Es la hora de la idea.
La hora del más alto erotismo,
del cuerpo reflexivo
meditando los trasiegos:
la materia hecha elixir
el sexo vertiendo olor a biblioteca
olor a libro antiguo
y delicioso.
Lees mi piel ahora
como una Biblia leída y vuelta a releer
que contuviera todas las posibles oraciones
necesarias para la humana salvación.
Con los ojos cerrados
sabes llega al capítulo del clímax
al fragmento más lírico
o a las aún indescifrables profecías.
Es la hora del sabio escriba
que con la pluma de tinta húmeda y
la mano sin temblores
traza el placer
con la caligrafía exacta.
BELLI, Gioconda. Fuego soy, apartado y espada puesta lejos. Madrid: Visor, 2007. P. 9