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Las aventuras de Tintín y la censura china

Es posible que para algunos, en su infancia e incluso en su vida como adultos, los cómics hayan desempeñado un importante papel en su desarrollo como lectores o, al menos, en su introducción a la lectura.

En una época en la que la violencia en los cómics y en los dibujos animados es un tema muy discutido, nada puede parecer más ingenuo e inocuo que las clásicas aventuras de Tintín, posiblemente uno de los personajes de cómic más internacionalmente conocido. Las aventuras de este pequeño reportero, acompañado siempre por su fiel foxterrier Milú (Milou, en la versión original), han recorrido todo el globo y han sido traducidas al menos a 40 lenguas, perdurando hoy en día a pesar de la lejanía de su primera aparición, en 1929.

Pero la inocencia de las historias que narra, ideadas por el dibujante belga Hergé, es muy discutible, sobre todo en sus primeros cómics. Algunas de sus historias están claramente influenciadas por la ideología anticomunista (Tintín en el país de los soviets) o el pensamiento colonialista, incluso racista (Tintín en el Congo), de la época en la que fueron escritas.

Estas implicaciones políticas, especialmente las anticomunistas, no podían pasar desapercibidas en un país como China; en el que Tintín hizo su aparición oficial en el año 2001, aunque hacía más de veinte años que circulaban versiones más o menos fieles de sus aventuras.

Estas desventuras de Tintín en China son las que nos cuenta Pierre Justo, en la edición española de la revista Foreign Policy; revista que desarrolla temas políticos y económicos internacionales.

En este interesante artículo descubrimos cómo, con el nombre de Dingding, nuestro conocido reportero vive aventuras apasionantes acompañado de su perro Florecilla de nieve; aventuras que ni el propio Hergé reconocería tras haber sido modificadas y censuradas, tanto en lo que respecta a los diálogos como a variaciones en el orden de las viñetas o su total eliminación, para solventar cualquier tema político delicado (por ejemplo, el del Tíbet).

Quizá este artículo pueda parecer fuera de lugar dentro de la temática habitual de este blog, pero me ha parecido cuanto menos curioso comprobar cómo la lectura de algo tan aparentemente inocente como un cómic para niños y jóvenes puede considerarse una influencia perniciosa en la ideología de un pueblo; y cómo las versiones oficiales y extraoficiales (independientemente de la cuestión de los derechos de autor) reflejan la historia y la problemática política de un país, quizá mucho mejor que las noticias que nos llegan de él.

JUSTO, Pierre. Las desventuras de Tintín en China. En: Foreign Policy. Edición española, 2006, nº 12, p. 24-33
Información ampliada en la web francesa.

Publicado en Visto/Leído

4 comentarios

  1. Rodia Rodia

    Como fanático de Tintín y lector habitual de vuestro blog no puedo menos que agradeceros la entrada. Quizá los cómics de Tintín sean uno de los ejemplos sobre los que más se ha discutido en referencia a la ideología de contrabando que pasa el autor al realizar la obra. Recuerdo que no hace mucho años (1999 si mal no recuerdo) hubo un debate en la Asamblea francesa sobre si Tintín era ideológicamente de izquierdas o de derechas (ignoro las conclusiones a las que se llegó).
    Respecto al libro en el que Tintín visita China (El Loto Azul) también creo recordar que algunos de los carteles que aparecen en las viñetas, en chino, tienen verdadero significado.

  2. Las primeras historietas de Tintín que dibujó Hergé estaban muy poco documentadas y fuertemente influenciadas por la mentalidad colonialista de su país, Bélgica, de ahí Tintín en el Congo. Se apoyaba en clichés y tópicos, como puede verse también en Tintín en América.

    Pero cuando fue a escribir su aventura en China (El loto azul), un estudiante chino con el que trabó una gran amistad le orientó y guió para que los datos relativos a China fueran más veraces. Este amigo fue el que inspiró el personaje de Tchang y que vuelve a aparecer en Tintín el Tibet.

    A partir de esta historia en China, todas sus otras historias estuvieron mucho mejor documentadas e intentaron aferrarse más a la realidad. Llevaron a Hergé por todo el mundo a pesar de que él apenas abandonó su país.

    Respecto a su ideología política, superada su primera etapa bastante discutible, creo que la política le causa más bien risa. No hay más que ver cómo trata las dictaduras y revoluciones sudamericanas en Tintín y los pícaros, dónde puede verse un par de viñetas en las que se refleja que mande quien mande el pueblo siempre está igual de mal.

    Vaya, veo que soy bantante tintinóloga. 😉

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