casualidad; rebuscando mis libros en busca de otra historia de similares características que se desarrollaba dentro de una biblioteca. Claro que no siempre se encuentra lo que uno busca, pero siempre se pueden hallar cosas interesantes sin que uno se lo llegue a plantear. Así pues, me encontré de sopetón con una historia que a buen seguro interesará a mis compañeros de profesión. Ahora podemos añadir un elemento más a nuestra mala fama, y es que si no devuelves los materiales que te llevaste prestados de la biblioteca alguien irá a buscarlos por las buenas o por las malas. En este caso por las malas me temo.

Lo que os adjunto es uno de los comentarios que Stephen King da en su libro Después de medianoche, de donde está extractado este texto. Se trata de un pequeño prólogo que muestra de dónde le surgen las ideas para ponerse a escribir, concretamente, este relato. No creo que sea una historia recomendable, desde un punto de vista literario, puesto que yo ni lo recordaba; sin embargo, como anécdota, puede pasar.

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La muerte de los libros ¿o la del pensamiento?

Mirando noticias sobre el mundo de las bibliotecas y la documentación, he encontrado una sobre la publicación en México del libro «Historia universal de la destrucción de los libros» de Fernando Báez, y que fue editado en España recientemente, como ya se informó en El Documentalista Enredado.

La noticia comienza con la siguiente reflexión:

De las formas diversas que puede adoptar la muerte, la destrucción de los libros es una de las más constantes en la historia universal.

Y justo hoy, he terminado de releer por enésima vez una de mis novelas favoritas, «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury. En ella se refleja un sobrio futuro, donde los bomberos, en vez de apagar fuegos, los provocan para quemar libros, porque en ese país está prohibido leer, porque leer obliga a pensar, porque leer impide ser ingenuamente feliz…

Al ver esta noticia sobre la destrucción de libros a lo largo de la historia, como la “puntilla” para la completa aniquilación de un pueblo, de su memoria, de su pensamiento, de su cultura…, veo que, tristemente, la novela de Ray Bradbury, a pesar de ser de ciencia-ficción, tiene menos de ficción de lo que me gustaría.

En ella, Ray Bradbury refleja la importancia de los libros, su fuerza… Y yo no puedo expresar tan bien como él por qué son temidos, por qué se destruyen…, por lo que permitidme utilizar sus palabras para expresar algunas de las ideas que han pasado por mi cabeza al leer esta noticia y que Bradbury puso en boca de sus personajes:

¿Sabe por qué los libros como éste son tan importantes? Porque tienen calidad. Y, ¿qué significa la palabra calidad? Para mí significa textura. Este libro tiene poros, tiene facciones. Este libro puede colocarse bajo el microscopio. A través de la lente, encontraría vida, huellas del pasado en infinita profusión. Cuantos más poros, más detalles de la vida verídicamente registrados puede obtener de cada hoja de papel, cuanto más “literario” se sea. En todo caso, esa es mi definición. […] ¿Se da cuenta, ahora, de por qué los libros son odiados y temidos? Muestran los poros del rostro de la vida. La gente comodona sólo desea caras de luna llena, sin poros, sin pelo, inexpresivas.

Faber, profesor

A la gente de color no le gusta El pequeño Sambo. A quemarlo. La gente blanca se siente incómoda con La cabaña del tío Tom. A quemarlo. ¿Alguien escribe un libro sobre el tabaco y el cáncer de pulmón? ¿Los fabricantes de tabaco se lamentan? A quemar el libro. […] Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio.

Beatty, capitán de bomberos

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Cuando la información le desborde… ponga un documentalista en su organización

He de decir que me ha sorprendido gratamente el artículo Cuando la información nos desborda, publicado en el Diario Levante-EMV del 10 de octubre de 2004 (2ª Página), de Santiago Ferris de la empresa Omnia Auditora, puesto que apunta ciertos aspectos de la Gestión de la Información en las Organizaciones que ya apuntó Alfons Cornellá en su libro Infonomía.com y, anteriormente, Los recursos de la información. Teniendo en cuenta que este artículo se publica dentro de un medio de comunicación regional y, a su vez, dentro de una sección que se publica semanalmente, el regocijo debe de ser doble.

En el citado artículo, y no me voy a extender puesto que habla por sí mismo, se señalan varios aspectos clave:

  1. Los directivos, los estrategas del marketing e, incluso, aquellos más ligados a la prestación de servicios o a la producción de bienes, simplemente están desbordados por la cantidad de información disponible.
  • Y no sólo estamos desbordados por la información procedente del exterior. La información interior también ha crecido de forma espectacular, simplemente porque los negocios se han hecho mucho más complejos de gestionar y su operativa involucra a más partes: empresas de externalización de la formación, prevención de riesgos laborales, limpieza de locales y oficinas, transporte y distribución, ciertas partes o piezas en la cadena de montaje… los ejemplos son innumerables.
  • Estos problemas son extensibles tanto para las pymes como para las grandes empresas.
  • Ante esto, las empresas pueden:

    Todas las empresas, sin excepción, deben gestionar de alguna manera esta complejidad. Necesitan de sistemas de información que les faciliten sus flujos de trabajo: la creación, revisión y aprobación de sus procedimientos y el uso de formularios electrónicos y sistemas de mensajería interna y externa que agilicen sus procesos de prestación de servicio a los clientes.

    Y lo mejor de todo:

    Pero no nos engañemos, ninguna herramienta tecnológica, por sofisticada que sea, puede garantizar por sí misma la solución de un problema de gestión. Es preciso tener en cuenta la variable humana: los usuarios. En el éxito de la implantación será clave la realización de los procesos de formación y habituación necesarios para producir un cambio cultural en la organización. Será también necesario realizar un análisis previo crítico por parte de la dirección de la empresa y de los consultores especializados en gestión documental y del conocimiento.

    Lo que surge tras esto es la cuestión: ¿a qué estamos esperando los documentalistas?

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    «El Último Catón», una novela documentada

    Lo primero es reconocer que puedo ser uno de los pocos lectores compulsivos que no haya leído todavía El Código Da Vinci de Dan Brown. Uno de los bombazos editoriales de este año. La verdad es que adquirí la novela, aunque no para mí, sino para mi hermana que no salía de la imaginería de Harry Potter y Tolkien haciendo un bucle que yo no llegaba a entender. Así pues, buscando que al menos refrescase sus lecturas compré el libro en julio para que leyese las 600 páginas que lo componen. Simplemente, lo devoró. Posteriormente, otra de mis hermanas, después de acabar sus viajes por media España, regresó a casa en Agosto y como entre sus pobres estanterías no hallaba nada de su interés, procedió a leerse el Código dos veces seguidas produciéndole, para qué negarlo, una total incredulidad. Pero, ¿será verdad lo que cuenta? Preguntaba completamente sorprendida.

    Y aunque estamos en octubre y todavía no haya comenzado a leer el segundo libro de Dan Brown, el primero, Ángeles y Demonios, lo acaban de editar en España; tampoco tengo excesiva prisa. Parece que ha surgido un interés notorio en la sociedad sobre las sociedades secretas antiguas que se prolongan hasta hoy en día y tras el Código Da Vinci se han publicado varias obras paralelas para desentrañar los secretos del libro, para refutarlos, para ridiculizar sus errores o simplemente a rebufo del éxito, la publicación de obras similares y afines. Claro, que en el país galo, este éxito aumentará las visitas al Louvre y otros lugares de París. Sinceramente, el Código da Vinci es una novela y el autor puede deformar la realidad para tratar de ajustarla dentro de una trama que es ficción, persiguiendo tener un impacto mayor sobre el lector.

    Así pues, dejando el best-seller americano a un lado, me he dispuesto después de terminar Berlín, la caída de Anthony Beevor, a leer El Último Catón de Matilde Asensi. Ayer lo comencé a leer y hoy estoy escribiendo un post. Pero ¿no se merece un apunte en este blog lo siguiente?:

    «En segundo lugar a José Miguel Baeza por su inestimable auxilio en las traducciones de griego y latín y por ser el mejor documentalista del mundo: es capaz de encontrar el dato más extraño en el libro más extraño.»

    Aunque es probable que nadie se lea los apartados de agradecimientos de los libros, al menos, un documentalista ha recibido una definición por parte de una periodista: «es capaz de encontrar el dato más extraño en el libro más extraño». Además, os aseguro que el libro promete. Cuando lo acabe, ya hablaremos.

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    Indiana Jones: «El 80% del trabajo en Arqueología se hace en la Biblioteca»

    Vaya, es probable que si seguimos así, pronto nos toque abrir en el blog una categoría más con el cine como principal temática. Pero mientras esto sucede, o no, hablemos de la película Indiana Jones y la última cruzada (1989).

    Aunque parecía que el filón del doctor Jones estaba agotado después de dos películas anteriores, En busca del arca perdida (1981) y El Templo Maldito (1984), a pesar de que no del todo puesto que parece que se va a rodar una cuarta parte; George Lucas (Historia y producción) y Steven Spielberg (Director) dan un paso más agregando un elemento determinante para que el famoso arqueólogo se lance a por más aventuras. La búsqueda de su padre que se encuentra desaparecido mientras seguía la pista del Santo Grial o Santo Cáliz, que según afirman en realidad descansa en Valencia, obliga a Indiana Jones a comenzar a seguir las pistas que ha ido dejando su padre a lo largo de sus investigaciones.

    El guionista juega al comienzo de la película con el gag mediante el cual el arqueólogo, durante el transcurso de una clase, afirma que el 80% del trabajo de la arqueología se realiza en una biblioteca y continúa aseverando que nunca una X marca el lugar donde excavar. Posteriormente, las investigaciones que realiza durante la búsqueda de su padre le conducirán a una biblioteca, en realidad una iglesia reconvertida en biblioteca, de Venecia (Italia). Allí, observando una cristalera y los elementos que la acompañan descubre que, efectivamente, una X marca el lugar por donde entrar a las catacumbas y seguir obteniendo pistas sobre el paradero del Santo Grial y por ende de su padre.

    Todavía en la biblioteca, el guión sigue jugando malas pasadas a los personajes tratando de añadir elementos cómicos a la historia. Su siguiente víctima es un bibliotecario que mientras procede a sellar libros se convierte en actor cómico durante los intentos de Jones de producir un agujero para entrar en las catacumbas que se hallan debajo de la biblioteca. Cada vez que el bibliotecario, de traje, pajarita, gafas, calvo y cara severa; sella, Jones produce un golpe en el suelo que el bibliotecario considera causado por el matasellos defectuoso.

    El resto seguro que lo habéis visto. En una palabra, una gozada.

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    Los bibliotecarios también se enamoran

    El epígrafe tendría que ser: (Aunque sea un cuento chino). 😛

    Resulta que mirando la cartelera descubro que la película que actualmente tenemos en las carteleras españolas, El tren de Zhou Yu, trata de un bibliotecario y ¡poeta! que se enamora perdidamente…

    Bueno, os adjunto la sinopsis que he tomado prestada de La Butaca que es un tanto intrincada.


    Xiu (Gong Li) es una mujer sofisticada e independiente. En su intento por llegar a la cima de su complicada relación con un tímido e introvertido poeta, Chen Ching (Tony Leung Ka-Fai), descubre una poderosa historia de amor que va mas allá de los confines del tiempo y la distancia.

    Un poco antes que Chen Ching empiece su relación con Xiu, éste conoce a una pintora de porcelana, Zhou Yu (también Gong Li) en un baile en Yunnan. Hechizado por su excepcional belleza, Cheng Ching le da uno de sus poemas y vuelve a casa, a Chongyang, donde trabaja como bibliotecario. Él se sorpren-de al encontrarla llamando a la puerta de su casa unos días después. Los dos se enamoran casi inmediatamente.

    A pesar de vivir en ciudades diferentes, Zhou Yu se compromete a recorrer esa gran distancia dos veces por semana en tren para ver a Chen Ching. Cada vez, Chen Ching la espera en la estación con una flor diferente, y ya en su pequeño apartamento, hacen el amor efusivamente, llevados por la pasión de la poesía de Chen Ching, sin embargo, en la celebración de la publicación de los poemas de Chen Chiang en uno de los pe-riódicos, Chen Ching de repente pregunta a Zhou Yu, «¿me quieres como persona o simplemente amas mi poesía?», pregunta a la que Zhou Yu contesta, «es del poeta del que soy cautiva». Y de hecho, su obsesión por Chen Ching y su poesía es tal que está determinada a conseguir que su poesía se publique incluso aunque ella tenga que pagar para que sea así.

    Las cosas empiezan a cambiar para los amantes después de esto, ya que Chen Ching se encuentra cada vez más presionado por la pasión de Zhou Yu y por las grandes expecta-tivas que tiene de él. Cuando su superior en la biblioteca le informa que hay una vacante en una ciudad del Noreste, Chen Ching rápidamente acepta y utiliza esto como excusa para acabar la relación con Zhou Yu. Xiu finalmente llega a la pampa donde Chen Ching ha estado llevando un auto-exilio y una vida empobrecida. Probablemente a causa de la culpa y la desesperación, Chen Chiang le suplica a ella que se quede y viva con él, momento en el que Xiu le confiesa que sabe lo que ha pasado entre él y Zhou Yu, y que en realidad ha conocido a Zhou Yu. Chen Ching insiste en que no es posible que Xiu haya conocido a Zhou Yu, ya que ésta se mató en un accidente de tráfico. Mientras espera en uno de los vagones a que salga el tren, Xiu cierra el libro que ha estado leyendo y releyendo titulado «El tren de Zhou Yu». Es una antología de la poesía de Chen Ching. También es el libro que le llevó a la fama y la populari-dad. Una cara familiar de repente aparece entre los muchos pasajeros del com-partimiento de delante, una cara llena del entusiasmo de una mujer profunda-mente enamorada. ¿Es Zhou Yu? ¿O es la propia proyección secreta de Xiu?

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    El bibliotecario detective

    Normalmente, en todos los libros y películas, los bibliotecari@s son unos personajes secundarios sin vida propia, generalmente amargados, frustrados o solitarios. Incluso se puede dar el caso de que lo sean todo a la vez. Sin embargo, en esta ocasión es el bibliotecario el que se sitúa como protagonista del relato El último lector y nos resultará interesante saber como lo representa David Toscana, el autor. Podremos comprobar si finalmente recae en los tópicos o consigue desembarazarse de ellos.

    Si alguien se hace con el libro, que nos comente cómo fue su experiencia. De momento, recogemos la noticia.

    El último lector, nuevo libro de David Toscana

    Esta historia inicia en Icamole, un lugar al norte del país, ahí donde el agua y la esperanza han sido negadas a sus habitantes, excepto a Lucio, el bibliotecario del pueblo quien en medio del desierto vive batallas campales, romances prohibidos e historias prosperas con tan sólo cambiar de página.

    Así transcurren días, semanas y años, hasta que el anuncio de la desaparición de una niña modifica la pasividad de Icamole y da rienda suelta a todas las vivencias adquiridas en los libros, al encontrarse en ellos las respuestas. De la pluma de David Toscana llega El último lector, libro que intenta rebasar los límites de la lectura.

    “Se pierde esta línea entre realidad y ficción, que malamente llamamos a lo que está puesto en las novelas, que tiene que ver con lo que está en la realidad o que incluso podemos decir es otra realidad”, expresó el escritor. Un libro que de acuerdo a David Toscana cuestiona el consumo de la literatura, ya que para él una mala o buena lectura puede cambiar el alma.

    “Un buen libro hace que una vez que lo cerramos y salimos a la calle a esa realidad, la vamos a ver de modo diferente”, dijo Toscana.

    Visión que será transmitida por los personajes que transita entre largos viajes en tren, el rostro de una niña llamada Babbette y el aroma a tierra mojada.

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