Saltar al contenido →

Etiqueta: Bibliotecarios

Evolución de la profesión de Bibliotecario

El bibliotecario debe ser instruido, de buena presencia y bien educado; correcto y rápido en su hablar. Debe tener un inventario de los libros y mantenerlos organizados y fácilmente accesibles, sean en latín, griego, hebreo u otro idioma, y debe también mantener las salas en buenas condiciones. Debe cuidar los libros contra la humedad y los insectos y protegerlos de las manos de personas descuidadas, ignorantes, sucias y de mal gusto. A las autoridades y personas letradas les debe mostrar todas las instalaciones y explicarles cortesmente su belleza y notables características, la escritura a mano y las miniaturas, pero debe cuidar que no se sustraigan hojas. Cuando personas ignorantes o meramente curiosas deseen verlos, una mirada será suficiente, a menos que sea alguien de considerable influencia. Cuando se necesiten cerraduras a otros requisitos, debe proveerlas rápidamente. No permitirá que se retire ningún libro a menos que el duque lo ordene y si presta libros debe obtener un recibo escrito y verificar que sean devueltos. Cuando se presenten varios visitantes juntos, debe estar especialmente atento para evitar robos.

Duques de Urbino, reglamentos de la Corte. Siglo XVI

Recuerdo la primera vez que entré en la biblioteca municipal de L’Eliana (Valencia) ya hace muchos años. Aquel lugar consistía en una lánguida serie de estanterías metálicas con algunos libros, mientras el bibliotecario hacía lo que podía con los pocos recursos que tenía. Lo cierto es que aquella imagen era un tanto desangelada por lo escaso en recursos y personal, sin embargo muchas cosas han cambiado. El mes pasado volví a pisar sus instalaciones y descubrí que, además de aquellas estanterías que permanecen e imagino que los mismos libros, se había ampliado la sección infantil, se acababan de instalar ordenadores nuevos, y no se trata de ordenadores reciclados; las suscripciones a revistas eran numerosas, mientras que la plantilla se había triplicado. Desde luego que puedo asegurar que hoy en día el servicio es inmejorable con verdadera pasión por el servicio por parte de sus bibliotecarios y su extrema amabilidad.

Mucho ha cambiado en la profesión de bibliotecario aunque ciertos tópicos permanezcan inamovibles como, por ejemplo, que se trata de una profesión un tanto cómoda y cuya máxima preocupación es censurar a sus usuarios. Pero el hecho es que ésta es profesión que ha existido, con muchos matices, desde la propia invención de la escritura. En los depósitos de textos, sea en el soporte en el que estén escritos y su temática, siempre ha habido una persona encargada de su administración y custodia. Para los egipcios y los babilonios, el cuidado de las bibliotecas era un aspecto más del arte de la escritura, mientras que para los griegos, los romanos, los bizantinos o los árabes la biblioteconomía no podía ser considerada como una rama del conocimiento. Tampoco la gestión libraria era relevante en las universidades medievales de Europa, puesto que ningún profesor impartía los principios de organización y mantenimiento de los fondos librarios, ni existían textos ni teorías sobre la gestión bibliotecaria.

4 comentarios

Definiciones relativas a la «Biblioteca»

biblioteca.
(Del lat. bibliothēca, y este del gr. βιβλιοθήκη).
1. f. Institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos.
2. f. Local donde se tiene considerable número de libros ordenados para la lectura.
3. f. Mueble, estantería, etc., donde se colocan libros.
4. f. Conjunto de estos libros.
5. f. Obra en que se da cuenta de los escritores de una nación o de un ramo del saber y de las obras que han escrito. La biblioteca de don Nicolás Antonio.
6. f. Colección de libros o tratados análogos o semejantes entre sí, ya por las materias de que tratan, ya por la época y nación o autores a que pertenecen. Biblioteca de Jurisprudencia y Legislación. Biblioteca de Escritores Clásicos Españoles.

~ circulante.
1. f. Aquella cuyos libros pueden prestarse a los lectores bajo determinadas condiciones.
? V.

Ratón de biblioteca.
1. m. Erudito que con asiduidad escudriña muchos libros. U. m. en sent. peyor.

Comentarios cerrados

Bibliotecarios, documentalistas y/o archiveros mileuristas

Eugenia Moreno está que trina y para demostrarlo tan sólo hay que leerse las dos cartas, completamente distintas, que durante este mes se han publicado en dos medios de comunicación impresos. Cartas que abordan la situación de los recién licenciados que se enfrentan al mercado laboral en el que mayoritariamente se oferta empleo en precario y que alguien acertadamente denominó mileurista (Cobrar 1000 € al mes).

Contratos en prácticas 

¿Hay alguna empresa interesada en tener a su servicio un ingeniero técnico de informática de sistemas para realizar tareas de administración de redes, desarrollo de software y aplicaciones, con conocimientos sobre Delphi, COM/DCOM, Activex, SQL Server y mantenimiento de redes, ocho horas al día, durante seis meses por 150 euros al mes? Pues esto, hoy en día, es posible. Concretamente en Valencia la UPV [Universidad Politécnica de Valencia] pone a disposición de sus alumnos 76 contratos en prácticas ofertados por diferentes empresas. Lo positivo: que habrá jóvenes, mantenidos por sus padres, que estarán recibiendo formación en su campo y cobrarán algún dinerito para cenar con los amigos y comprarse algo de ropa. Lo negativo: por un lado, que habrá muchos otros jóvenes, menos afortunados, que viven en pisos compartidos y trabajan como repartidores o camareros para sacarse una carrera, que jamás podrán realizar este tipo de prácticas, por muy formativas que sean, y seguir comiendo regularmente, y, por otro lado, la cantidad de puestos de trabajo potenciales que nunca verán la luz mientras puedan ser cubiertos de esta forma. Queremos equipararnos a Europa… allí esto les parece tercermundista.

Eugenia Moreno. Valencia. El País, 20 de julio de 2006

Consejos a los mileuristas

Casi-mileurista: joven titulado que cobra menos de 1000 euros al mes, sin casa, sin coche, sin hijos, sin contrato estable, sin ahorros… pero con impuestos. Así, tenemos el caso de una joven documentalista que cobra al mes 840 euros netos (pagas extra prorrateadas, por supuesto), es decir, unas 140.000 de las antiguas pesetas, a la que la declaración de la Renta le sale positiva por 665,87 euros, lo que significa que se queda con 11 sueldos al año. ¿La casi-mileurista se pregunta por qué? Hacienda responde: sencillo, ha trabajado para dos empresas distintas y consecutivas en un año, lo que conlleva que el mínimo para declarar se reduzca de 22.000 a 8.000 euros (menos de la mitad).

En nuestra situación no se tiene en cuenta que realmente has cobrado lo mismo que otro que no haya cambiado de empresa en el mismo año: tampoco se tiene en cuenta que uno de los empleos haya sido una beca de formación por la que no se cotiza, no se tiene derecho a paro, ni a vacaciones, ni a baja laboral o maternidad; desde luego, no se valora el hecho de que vivas alquilado en un piso de 50 metros, que no puedas abrir una cuenta vivienda (con la que sí desgravarías) porque sabes que no vas a poder realizar la compra en el plazo estipulado, ni vas a llegar a fin de mes; ni tampoco el hecho de que no puedas acceder al trabajo estable que se suponía te llevaba el estudiar una carrera (y que subiría el mínimo de declaración a 22.000 euros); nada de eso cuenta.

Y este, señores, es un ejemplo práctico de la situación de miles de jóvenes casi-mileuristas que habitamos este país.

Eugenia Moreno. Valencia. Diario Levante-EMV, 29 de julio de 2006

13 comentarios

Bok encuentra un libro

Jesús Antonio Martínez del Vas es autor de Bok, uno de los personajes que más recuerdo de mi época universitaria, aunque a algunas personas no les acababa de convencer. La cita de todos los lunes por la mañana con un nuevo número de la Gaceta Universitaria (GU) siempre llevaba aparejada una nueva tira del estudiante extraterrestre que se encontraba en la Tierra gracias a un programa de intercambio de estudiantes intergaláctico. Las tiras de Bok otorgan un punto de vista muy socarrón al comportamiento de los estudiantes, los profesores y el mundo universitario en general, incluyendo al mundo de las bibliotecas universitarias a la que corresponde la tira de hoy.

Debo de advertir que en esta tira no aparece Bok como personaje, sin embargo podéis consultar muchas de sus aventuras en el archivo de Bok.

Un compañero de Bok encuentra un manuscrito medieval en la biblioteca

Ver Tira Completa

4 comentarios

El día de mañana buscadme en una biblioteca

Imaginemos que el cambio climático ha comenzado, aceptemos que funciona con efecto dominó que no necesita de años para mostrarse, sino que en un breve lapso de tiempo la naturaleza es capaz de mostrar todo su poder destructor y puede llegar a congelar todo el hemisferio norte en el plazo de tres semanas (El Sur, como siempre, tiene poca importancia y aquí no se le dedica tiempo). La película apocalíptica El día de mañana nos trata de ilustrar sobre los efectos catastróficos que, supuestamente, podrían llegar a darse si el Hombre no comienza a preocuparse por el medio ambiente, la contaminación, el efecto invernadero y la descongelación de los polos, sobre todo el del norte que es regula las corrientes marinas.

He de admitir que esta película no la hubiese visto si no me hubieran advertido que salía una biblioteca en ella; por lo que con un poco de paciencia y esperando una aparición breve de la biblioteca, la visioné  entera. El resultado es un tanto hilarante, ¿Los Ángeles (California) barrida literalmente por cinco tornados?, pero dispone de su fondo moralizante para los estadounidenses (Público objetivo en este caso). Del resto de la humanidad poco se sabe, excepto los amigos japoneses al principio, que sufren una severa granizada que es capaz de matar a un hombre poco avispado, los indios, porque los norteamericanos hacen una conferencia allí, y los mexicanos que son los encargados de acoger a los americanos que huyen hacia el sur para escapar del frío atroz. La vieja Europa tiene un pequeño papel con una estación meteorológica perdida al norte de las islas británicas en la que todos sus componentes mueren, al igual que un escuadrón de helicópteros que son congelados durante la misión de evacuar a la Familia Real Británica (Que suponemos que también mueren, Dios salve a la Reina).

7 comentarios

Asesinatos en la abadía por un libro

Habiendo llegado al final de mi vida de pobre pecador, con el pelo ya canoso, me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud hacia finales del año del Señor de 1327.

Que Dios me conceda sabiduría y gracia para ser fiel narrador de los sucesos que tuvieron lugar en una remota abadía en el recóndito norte de Italia. Una abadía cuyo nombre parece más prudente y piadoso omitir.

Adso de Melk

Al inicio de la película El nombre de la rosa, el monje franciscano Adso de Melk se dispone a relatarnos los hechos acaecidos en una desconocida abadía benedictina con una introducción calmada y misteriosa. La imagen pasa del negro a un fundido mostrándonos unos parajes secos y aparentemente baldíos que la rodean aportando un punto de soledad y abandono muy inquietantes.

Debo de señalar, antes de proseguir, que, en este texto, me voy a ceñir a lo que es estrictamente la película El nombre de la rosa rodada en 1986 por Jean-Jacques Annaud y que desde luego no desmerece la sorprendente novela de Umberto Eco sobre la que se basa. Como ya sabéis, en este blog, hemos recogido ya varios textos dedicados a la novela que tratan de acercarnos a su historia y su significado, una historia que a veces esconde lo que realmente quiere transmitir. Esta vez no vamos a entrar en disertaciones sobre los distintos misterios que la rodean, para ello, tenéis a vuestra disposición los textos: ¿Mentiras en ‘El nombre de la rosa’?, ‘El Nombre de la Rosa’ y su título bien valen un libro y Naturalmente, ‘El nombre de la rosa’, así que sólo abordaremos la trama.

8 comentarios

La información y las bibliotecas en la cultura de masas

Uno de los aspectos que más me gusta desarrollar dentro de El Documentalista Enredado es la tarea de ir recopilando poco a poco algunos retazos de cómo se abordan las tareas de los profesionales de la información  través de los distintos medios de comunicación y la cultura de masas. Así, por ejemplo, tenemos nuestra sección de Bibliohumor en la que vamos recogiendo lentamente algunos chistes gráficos relacionados con el mundo del libro y las bibliotecas, pero es que además, al no tener suficiente con eso, en nuestras secciones de Literatura y Cine, vamos agregando algunos textos o secuencias en las que los bibliotecarios/archiveros y/o sus respectivos centros de información tienen un papel relevante. Sí, obviamente sería como mantener una pequeña sección de la Imagen Social del Bibliotecario, pero sin llegar a convertir a esta bitácora en monotemática, puesto que este sitio web trata de abarcar además otros muchos aspectos que nos tocan de cerca como profesionales.

Hoy, quiero hacer referencia al libro que nos sirve de baluarte a la hora de mantener vivas estas secciones y que nos sirvió (sirve) de inspiración para seguir añadiendo contenidos. Se trata del libro La información y las bibliotecas en la cultura de masas [ISBN: 84-482-2952-5], editado por la Biblioteca Valenciana, en la que comparten textos José A. Gómez Hernández, Plácido Guardiola Jiménez, Manuel Hernández Pedreño y Tomás Saorín Pérez. Por supuesto que este libro va más allá de la tarea que hemos podido desarrollar dentro de esta bitácora, ya que nosotros tan sólo contamos los encuentros accidentales con este tipo de materiales, sino que también abarca el tratamiento que las bibliotecas han tenido en otros medios de comunicación como la publicidad o la prensa impresa y la digital. Por otro lado, hay que señalar que este documento llega a terrenos donde nosotros no nos atrevemos ni a cruzar que es recopilar estos tratamientos, realizar su análisis y tratar de ofrecer conclusiones.

Comentarios cerrados