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Etiqueta: Web 2.0

Cómo pasar por 2.0, cuando no se llega a 1.0

Es de todo bien sabido que los medios de comunicación muestran verdadero pánico a que sus visitantes se marchen con los bártulos a otro lugar. Cuando la competencia está a un clic, aparentemente lo menos deseable es ofrecerle una ventanasa un mundo lleno de oportunidades y curiosidades. Un mundo que tal vez pueda reflejar la realidad, o una parte de ella, mucho mejor que el tratamiento que los medios de comunicación tradicionales pudiesen otorgar. Desde mi punto de vista, se asemejaría a la situación de aquel que, dado de alta al servicio de acceso a Internet por tarifa plana de Ya.com, se quiso dar de baja porque ya había visto todo Internet. En realidad, el internauta novato no había salido del portal de contenidos de Ya.com,  no había encontrado el camino, y llamando al servicio de atención al cliente, el teleoperador le sugirió que probase una dirección nueva: http://www.google.es. Después de esto, creo que todos podremos concluir que el internauta novato no volvió a llamar asegurando que se quería dar de baja porque ya había visto toda la Web.

Los medios de comunicación se han afanado últimamente en ser más 2.0, ofrecen servicios de sindicación de contenidos, un cierto movimiento aperturista mediante la realización de comentarios a las noticias e incluso hacia el periodismo ciudadano; han incluido enlaces para añadir sus páginas hacia servicios de marcado social o promoción social de noticias, foros o incluso la oportunidad a sus lectores para gestionen sus propios blogs. Todo lo anterior constituyen servicios que persiguen que los lectores se mantengan fieles a su URL aumentando su tráfico, así como el tiempo de permanencia medio en sus webs que, al fin y al cabo, es lo que les va a aportar publicidad e ingresos.

Podríamos entrar a discutir la evolución de los medios de comunicación hacia la etiqueta 2.0, incluso el desarrollo de contenidos más avanzados como canales de televisión propios dentro de ellos o la utilización del microblogging como Twitter, sin embargo no han conseguido quitarse de encima su tradición de convertirse en lo que se denomina Black Hole SEO, agujeros negros de enlaces que sólo aspiran a recibirlos desde fuentes externas e internas pero nunca a citar hacia el exterior.

Lo cierto es que en ocasiones, leyendo informaciones en la Web, las situaciones se me antojan ridículas y fuera de lugar teniendo presente el desarrollo actual de la Web. Así, por ejemplo, los medios de comunicación son capaces de publicar un texto sobre una página web ¡sin enlazarla! Concretamente, recientemente en La Vanguardia abordaban la experiencia de BuzzMetrics, desarrollado por la empresa de medición de audiencias Nielsen Online, bajo el titular Lanzan un sistema para medir las opiniones de los usuarios en blogs y redes sociales y no se encontraban capaces de enlazar al web, ni siquiera con el atributo «nofollow», no sea que les mejore el posicionamiento para más inri.

Afortunadamente, los medios de comunicación están quitándose las antiguas ataduras impuestas desde las redacciones impresas en un momento de convergencia. De hecho, es frecuente que las informaciones  publicadas en la web que se editan para las ediciones impresas de los diarios no provean enlaces para el enriquecimiento de la noticia, sin embargo en noticias elaboradas por las redacciones digitales sí que comienzan a disponer de ellos. Me refiero, por ejemplo, a la estupenda Revista de Webs de El País, donde la redacción trata de conformar una nota sobre qué se cuece en ese momento en la Red y, más concretamente, en la Blogosfera.

Pero podríamos profundizar un poco más. Fijándonos en artículos de economía, porque no sólo de tecnología vive el hombre, en la pieza informativa Las fortalezas de la banca española no hallaremos ni un solo enlace dentro del texto, mientras que en el artículo Las «lecciones» que enseña la economía española, según Financial Times sí que se nos ofrecen una buena cantidad de ellos que sirven para acotar, aclarar y contextualizar la noticia. Es decir, en el primer artículo, el medio de comunicación no ofrecía ningún tipo de apoyo para relacionar la noticia dentro de su contexto, a pesar de que exista un epígrafe «Si te ha interesado esta información, te recomendamos:» que sirve de apoyo al marco de la noticia, aunque imperceptible para los lectores; mientras que en el segundo se nos da una buena cantidad de ellos (internos, de acuerdo, pero enlaces). Tengo que aclarar que me he cerciorado de que el primer documento se publicó en la edición impresa del diario, mientras que el segundo, seguramente por el marco temporal, se realizó para la digital. Esto nos puede llevar a la conclusión que al tratarse de una noticia volcada desde el papel no disponga de los elementos enriquecedores que dan los enlaces, en cambio la segunda se realizó contando con posibilidades para añadir estos elementos.

Nos hallamos, por lo tanto, ante la transición definitiva de los medios que irán aceptando y empapándose del entorno en el que desarrollan sus actividades económicas. Son muchos los que se comienzan a revolver contra estas prácticas, la de no-enlazar, que no favorecen el feedback, pero que los medios aprovechan bajo el entorno 2.0 para posicionarse dentro de los buscadores. Los medios deberán aprender a adaptarse rompiendo otra barrera, la del miedo a lo ajeno, porque al final de cuentas ellos son los grandes generadores de contenidos de la Web y ante eso no van a encontrar rival. Y eso Google también lo sabe…

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La Web 2.0 y las revistas científicas, algunas reflexiones

Al hilo del resumen que realizamos sobre la mesa La Web 2.0 y las revistas científicas que tuvo lugar durante el 3rd International LIS-EPI Meeting en Valencia, me parece interesante destacar algunas conclusiones que personalmente extraje de lo allí expuesto. Desgraciadamente, por una cuestión de tiempo no pude llegar a compartir con los asistentes, aunque queda aquí la cuestión abierta por si algún lector quisiera participar.

Durante el debate de la mesa, quedó claro que los científicos no son especialmente participativos a la hora de realizar Ciencia cuando se les pone al alcance herramientas 2.0. De hecho, según afirmaba una asistente, desde la propia revista Nature se confesaba que se obtenía un mayor interés por su sección de Sala de Prensa, donde se había colgado una serie de vídeos, que en el resto de las secciones colaborativas. Por otro lado, se concluía que los científicos no parecían muy interesados en evaluar el trabajo de sus semejantes durante el desempeño del Open Peer Review y que los ratios de participación eran bastante modestos. Tras todo lo anterior, podemos llegar a la conclusión que:

  1. Los científicos se encuentran cómodos dentro del actual modelo comunicativo, a pesar de las críticas sobre los costes que deben de soportar las instituciones públicas a la hora de financiar los trabajos e incluso a publicarlos en las revistas.
  2. Los científicos no desean que sus trabajos se muestren de forma pública antes de su aceptación definitiva (Pensemos en los preprints). Obviamente, si un trabajo es rechazado, se puede intentar su publicación en otra revista con menor factor de impacto o donde seamos conscientes de que es posible su publicación por las circunstancias que sean.
  3. La evaluación del trabajo de los científicos todavía se fundamenta en la publicación (Publica o muere) en las revistas científicas y ponencias, por lo que mientras los evaluadores no contemplen otros indicadores para la baremación de la actividad científica, los investigadores no migrarán hacia otros modelos comunicativos más participativos y abiertos, aunque algunos realicen pequeños ensayos con ellos.

Por otro lado, la reflexión que realizó Isidro F. Aguillo en otra mesa del encuentro me pareció sumamente interesante al hilo de lo anteriormente expuesto. Aguillo abogaba por que los científicos mejorasen sus páginas web personales, que no se limitasen a pequeños currículums vitae con listados de sus publicaciones, clases impartidas y trabajos realizados; sino que se tornasen en sitios web mucho más dinámicos y abiertos a la participación. Es posible que el investigador estuviese pensando de forma indirecta en los blogs, lugares donde crear pequeñas reflexiones, demostrar conocimientos y establecer puentes hacia otros investigadores, así como la difusión de trabajos de forma más concreta.

En definitiva, que es posible que la Ciencia se fundamente en los conceptos 2.0 como Torres-Salinas considera, sin embargo el reconocimiento de un investigador científico por parte de sus iguales,todavía no llega por la vía de la Web 2.0. El networking y el reconocimiento todavía se realiza de forma completamente tradicional mediante la publicación de textos científicos y de revisión, la presencia en libros, la presentación de ponencias en los congresos, etcétera. Sí, la Ciencia dispone de fundamentos 2.0, como el crecimiento de forma colaborativa y de forma casi desinteresada, aunque lo de desinteresada merecería dejarlo en un aparte, pero obviamente todavía no se trata de las mismas escalas.

En cualquier caso, la presencia de la Ciencia en la Web 2.0, la Ciencia 2.0, serviría para reforzar ese sentimiento de comunidad abierta y desinteresada por el crecimiento del ser humano. Sería útil a la hora de tender puentes hacia la Sociedad que la apoya y la financia, en el establecimiento de redes de investigación, así como la localización de grupos de investigación con intereses semejantes. Es posible que quede un largo camino por recorrer, aunque es bastante probable que lentamente, con la llegada de nuevas generaciones, la brecha en la asimentría digital se vaya reduciendo.

Un comentario

La Web 2.0 y las revistas científicas

Invitados por la organización, los pasados 24 y 25 de septiembre asistimos a buena parte del 3rd International LIS-EPI Meeting dedicado a la Innovación en información. Tras las dos jornadas, comprobamos que efectivamente nos encontrábamos frente a unos workshops compactos, en los que las aportaciones de cada uno de los ponentes estaban hiladas con lo que  definía cada una de las mesas y lo que iba a seguir posteriormente en los debates. Sin embargo, de nuevo, los ponentes se entretuvieron en sus exposiciones y muy poco pudimos aportar los asistentes en un marco donde se produjeron reflexiones bastante interesantes y donde las temáticas abordadas, con un poco más de margen, hubiesen generado mucho más debate del que se produjo posteriormente.

Obviamente, una de las mesas que me despertaban mayor interés fue la dedicada a la proyección de la Web 2.0 hacia las revistas científicas. Javier Guallar comenzó su exposición introdujendo el desarrollo de los modelos comunicativos y de contenidos de los medios de comunicación desde los inicios de la Red hispana hasta la actualidad adoptando posiciones cada vez más 2.0. Lo cierto es que Guallar trató de condensar una excelente exposición previa, ya recogida y analizada por nosotros en el texto Los medios de comunicación impresos en la Red: Antecedentes y situación actual, dejando lo más novedoso de sus reflexiones hacia el final donde comentaba las experiencias desarrolladas por el comité y el equipo redactor de la revista de El Profesional de la Información en el blog de la revista, Zona de Notas, y su think tank Thinkepi.

Desde mi punto de vista, tal vez el ponente debió haber profundizado sobre los usos y el feedback recibido durante el periodo de desarrollo del blog, pionero según su consideración en el ámbito de las revistas científicas españolas, su acogida por parte del equipo de redacción y por los lectores de la revista, por ejemplo; o mucho más interesante aún el modelo de desarrollo de Thinkepi que ya comentamos en su día y su búsqueda de una viabilidad económica y un modelo de negocio interesante para sus editores.

Por su parte, Daniel Torres-Salinas trató de comparar el concepto de la Web 2.0 frente al modelo de comunicación y desarrollo científico estableciendo claras similitudes entre una y otra. De esta manera, para Torres, la Ciencia ya se fundamentaba sobre los pilares conceptuales de la Web 2.0, a saber, la comunicación y la generación de información entre los usuarios (Publicación de libros y artículos), la interacción entre los usuarios (Asistencia a congresos y seminarios) y la creación de comunidades (Los colegios invisibles).

Sin embargo, es curioso que si la Ciencia ya era 2.0, o se fundamenta sobre los conceptos que abanderó la Web 2.0, su modelo de comunicación e interacción no haya desarrollado toda su potencialidad tecnológica 2.0 dentro de la comunidad científica alrededor de las revistas. Para apoyar su aseveración, Torres-Salinas realizó un pequeño estudio mediante una selección aleatoria, de sitios web escogiendo para ello las revistas con mayor factor de impacto dentro de su ámbito científico, y se aventuró a estudiar sus características 2.0. Hay que señalar que desde el público se realizaron críticas sobre su metodología a la hora de elegir las cabeceras, sin embargo consideramos que al tratarse de una aproximación, los resultados no dejaron de ser curiosos. De este modo, el investigador descubrió que las revistas no habían realizado un gran despliegue a la hora de trasladar los modelos 2.0 en sus ediciones web y, si lo habían hecho, las iniciativas pasaban completamente desapercibidas puesto que los lectores no se mostraban interesados a interaccionar entre ellos.

Finalmente, Isabel Fernández y Elea Giménez introducían el concepto del Open Peer Review, según el cual los propios lectores de las revistas científicas evaluarían los originales enviados a una revista para su publicación. Debemos señalar que el Peer Review (o revisión entre pares) se fundamenta en la evaluación previa publicación de los textos enviados a las revistas por varios científicos donde se realizarían comentarios y observaciones a los editores de la publicación sobre la idoneidad a la hora de publicar los trabajos, así como comentarios a los autores para que los mejorasen.

El Peer Review ha sido criticado porque existe cierto sesgo a la hora de evaluar los trabajos, no se evita el oscurantismo y que los evaluadores puedan llegar a ser conscientes de quién ha publicado el trabajo. Sin embargo, la posibilidad del Open Peer Review que trata precisamente de evitar estas circunstancias también dispone de ciertas dificultades como la falta de actividad por parte de los lectores y autores de la revista a la hora de evaluar trabajos, así como aumentar el esfuerzo del editor en su publicación. Por otro lado, siempre queda la cuestión si nos enfrentamos a una revisión menos rigurosa que si la hiciesen varios científicos en vez de una comunidad de lectores y autores.

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La asimetría digital

Hace ya unos días que mi madre intentó explicarlos el "nuevo" invento de Google que era ni más ni menos su nueva enciclopedia, Knol. Como podéis imaginar mi madre no se ha acercado a un ordenador en su vida, si no fuese para limpiar la pantalla, ni creo que lo toque puesto que se ha negado en rotundo en numerosas ocasiones a pesar de que sus hermanos sí que se han lanzado a escribir correos electrónicos. Así que, como podéis imaginar, la explicación que me ofreci, tomada prestada de la radio sobre Knol, no fue lo más ajustada posible a la realidad. Obviamente, me quedé en silencio durante sus argumentaciones a pesar de sus preocupaciones sobre la conveniencia de la creación de una enciclopedia colaborativa y la autoridad que ésta podría dar respecto a los datos e informaciones que pudiese albergar. En fin, que os puedo asegurar que mi madre no lee mi blog, ni tampoco lo que voy escribiendo en papel y eso que sólo nos llevamos una generación.

Por otro lado, mi padre siempre se sintió un poco fascinado por mi destreza con los ordenadores. Vale, puede que mi nivel sea un poquito superior al de un usuario avanzado, pero soy plenamente consciente de que camino hacia la obsolescencia poco a poco. Es cierto, puedo acercarme a los nuevos fenómenos de la Red, el microblogging, las redes sociales, la promoción de noticias, etcétera; sin embargo os confesaré que siempre me queda el regusto de no estar utilizando completamente su potencial, como si fuesen más exprimibles de lo que yo realizo en ellas, aunque mi consuelo es que simplemente no dispongo del tiempo necesario y no puedo dedicarles ni todo mi esfuerzo ni mi interés. De hecho, recientemente se ha realizado el cálculo de cuánto tiempo se debería dedicar a la Web 2.0 para ser un usuario normal de estas herramientas y lo cierto es que no les puedo dedicar el mínimo de 8 horas semanales. ¡Ya me gustaría dedicárselo a mis aficiones!

Puede que se trate de una excusa de mal pagador, de alguien que camina hacia la obsolescencia gritando ¡paparruchas!, o simplemente que considere que mi blog es mi identidad digital en la Red y por ello lo potencio sobre otras cosas, sin tener la necesidad de contaminar mi presencia en ella sin nada más que lo que aquí recojo y publico, pero sin renunciar a mirar con curiosidad otros fenómenos de la Web 2.0, claro. Por supuesto que no renuncio a ser participativo, he roto lanzas en proyectos que me parecían interesantes y necesarios, pero obviamente no dispongo de todo el tiempo del mundo y para mantener algo que acabaré abandonando, es mejor no comenzarlo.

¿La obsolescencia terminológica pronto se convertirá en tecnológica? Indudablemente que una parte sí. Es probable que el año que viene o el próximo, cuando amaine esta crisis económica, aparezca un nuevo concepto o se desarrolle una nueva idea y que yo ya no sea captar su utilidad o descubrir su inutilidad, lo que es más grave. Sinceramente, espero que no se me escape, si existe y que no pierda la curiosidad. Pero, esto mismo ya está sucediendo a nivel empresarial y no puede ser detenido.

Francis Pisani nos pone sobre la pista de esta nueva Asimetría Digital donde los más jóvenes adoptarían las nuevas tecnologías y sus nuevos conceptos de forma más rápida que el resto. En su artículo, La dificultad de adaptarse a los cambios, nos describe la situación dada en Unilever donde Wendy Wilkes se desesperaba por la lentitud de su organización a la hora de adoptar las nuevas tecnologías. De hecho, ella lo describe como "shock tecnológico" puesto que no se les permitía usar ni MySpace, Facebook, Twitter o Skype. Afortunadamente, Wilkes escribió un correo a su jefe quejándose y abriéndole los ojos. La reacción de su superior distó mucho de ser airada, más bien al contrario, puesto que le encomendó un puesto nuevo: buscar aplicaciones (gratuitas, preferentemente) que se podría aplicar en la empresa.

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Metodología para la implementación de un blog corporativo externo

Ya se encuentra accesible a través de la página web de la revista El Profesional de la Información para su descarga, aquellos que dispongan de suscripción, el número 5, monográfico dedicado a la Información en la empresa correspondiente a los meses de septiembre-octubre de 2008. En este número colaboro con el texto Metodología para la implementación de un blog corporativo externo que confío os resulte de interés.

Lo cierto es que revisando el índice del monográfico, he de confesar que hay muchos textos que me llaman la atención, aunque puedo decir que el que no dejaré de leer es el siguiente por su marcado carácter 2.0: Presencia de la prensa digital española en la Web social: análisis de Menéame de Enrique Orduña y José-Antonio Ontalba.

Los textos publicados en este número son los que siguen:

  • Información en la empresa para innovar y competir – Antonia Ferrer
  • Estrategia empresarial y tecnologías de la información en la gestión del conocimiento técnico-documental. Estudio del caso Nuclenor
    – Pedro Solana-González y Daniel Pérez-González
  • Metodología para la implementación de un blog corporativo externo – Marcos Ros-Martín
  • Presencia de la prensa digital española en la Web social: análisis de Menéame
    – Enrique Orduña-Malea y José-Antonio Ontalba-Ruipérez
  • Modelo de servicio semántico de difusión selectiva de información (DSI) para bibliotecas digitales – Eduardo Peis, Enrique Herrera-Viedma, José-Manuel Morales-del-Castillo
  • Aplicación de arquitecturas peer-to-peer a la distribución de archivos audiovisuales – David Fernández-Quijada
  • La revolución de los medios informativos en internet. El caso de los contenidos económicos – Toni González-Pacanowski
  • Implantación de sistemas de información empresarial – Sabin Goitia, Sonia Sáenz-de-Lacuesta, Maitane Bilbao
  • Esade Guíame!: donde comienza la empresa bien informada – Cristina Català-Puigbò y Josep Soler-Teixidor
  • Géneros web: líneas de investigación – Michela Montesi
  • Complementos bibliométricos de Thomson Scientific en la Web: buenos, bonitos y gratuitos – Rafael Ruiz-Pérez, Evaristo Jiménez-Contreras, Emilio Delgado-López-Cózar
  • 20 años de Doc6. Entrevista a Adela d’Alòs-Moner – Javier Guallar y Sílvia Redondo
  • Online information conference 2007 – Tomàs Baiget y Fernanda Peset
  • Directory publishers looking over the fence – Toon Lowette
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Para evitar la infoxicación… ¡Impuestos!

Sobrecarga informativaTraspuesto me he quedado tras la lectura del texto de Dusty Horwitt dentro del Washington Post en su edición del pasado 24 de agosto. Bajo el título If Everyone’s Talking, Who Will Listen?, el abogado muestra su más sincera preocupación por lo que él denomina TMI (Too much information), aunque lo correcto hubiese sido utilizar el término Information Overload que fue trasladado al castellano por Alfons Cornella como Infoxicación.

En el artículo, del que me voy a ahorrar las valoraciones, Horwitt nos relata su desazón frente a la saturación que le provoca la cantidad de información que recibe cada día a través de distintos terminales electrónicos. Su forma de exponer su preocupación pasa por la realización de un comentario sobre las audiencias de los medios de comunicación en Estados Unidos que se encuentran estacionarios respecto a los años 80, aunque con tendencia a la contracción respecto al público que disponían hacía sólo unos años. Mientras tanto pasa analizar las audiencias de los blogs y de distintos sitios web, lamentándose de la fragmentación de contenidos y de las audiencias que estos están provocando dentro de la sociedad americana. Así, según su criterio, el impacto de los anuncios políticos o de otra índole que se realizan en los medios actualmente alcanzan a menos personas y se deben realizar con mayor intensidad que en épocas precedentes, ante lo que el autor declara que su interés pasa por el fortalecimiento de la democracia en la era de la infoxicación.

De este modo, realizando una crítica al consumo energético que se realiza por culpa de los ordenadores, considera adecuado que se promulgue un impuesto que grave la generación de información por parte de blogs, sitios webs, ordenadores y algunas televisiones por cable. De este modo, el coste para la generación de información sería mayor, ahuyentando de esta manera a aquellos que inundan a la sociedad con ella, mientras que se fortalecería a los medios de comunicación tradicionales como vehículos de la información de calidad.

¿Habremos encontrado a un detractor de la Web 2.0?

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¿La Web 2.0 se torna clasista?

Portada de la revista Time sobre la Web 2.0

No cabe la menor duda de que los nuevos proyectos de Internet, amparados bajo la etiqueta Web 2.0 y fundamentalmente dispuestos para la participación de sus usuarios, se han convertido en motores del cambio de la filosofía y del reverdecimiento de la Red tras la caída en desgracia de las «Empresas.com» que fracasaron a principio de esta década.  De este modo, de los blogs, pequeños diarios digitales publicados en la Red, se evolucionó hacia las redes de blogs comerciales e incluso los medios de comunicación ven con buenos ojos la implantación de estas plataformas de comunicación dentro de sus sitios webs como un servicio de valor añadido a sus lectores. Además, de los wikis -unas herramientas muy interesantes que todavía no han despertado todo su potencial- han surgido proyectos cumbre como la Wikipedia, además de otras enciclopedias participativas como Knol o Citizendium; también los servicios de publicación y alojamiento de elementos audiovisuales – YouTube o Flickr- son intensamente usados por los internautas y asaltados continuamente por los medios de comunicación como modelo de futuro, búsqueda de rarezas, así como denuncia ante la supuesta ilegalidad de difusión de contenidos. Así pues, parece que tras la «Burbuja.com» Internet está comenzando a ser diseñada  pensando en las necesidades comunicativas y de ocio de sus usuarios, y tras esa fiebre 2.0 comienza a ser necesaria una reflexión alrededor de la importancia de los proyectos desarrollados, el alcance de su autoridad y su explotabilidad comercial.

El concepto de la Web 2.0, aquel donde las personas de forma individual generaban los contenidos -que se encontraba perfectamente ilustrado en la portada de la revista Time en la que el usuario se convertía en el Personaje del Año para esta publicación- en la que eran los ciudadanos los que realmente controlaban la Sociedad de la Información, parece desvanecerse lentamente. Mientras algunos proyectos comienzan a crecer y obtener cierta relevancia, se confirma que algunas ideas son viables y rentables desde un punto de vista comercial, alejándose del romanticismo inicial de que cualquier persona tiene algo que decir y puede compartir sus conocimientos de tú a tú con el resto de la comunidad que lo conforman.

El ejemplo de los modelos de desarrollo de contenidos dentro de la Web 2.0 como se realiza dentro de la Wikipedia o de Knol, la enciclopedia desarrollada por Google, podrían parecer contrapuestos en un principio, aunque es posible que se vayan acercando a lo largo del tiempo en su filosofía. De esta manera, si la Wikipedia se fundamenta primordialmente en la contribución anónima, los usuarios que modifican el contenido nunca pueden reclamar la autoría de éste, así como no deben esperar una remuneración por el trabajo desarrollado; Knol confía su desarrollo precisamente de la forma contraria, permitiendo que los contenidos vengan firmados por el autor y éste obtiene ingresos a través de la publicidad insertada dentro de los textos.

Mucho más prematura, la Wikipedia ya sea convertido en una de las enciclopedias on-line más utilizadas y fiables por todo tipo de usuarios, tanto por estudiantes de cualquier nivel como por los medios de comunicación generalistas a la hora de elaborar sus informaciones. Su influencia es tal que, en general, sus textos suelen situarse en los primeros puestos de los resultados en los buscadores de Internet y los bloguers suelen gustar de enlazar sus entradas como referencia en sus textos por su continua evolución y modificación. Sin embargo, el avance de un proyecto de estas características no ha podido salvarse de ni de las críticas ni de las polémicas en cuanto gestión y desarrollo, tanto es así que incluso su co-fundador, Larry Sanger, decidió lanzar otra enciclopedia colaborativa de nombre Citizendium donde no se pudiesen editar los artículos de forma anónima y en la que se estableciese una serie de jerarquías dependiendo de los méritos intelectuales de los usuarios.

Jimmy Wales y el cambio en la Wikipedia

Existen estudios que afirman, apoyándose en la regla del 1%, que la Web 2.0 es menos democrática de lo que se considera, puesto que la creación y moderación de contenidos se fundamenta en las aportaciones de una parte muy pequeña de su comunidad, que se establecerían dentro de una jerarquía orgánica dentro de la Wikipedia o incluso de forma  caótica como en Digg. Trasladado al extremo, Knol ya no representaría fundamentalmente el contenido, sino más bien en el continente, puesto que podríamos encontrarnos con distintos artículos de una misma temática, abordados de forma completamente distinta y por distintos autores. Más allá de una enciclopedia al uso, nos encontraríamos con un contenedor de informaciones que funcionaría a través de la promoción personal estableciendo expertos dentro de ella y fomentándolos en detrimento de otros.

Esto mismo es lo que está comenzando a suceder dentro de la Wikipedia. Dentro de la enciclopedia en su versión alemana, sus administradores se están planteando la creación de una jerarquía de usuarios que aprobarían las modificaciones y las adiciones de contenido antes de su publicación. Esto contraviene el funcionamiento original de la misma Wikipedia, puesto que hasta ahora los cambios se tornaban en visibles de forma instantánea y transparente pudiendo ser en cualquier momento revertidos si la publicación sufría sabotaje. Sin embargo, esto es un paso más hacia el cambio filosófico de la Wikipedia puesto que un grupo designado de usuarios serían los que dispusiesen de la potestad de publicar los contenidos, por lo que la cultura participativa completamente abierta de la misma se vería comprometida.

¿Estaremos vislumbrando el fin de la Web 2.0 tal y como la hemos conocido?

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