Los libros como elementos comunicativos del saber y de las ideas de los seres humanos han sido objeto de persecuciones y censuras de todo tipo, desde parciales a totales. Un ejemplo significativo es el que nos dio la Iglesia Católica, hubo un tiempo en el que esta institución dentro de su doctrina moral nos señalaba con severidad lo que no debíamos leer. De hecho, las publicaciones prohibidas eran tan numerosas que la Iglesia tuvo que empezar a componer un listado de todos ellas, recibió el nombre de índice de libros prohibidos – Index Librorum Prohibitorum – que fue mantenido desde 1559 hasta la próxima fecha de 1966 y abandonado definitivamente durante el papado de Pablo IV dentro de los preparativos del Concilio Vaticano II. Con esta recopilación se buscaba la prevención de la lectura de libros o trabajos inmorales que contuvieran errores teológicos, además de evitar la corrupción de los fieles católicos. Pero no sólo se prohibía a sus fieles que leyesen tal o cual libro, incluso, se iba un poco más allá; organizando juicios para que el autor de aquello publicado, y que a la institución considerase inmoral, defendiese sus tesis en un tribunal de justicia de la Santa Inquisición.
Este Index ejemplariza perfectamente los intentos reiterados de control al que el libro ha estado sometido a lo largo de su Historia y particularmente desde la aparición de la imprenta. En cualquier caso, no debemos olvidar que no han sido las instituciones religiosas las únicas que tratan de ajustar lo que se afirmaba en los textos, sino que coetáneamente también los distintos monarcas del Antiguo Régimen trataron de controlar la edición y publicación de libros a través de los Privilegios reales de Impresión. Así que, más o menos, todo elemento que ostentente el poder, ya se trate de dictaduras o no, u otros elementos próximos a él (organizaciones morales, poderes fácticos, agentes económicos…) han tratado de controlar y limitar la circulación de la información y el desarrollo de nuevas ideas no correspondientes a sus deseos o pareceres.
Desde luego que la censura, el control de la información que se difunde, los comentarios críticos, el pensamiento discordante ya no se limita tan sólo al material impreso, sino que actualmente es Internet y de una forma particular los blogs, con la connivencia de algunas empresas, los que están sufriendo un nuevo tipo de censura.
Pero en la lucha contra la censura, pasada y actual, siempre podemos encontrar a algunos bibliotecarios que nos recuerdan y difunden nuestro derechos a pensar, opinar y creer libremente sin cortapisas. La American Library Association (ALA) dedica la última semana de septiembre a recordar los libros que por diversos motivos han tratado de ser censurados o simplemente prohibidos dentro de los actos que desarrolla en la Banned Books Week. Lo que se persigue es precisamente una contramedida, esta vez desde una perspectiva positiva, publicitar y defender los libros censurados mediante una lista, un índice si se quiere; a la vez que celebrar y reinvidicar la posibilidad tanto del autor como del lector de expresarse libremente. En definitiva, la denfensa de la oportunidad de leer y ser leído.
Los bibliotecarios norteamericanos entienden este acto como una forma de recordar y defender la Primera Enmienda de su Constitución apoyando la libertad de expresión y pensamiento, así como la denuncia de distintos actos para recortarla. Por supuesto que las bibliotecas y los bibliotecarios participan de una forma activa en esta denuncia destacando en sus instalaciones los libros censurados y apremiando a los usuarios a que los lean. Desde luego que se trata de una gran iniciativa que debería tener su reflejo en España como una forma de evitar la alineación del pensamiento.
Vía – Periodistas21
Muy bueno tu blog sobre libros… Te envío el mío:
http://www.espacioblog.com/el-bibliomano
desde luego que estoy de acuerdo que nadie puede digitar los libros que alquien puede leer o lo que tengo que hacer o no hacer, pero en este mundo esta todo tan maquillado que nos hacen creer que somos libres en un sistema democratico que vela por nuestro derecho cuando en realidad la democracia no es mas que un sistema implementado por el capitalismo para reprimir al proletariado,haciendole creer que vela por sus «sacrosantos derechos». Es deber de buen ciudadano levantar las armas, si es preciso, para derrocar este sistema de cosas.
P/D:quisiera tener datos sobre un libro titulado «El protocolo de los caballeros del siòn»
estimados lectores.
tenemos todo el dercho a conoser aquello que nos fue oculto por mas de 5 siglos, por no decirlo de otra manera mas real y si es mejor asi, los libros y textos que nos fueron ROBADOS y nos fue dado a conoser la ignorancia que siglo tras siglo fue castigada con la desgrasiada maquinaria de muerte jamas imbentada por hombre alguno, llamada SANTA INQUISISION.
leamos todos los libros que mas sea posible.
ojalá y cuando acabes de leer todos los libros que te propones, mejores tu ortografía. Saludos y ¡hay que ver la vida con más optimismo!
[…] un artÃculo de El documentalista enredado y que enseguida llamó mi atención porque hablaba de libros prohibidos y de turbios asuntos en los que (también) está involucrada la iglesia. El resultado ha sido el […]
[…] “En cualquier caso, no debemos olvidar que no han sido las instituciones religiosas las únicas que tratan de ajustar lo que se afirmaba en los textos, sino que coetáneamente también los distintos monarcas del Antiguo Régimen trataron de controlar la edición y publicación de libros a través de los Privilegios reales de Impresión.” […]
[…] Libros prohibidos en el siglo XXI de El Documentalista Enredado por Marcos Ros, (28-05-05). Fecha de consulta: 30-08-07, 21:30. […]
[…] hemos recogido aquí El Cementerio de los Libros, los libros prohibidos en el siglo XX o el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, así que en esta ocasión os […]
En Colombia, en las bibliotecas, los libros raros o prohibidos no los tienen o no los prestan y para comprarlos es muy caro y muchos no se consiguen traducidos al español. Por esos somos un pais tercermundista.