Para aquel que no se haya percatado aún, el hecho de publicar una bitácora en Internet, aún haciéndolo de una forma anónima bajo un seudónimo no va a conseguir que nos libremos de ser descubiertos si por alguna razón cometemos una falta o simplemente tenemos un desliz. Por ejemplo, podemos atrevernos a plagiar completamente un artículo, aunque no tardaremos en ser descubiertos e inundados de comentarios no demasiado amables por nuestro atropello. También podemos escribir un texto inspirados por lo que leímos, pero si desgraciadamente se nos olvida citar la fuente, no tardaremos en exceso en recibir un mensaje ya sea en forma de comentario o en forma de correo recordándonos nuestra falta.
Desde luego que no voy a hacer aquí una recomendación sobre cómo se debe mantener un blog, ni tampoco sobre cómo debería actuar un bloguer para disponer de cierta cantidad de visitas, ya existen muchas recopilaciones acertadas y muy interesantes sobre ello (incluso para los que ya llevamos un tiempo por aquí). Pero, aunque no sea el primero en escribir sobre ello, creo que es interesante el tratar de recoger uno de los aspectos más interesantes de los weblogs basándome en experiencias propias: Los visitantes y sus comentarios.
Una de las características que más influyen en el reciente éxito de las bitácoras es su carácter abierto y participativo. Es cierto que uno puede publicar lo que desee, pero a cambio, y esto es lo que diferencia también de las páginas estáticas de los primeros tiempos de Internet, también deja su texto abierto para ser enriquecido, ser alabado o ser simplemente vapuleado. No importa realmente lo que se refleje en el post – una imagen estática, un sonido, un video o un texto – tarde o temprano, por accidente o no, alguien llegará hasta él y posiblemente dejará su impronta para bien o para mal nuestro. También se utilizan para darse a conocer dentro de un círculo específico de weblogs, por ejemplo sin ir más lejo en esta Biblioblogosfera, por lo que un comentarista a veces deja un comentario para que visites su blog como una forma de tarjeta de visita.