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Etiqueta: Curiosidades

Bichos de biblioteca (Que no ratones)

Un bicho

[Esto es para Mara]

Por extraño que pueda parecer, los riesgos que corre un bibliotecario a la hora de desempeñar su profesión son de muy diversa índole y, como no podría ser de otra manera, existen. Más allá de tener que enfrentarse de vez en cuando con algún usuario malhumorado por recriminarle su falta de silencio o recriminando nuestra falta de indulgencia, los bibliotecarios también pueden llegar a sufrir alergias producidas por la deposición del polvo que de vez en cuanto se encuentran en la tesitura de limpiar (algunos recurren al uso de guantes sin excesivo éxito), así como problemas musculares que se sufren tanto levantar y transportar a pulso grandes volúmenes de papeles en forma de libro, revistas o folletos.

Pero no sólo estos peligros acechan al bibliotecario confiado, puesto que el papel es del gusto de muchos seres ya sean pequeños mamíferos (ratas y ratones), insectos (cucarachas, gusanos y lepismas) u otros seres que encuentran en los depósitos de bibliotecas, hemerotecas y archivos un lugar cómodo donde anidar. Tanto es así que recientemente descubrimos la presencia de pequeños capullos de barro dentro de unos archivadores definitivos. Seguramente, las autoras de estas pequeñas obras de ingeniería fueron las avispas alfareras (Eumeninae) que habían resuelto establecer su residencia dentro de las cajas de archivo de algunas revistas de cemento – nunca un lugar había sido tan adecuado para estos insectos – dispuestas en una serie de estanterías un tanto olvidadas por el tiempo y la capa de tierra, no podría ser definido como polvo, resultado de una ventana que no acababa de cerrarse.

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Una Biblioteca en Google

Se ha tratado de uno de los reportajes que han sido más enviados y reenviados por los internautas en imágenes sueltas o en PowerPoints. Y es que el reportaje fotográfico publicado por El Mundo de las oficinas de Google en Zurich (Suiza) ha venido a demostrar que otra forma de trabajar es posible.

Como no podía ser de otra manera, Google además de toboganes, gimnasios y billares para sus trabajadores, también les ofrece el servicio de biblioteca. Desde luego que la imagen de la biblioteca dista mucho de la idea que tenemos en España de unidades de información en centros de investigación, pero es mucho más relajante y cercano.

Una biblioteca de una sede de Google

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Domain Hack, deconstruyendo el nombre de un dominio

Matt Mullenweg, fundador y desarrollador de WordPress, nos relataba en su blog esta misma semana que había cambiado de dominio. Una de las curiosidades que arguïa en su texto era la cantidad de errores que había detectado en textos periodísticos asignándole el dominio .COM cuando su blog disponía del domino . NET, por lo que, imagino que entre cansado y divertido, ha decidido abandonar su dirección web, que tenía desde hacía 6 años, "http://photomatt.net/", por un dominio adquirido en Trinidad y Tobago por lo que su nueva web es "http://ma.tt". A esto se le denomina Domain Hack y su definición nos dice que se trata de un dominio de internet que tiene forma de una palabra completa.

Antes que nada, hay que aclarar que un dominio de Internet es un nombre base que agrupa a un conjunto de equipos o dispositivos y que permite proporcionar nombres de equipo más fácilmente recordables en lugar de una dirección IP numérica. Es decir, cuando accedéis a la dirección "http://www.elpais.com" estáis solicitando datos a un ordenador (servidor) que dispone de un número identificativo único (Dirección IP), pero que ha sido renombrado de forma usable para los seres humanos, esto es elpais.com.

Existe una lista de dominios de Internet válidos que sirven para identificar (Más o menos) la localización geográfica o el propósito de el sitio web. Así, por ejemplo, los dominios .COM se trataría dominios genéricos de webs con fines comerciales y los .NET estarían dedicados para la infraestructura de red, por otro lado los .ES serían dominios de nivel superior geográfico que correspondería a páginas web españolas. Sin embargo, es bastante obvio que la disponibilidad de nombres para dominios es escasa, además de que se ha convertido en un negocio el registrar un dominio para después revenderlo al mejor postor.

Por ejemplo, imaginemos que queremos comprar el dominio Bonito. Si realizamos una búsqueda para su registro, descubriremos que Bonito tiene casi todos sus dominios genéricos ocupados (Bonito.com, Bonito.net, Bonito.es, Bonito.org), pero se da la circunstancia que queremos necesariamente que nuestra web se llame de esta forma. Podemos hacer dos cosas, la primera sería tratar de recomprar el dominio a su propietario o bien truncar el dominio hasta conseguir una denominación que nos guste. La idea (Domain Hack) es coger la palabra y descomponerla jugando con las distintas posibilidades que disponemos para truncarlo. Así, por ejemplo, Matt ha contratado el dominio MA en el país Trinidad y Tobago (.TT), lo que resulta es el dominio ma.tt (Se supone que muy fácil de recordar).  Por supuesto que tenemos más ejemplos, y más conocidos, como el de las webs del.icio.us o blo.gs.

Pero si no sabemos por dónde empezar, podemos utilizar la herramienta Domain Hacks que nos truncará la palabra que escojamos ofreciéndonos algunas sugerencias. De esta manera, para nuestra palabra "Bonito" dispondríamos de cuatro dominios para otros tantos países.

Domain Name Top-Level Domain
http://boni.to/ boni.to .to Tonga
http://bon.it/o/ bon.it .it Italy
http://bo.ni/to/ bo.ni .ni Nicaragua
http://x.bo/nito/ x.bo .bo Bolivia

Claro que esto tiene varios peros. El primero es encontrar una empresa registradora de dominios de confianza en los países señalados, mientras que el otro consistiría en que nuestros visitantes puede que se equivoquen a la hora de escribir nuestro dominio en su barra de direcciones del navegador (aquellos que no utilicen la caja de búsqueda de Google para tal fin). Es posible que se equivoquen a la hora de deletrearlo y que acaben en otra página web que no sea la nuestra, lo que, por otro lado, es bastante frecuente en páginas webs conocidas, como Google, y genera un tráfico de visitantes residual que se aprovechan un puñado de dominios para su propio beneficio. A esto se denomina Typosquatting.

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¿Biblioteca Nacional o Estrella de la Muerte?

La nueva Biblioteca Nacional de Bielorrusia, situada en Minsk, tiene al menos una forma muy curiosa. Erigida por una orden personal del actual presidente Aleksandr Lukashenko, no es excesivamente popular debido a que su coste está siendo sufragado por los estudiantes que debían llevar dinero al colegio y los profesores a los que se retenía una parte del sueldo. El hecho es que entre los lugareños se está ganando el apodo de Estrella de la Muerte (en referencia a la saga Star Wars) y puede que a pulso.

Biblioteca Nacional de Bielorrusia de día

Biblioteca Nacional de Bielorrusia de noche

[Vía MicrosiervosMás fotos]

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Estudiar con libros es para «raros»

Estudiantes con la cabeza cuadradaLa Florida – Centro de Formación, enseñanza universitaria y secundaria distinguen la otra forma de estudiar de una forma simpática. Por supuesto, desde la universidad no van a negar lo contrario, así que disponen de dos tipos de alumnos: Los que usan libros y los que no. Obviamente, los que no, utilizan las nuevas tecnologías y son chicos y chicas normales. Los del primer tipo, son unos tipos extraños.

Sólo hubiese faltado que le hubiesen colocado al cabeza cuadrada una pajarita y un traje de la década de los 70 para acabar el cuadro.

Una imagen de los tiempos que corren, me temo. Si lees libros eres un tipo raro.

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Las rutas literarias

Escocia siempre será para mí la que R.L. Stevenson me descubrió en mi infancia, con su novela Secuestrado. La Escocia salvaje que David Balfour recorría  desde la Isla de Mull hasta Queensferry, intentando volver a casa y reclamar su herencia, es la que buscaré si alguna vez voy allí.

Si emprendiese semejante viaje, no sería la primera en visitar una ciudad, un país…, buscando los paisajes y las gentes que los escritores han retratado en sus novelas. El boom literario que supuso El Código Da Vinci de Dan Brown, ha llevado a muchos a seguir los pasos de sus protagonistas de París a Londres, para identificarse con ellos y sentir la magia de la narración en primera persona.

En este aspecto, Gran Bretaña cuenta con una gran oferta de turismo literario que, nos transporta a la Inglaterra de la época Regencia de la mano de Jane Austen en Orgullo y Prejuicio, nos permite visitar Yorkshire con las hermanas Brontë, Dorset con Thomas Hardy, Londres y el sur de Inglaterra con Virginia Woolf, Gales e Inglaterra con Dylan Thomas, e incluso los escenarios reales en Londres, Oxford y Gloucester donde ruedan la versión cinematográfica de las novelas de Harry Potter .

Pero en España no somos ajenos a esta atracción por la literatura y los viajes. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha ha arrastrado a más de uno por los parajes de Castilla, quizá con la esperanza de desfacer algún entuerto. Otros, han viajado a la Alcarria con Camilo José Cela, han recorrido Valladolid siguiendo la ruta de El Hereje de Miguel Delibes, conocido Asturias gracias a Leopoldo Alas “Clarín”, la Granada de Federico García Lorca, o se han llevado una visión más global sobre nuestra geografía literaria.

Hay muchas novelas que nos invitan a viajar, porque quienes las escriben poseen una sensibilidad extraordinaria para captar en sus historias los lugares y las gentes que los habitan, dejando una huella imperecedera en nuestro subconsciente. Así que, ahora que empiezan las vacaciones, elegid vuestra novela, elegid vuestro viaje, pero tened en cuenta las palabras de Virginia Woolf:

El territorio de un escritor es un país limitado por su propia mente, por eso corremos el riesgo de la desilusión cuando tratamos de convertir esas ciudades fantasmas en cemento y mortero palpables. Sabemos cómo caminar por ellos sin carteles indicadores, sin policías; sabemos saludar a quienes por ellos nos encontramos sin que nadie nos los presente. No hay una sola ciudad, desde luego, tan real como la que podamos hacer a nuestro antojo y llenar con las personas que queramos. Insistir en que tenga contrapartida en las ciudades de la tierra es robarle la mitad de su encanto.”

Geografía literaria, de Virginia Woolf

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A su lado, los libros de bolsillo son gigantes

En los años treinta llegó el libro de bolsillo. Los lectores en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos respondieron magníficamente a la idea de poder leer en el tren o el autobús un libro de reducido formato fácilmente transportable. Parecía algo novedoso: un producto de ocio diseñado y adaptado a la era científica.

Pero la realidad es que el libro en miniatura existía desde hacía ya casi cinco siglos. Los primeros fueron los manuscritos iluminados que podían llevarse suspendidos de la cintura con una cadena, previos a la invención de la imprenta. Si se compara con ellos, un libro de bolsillo parece gigantesco. Los más grandes miden ocho centímetros por cada lado a lo sumo. A medida que se mejoraban las técnicas de fabricación de libros, los más pequeños se hacían más pequeños aún. Algunos encuadernadores rusos y japoneses han publicado libros del tamaño de cualquier letra "a".

Libros en miniatura: 4000 años de tesoros diminutos es el título de una exposición que se celebra hasta el 28 de julio en el Grolier Club de Nueva York y cuyo tema es la reducción de la página llevada al límite. Anne C. Bromer y Julian I. Edison han preparado un libro con el mismo título que la exposición publicado por Harry N. Abrams y el Grolier Club.

Aunque los libros son diminutos, el tema es enorme. Abarca desde las tablas mesopotámicas con escritura cuneiforme del tamaño de la uña de un pulgar, a las primeras Biblias infantiles en miniatura publicadas en el siglo XVII, así como la primera publicación en forma de libro de la Proclamación de la Emancipación de Abraham Lincoln, volumen de ocho centímetros que se distribuyó entre los soldados de la Unión y los esclavos durante la Guerra Civil estadounidense.

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