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Mes: junio 2007

A su lado, los libros de bolsillo son gigantes

En los años treinta llegó el libro de bolsillo. Los lectores en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos respondieron magníficamente a la idea de poder leer en el tren o el autobús un libro de reducido formato fácilmente transportable. Parecía algo novedoso: un producto de ocio diseñado y adaptado a la era científica.

Pero la realidad es que el libro en miniatura existía desde hacía ya casi cinco siglos. Los primeros fueron los manuscritos iluminados que podían llevarse suspendidos de la cintura con una cadena, previos a la invención de la imprenta. Si se compara con ellos, un libro de bolsillo parece gigantesco. Los más grandes miden ocho centímetros por cada lado a lo sumo. A medida que se mejoraban las técnicas de fabricación de libros, los más pequeños se hacían más pequeños aún. Algunos encuadernadores rusos y japoneses han publicado libros del tamaño de cualquier letra "a".

Libros en miniatura: 4000 años de tesoros diminutos es el título de una exposición que se celebra hasta el 28 de julio en el Grolier Club de Nueva York y cuyo tema es la reducción de la página llevada al límite. Anne C. Bromer y Julian I. Edison han preparado un libro con el mismo título que la exposición publicado por Harry N. Abrams y el Grolier Club.

Aunque los libros son diminutos, el tema es enorme. Abarca desde las tablas mesopotámicas con escritura cuneiforme del tamaño de la uña de un pulgar, a las primeras Biblias infantiles en miniatura publicadas en el siglo XVII, así como la primera publicación en forma de libro de la Proclamación de la Emancipación de Abraham Lincoln, volumen de ocho centímetros que se distribuyó entre los soldados de la Unión y los esclavos durante la Guerra Civil estadounidense.

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Privacidad e Internet (1): Te he visto en otro lugar, pero no sé dónde

Aunque hoy en día disponemos de servicios como Flickr, el acto de publicar una fotografía en Internet no debería ser un acto sencillo. Por ejemplo, en este blog no encontraréis ninguna fotografía mía; en su momento, creí que era algo completamente innecesario para tener cierta representatividad en la blogosfera. Aunque es obvio de que fui consciente de que en cuanto participase en la mesa de blogs, el misterio desaparecería y yo pasaría a ser fácilmente identificable por cualquiera, si se dedicaba un poco de esfuerzo para localizar alguna fotografía mía en la Red, considero que cuantas menos imágenes hayan en la Red mías mucho mejor.

Esto se debe a que, desde mi punto de vista, considero que el anonimato es algo deseable y más si eres un bloguer curioso. Claro que dudo mucho que alguien gustase de buscar una fotografía de un documentalista en un mundo con cosas más interesantes que ver. Pero, desgraciadamente, nunca se sabe, a veces no hacemos nada especial para dar el salto a la fama, o simplemente, la fama se trata de un desgraciado accidente.

Allison Stokke descubrió que aún llevando una vida completamente normal, una pequeña espita puede desencadenar un alud de acontecimientos para los que pocos estaríamos preparados o sabríamos enfrentarnos convenientemente. Podríamos creer que se trata de una consecuencia de la Web 2.0, uno puede ser considerado una persona más o menos normal, poseyendo las pequeñas aspiraciones que buscamos a lo largo de nuestra existencia; pero puedes descubrir que el mundo digital no se comporta así, es demasiado pequeño, y demasiado vasto al mismo tiempo. ¿Y si miles de personas tuvieran tu foto en su ordenador sin que tú lo hubieses buscado? ¿Y si, interesados por el fenómeno, los medios de comunicación se acercasen hasta a tí y provocasen el efecto contrario que tú deseas? Es decir, en vez de detenerlo amplificarlo. ¿No sería aterrador? ¿Cómo podríamos enfrentarnos al hecho de que paseando por la calle la gente nos mirase con interés a pesar de no haberlo buscado?

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La revolución de los blogs, que es un libro, que es una web, que es un blog

El profesor José Luis Orihuela, autor de eCuaderno, relanza la Web de Blogs, una recopilación de recursos sobre la blogosfera y todo lo relacionado con el mundo de las bitácoras gestionado, cómo no a través, de un weblog. En esta web, podemos encontrarnos tanto directorios nacionales, rankings variados, metablogs, redes de blogs, recursos docentes como bibliografía y un amplio glosario que se había recogido sólo en el libro La Revolución de los Blogs.

Por cierto que el libro, además de tener buenas críticas, dispone de su propio apartado en eCuaderno, donde son accesibles los anexos donde se recoge lo más representativo de la Biblioblogosfera. Una lástima porque algunos de los weblogs ahí citados ya no son mantenidos o están abandonados.

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La Web 2.0 acabará con la ortografía

Desde siempre, se ha considerado que uno de los (supuestos) grandes garantes del buen uso del lenguaje escrito han sido los medios de comunicación. Sin embargo, el uso de las nuevas tecnologías y sus consecuencias les está alcanzando y, a pesar de disponer de libros de estilo que concretan cómo los redactores deben de redactar sus textos, Internet y su inmediatez está amenazando lo que se consideró como formalidad en el lenguaje. La Red permite escribir de una forma más directa y desaliñada a nuestro público, mientras que, al mismo tiempo, es más licenciosa en el uso de la ortografía. Por supuesto que esto no es extensible a todos los medios de comunicación y existen aquellos que se felicitan cuando se avala su buen hacer a la hora de cuidar la lengua, aunque no se puede negar que la influencia de los blogs y de la denominada Web 2.0 van a echar al traste todo posible esfuerzo para mejorar los usos de la lengua castellana.

No me voy a erigir en este punto como nuevo garante del castellano, puesto que los blogs ya se han quejado profundamente de las faltas de ortografía de sus visitantes. Como podréis imaginar, una de las mayores lacras es la extensión del lenguaje comprimido del teléfono móvil debido a la falta de espacio de los mensajes SMS (Nunca transmitir 160 bytes había sido tan caro) a Internet. Tanto es así que se creó el Comité Contra las Faltas Voluntarias y el Lenguaje SMS, cuyo objetivo es hacer ver a los jóvenes, y a los no tan jóvenes, la importancia que tiene escribir correctamente fuera de la pantalla del móvil. La gente tiende a equivocarse voluntariamente utilizando un lenguaje para ahorrar caracteres en sitios donde el límite de carácteres no existe. Esto, obviamente, no es correcto, además de que a muchísimas personas les cuesta entender ese vocabulario. Un esfuerzo loable por ser enteramente voluntario, pero poco tienen que hacer frente a la nueva manera de erratas que constituyen los Hoygan u Hoigan, que se trató de definirlos de la siguiente manera:

HOYGAN u HOIGAN es un neologismo nacido en Internet con el que algunos describen de forma paródica a los usuarios que, por descuido o por presumible bajo nivel cultural, escriben en los foros con multitud de faltas de ortografía. Además de los errores ortográficos y gramaticales, escriben a menudo para pedir cosas imposibles, para solicitar regalos que nadie les va a enviar o para que les presten algún tipo de ayuda.

Aunque naturalmente hay usuarios del tipo HOYGAN en todas partes, el nombre “hoygan” en vez de “hoye” se debe a que son a los hispanoamericanos a los que más se les atribuye este adjetivo, pues usan ustedes en vez de vosotros.

Aunque todos los esfuerzos quedarán en nada cuando la Web 2.0 ya lo inunda todo, incluso las chuletas de los exámenes, a pesar de que para algunos esta nueva forma de escribir la lengua castellana es completamente ininteligible.

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Citas al libro /14

“En la lectura debe cuidarse de dos cosas: escoger bien los libros y leerlos bien”
Jaime Luciano Balmes

“El gran inconveniente de los nuevos libros es que nos privan de leer los antiguos”
Petrus Jacobus Joubert

“Nuestra vida está hecha más por los libros que leemos que por la gente que conocemos”
Graham Greene

“No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos”
Séneca

“Un buen libro es aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho”
Louse May Alcott

“La vida es un gran libro que encierra dura y complicada enseñanza y que, generalmente, se termina de leer sin haberlo comprendido”
Anónimo

“La gente que escribe libros rara vez son intelectuales. Los intelectuales son gente que hablan sobre los libros que han escrito otros”
Françoise Sagan

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