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Etiqueta: Twitter

Abro hilo

Hace un tiempo que Twitter dejó de ser el lugar de los 144 caracteres y pasó a ser algo más basto y probablemente más interesante. No cabe duda que fueron sus propios usuarios los que fueron marcando el camino a sus desarrolladores. Los RT fueron retuits, los FAV fueron likes y los enlaces pasaron a no contar dentro de esos 144 carácteres cuando fueron considerados como información necesaria (para drama de las plataformas desarrolladas para acortar las URLs de esos enlaces). Un tiempo después, esos 144 caracteres se duplicaron con la intención de permitir poner más contenido; aunque también es posible que simplemente sirviese para añadir más palabras de las necesarias.

Pero, Twitter es un ente que se debe ir ajustando a sus usuarios y estos comenzaron a marcar sus tuits indicando cuándo comenzaba y acababa un mensaje que sobrepasaba esos 144 caracteres iniciales. Por ejemplo, si un tuit pertenecía a un grupo de tres, y era el segundo de ellos, se marcaba claramente (2/3). Y de ahí surgieron los hilos y Twitter decidió implementarlo como otra opción más.

Me parece fascinante las aplicaciones complementarias de estos hilos tuiteros. En algunos casos, se trata de hilos periodísticos de resumen de una semana. En otras ocasiones, se trata de hilos literarios donde el autor prosigue su relato, intercalándose los comentarios de los lectores. Otras veces, es una historia de ficción, personificada en el tuitero donde transmite sus vivencias jugando con la realidad y la ficción. En otras ocasiones, son artículos más o menos elaborados de un tema, que añaden información relativamente novedosa y podrían ser considerados bastante bien una pieza periodística.

Como autor en un blog, y desde luego que amante de los textos largos puesto que considero que siempre es necesario un poco de contexto, nunca llegué a comprender muy bien las bondades de Twitter. Aunque tengo que afirmar que Twitter es una herramienta ideal dentro de esta sociedad hiperconectada, enganchada a las notificaciones, que consume contenidos en pantallas pequeñas y que agotan la vista. Twitter pertenece y es un paradigma de esta sociedad líquida. Sin embargo, los hilos también agotan a sus consumidores. El esfuerzo cognitivo y de recuperación de la información que debe realizarse para consumir contenidos en Twitter y más si se trata de un hilo es superior a otros contenidos puesto que hay que hacer una tarea de recuperación e investigación superior. En ocasiones, es imposible recuperar toda la información y obviamente se pierde.

Personalmente, opino que el drama de los hilos es que pueden quedarse en un saco roto. Nadie podrá recuperarlos dentro de un breve tiempo (unos meses) y sus autores también les perderán la pista una vez publiquen 20 tuits o incluso otro hilo. Este es el destino de los hilos, de sus contenidos, que nadie se acordará de ellos cuando sobre pasen los diez primeros tuits de las cuentas que los originaron.

Aunque también es posible que sus autores perseguían precisamente eso con sus hilos, contenidos breves y efímeros sin mayor ambición que ser consumidos en el ámbito temporal en el que fueron concebidos. Sociedad líquida en estado puro tal y como lo es también Twitter.

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Un hashtag de Twitter como un servicio de atención de usuarios

Muchos usuarios de biblioteca son tímidos y no se atreven a acercarse al mostrador de la biblioteca y consultar a los bibliotecarios para resolver sus dudas. Algunos de ellos llegan al extremo y sufren el denominado síndrome de la ansiedad en la biblioteca. Esta ansiedad se produce cuando el usuario tiende a ocultar su falta de habilidades a la hora de recuperar información y se lleva estudiando desde la década de los años 80.

La Web y su infinidad de recursos son unos rivales formidables para las bibliotecas, pero esto no quiere decir que las unidades de información no puedan adaptar las nuevas herramientas y sus usos y poder, de esta forma, ayudar a sus usuarios más tímidos y más distantes geográficamente.

Uno de estos ejemplos lo encontramos en el Banco de Inglaterra que, valiéndose de Twitter, ha definido un hashtag (#askBoE) mediante el cual se puede lanzar cualquier cuestión. Señalar que las preguntas que se le hacen no van tan sólo a cuestiones relacionadas con cualquier dato que recoge el Banco y que puede ser fácilmente recuperable a través de la Web, sino que los usuarios van un poco más allá y también se centran en preguntas muy concretas y que se derivan de análisis económicos.

Por ejemplo:

El hashtag del BoE

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Big Data, Twitter y la Library of Congress

No dudéis que el Big Data va a ser trending topic este año. Habrá discusiones de si el término se utilizaba previamente o si simplemente es una buena idea de marketing, ¿no las hubo antes?, pero las discusiones terminológicas en ocasiones obvian la eficiencia y el desarrollo efectivo de las ideas.

Uno de los proyectos más apasionante en torno al Big Data que actualmente se están desarrollando se sitúan justamente en el ámbito bibliotecario. En abril de 2010, the Library of Congress (LoC) de Estados Unidos y Twitter llegaban a un acuerdo para que ésta se hiciese cargo del archivo de todos los tweets que almacenaba la empresa. En total, en ese momento, la biblioteca nacional estadounidense se hacía cargo de 170.000 millones de tweets públicos, 130 terabytes de información que crecían a un ritmo de 140 millones de tweets al día pero que actualmente lo hace más rápido, en torno a 500 millones.

El proyecto, además de la preservación, era ambicioso queriendo poner a disposición de los investigadores una basta fuente documental de hechos desarrollados los últimos años como la Primavera Árabe y que habían utilizado Twitter como correa de transmisión. Desde el punto de vista, periodístico, social e histórico, Twitter se presenta como una fuente primaria basta, pero de datos en crudo, de información dispersa que hay que ir hilvanando para poder obtener conclusiones.

Para tratar de hacer viable la recuperación de información, la LoC ha utilizado técnicas de Big Data desde distintos enfoques. Sin embargo, la biblioteca ha declarado su frustración a la hora de hacer viable la recuperación de la información considerando que las técnicas actuales no están tan avanzadas como la tecnología para crear y distribuir esos datos. Desde la LoC, afirman que si hoy en día las grandes empresas son incapaces de obtener resultados relevantes para las cantidades de información que generan dentro de su actividad diaria, qué puede hacer una organización pública con un presupuesto limitado.

El archivo de Twitter está planteado para que sólo pueda ser utilizado por investigadores, de momento 400 personas han declarado su interés por usarlo, sin embargo la situación actual no es muy prometedora, puesto que al lanzar una consulta, el sistema tardaría 24 horas en ofrecer resultados. Para poder mejorar la eficiencia del sistema, desde la LoC afirman que sería necesaria la inversión de una cantidad mayor de recursos de los que la institución no dispone actualmente, además de existir restricciones presupuestarias por la situación económica actual, por lo que la viabilidad del proyecto a la hora de ofrecer una herramienta útil de recuperación de la información es incierta en un corto plazo.

 

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Twitter, la barra del bar 24/7

Me cuenta una amiga periodista que el día de la dimisión de Francisco Camps, presidente de la Generalitat Valenciana, estaba en casa frente al ordenador con Twitter, la Web y las televisiones y la radio puestas sintiendo cierta impotencia puesto que no podía acudir a aquel acto (Desde luego, si eso no es multitarea, no sé exactamente qué es). Eran sobre las 5,30 de la tarde y yo sin estar todavía advertido de los hechos que se iban a producir, estaba delante de la TV.

En mi caso, la televisión falló clamorosamente a la hora de realizar su tarea informativa. Aquel día no hubo una conexión en directo ni a través de la televisión pública valenciana, ni en la televisión pública nacional. Los servicios de la Generalitat Valenciana lo impidieron. Eso sí, pude escuchar en la radio al presidente dimisionario, mientras lanzaba mi indignación en Twitter inquieriendo el porqué las televisiones públicas no estaban retransmitiendo ese momento y dando el parte meteorológico. Inmediatamente después, tras advertirme mi amiga que al Molt Honorable se le podía escuchar en la radio, Twitter retransmitía que una suerte de proceso de censura se había producido en el caso de las televisiones con el criterio de que o retransmitían todas o ninguna.

En aquella tarde, constanté que los periodistas descubren Twitter como la barra del bar donde antaño acudían a recuperar historias e intercambiar impresiones. Es bastante curioso comprobar cómo se cruzan conversaciones y, hasta en ocasiones, acusaciones de diversa índole en la que el resto de los mortales asistimos como sujetos pasivos. No es de extrañar que mi amiga anduviese conectada con Twitter como fuente informativa porque fue en esta plataforma donde los periodistas que asistían al anuncio lanzaban sus apuestas y últimas informaciones sobre la comparecencia que iba a realizar el Presidente.

Los periodistas trasladaban la primicia a Twitter obviando otros medios, puede ser por la falta de un medio instantáneo de transmisión de la noticia (El País dispone de Eskup). El tiempo real del hecho periodístico se convierte en simultáneo y telegráfico, donde al sujeto se le puede interrogar e intercambiar opiniones con él enriqueciendo la transmisión del mensaje con concreciones y con una estructura lineal e instantánea del suceso. Podría considerarse como una suerte de libro de notas desde el que posteriormente se puede recomponer el hecho informativo para la publicación de una noticia mucho más detallada y coherente en el medio de comunicación (Este modo de proceder ya se ha propuesto en el mundo anglosajón). ¿Cambiará Twitter también la manera de trabajar de los periodistas?

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La eterna batalla entre la información «pull» y la información «push»

Me quieren enterrar otra vez el formato RSS. El formato deseado por muchos documentalistas y que cruzan los dedos porque una página disponga de él. Muchos todavía no hemos aprendido a configurarlo correctamente y ya lo quieren jubilar esos grandes gurús que lo consideran como un objeto del pasado, glorioso, puede ser, pero pasado. En Internet al contrario que la vida real aquello de «cualquier tiempo del pasado fue mejor» no aplica.

En esta ocasión, el debate lo iniciaron ya hace un par de meses Facebook y Twitter al jubilarlo dentro de sus sistemas de difusión de contenidos. Las cuentas de usuario ya no distribuyen RSS como lo venían haciendo y ha sido a raíz de que  estas dos grandes empresas, tan populares actualmente, deciden finiquitar el RSS, el debate se instaura de nuevo. ¿Son los RSS necesarios?

Personalmente considero que, más allá de los formatos que tan rápido pasan por ser sustituidos por otros – De hecho, al RSS se le acusa de no haber evolucionado mucho desde que está entre nosotros -, la batalla se debería centrar entre la difusión de la información de una forma pull o push. Actualmente se considera, y creo que de una forma errónea y soy bastante excéptico sobre ello,  que la información debe de hallarnos. Es decir, que si una noticia es realmente relevante debe de aparecer en nuestras pantallas o dispositivos móviles de forma machacona y existente fruto de un filtrado informativo social (¿Alguien sabe dónde está Digg ahora?). Una información debe de ser Trending Topic impuesto de forma social. Por ejemplo, en Twitter una historia debe encontrarnos gracias a que las personas que seguimos la «promueven», la difunden y la retuitean hasta que nos alcanza o llama la atención.

Claro que entraríamos en el debate de los verdaderos intereses que tienen las personas que seguimos en Twitter y sus finalidades. Recuerdo perfectamente un correo electrónico dentro de una lista de distribución – sí, todavía existen y son muy activas -, de un usuario que pedía a los profesionales que no mezclasen los mensajes personales con los profesionales en Twitter. Desgraciadamente, y personalmente, yo busco información personal en Twitter, a saber, intereses, hechos, filtrado de noticias… No es recomendable que una persona se centre demasiado en lo profesional, publicando todo lo que encuentra en la Web como se se tratase de un  weblog, porque simplemente no le seguiría nadie.

No me interesa seguir a, por ejemplo, a El País o al Levante-EMV en Twitter. No quiero información excesiva en mi Time Line en el sitio de microblogging, simplemente porque la atención es el verdadero valor que tenemos cuando nos encontramos en Internet y prefiero seguir a personas en Twitter a las marcas ya las dejo para la web o para el RSS. En Twitter, encontramos información Push, muy candente, que es extremadamente relevante para muchos, pero existe otra tipo de información que es relevante para nosotros y para pocas personas más.

Porque uno de los aspectos muy positivos del RSS es la capacidad de seguir una publicación que nos interesa de forma constante. Extraemos (Pull) esa información porque en general nos interesa casi todo lo que se publica allí, no tenemos que esperar que alguien la promocione. Es una decisión personal, una fuente de información valiosa a la que atendemos cuando realmente tenemos un momento y donde no es necesario estar atento 24/7 para encontrarla.

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La revolución digital llega al ágora, ¿del ágora al Parlamento?

Me imagino como tertuliano un tanto desconcertado frente al movimiento social que se está produciendo actualmente en las principales plazas de las ciudades españolas, o del 15M. De hecho, lo soy un poco. He acudido a la Plaza del Ayuntamiento de Valencia dos veces y he animado a todos mis conocidos a acudir. Para todos es algo nuevo, los más mayores (aunque yo ya no soy tan joven) tuvieron su movimiento de inconformismo frente a una Dictadura, pero frente a la Transición o el siempre accesible Mayo del 68 no se percatan que algo se perdió en el camino y eso es lo que aparentemente se reclama. Recuerdan a ese Mayo del 68, a su representante Daniel Cohn-Bendit, ya integrado en el sistema y con cargo en el Parlamento Europeo, y consideran que este movimiento se diluirá como un terrón de azúcar en el paso del tiempo. Habrá que verlo.

Es curioso que no hace tanto, nos sugerían que nos indignásemos, que nos lanzásemos a la calle. Pero cuando lo hacemos, justo en un momento electoral, nos dicen que así no, que no es nuestro momento, que el momento es suyo, el momento de los partidos, para sugerirnos sus ideas, que su mensaje nos empape, que nos sentemos frente a la tele, que nos olvidemos del frío adoquín y las noches al raso, que no pensemos que nos ofrecieron ideas, pero nos dieron gato por liebre. Nos mintieron. El domingo lo llamarán la “fiesta de la democracia”, pero el fin de semana se comprobará, tal vez, si la democracia se convirtió sin querer en represora de sí misma.

Lo reconozco. He vagado por medios de comunicación, he escuchado tertulias, he leído análisis políticos intentando diseccionar un movimiento que no tiene líder, que se demuestra cívico y sensato, y que actualmente trata de definirse en sus reivindicaciones. He estado a su lado, codo con codo, escuchándoles, es gente indignada, pero no cabreada. La violencia es inexistente. Como los tertulianos, no sé qué es esto, es un movimiento que está por definir, pero gana adeptos día a día. La sociedad está cansada de la impostura. Tienen razón los tertulianos, no vivimos en los países árabes del Mediterráneo inmersos en dictaduras, pero la sociedad se siente estafada, sin un futuro y cansados de mantener un sistema que no sabe sostenerse a sí mismo.

He tuiteado, retuiteado, compartido fotos, pero curiosamente me he mantenido fuera de los blogs. No he leído blogs para entender esto. He acudido a los medios de comunicación, los he seguido, los he censurado y he compartido su incertidumbre y sorpresa. La revolución será tuiteada, es cierto, pero no nos explicará porqué. Twitter se presenta como centro neurálgico de qué está pasando pero no el porqué. Nadie convoca a nadie, pero siguen acudiendo unidos por un hilo digital que es casi imposible de seguir. Las multitudes se muestran inteligentes y se autoorganizan.

Actualmente, asistimos al mayor experimento social digital, lo estamos viviendo y somos partícipes de él. En una sociedad moderna y occidental, las movilizaciones en Twitter asustaron a los políticos a la hora de aprobar la famosa Ley Sinde, sin embargo en aquel momento, del salón, el internauta no se movió. No se prendió la mecha, pero hoy lo hace y se multiplica exponencialmente. Algunos creen que 60,000 personas manifestándose no son suficientes para promover un cambio, que no alcanzarían para un diputado en el Congreso de Diputados, por lo tanto no hay que escucharles. Sin embargo, la Democracia muta hacia espacios más abiertos, donde las ideas no tardan semanas en propagarse, si no horas. La clase política tardará en hacer la digestión de lo que estamos asistiendo, pero reconocerán que aquellos que los eligen, pueden mostrar su disconformidad de las formas más variadas. En los 60 o en los 70, no existía Twitter, ni teléfonos móviles, las protestas fueron buscando la arena de playa bajo el asfalto y los adoquines. Hoy, la tecnología abre puertas a una economía globalizada e interconectada, pero también hacia una sociedad más participativa y abierta, ¿debemos aprobar una y censurar la otra?

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Cuando el modo de empleo no es tan importante, el caso de Twitter

La aventura de comprar un mueble barato que uno mismo tiene que ensamblar en su casa no acaba con intentar encajarlo en la parte trasera del coche, sino cuando lo desembalamos y nos damos cuenta de la cantidad de tornillos, vielas y tuercas que lleva incluidas. Una media hora de mucha paciencia podemos llegar a dedicarle al arte de tratar de identificar una a una de esas pequeñas piezas que nos conducirán a ensamblar el conjunto, pero al menos alguien se preocupó de que llegásemos a tener un objetivo ofreciéndonos una hoja con sus instrucciones y gráficos del paso a paso.

El Social Media es una herramienta, una idea, sin embargo nadie sabe cómo acabarán de usarla sus usuarios. Se encaja en el maletero del coche, pero cuando se desembale ya veremos cómo acaba en forma. Twitter es un buen ejemplo de ello. Podría decirse que 140 caracteres son insuficientes, aunque en este momento puede que sean los justos. Ya no hablamos de revoluciones, olas virales, protestas o conversaciones más o menos afortunadas, sino de una herramienta que puede que llegue a desplazar la popularidad de Facebook durante este año.

Personalmente, no entiendo porqué algunas personas protegen sus “tuits”, aunque puedo entender a algunas de ellas (Es mejor que el jefe no lo sepa). Entiendo Twitter como un ambiente abierto, en lo que no importa demasiado lo que se expresa, porque no tiene que ser sincero, ni íntimo, abierto a los ojos de todos porque es precisamente eso lo que interesa. No hay mejor filtro social, enlaces que se comparten, frases trasladadas no necesariamente por su rigor, un ambiente vírico de información, imposible de seguir por cualquier persona, pero que en múltiples ocasiones llega hasta donde yo no podría como individuo que quiere permanecer informado.

Hay quien considera que Twitter acabaría con la sindicación de contenidos (RSS), pero no lo creo. La marca o la cabecera de una publicación todavía es importante y seguir un medio de comunicación a través de este sistema es perfectamente justificable (Sobre todo si dispone de feeds completos) en este mundo telegráfico que estamos creando.

Por otro lado, he visto cómo alguno de sus usuarios lanzaba peticiones de que se intentase mantener el rigor de Twitter, que no se llenase de basura, informativa se entiende. Sin embargo, el valor de esta herramienta es precisamente ése, el salto del rigor a la banalidad y si quieres lo consumes y si no lo obvias. Por supuesto que entiendo que algunas personas no gusten de perder el tiempo – procastrinar lo llaman ahora –, aunque ese ruido es tan sencillo de silenciar como dejar de seguir a algunos de esos usuarios molestos. Puede que los consejos para la utilización de una herramienta que se mueve en un ambiente abierto, no sean de mucha ayuda y que cada uno deba hacer lo que le apetezca, pero haberlos haylos.

Finalmente, existe una clasificación de los siete usuarios de Twitter que se deberían seguir. Personalmente, no siendo ni “activista” ni “académico”, me quedo con el rol de “enlazador” que es lo que realmente me gusta hacer y lo que prefiero que hagan las personas que sigo… Siempre caigo en algún enlace recortado.

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