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El Documentalista Enredado Entradas

Empresas documentales

En un artículo reciente, que comentaba las conclusiones a las que se había llegado en la «Mesa sobre estrategia documental en las empresas«, organizada en Barcelona por la Asociación Española de Directivos (ADE), se contemplaba como la mejor opción, para organizaciones de todo tipo, la externalización de los procesos de digitalización y del tratamiento de la documentación empresarial.

La externalización de los servicios de digitalización documental permite que las empresas dediquen sus recursos económicos y humanos a aquellas tareas que se centran en el propio negocio, reduciendo además los costes derivados de los procesos documentales al evitar la necesidad de inversión en la tecnología y el know-how necesario.
Externalizar estos procesos elimina también los costes fijos de archivo, haciendo de todos los gastos derivados de la documentación empresarial costes predecibles y garantizando además al mismo tiempo la escalabilidad y la evolución tecnológica sin necesidad de continúas inversiones.

Pero este proceso de externalización de los servicios documentales, no sólo se produce en las organizaciones empresariales, ni sólo en los procesos de digitalización.

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Daniel Boorstin, historiador, bibliotecario y ganador de un premio Pulitzer

Daniel Boorstin, ganador de un premio Pulitzer e historiador social que fuera bibliotecario de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos durante 12 años, murió en el hospital Sibley Memorial de Washington DC en abril de 2004 a la edad de 89 años.

Boorstin, que era también abogado y fue profesor durante 23 años en la Universidad de Chicago, escribió más de una veintena de libros, entre ellos dos importantes trilogías. La primera sobre la experiencia estadounidense y la otra sobre la historia intelectual del mundo vista a través de los prismas de los descubrimientos científicos y geográficos, la obra de los artistas creativos y las ideas de profetas y filósofos. Como bibliotecario de la Biblioteca del Congreso entre 1975 y 1987, Boorstin aportó literalmente ráfagas de aire fresco a una institución pesada e intimidante cuyos 241 kilómetros de estantes y 19 salas de lectura eran tierra incógnita para la gente de apie e incluso para muchos eruditos. Suya fue la orden de que las majestuosas puertas de bronce de la biblioteca más grande del mundo permanecieran abiertas, instalando a la entrada mesas de pic-nic y bancos. En ella, fundó un centro para estimular la lectura y organizó conciertos y acontecimientos multimedia para el público en general. Rememorando su orden de mantener las puertas abiertas, en cierta ocasión comentó: «Decían que eso podía producir corrientes de aire, y yo contesté: ‘Estupendo, eso es justamente lo que necesitamos».

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Cuatro enfoques para la gestión del conocimiento

Hablando sobre la Gestión del Conocimiento, Andrea en Véase Además nos planteaba como colofón en La necesidad del caos que:

Bibliotecarios y documentalistas del mundo: Deteneos! Vuestro valioso orden no puede ser impuesto a todo sistema existente, el caos es tambien un principio ordenador.

Sin embargo, pecamos de cierto ombliguismo si consideramos que los Documentalistas son los únicos que deben abordar la Gestión del Conocimiento (GEC). La GEC no es un invento de una única disciplina y, de hecho, ha sido abordada por distintas Ciencias. Los distintos puntos de vista pueden ser englobados principalmente en cuatro: Basados en la tecnología, en las ciencias de la información, en las personas y en la economía.

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¡Manda webs! (O cómo llegar a la conclusión que Macromedia Flash salvará a los medios de comunicación de su crisis)

La noticia «El futuro, según Le Monde» no debería impactarme de tal grado puesto que los medios de comunicación la recibieron a través de agencia y la mayoría de ellos la transmitieron tal cual. Me gustaría creer que simplemente el redactor estaba cansado o, tal vez, no supiese muy bien qué diablos estaba haciendo allí, que se tratase de un usuario con un perfil bajo de informática o que tal vez la traducción al francés no fuese demasiado buena. Sin embargo, me temo que en esta ocasión no será así, que Fogel trataba de ser sincero.

Trabajo en un medio de comunicación y trato de estar muy al tanto de qué se mueve en ellos. Qué movimientos entre grupos se producen, los problemas, las compras, los fracasos, las nuevas apuestas… Pero me interesan sobremanera los movimientos que realizan los medios en Internet puesto que son ellos unos de los mayores productores de información de la Red. Critiqué mucho los pasos que dio El País cuando cerró completamente su web al hacerla de pago, consideré interesante que El Mundo mantuviese una parte de su sitio web abierto, aunque se le critique que más parece un puesto de feria con tanto banner publicitario y con una calidad informativa ínfima puesto que la mayoría de sus contenidos son un volcado de lo que se recibe por agencias; o que La Vanguardia cerrase su sitio a suscripción gratuita como el modelo americano del New York Times; además de muchas otros temas que no mencionaré aquí para no abotargaros con tanta referencia cruzada.

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La semana que aparecimos en los «papeles»

Vía Véase Además, nos enteramos de que la revista Computer Hoy nos ha seleccionado en su número 164 como una de sus 100 direcciones online de interés. Así pues, aparecemos clasificados en el apartado de Informática e Internet definidos como Artículos e información de interés para los “adictos” a la Red.

No parece que atinen mucho a la hora de describir esta web, pero, en cualquier caso, ¿qué más da? Hace ilusión.

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El acceso a la Biblioteca Nacional

El pasado 15 de enero, se publicaron en el BOE las nuevas normas de acceso de la Biblioteca Nacional.

Siguiendo las intenciones que proclamó su actual directora, Rosa Regás, en sucesivas entrevistas, la nueva normativa permite el acceso de la Biblioteca Nacional al público general y, además, la consulta con el carné de lector de los libros editados a partir de 1931 y no sólo desde el 57, como regía la normativa anterior.

Se establece diferentes condiciones de acceso a sus fondos, dependiendo de que se trate de: el usuario general, con carné de lector, con carné de investigador, para trabajos de investigación o con carné de documentación bibliotecaria.

Pero, en lo que nos atañe como bibliotecarios y documentalistas, o aspirantes a serlo, resulta de especial interés destacar los dos tipos de acceso que especifica dicha normativa:

  • Los bibliotecarios, documentalistas, archiveros y conservadores de museos podrán obtener el carné de investigador, con una validez de cinco años, que les permitirá el acceso a todos los fondos y servicios de la Biblioteca Nacional, excepto a aquellos cuya consulta o utilización se halle restringida por razones de seguridad o conservación.
  • Los profesionales del libro y bibliotecas y quienes cursen estudios en dichas áreas podrán obtener el carné de documentación bibliotecaria, con una validez de tres años, que les permita el uso del préstamo personal de los fondos del Servicio de Documentación Bibliotecaria.
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