Como siempre nos recuerdan, Biblioteconomía y Documentación dispone de un amplio abanico de salidas profesionales, pero en realidad la más socorrida y deseada es la de las oposiciones. Por suerte, uno de los aspectos en los que se ha mejorado en los últimos años a la hora de optar a las pocas plazas de empleo público en Archivos, Bibliotecas y Centros de Documentación que se ofertan, es la inclusión de los titulados en Biblioteconomía y Documentación dentro de sus bases. Aunque pueda parecer obvio ya que dichos titulados son los realmente especializados en estas materias, hasta no hace mucho estas plazas eran ofertadas exclusivamente para licenciados en otras carreras como Historia, Geografía, Filología o Filosofía. Ahora, sin embargo, son los Diplomados en Biblioteconomía y Documentación y los Licenciados en Documentación los que realmente tienen más posibilidades de conseguirlas.
Personalmente, nunca me había presentado a unas oposiciones pero, dado el panorama profesional poco halagüeño al que me enfrento, he decidido tratar de presentarme al mayor número posible de ellas. Todos conocemos lo complejo que resulta ser adjudicatario de una plaza, no es algo que se consiga a la primera, sino que es más bien una cuestión de paciencia y perseverancia. Para esta primera vez, la paciencia y la dedicación era lo único que me faltaba, puesto que mi mente se encontraba en otros proyectos. Así que me planteé una meta realista: adquirir cierta experiencia en el mundillo del opositor e intentar, dentro de lo posible, entrar en la bolsa de trabajo.