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Etiqueta: Bloguers

Los comentarios son una parte esencial de tu blog

Para aquel que no se haya percatado aún, el hecho de publicar una bitácora en Internet, aún haciéndolo de una forma anónima bajo un seudónimo no va a conseguir que nos libremos de ser descubiertos si por alguna razón cometemos una falta o simplemente tenemos un desliz. Por ejemplo, podemos atrevernos a plagiar completamente un artículo, aunque no tardaremos en ser descubiertos e inundados de comentarios no demasiado amables por nuestro atropello. También podemos escribir un texto inspirados por lo que leímos, pero si desgraciadamente se nos olvida citar la fuente, no tardaremos en exceso en recibir un mensaje ya sea en forma de comentario o en forma de correo recordándonos nuestra falta.

Desde luego que no voy a hacer aquí una recomendación sobre cómo se debe mantener un blog, ni tampoco sobre cómo debería actuar un bloguer para disponer de cierta cantidad de visitas, ya existen muchas recopilaciones acertadas y muy interesantes sobre ello (incluso para los que ya llevamos un tiempo por aquí). Pero, aunque no sea el primero en escribir sobre ello, creo que es interesante el tratar de recoger uno de los aspectos más interesantes de los weblogs basándome en experiencias propias: Los visitantes y sus comentarios.

Una de las características que más influyen en el reciente éxito de las bitácoras es su carácter abierto y participativo. Es cierto que uno puede publicar lo que desee, pero a cambio, y esto es lo que diferencia también de las páginas estáticas de los primeros tiempos de Internet, también deja su texto abierto para ser enriquecido, ser alabado o ser simplemente vapuleado. No importa realmente lo que se refleje en el post – una imagen estática, un sonido, un video o un texto – tarde o temprano, por accidente o no, alguien llegará hasta él y posiblemente dejará su impronta para bien o para mal nuestro. También se utilizan para darse a conocer dentro de un círculo específico de weblogs, por ejemplo sin ir más lejo en esta Biblioblogosfera, por lo que un comentarista a veces deja un comentario para que visites su blog como una forma de tarjeta de visita.

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La sabiduría me persigue, pero yo soy más rápido

La frase que trata de condensar todo el significado dice así: La blogosfera es la conversación. Personalmente, después de tanto tiempo por aquí, aunque apenas sea nada, no puedo estar más de acuerdo y creo que intento ejercer esa conversación con mayor o menor éxito, con más o menos intensidad, obviamente, dependiendo del momento y de las circunstancias.

Desgraciadamente, suele suceder que, uno es humano, comete errores, sufre despistes y no se percata ni de si tiene controladas todas las fuentes, ni siquiera todos los puntos de vista, que uno no puede detenerse a leer atentamente todos los posts que se publican, ni todos los artículos, ni sigue todos los enlaces, ni mucho todos los comentarios. Que sí, es cierto que uno trata estar al día, pero no dispone del tiempo suficiente para leerlo todo, a veces ni siquiera para postear, ni mucho menos comentarlo, que uno puede pasar de soslayo por una noticia que no le parece interesante, pero a lo largo del tiempo descubre que esto es muy bueno. En definitiva, como dice el graffiti universitario, que la sabiduría parece perseguirme, pero desafortunadamente para mí, yo soy más rápido.

Para comprender a lo que quiero llegar, debemos comenzar por la quinta esencia de la blogosfera: la referencia y el debate. Aunque la blogosfera evoluciona y necesitaríamos un artículo completo para tratar de desmenuzar las formas y los modos en las que se publica en ella, nos vamos a quedar con estos dos tipos de textos citados, puesto que son los esenciales y básicamente muchos blogueros pasamos por ellos.

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Analizando la «Biblioblogosphere»

Como recientemente se pudo comprobar en la última edición de premios Bitácoras, en la que dos blogs bibliotecarios o biblioblogs eran finalistas en la categoría de mejor bitácora temática, la Biblioblogosfera se está convirtiendo un fenómeno a tener en cuenta.

Quizá la explicación sea que, sin incluir a los informáticos, las nuevas generaciones de bibliotecarios y documentalistas somos de los pocos profesionales que cuentan con una formación tecnológica suficiente y, por esto, los bibliobloggers formamos ya un colectivo muy amplio. Pero no nos engañemos: los biblioblogs están hechos en su mayoría por estudiantes o profesionales con grandes inquietudes por el tema, pero no por instituciones bibliotecarias que utilicen éstos como un servicio más para sus usuarios. Yo al menos no conozco ningún blog “de biblioteca” en España.

Teniendo en cuenta que España no es precisamente el país más tecnológicamente avanzado del mundo, y que aquí las bibliotecas arrastran una tradición humanística que en ocasiones parece ir en contra de todo avance tecnológico; no es de extrañar que un fenómeno tan recientemente introducido en nuestro país como es el de los blogs, no haya calado suficientemente en el mundo bibliotecario.

Pero en esta ocasión, la carencia de blogs “de bibliotecas” no es algo exclusivo de España. En el mundo anglosajón, que siempre por delante de nosotros se ha convertido en nuestro único referente (¡a saber que ocurre en la biblioblogosfera francófona! y ya no digo en otros idiomas), también se produce el hecho de que los biblioblogs estén ligados mayoritariamente a personas, y no a instituciones. Ésta es al menos una de las conclusiones que pueden extraerse de la lectura del libro Weblogs and libraries, de Laurel A. Clyde.

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El síndrome del blogger quemado

Cayendo reiteradamente en mis contradicciones, hace una semana escribía un texto un tanto pesimista sobre mi situación como biblioblogger, que no como blogger, considerando que tal vez no volvería a escribir en esta bitácora. Es curioso que ahora me vea delante del editor de textos escribiendo de nuevo para un sitio sobre el que dije que me tomaría un tiempo antes de volver a publicar. Puede mi caso sea el de un blogoadicto, pero dejaré esa sintomatología para otro texto, si alguien no se aventura antes, centrándome en este caso en otro de los síndromes de la blogosfera: El blogger quemado.

Concretamente en aquel artículo aciago de resignación y renuncia, opinaba que no me veía con la capacidad de escribir nada más para este blog. Las razones aducidas eran diversas, pero básicamente me encontraba un tanto cansado, o más bien saturado, del esfuerzo que había realizado durante el año largo de existencia de esta bitácora. Es probable que entonces pareciese que la condenase a su desaparición, y por ende mía, de la blogosfera; sin embargo, hoy heme aquí, delante de un ordenador, tratando de imponer el orden a las ideas, escribiendo un nuevo texto que no he podido evitar redactar, como si a la cabeza aún dispusiese de carburante. Al menos para uno más.

Sí, el motor se enciende, pero lo hace de la forma más egocentrista posible, considerando mi problema como algo global al que muchos bloggers se enfrentan cada día. Es curioso que entre tantas personas no nos hayamos percatado que algo parece fallar en un momento determinado en el mantenimiento de un blog. Así que me veo con las fuerzas para tratar de reflejarlo, a pesar de que habrá quien creerá que este punto está fuera de lugar, que mis opiniones son completamente erróneas. Probablemente, pero personalmente considero que muchos de nosotros llegamos a un punto en que un post más es una tortura, un comentario de recriminación es un paso hacia atrás, una pequeña penalización hacia lo que se convertirá en nuestro abandono (temporal o total) de la blogosfera.

Pero dejadme que me explique antes de que se os encienda el alma, permitidme una vez más desarrollar mis consideraciones y después podréis hablar, aquí mismo o en otro lugar, sobre la existencia, o no, del síndrome del blogger quemado.

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Biblioblogosfera: Eppur si muove

Ya he dicho más de una vez, dicen que me reitero demasiado, que la blogosfera es un fenómeno apasionante, que me tiene atrapado y que creo que cambiará la forma de producir y recibir información de cualquier tipo. Por supuesto que nuestra pequeña blogosfera particular, la biblogsfera también está sufriendo una revolución, aunque lo haga más lentamente y a una escala más pequeña, puede que esté rotando sobre sí misma, pero haciéndose más grande y más madura. Si a esto le añadimos el hecho de que comience a reivindicarse dentro de la blogosfera como una parte de ella diferente y diferenciable, me parece fascinante. Creo que no hace falta decir que soy un activista en ello, puesto que, a pesar de todo, los profesionales de la información comenzamos a identificarnos a nosotros mismos dentro de la Red.

El desencadenante de lo latente comenzó con un texto que publiqué aquí mismo sobre los rankings y los weblogs. Como debe de ser, a partir de aquel texto, se inició una conversación alrededor de la biblogsfera y el diálogo saltó a Véase Además donde se nos ofrecieron algunos datos muy interesantes de nuestra hermana mayor anglosajona, la denominada Biblioblogosphere. Desde allí, nació otro tema completamente distinto que se recogió en Deakialli Documental sobre la denominación castellana de la blogosfera dedicada a la información, la biblioteconomía y la documentación, ante el largo término escogido por los anglosajones.

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Mi madre nunca leería este blog: Sobre blogs, rankings e internautas

Creo que este agosto ha sido uno de los más duros dentro de la blogosfera. Por simple analogía, si los hackers y los estudiantes de informática se dedican durante el mes de agosto a desarrollar virus informáticos para comprobar a cuántos ordenadores infectan y quién de ellos es capaz de organizar el mayor caos posible en la Red, durante este verano los bloggers por lo visto hemos tenido tiempo de sobra para caer en la apatía y hemos terminado comparándonos los unos con los otros elaborando algunas clasificaciones de los supuestos mejores blogs hispanos.

Hace ya un tiempo que soy internauta y, echando la vista hacia atrás, es curioso cómo ha evolucionado todo esto. Antes los que poseíamos una página web propia nos conformábamos con poca cosa. Muchas veces se reducía a escribir una palabra clave en un buscador y te sentías muy orgulloso con tal de que tu página apareciese en el primer lugar o, al menos, que apareciese entre los diez primeros puestos de resultados relevantes. Claro que cuando Google decidió que las palabras y/o las meta etiquetas no eran lo más imporante para determinar la pertinencia de una página web ante una consulta, las cosas cambiaron.

Desde Google se consideró que eran precisamente los enlaces que una página recibía lo más determinante a la hora de determinar su relevancia, puesto que los enlaces entrantes eran un método para evaluar su popularidad y/o su importancia (Es una visión reduccionista, lo sé, pero es para entendernos). De esta manera, el buscador nos complicó un poco más las cosas. Si querías aparecer dentro de los primeros puestos dentro de una búsqueda podías realizar varias cosas: O bien tenías muchos amigos que te enlazasen, o si no los tenías hacías falsas páginas que lo hiciesen o directamente comprabas los descriptores al buscador (No hablo de Google, claro) para que te situase justo donde tú quisieras estar. Posteriormente, llegó el programa Ad-Words, pero ésa es otra historia. Google también nos ofreció una forma de conocer el peso que tenía nuestra web y con ello nos volvió locos con su famosa barra verde, el PageRank, que aunque anda un tanto obsoleta todavía nos hace sentirnos orgullosos dependiendo de su valor numérico. Aquí empezamos con las comparaciones.

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Cuando ganamos, dijeron de nosotros…

Es éste un post de reflexión, como los que ya se están haciendo sobre estos premios, que considero necesario para tratar de agradecer a tod@s vuestros comentarios, vuestros apoyos y por dedicarle un momento a este sitio. También para aquellos que me felicitaron por correo, poco acostumbrados en este asunto de los blogs, y que nunca acabaría de colocarlos a todos dentro de una lista de agradecimiento.

Tan acostumbrado estaba (y estoy) a la famosa frase lo importante es participar, que todavía ando preguntándome cómo demonios debería celebrar este premio. Puede ser que se deba a que nunca he ganado nada, el mérito siempre se lo suele llevar otro, o simplemente a que es complicado describir exactamente qué hemos ganado. Cuando comento a las amistades que he ganado el Premio a la mejor bitácora temática 2004 (Siempre según Bitácoras.com), la pregunta inmediata es: ¿y qué te dieron? A lo que respondo con cara de circunstancias que realmente nada. Así que lo único que he hecho realmente con este premio es perder dinero por las múltiples rondas que debo, incluida la de Madrid que no olvido, además de adquirir cierta inseguridad y pánico escénico sobre lo próximo que debo de publicar.

Según me cuentan una de las principales características de este blog es su seriedad, sin embargo cuando nos ponemos un poco tontos nos recriminan que estábamos mejor antes, publicando largos artículos analíticos y de debate; por lo que ante la cuestión con qué carta quedarnos, considero que es mejor la mía que consiste esencialmente en proseguir haciendo lo que creamos conveniente dependiendo del momento.

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