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Mes: octubre 2005

El libro más raro del mundo

Según el punto de vista de la Bibliofilia, el libro más raro jamás escrito sería, sin lugar a dudas, las Tablas de la Ley que Yahvé entregó a Moisés en el Monte del Sinaí.

  • La importancia del autor, que no admite competencia.
  • La trascendencia del texto, una ley moral para la mayoría de la Humanidad
  • La antigüedad
  • La materia escritoria (Piedra)
  • Su carácter de ejemplar único
  • El hecho de haber sido destruido, aunque posteriormente Yahvé ordenó a Moisés que labrara otras dos tablas y reescribiera el decálogo.

Extraído: MENDOZA DIAZ-MAROTO, Francisco. La pasión por los libros. Madrid: Espasa Calpe, 2002. P. 185

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Libros prohibidos en el Siglo XXI

Los libros como elementos comunicativos del saber y de las ideas de los seres humanos han sido objeto de persecuciones y censuras de todo tipo, desde parciales a totales. Un ejemplo significativo es el que nos dio la Iglesia Católica, hubo un tiempo en el que esta institución dentro de su doctrina moral nos señalaba con severidad lo que no debíamos leer. De hecho, las publicaciones prohibidas eran tan numerosas que la Iglesia tuvo que empezar a componer un listado de todos ellas, recibió el nombre de índice de libros prohibidos – Index Librorum Prohibitorum – que fue mantenido desde 1559 hasta la próxima fecha de 1966 y abandonado definitivamente durante el papado de Pablo IV dentro de los preparativos del Concilio Vaticano II. Con esta recopilación se buscaba la prevención de la lectura de libros o trabajos inmorales que contuvieran errores teológicos, además de evitar la corrupción de los fieles católicos. Pero no sólo se prohibía a sus fieles que leyesen tal o cual libro, incluso, se iba un poco más allá; organizando juicios para que el autor de aquello publicado, y que a la institución considerase inmoral, defendiese sus tesis en un tribunal de justicia de la Santa Inquisición.

Este Index ejemplariza perfectamente los intentos reiterados de control al que el libro ha estado sometido a lo largo de su Historia y particularmente desde la aparición de la imprenta. En cualquier caso, no debemos olvidar que no han sido las instituciones religiosas las únicas que tratan de ajustar lo que se afirmaba en los textos, sino que coetáneamente también los distintos monarcas del Antiguo Régimen trataron de controlar la edición y publicación de libros a través de los Privilegios reales de Impresión. Así que, más o menos, todo elemento que ostentente el poder, ya se trate de dictaduras o no, u otros elementos próximos a él (organizaciones morales, poderes fácticos, agentes económicos…) han tratado de controlar y limitar la circulación de la información y el desarrollo de nuevas ideas no correspondientes a sus deseos o pareceres.

Desde luego que la censura, el control de la información que se difunde, los comentarios críticos, el pensamiento discordante ya no se limita tan sólo al material impreso, sino que actualmente es Internet y de una forma particular los blogs, con la connivencia de algunas empresas, los que están sufriendo un nuevo tipo de censura.

Pero en la lucha contra la censura, pasada y actual, siempre podemos encontrar a algunos bibliotecarios que nos recuerdan y difunden nuestro derechos a pensar, opinar y creer libremente sin cortapisas. La American Library Association (ALA) dedica la última semana de septiembre a recordar los libros que por diversos motivos han tratado de ser censurados o simplemente prohibidos dentro de los actos que desarrolla en la Banned Books Week. Lo que se persigue es precisamente una contramedida, esta vez desde una perspectiva positiva, publicitar y defender los libros censurados mediante una lista, un índice si se quiere; a la vez que celebrar y reinvidicar la posibilidad tanto del autor como del lector de expresarse libremente. En definitiva, la denfensa de la oportunidad de leer y ser leído.

Los bibliotecarios norteamericanos entienden este acto como una forma de recordar y defender la Primera Enmienda de su Constitución apoyando la libertad de expresión y pensamiento, así como la denuncia de distintos actos para recortarla. Por supuesto que las bibliotecas y los bibliotecarios participan de una forma activa en esta denuncia destacando en sus instalaciones los libros censurados y apremiando a los usuarios a que los lean. Desde luego que se trata de una gran iniciativa que debería tener su reflejo en España como una forma de evitar la alineación del pensamiento.

Vía – Periodistas21

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El lenguaje de los blogs

Blog
Contracción de Weblog. Sitio web que contiene textos, enlaces o fotos publicados cronológicamente, en general por una sola persona, desde una perspectiva personal. [En castellano también se utiliza el término bitácora]

Bloguear (To Blog)
Disponer o publicar materiales en un blog

Bloguer (Blogger)
Persona que mantiene un blog

Blogosfera (Blogosphere)
Todos los blogs o la comunidad bloguera.

Blogroll
Lista de enlaces externos que aparecen en un blog, a menudo enlaces hacia otros blogs y generalmente mostrados dentro de una columna en la página principal. En ocasiones, se trata de una sub-comunidad de bloguers que son amigos.

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El peligroso oficio del bibliotecario

"El oficio del bibliotecario, bien del que estudia bibliotecología o el que se consagra empíricamente en el manejo de volúmenes gordos o esmirriados folletos en medio de ordenados estantes, resulta una labor peligrosa, página por página. [Más] "
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Novela histórica: Libros, manuscritos y bibliotecas

Actualmente, el mundo editorial anda inmerso en la continua publicación de libros que se consideran dentro de un género de moda: La novela histórica. Como todos podéis imaginarios, todos estos libros, que se suceden uno tras otro en los ya abigarrados estantes de las librerías, se publican al calor del éxito de la novela de Dan Brown El Código da Vinci tratándose de historias próximas tanto en planteamientos o simplemente de factura similar. No creo que haga falta recordar que las tramas conectadas con el pasado, los misterios ocultos, las sociedades secretas o el ocultimos siempre han sido de gusto del lector que considera que debajo de esta sociedad, o más bien por encima, hay personas que realmente saben mover los hilos y él, dentro de su inopia, poco puede hacer por evitarlo.

Desde luego que no va a ser la intención de este texto analizar pormenorizadamente este tipo de literatura, es un decir claro, surgida tras el best-seller citado; ni mucho menos las sociedades secretas y su versión moderna bajo el nombre de lobbies. Esto es un blog sobre libros y bibliotecas, creo, y además de interesarnos poco el libro antes citado, nos interesan bastante menos los libros surgidos tras este éxito. A mi parecer, la novela histórica bien entendida se ajustaría más bien a nuestro idolatrado libro El Nombre de la Rosa de Umberto Eco, Los Hijos del Grial de Peter Sterling o Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, por citar simplemente tres. Pero desde luego que no es nuestra intención realizar una crítica poco reflexiva hacia esta tendencia editorial o hacia la gente que adquiere libros y que ¡además los leen! Dios nos libre.

En cualquier caso, os confesaré que si realmente quiero leer un libro que se acerque a la Historia, que se aproxime no es pedir demasiado puesto que ésta por lo visto es incognoscible, trato de leer un libro de Historia, o editado bajo ese formato, no sea que luego nos de por creer, y algunos caen en el error, que lo que se nos cuenta en El Código da Vinci, una novela al fin y al cabo, es cierto.

Pero dejémonos de derivas varias, centrémonos ahora en el tema que realmente nos ocupa y que es objetivo de este texto. Como ya indiqué que las novelas por sí mismas no me despiertan la mínima curiosidad, no tengo mayor ambición que recoger algunas de las novelas editadas recientemente que se encuadran dentro del género Novela Histórica que tocan por su ámbito o su trama con algún libro, biblioteca o manuscrito como una curiosidad. Lo cierto es que no nos debe de sorprender que esto suceda, pues está muy a mano que en las bibliotecas son verdaderos Thesaurus con mucha y variada información privilegiada por descubrir y no hay nadie mejor que un bibliotecario para saber esconderla o evitar el acceso a ella, o un manuscrito rarísimo de procedencia casi desconocida y de cuya existencia conocen unos pocos.

Así que sin más dilación, os dejo el listado de libros para todos los gustos, aunque los más acérrimos seguidores de este género ya habrán adquirido y dispuesto de buena cuenta de ellos. Y por supuesto recordaros que es La Historiadora de Elizabeth Kostova el libro que las máquinas de publicidad y promoción de las editoriales ya se han encargado de tildar como la novela digna sucesora de El Código da Vinci, aunque algunos echan pestes de él. ¿Para cuándo uno que lleve el título de «El Bibliotecario«? Pues eso.

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Robotman: El valor de la crítica

A la hora de escoger nuestra próxima lectura nos enfrentamos con innumerables opciones literarias. Nuestros gustos acotan en gran medida nuestra elección, pero aún así, la oferta es tan amplia (y la vida tan corta) que necesitamos un punto de referencia, algo o alguien que nos oriente.

Conozco gente que elige sus lecturas siguiendo la estela de los premios literarios que, en teoría, deberían ser una garantía de calidad, ya que quienes los otorgan son eruditos y escritores de renombre. Pero, en vista de los recientes acontecimientos que se produjeron en la entrega de los Premios Planeta de este año, en los que los propios miembros del jurado reprocharon tanto a la ganadora, Maria de la Pau Janer, como al resto de los candidatos, la “insuficiente calidad literaria” de sus novelas; hace que tengamos que plantearnos el verdadero valor de este tipo de premios.

En el caso de los Premios Planeta, al ser otorgado por una editorial, podemos alegar que se trata de un premio puramente comercial, en el que priman las ventas por encima de la calidad; pero éste no es el único caso de un premio literario con polémica.

Apenas unos días antes, un miembro de la reputada academia sueca de los Premios Nobel de Literatura, abandonaba ésta por considerar que, con la concesión el año anterior de uno de estos premios a la escritora austriaca Elfriede Jelinek, su valor se había desvirtuado .

Si no podemos confiar en los premios literarios para evaluar el valor de una obra, ¿cuál puede ser nuestro referente? ¿la lista de best-seller?

Siempre he considerado que, el hecho de que un libro sea leído por todos es una prueba más de la capacidad comercial y publicitaria de su distribuidor y de las modas, que de la calidad del mismo. Evidentemente, no podemos meter todos los best-seller en el mismo saco: los hay que han demostrado con creces su calidad y consiguen, año tras año, un número considerable de lectores y adeptos. A mí personalmente, en este tipo de libros “que hay que leer porque todo el mundo lo hace”, me gusta esperar a que el tiempo cribe los que realmente valen la pena.

Está claro que, visto lo visto, tanto los premios como las listas de superventas apenas pueden orientarnos. Así que, además de dejar nuestra elección al azar, sólo nos queda la opción de recurrir a la recomendación de un buen amigo cuyos gustos literarios se asemejen a los nuestros, o por contra, cuyos gustos sean completamente opuestos y nos ayuden a descartar los libros que a él le gustan. O también, a falta de un buen amigo, recurrir como Robotman a los críticos, siguiendo el mismo criterio.

En cualquier caso, buena suerte.

Ver tira completa

En Robotman: Robotman se enamora, por Jim Meddick.

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Naturalmente, «El nombre de la rosa»

Una vez más, nuestro Libro, asignadle el calificativo que queráis (preferido, de cabecera o lo que sea) recibe un texto y nosotros no cejamos en afirmarnos en su promoción. El pasado 21 de octubre el Diario El País publicó, en su edición valenciana, un texto del profesor de Historia Contemporánea de la Universitat de València Justo Serna sobre "El nombre de la rosa" y su autor con título "Naturalmente, Umberto Eco". No podemos dejar de recomendároslo y os destacamos: "[…] Pero del censo de todos los personajes que poblaban aquella novela, recuerdo con emoción a Jorge de Burgos, un bibliotecario ciego, severísimo, circunspecto, contrario a la risa, guardián del saber heredado. Era, otra vez, un homenaje malvado y cariñoso: a Jorge Luis Borges, claro, el vate ciego, el bibliotecario invidente, el hombre que ya tenía todos los libros leídos y que se alzaba frente a la vulgaridad y la repetición chabacana, frente al esquema rutinario. Borges siempre amó la parodia, la cita, la repetición deliberada y la erudición apócrifa. Jorge de Burgos, no: simplemente no podía soportar que el libro perdido de la Estética de Aristóteles viniera a dar razones a quienes se levantaban contra la gravedad impostada y el poder. […]"
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