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Inscrito en las puertas de mi biblioteca

Pertenezco a una familia de mercaderes
que vivió en el distrito de Nan-hao por más de cien años.
Fue el primero de la familia en estudiar;
en nuestra casa, no había un solo libro.
Me esforcé durante una década con todo el corazón
para reunir mi colección.
Aunque no poseo todos los escritos menores,
de los mayores los tengo casi todos.
Clásicos, historia, filosofía, bellas artes,
no falta nada de la herencia del pasado.
He cosido a mano las cubiertas rojas, una por una,
de todos los volúmenes.
Cuando estoy enojado, leo y me alegro;
cuando estoy enfermo, leo y me curo.
Apilados frente a mí,
los libros son mi vida.
Los antepasados que escribieron estos libros,
si no eran sabios, eran por cierto hombres de gran sabiduría.
Aun sin abrir sus páginas,
me alegro de sólo tocarlos.
En cuanto a mi familia, no tiene remedio;
sus corazones están depositados en el dinero.
Si un libro sea cae al suelo, no lo levantan;
¿qué les importa si se ensucia o daña?
Estos libros me acompañan todos los días de mi vida,
y moriré sin abandonarlos.
Entre mis amigos hay algunos lectores,
a ellos se los dejaré.
Será mejor que permitir que mis inmerecidos hijos
los cambien por unos pesos.

Yang Hsun-chi, bibliófilo chino

Publicado en Visto/Leído

Un comentario

  1. Ferna Ferna

    2019 Nadie lee libros.Nadie comercia con libros.Ahora estos están en Internet.Y se te queman los ojos pero lees mas que antes.Desde la explosion nuclear en Turkia de 2011 que afectó a toda Europa,la mayoría de los supervivientes hemos mutado y tenemos dos cerebros y 3 ojos.yo leo 24 horas al día con el que siempre se queda abierto.Lo malo es el deterioro mental ese de que tengo que leerlo todo,hasta las guias telefónicas.
    Solo quedan libros en los anticuarios,galerias de arte prefut

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