El 11 de marzo de 2004 José María Aznar, entonces Presidente de España, mantuvo conversaciones con distintos medios de comunicación nacionales para asegurarles la autoría de los atentados terroristas que se habían sucedido en el Metro de Madrid durante aquella mañana. Entre otros responsables de medios de comunicación, el Presidente mantuvo una breve conversación telefónica con Jesús Ceberio, director del diario El País, en la que sostuvo la tesis de que fue el grupo terrorista vasco el autor material de las explosiones.
Durante aquella mañana, los principales medios de comunicación impresos nacionales se apresuraron a confeccionar y publicar una edición especial que sería distribuida para el mediodía de aquella haciaga jornada. En el número especial de El País, la portada destacaba el titular Matanza de ETA en Madrid, mientras que otros no se atrevían a atribuir aún la autoría de los atentados a ningún grupo terrorista.
Alejándonos de las razones políticas que se desencadenarían posteriormente, el diario cayó en lo que se denomina Asimetría Informativa, dando por buena y veraz la información que nos puede transmitir un experto, alguien que dispone de suficiente información sobre un tema para poder ser considerada por buena de facto. En nuestro caso, es el Presidente de un Gobierno el experto al que debemos escuchar y creer, aunque la polémica se extendió largamente entre el Gobierno de entonces y el propio Jesús Ceberio sobre las actuaciones de unos y otros.
Pero, la Asimetría Informativa existe en muchos planos de la vida diaria como bien nos ilustra el libro Freakonomics (ISBN: 8466625127). Uno de los ejemplos más ilustrativos es el de los agentes inmobiliarios en Estados Unidos, aunque también se aporta el caso de los médicos.