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Éste es un hombre que vive del cuento

El diario El País también rindió su particular homenaje al día del libro el pasado domingo 24 de abril. Por un lado, la revista El País Semanal [EPS] realizó un reportaje sobre los editores en España y, el diario, en su suplemento Domingo, Juan Cruz realizó una pequeña entrevista a un librero. Creo que si no fuésemos Documentalistas y/o Bibliotecarios seríamos libreros y estaríamos muy contentos de serlo…

Es muy pausado hablando, y muy seguro, pero camina a saltos, como si corriera detrás de un cuento que se le perdió. Su librería, Robafabes, en Mataró, Barcelona, está a punto de cumplir (el 23 de junio) sus treinta años de existencia, y tiene todos los premios. La dirige Pep Durán, cuentacuentos. Desde hace cinco años reúne a niños de dos a más años en Robafabes, y los va subyugando, a los niños y a los padres o a los canguros, como si él mismo fuera un mago de bigotes frondosos que ha salido de dentro de los cuentos. «La mirada de quienes me escuchan me da energía… Los cuentos curan». Iba a ser ingeniero electrónico, pero Fraga Iribarne (ya verán por qué) le metió en la librería. Ahí sigue, enamorado de los libros, contando cuentos. Ellos le dan de vivir. El 10 de mayo tendrá 61 años, y, claro, no los parece.

La casualidad. «¿El primer libro que yo vendí? Sí te puedo decir el que me hubiera gustado que fuera: La revolución sexual, de Wilhelm Reich, editado por Ruedo Ibérico… Empecé de librero en 1970, en una librería que se llamaba Cap Gros, cabeza grande, que es como nos llaman a los de Mataró… Acaso los primeros libros que me pidieron fueron las obras completas de Shakespeare, a quien yo nombraba castellanizándolo: S-h-a-k-e-s-p-e-a-r-e… Se reían de mí. Soy librero por casualidad; me entusiasmaba la electrónica, pero fui uno de los represaliados del franquismo cuando se produjeron las redadas contra los demócratas encerrados en los Capuchinos de Barcelona; me hicieron consejo de guerra porque yo era alférez provisional, y en esas circunstancias no tuve más remedio que empezar a trabajar… Me inicié como periodista, en una revista que se llamaba El Maresme y que Fraga cerró por catalanista. Luego me buscaron para ser librero. Yo tenía cierto sentido comercial, porque había trabajado de niño en un comercio de ultramarinos…».

Décadas y libros. «El libro tiene una energía muy particular; es un soporte que contiene la manera de explicar la vida… Bueno, también hay otros libros, productos que son objeto de comercio y que parecen libros… Si yo tuviera que identificar las tres décadas de esta librería con libros diría que hasta 1985 el libro que pondría sería El aniversario, de Miquel Marti i Pol: es un cuento ilustrado por Carme Solé Vendrell: habla de la búsqueda de la identidad. Luego, El señor de los anillos, de Tolkien. Es un libro en el que se descubre la maldad, cómo luchar contra ella. Y para la última década, Jodorowsky, la psicomagia, el mundo de la espiritualidad, la meditación…».

Casi. «Un librero es una persona que acompaña a los demás a buscar sus propios libros. Por ejemplo, si tú me pidieras un libro te aconsejaría Casi, un cuento ilustrado de Peter J. Reynolds editado por Serres. Es la historia de un niño, Ramón, que dibuja y no llega a la perfección; hasta que descubre con su hermana que se puede ser feliz consiguiendo que sus dibujos sean casi perfectos…».

El gigante. «Robafabes es el gigante de Mataró; le da nombre a la librería, aunque no es un buen nombre, realmente, porque alude a que los gigantes que había dentro del gigante se pararon una noche y se dedicaron a robar habas… Imagínate que nos roban libros: sería como atacar a lo más hondo de la confianza del librero… Cuento cuentos ajenos, y tengo uno propio: la noche en que las letras se liberaron. Ocurrió el 18 de julio de 1981. Se inundó la librería y empezaron a flotar letras que se desprendían de los libros, pescamos las letras, y cuando abrimos la librería propusimos a los lectores que hicieran sus propios libros con las letras que habían quedado dispersas… ¿Si yo tuviera que hacer mi palabra? Amor, entrega, rebeldía… Yo soy un rebelde amoroso».

Publicado en Visto/Leído

6 comentarios

  1. 😀 bueno, lo malo de todo el asunto es que las librerías «entrañables» y pequeñas de barrio están sufriendo una desaparición inminente por culpa de las grandes superficies

  2. Tengo encima de la mesa el último EPS a la espera de tener un hueco y leerme ese reportaje.

  3. Es cierto, Yavannna las viejas librerías con los libros amontonados y situados en un semi-caos perfectamente estudiado están desapareciendo frente a la pujanza de los Fnac y Casa del Libro, eso sí perfectamente ordenados. Pero es lo que hay, mientras la gente sólo se dedique a leer «Código da Vinci» hay poco que hacer.

    Álvaro, el artículo merece mucho la pena.

  4. Yo conozco una en mi barrio estupenda, en un callejón poco transitado, de trato agradable, te consiguen los libros en la edición que los pides… perfectamente ordenada y… a modo de dato curioso… la subdirectora de mi biblioteca es la hermana del dueño!!!!! (de esto me enteré las navidades pasadas y de pura chiripa!!!) (Qué pequeño es el mundo madre mía!!)

  5. Aquí nos volvemos locos con las Librerías París Valencia. Primero porque tiene de todo y segundo porque siempre podemos encontrarnos algo intersante por ahí…

    ¿O no, Julio?

  6. En realidad, en esa librería, sólo estar ahí y recorrerla ¡es una pasada!

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