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Categoría: Infonomía

Propuesta de un plan de trabajo para la realización de una auditoría de información: Trabajo previo (1)

Las auditorías de información son quizá uno de los mayores retos que se pueden enfrentar los profesionales de la información que trabajan en las organizaciones. La  auditoría de la información  consiste en el examen y evaluación periódica de los recursos informativos de una organización. Su objetivo es conocer la utilización que se hace de la información, las barreras que se le impone y el establecimiento de procesos de mejora dentro de ella.

Uno de los pasos previos a tener presente antes de la ejecución efectiva de una auditoria de la información consiste en el conocimiento de los objetivos y las prioridades de la organización, la estructura que ésta posee, los estilos de gestión que se llevan a cabo y las relaciones con el entorno. También es interesante realizar una recopilación de las herramientas que se utilizan en la gestión de la información y de procesos, ya se trate de intranets o de otro tipo de software específico utilizado para ello.

Tras la fase preliminar de definición de los elementos que se quieren abordar en la Auditoría de Información, se desarrollará un plan de trabajo para la correcta realización de la Auditoría de Información que se encontrará dividida en una serie de fases. Obviamente, dependiendo del tamaño y la dispersión geográfica de la organización las necesidades temporales y de recursos variarán mucho, por lo que el tiempo señalado es orientativo respecto a la dimensión de nuestra organización.

 1. Recopilación de información

La realización de un trabajo de las características de una Auditoría de Información puede complicarse terriblemente si no se adoptan una serie de pasos a abordar de forma consecutiva. Hay que tener presente que las organizaciones son entes vivos que evolucionan de forma muy rápida y que se ajustan al entorno en el que se desarrollan. Dentro de un ámbito como el que se puede dar dentro de una institución investigadora, esta evolución es en ocasiones dramática, cambiando los trabajos y las necesidades de información de los distintos departamentos que la componen de forma muy rápida mientras se adaptan a los nuevos desarrollos y necesidades de las empresas con las que trabajan.

En cualquier caso, siempre existen tareas y trabajos que se hacen de forma mecánica y cuyos procedimientos están previamente definidos (Véase por ejemplo la aplicación de Normativa Técnica sobre productos o sistemas), por lo que nos encontramos con distintas dualidades de necesidades de información. Por un lado, tareas que son casi mecánicas o que siguen unos procedimientos definidos por documentos técnicos u oficiales, mientras que existen otras que si bien también pueden llegar a serlo (Presentación de un proyecto a una convocatoria nacional o internacional), las necesidades de información pueden variar de uno a otro proyecto puesto que el ámbito temático puede ser completamente distinto.

En el caso de que la Auditoría de Información la vaya a realizar personal de la organización auditada -Opción que si bien puede considerarse barata, desaconsejable con los problemas que se pueden encontrar- se considera como imprescindible la recopilación de toda la información que se considere necesaria para poder enfocar convenientemente los siguientes pasos. Esta información puede ser tanto bibliográfica (Bases de datos suscritas por la organización), como de procedimiento y documental (Herramientas y procesos que se utilizan a la hora de desempeñar los distintos trabajos y tareas) como organizativa (cuál es la estructura real de la empresa y quién depende de quién orgánicamente).

Este trabajo podría realizarse dentro de un tiempo de entre uno y dos meses, mientras se recopila la información sobre cada área de investigación y de ensayos.

2. Entrevistas responsables de área y/o departamento

Los documentos oficiales como los planes de I+D, las memorias anuales o la información pública como la que puede encontrarse en Internet nos puede aportar una visión general de cómo se estructura una organización, su misión y cuál es su modelo de negocio. Sin embargo, si consideramos la realización de una Auditoría necesitamos conocer de primera mano las principales dificultades que se detectan a la hora de realizar los trabajos, así como las nuevas líneas de investigación que se están abriendo.

Una de las principales herramientas para la recopilación de información son las entrevistas con los responsables de área. Debemos tener presente que no todos los responsables de área van a estar dispuestos a abrir las puertas de sus despachos, no necesariamente por antipatía, sino más bien por falta de tiempo o la falta de interés por el resultado. Es en este punto del proceso donde el apoyo desde los cuadros directivos es vital para garantizar el éxito de todo el proceso. Si se percibe el más mínimo desinterés, una parte importante de la Auditoría podría verse comprometida y por extensión todo el proceso. El apoyo de Gerencia es un actor necesario y posiblemente el más relevante para asegurar el éxito de todo el proceso que se debe considerar como capital para la mejora del trabajo interno, ya que de lo contrario podemos encontrarnos con muchas resistencias hacia la ardua tarea a la que nos enfrentamos.

El establecimiento de un guión previo con una serie de hitos para el éxito de la acción que se deben contemplar previamente junto al trabajo de captura de información por vías formales nos puede servir de guía a la hora de encauzar la entrevista. Por otra parte, consideramos recomendable el registro de la conversación más allá de las notas que el entrevistador pueda tomar. La conversación debe ser lo más flexible posible, tratando de encaminarla hacia nuestros puntos de interés pero también tomando buena nota de aquello que considere relevante el responsable de área porque nos puede servir de apoyo para el desarrollo de acciones futuras como el pase de un cuestionario a todos los miembros de la organización. Este proceso puede abarcar un mes, realizando entrevistas a unas diez personas de una duración de 20 horas en su conjunto.

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“Más allá de Google” de Jorge Juan Fernández García

Aunque menos conocido de lo que debería dentro del gremio de los profesionales de la información en España, siempre me ha atraído la figura de Alfons Cornella como introductor de las teorías de la gestión de la información en el ámbito hispanohablante. No hace falta señalar que el concepto de Infoxicación ya era conocido en ámbitos anglosajones como Information Overload, aunque tal vez lo que necesitase esta disciplina para ser aplicada de forma práctica en nuestro ámbito fuese, además de la oportunidad, nuevas maneras de aproximarse a ella.

Cornella lo consiguió mediante, además del mentado término, introduciendo la Infonomía y la contemplación de la empresa como un ecosistema de la información que debía ser estudiado y convenientemente administrado para ser más competitivos. Sin embargo, ser innovador también dispone de cierto riesgo y es posible que en ocasiones el medio diluya el mensaje. Puede ser que esto me sucediera con las pequeñas píldoras que Cornella publicaba en su revista If, a la que dediqué un texto bajo el título ¿Ley de la termodinámica informacional?, no muy convencido de lo que el autor quería transmitir en su momento. Es probable que el autor descubriese que el mensaje se diluía cuando publicó su libro kNewton: buscando un orden en la información donde recogía un buen número de estas píldoras o leyes informacionales y, como bien nos cuenta en el prólogo del libro que nos ocupa, se lamente de que los lectores lo encontrasen “divertido”.

Confío que el autor, Jorge Juan Fernández García, no se moleste si algún compañero infonomista decide confesarle que ha encontrado divertido este libro, ya que enfocar un libro como si te tratase de una suerte de Ley de Murphy no puede dar un margen para su lectura desde un punto de vista que no sea otro que el de reírse sin llegar a creérselo.

No vamos a caer en el error de considerar “Más allá de Google” (Descargable en PDF y de forma gratuita) una bagatela destinada a gestores de la información, ya que la estudio de la economía de la información y de las características de la información como un bien económico son especialidades muy respetables. Sin embargo, la exposición del argumentario en algunos pasajes del libro invita a no tomar demasiado en serio lo que se afirma en él, a pesar de las intenciones manifiestas en la contraportada:

En el texto están recogidas y ordenadas casi 300 “leyes” relativas a cómo utilizamos o nos afectan a nivel individual u organizacional la información y las tecnologías. Estas leyes “todavía no científicas” son los primeros pasos hacia la definición de una nueva disciplina académica, la Infonomía, cuyo impacto en las vidas de las personas y en la eficiencia de nuestras empresas será crítico en el siglo XXI.

Como muestra sólo recogeros la Ley sobre la propiedad del futuro (P. 184) para que nuestros lectores juzguen por sí mismos, en la que se recoge “El futuro pertenece a los geeks. Nadie más lo quiere”.

Por otro lado, como el lector habrá notado ya, el título puede conducir a la confusión. No se trata de un libro para la gestión de la información en Internet dando un rodeo por Google, no es una historia de Internet, ni de un compendio de herramientas a utilizar tanto on-line como off-line. No, no lo es, aunque trate de acercarse a las tesis de la Web 2.0 o de la Larga Cola, no dispone como finalidad acercarse a ellas, por lo que aquellos lectores que se aproximen a él esperando hallar esto, se sentirán un tanto decepcionados.

En cualquier caso, considero que este libro es necesario. En primer lugar, porque el análisis y el desarrollo de la Gestión de la Información es un campo por explotar, aún un tanto desconocido y completamente indispensable para mejorar la competitividad de las empresas y organizaciones de todo tipo y, en segundo lugar, porque aunque podamos disfrazar este texto como un anecdotario, considero que, a veces para iniciar la reflexión, el cambio, para innovar hay que ser arriesgado y creo que es previsible que este libro sea uno de los ejemplos.

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¿Qué papel puede jugar el centro de documentación en la Vigilancia Tecnológica?

La biblioteca, unidad de información o centro de documentación permanece como la puerta de entrada de todo tipo de informaciones (de negocios, técnica, interna, externa). En tandem con Internet, la biblioteca, todavía proporciona una oportunidad excelente para adquirir información. Puede no entrar demasiado en la labor de análisis y en el área de elaboración de informes. Pero, al menos, para acceder a la información juega un papel que puede potenciarse con su contribución a las Intranet corporativas. No obstante, si no existe un entendimiento mutuo en la redefinición de su papel entre la Dirección y el centro de información, su existencia puede peligrar precisamente porque su función tradicional de intermediación se ve amenazada por la mayor facilidad de acceso a la información electrónica al tiempo que queda lejana a la generación de valor.

PALOP MARRO, Fernando. Cuestiones sobre Inteligencia competitiva. IPN-CIECAS, Volumen VI 3/2004. P. 16

Me iba a conformar con dejaros esta pequeña cita, una gota dentro del océano de Internet, pero tal vez mi visión como documentalista merezca en esta ocasión una oportunidad. Lo que tenemos aquí es la visión tradicional de la Biblioteca, es decir, un centro encargado de las compras del fondo documental y su custodia, pero la Biblioteca, el centro de documentación o el de información, tras el desarrollo de las teorías de la gestión de la información y del conocimiento, no debe quedarse como un mero intermediario y gatekeeper de la información.

Si una organización dispone de un Centro de Documentación, se encuentra estableciendo los mecanismos para la Gestión de la Información (o al menos de una parte de ella) que utiliza durante su día a día. Es posible que mucha información ya se encuentre dentro de la Web, como señala el autor, pero ¿todos los artículos de revista son accesibles de forma gratuita? La respuesta es, obviamente, no. Alguien deberá encargarse de su compra y lo hará llegar al investigador que lo solicite, alguien deberá integrar ese documento dentro del fondo documental en forma de Intranet Corporativa.

La Vigilancia Tecnológica es una traslación de los tradicionales servicios de Difusión Selectiva de la Información (DSI) que realizaban los bibliotecarios antes de la popularización de Internet. La aplicación de nuevas herramientas informáticas a la recuperación de la información no debe ser óbice para despreciar los conocimientos y el saber hacer de los profesionales de la información en un nuevo intento de reinvención de la rueda.

No, el Centro de Documentación debería ser un elemento clave dentro de los procesos de Vigilancia Tecnológica y Gestión de la Información de una organización dedicada al I+D, porque de lo contrario estaremos tropezando una y otra vez con la misma piedra.

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Las características de la información como un bien económico

Durante los últimos veinte años, los investigadores han desarrollado un creciente campo de investigación sobre el valor de la información y sus características únicas como un bien económico. Algunas de las características únicas de la información como una entidad económica incluyen:

  • La información es cara de producir, no así de reproducir ya que apenas dispone de costos.
  • La información puede ser un bien público, privado, o un bien híbrido.
  • Dependiendo del tipo de bien (público, privado o híbrido), el valor de la información puede aumentar o disminuir en función de su disponibilidad.
  • La información es un bien unido a la experiencia. Su valor puede revelarse sólo después de su uso.
  • El valor de la información es, en gran medida, subjetivo.
  • La información se transfiere principalmente por la copia. Por lo tanto, los derechos de propiedad no, o al menos no deberían, plantear un problema.

El valor de la información es una de las ideas más difíciles de conceptualizar. Los investigadores han analizado este concepto en una gran variedad de formas, cada uno complementando al otro, así como aumentando la complejidad del concepto. La información puede ser una mercancía, un producto, un servicio o una experiencia. Además, su valor aumenta a lo largo de este continuo. El valor a veces es asignado en la forma que la información es empaquetada y distribuida; pero, en ocasiones el valor es inherente a su contenido a pesar de la forma que es transmitida. También el valor de la información puede estar derivado del intercambio o su uso y pueden ser evaluado de forma normativa, realista o subjetiva.

[…]

AHARONY, Noa; RABAN, Daphne R. Economics of information goods: An interdisciplinary subject for Israeli LIS and MBA curricula. Library & Information Science Research, 30 (2008), p. 103

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Un error en unidades de medida que costaron millones

La sonda espacial Mars Climate Orbiter fue el segundo satélite que desde la NASA se envió a Marte dentro del programa Mars Surveyor ’98 para el estudio del clima y las características meteorológicas del planeta, así como intentar determinar sus particularidades pasadas. Además, debía proporcionar información y servir de estación de comunicaciones para apoyar la aproximación y el aterrizaje en Marte, en diciembre de 1999, de la misión Mars Polar Lander. La sonda fue enviada el 11 de diciembre de 1998 y llegó al astro el 23 de septiembre de 1999, con el objetivo de mantenerse en una órbita de 140–150 km durante un año marciano que equivale a 687 días terrestres.

Con un coste total de proyecto de 326’7 millones de dólares, la sonda comenzó a tener problemas nada más arribar al planeta, no pudiendo situarse en una órbita correcta ni enviar un solo dato a la agencia estadounidense. Tras la investigación de porqué la sonda no pudo colocarse en la órbita correcta, la NASA concluyó que en la construcción y programación de los sistemas de navegación y lanzamiento de la sonda espacial participaron distintas empresas que utilizaron sistemas de medida diferentes.

En concreto la Lockheed Martin Astronautics de Denver fue la encargada de diseñar y construir la sonda espacial, mientras que la Jet Propulsion Laboratory de Pasadena fue la encargada de programar los sistemas de navegación de la sonda. Pero los dos laboratorios no trabajan con las mismas unidades de medida, el primero de ellos realizaba sus medidas y proporcionaba sus datos con el sistema anglosajón de unidades (pies, millas, libras…), mientras que el segundo utilizaba el Sistema Internacional de unidades (metros, kilómetros, kilogramos…); por lo que el primero de ellos realizó los cálculos correctamente utilizando el sistema anglosajón y los envío al segundo, pero los datos que proporcionó no especificaban las unidades de medida utilizadas. Ante esto, el segundo laboratorio utilizó los datos numéricos que recibió pero los interpretó como si estuvieran medidos en unidades del Sistema Internacional. El resultado fue que los ordenadores de la nave realizaron los cálculos de aproximación a Marte de manera errónea, por lo que la sonda se situó en una órbita equivocada, a sólo 57 km de altura, provocando su caída sobre el planeta y destrucción al friccionar con la atmósfera marciana.

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La Infoxicación 2.0

Hace unas semanas que me llamó poderosamente la atención el Prisma de la Conversación. Se trata de un intento de representar la mayoría de los servicios actualmente disponibles dentro de la Web 2.0 situando cada uno de ellos dentro de una categoría. Su autor, Brian Solis, nos hace un comentario en su blog de cómo llegó a la génesis de su mapa de la conversación 2.0, aunque lo más impactante es cómo se han ido añadiendo nuevos servicios, mediante notas, por parte de los usuarios de Flickr.

Personalmente, este gran abanico de opciones, de aplicaciones tan específicas, de mundos por explorar y descubrir, sólo me pueden producir angustia. Sí, puede que se trate de nuevo de la asimetría digital, aunque creo que se trata más bien de un nuevo tipo de infoxicación. Creo que estoy completamente desesperado por la intoxicación de la información dentro de la Web 2.0, de tantos productos a los que seguir su evolución, de los comportamientos de sus usuarios dentro de ellos, aquellos que son tan específicos -Hay una categoría correspondiente a específico de Twitter– que se me antojan completamente desconocidos hasta este momento.

De este modo, descubrimos que tal es la avalancha de nuevos desarrollos y nuevos conceptos que se presenta como terriblemente complicado evaluarlos todos y, además, desarrollar nuestra actividad digital dentro de ellos. Imagino que al final tendremos que discriminar, utilizar aquellos que realmente nos ofrecen un retorno adecuado en la cimentación de nuestra identidad digital, a pesar de que, en muchas ocasiones, el retorno tarde en llegar. En definitiva, no teníamos suficiente con la Infoxicación de toda la vida, que debemos que vérnosla con las nuevas formas que adopta dentro de la Web 2.0 y «La Conversación».

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Las enfermedades de la información: Infomanía frente a la infoxicación

El pasado mes de Agosto simplemente me desconecté como si estuviera enlazado a Matrix. Durante dos semanas, estuve, más bien traté de estarlo, completamente off-line; buscando el descanso de la Web y del trabajo continuo que requiere el mantenimiento de este blog. Tanto es así, la desconexión claro, que algunas personas se alarmaron puesto que de repente había cesado en mi actividad bloguera sin previo aviso y, mucho peor, no contestaba los correos electrónicos que me enviaban. Naturalmente, sucedió que me propuse mantenerme lo más alejado posible de un ordenador, pudiendo permanecer hasta cinco días sin realizar un solo clic.

Sí, conseguí lo que otros intentan y no pueden llegar a hacer, desconectar del trabajo y del mundo digital. Sin embargo, tengo que reconocer que la vuelta fue un poco dura, puesto que te percatas que te falta pulso a la hora de componer textos, ya que debes ponerte al día y rehacer ideas. En fin, que parece que al menos este año me he librado de la Infomanía, nuevo término en la psicología usado para un estado de ánimo: El de estar buscando estímulos informativos incansablemente.

Hace poco, en un artículo de opinión del diario El País se detenían en reflexionar sobre el modo de vida de hoy en día, tan tecnológico, tan ligado a recibir señales continuas; y proponían una suerte de Remedios para la infomanía. Así, definía a la Infomanía como la angustia «no por sentirse asediado por los mensajes electrónicos, sino por buscar, precisamente, su asedio. Sólo así se explicaría que el 53% de los internautas norteamericanos consulte su correo desde la cama, y hasta un 12% desde la iglesia. Claro que esta cifra es sólo la mitad de quienes lo consultan desde el baño: hasta un 37%.»

No voy a negar que la Infomanía me recuerda necesariamente a otro término, al que ya hemos hecho referencia anteriormente, bien conocido por los documentalistas -la Infoxicación– del que incluso hemos recogido algunas de las razones por las que podríamos vernos asediados por la recepción de información de forma indiscriminada. En concreto, la infoxicación se refiere a la sobresaturación de información, ruido-interferencia, la cual incluso puede llegar a generar angustia en el usuario por no sentirse en condiciones de encontrar la información buscada.

Obviamente, entre la Infomanía y la Infoxicación se presenta un límite conceptual. Porque una podría derivar en la otra, la Infomanía provocaría cierta Infoxicación en la búsqueda eterna de la tensión informativa, mientras que la Infoxicación no tendría que derivar necesariamente en la Infomanía, debido a que la Infoxicación provocaría un rechazo hacia la Infomanía. En cualquier caso, mientras se investiga más a fondo estas nuevas formas de presión psicológica sobre los individuos y sus posibles remedios, aunque yo me ofrezco como voluntario para demostrar que el mundo sin correo electrónico es posible, los documentalistas siempre podemos recurrir a las ideas del Just-in-case y del Just-in-time para que nadie acabe con un ataque de nervios porque el Gmail sencillamente hoy se encuentra caído.

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