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Etiqueta: Web 2.0

¿La Web 2.0 se torna clasista?

Portada de la revista Time sobre la Web 2.0

No cabe la menor duda de que los nuevos proyectos de Internet, amparados bajo la etiqueta Web 2.0 y fundamentalmente dispuestos para la participación de sus usuarios, se han convertido en motores del cambio de la filosofía y del reverdecimiento de la Red tras la caída en desgracia de las «Empresas.com» que fracasaron a principio de esta década.  De este modo, de los blogs, pequeños diarios digitales publicados en la Red, se evolucionó hacia las redes de blogs comerciales e incluso los medios de comunicación ven con buenos ojos la implantación de estas plataformas de comunicación dentro de sus sitios webs como un servicio de valor añadido a sus lectores. Además, de los wikis -unas herramientas muy interesantes que todavía no han despertado todo su potencial- han surgido proyectos cumbre como la Wikipedia, además de otras enciclopedias participativas como Knol o Citizendium; también los servicios de publicación y alojamiento de elementos audiovisuales – YouTube o Flickr- son intensamente usados por los internautas y asaltados continuamente por los medios de comunicación como modelo de futuro, búsqueda de rarezas, así como denuncia ante la supuesta ilegalidad de difusión de contenidos. Así pues, parece que tras la «Burbuja.com» Internet está comenzando a ser diseñada  pensando en las necesidades comunicativas y de ocio de sus usuarios, y tras esa fiebre 2.0 comienza a ser necesaria una reflexión alrededor de la importancia de los proyectos desarrollados, el alcance de su autoridad y su explotabilidad comercial.

El concepto de la Web 2.0, aquel donde las personas de forma individual generaban los contenidos -que se encontraba perfectamente ilustrado en la portada de la revista Time en la que el usuario se convertía en el Personaje del Año para esta publicación- en la que eran los ciudadanos los que realmente controlaban la Sociedad de la Información, parece desvanecerse lentamente. Mientras algunos proyectos comienzan a crecer y obtener cierta relevancia, se confirma que algunas ideas son viables y rentables desde un punto de vista comercial, alejándose del romanticismo inicial de que cualquier persona tiene algo que decir y puede compartir sus conocimientos de tú a tú con el resto de la comunidad que lo conforman.

El ejemplo de los modelos de desarrollo de contenidos dentro de la Web 2.0 como se realiza dentro de la Wikipedia o de Knol, la enciclopedia desarrollada por Google, podrían parecer contrapuestos en un principio, aunque es posible que se vayan acercando a lo largo del tiempo en su filosofía. De esta manera, si la Wikipedia se fundamenta primordialmente en la contribución anónima, los usuarios que modifican el contenido nunca pueden reclamar la autoría de éste, así como no deben esperar una remuneración por el trabajo desarrollado; Knol confía su desarrollo precisamente de la forma contraria, permitiendo que los contenidos vengan firmados por el autor y éste obtiene ingresos a través de la publicidad insertada dentro de los textos.

Mucho más prematura, la Wikipedia ya sea convertido en una de las enciclopedias on-line más utilizadas y fiables por todo tipo de usuarios, tanto por estudiantes de cualquier nivel como por los medios de comunicación generalistas a la hora de elaborar sus informaciones. Su influencia es tal que, en general, sus textos suelen situarse en los primeros puestos de los resultados en los buscadores de Internet y los bloguers suelen gustar de enlazar sus entradas como referencia en sus textos por su continua evolución y modificación. Sin embargo, el avance de un proyecto de estas características no ha podido salvarse de ni de las críticas ni de las polémicas en cuanto gestión y desarrollo, tanto es así que incluso su co-fundador, Larry Sanger, decidió lanzar otra enciclopedia colaborativa de nombre Citizendium donde no se pudiesen editar los artículos de forma anónima y en la que se estableciese una serie de jerarquías dependiendo de los méritos intelectuales de los usuarios.

Jimmy Wales y el cambio en la Wikipedia

Existen estudios que afirman, apoyándose en la regla del 1%, que la Web 2.0 es menos democrática de lo que se considera, puesto que la creación y moderación de contenidos se fundamenta en las aportaciones de una parte muy pequeña de su comunidad, que se establecerían dentro de una jerarquía orgánica dentro de la Wikipedia o incluso de forma  caótica como en Digg. Trasladado al extremo, Knol ya no representaría fundamentalmente el contenido, sino más bien en el continente, puesto que podríamos encontrarnos con distintos artículos de una misma temática, abordados de forma completamente distinta y por distintos autores. Más allá de una enciclopedia al uso, nos encontraríamos con un contenedor de informaciones que funcionaría a través de la promoción personal estableciendo expertos dentro de ella y fomentándolos en detrimento de otros.

Esto mismo es lo que está comenzando a suceder dentro de la Wikipedia. Dentro de la enciclopedia en su versión alemana, sus administradores se están planteando la creación de una jerarquía de usuarios que aprobarían las modificaciones y las adiciones de contenido antes de su publicación. Esto contraviene el funcionamiento original de la misma Wikipedia, puesto que hasta ahora los cambios se tornaban en visibles de forma instantánea y transparente pudiendo ser en cualquier momento revertidos si la publicación sufría sabotaje. Sin embargo, esto es un paso más hacia el cambio filosófico de la Wikipedia puesto que un grupo designado de usuarios serían los que dispusiesen de la potestad de publicar los contenidos, por lo que la cultura participativa completamente abierta de la misma se vería comprometida.

¿Estaremos vislumbrando el fin de la Web 2.0 tal y como la hemos conocido?

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A vueltas con «La responsabilidad sobre el contenido que generan los usuarios en la Internet colaborativa»

Me solicita Jorge Franganillo que refunda y ordene mis aportaciones a su texto La responsabilidad sobre el contenido que generan los usuarios en la Internet colaborativa a lo que me he lanzado gustosamente descubriendo que mi estilo a través del correo electrónico no es ni lo suficientemente organizado ni lo expositivo que me hubiese deseado. En cualquier caso, os dejo aquí mis reflexiones para vuestro disfrute, ahora sí, un poco más ordenadas.

El debate que nos propone Jorge Franganillo es sempiterno y reverdece cada vez que a la Blogosfera se le propone un nuevo intento de regulación. Pero, aunque aparentemente esta regulación tenga nombre y apellidos (los blogs), no es difícil imaginar que los tentáculos reguladores se extenderán a otros ámbitos de la Web Colaborativa una vez que la Blogosfera haya sido normalizada. Imagino que el profesor ha estado al tanto de la propuesta de la Unión Europea de crear un registro de blogs que levantó la liebre para la generación de una nueva polémica más con sus réplicas y contrarréplicas sobre la regularización blogosférica en las que no vamos a entrar en detalle.

Sin embargo, lo que no debe obviarse es que la crítica a un ente informe, que no atiende a una organización lógica, ni a unas reglas establecidas, que no puede atribuirse a un único colectivo, que es infinito y cuya definición es difícil de establecer; desconcierta tanto a los poderes políticos, empresariales y mediáticos que se ven impotentes a la hora de conseguir meterlo en cintura. Pero que nos recuerda que la generación de contenidos dentro del Web es uno de los temas más apasionantes y más interesantes que se vienen desarrollando actualmente.

Por ejemplo, que una persona, sea cuales sean sus características, pueda considerarse como una fuente de información fiable y fidedigna sobre un tema en la Web, ¿recordamos el reciente premio Ortega y Gasset a una bloguer cubana?, se encuentra al orden del día y son los propios medios de comunicación los que ensalzan y defienden esas voces en aras de la libertad de expresión. Sí, es cierto que podríamos partir en nuestra crítica considerando que el 80% de lo que se publica en Internet es basura o poco relevante, pero atendiendo a los mismos criterios editoriales, mucho de lo que se publica en papel bien pudiera ser considerado (Sin ánimo de ofender) de poco interés o relevante.

Siguiendo el razonamiento anterior, profundizando en nuestra crítica, podríamos aseverar que Internet está lleno de Geeks, que en Digg, una web colaborativa ideada para la publicación y votación de noticias, sólo se promocionan noticias Techies, pero sólo nos quedaríamos con una visión residual de lo que está sucediendo realmente dentro de la Red. De hecho, existen estudios que demuestran que mientras Digg estuvo consolidando y aumentando su audiencia, sí que se enviaban una gran mayoría de contenidos informáticos o relacionados con las nuevas tecnologías, pero también es cierto que esa tendencia ha cambiando hoy en día y que esta web de promoción social de noticias se encuentra ampliando el espectro de las informaciones que se votan dentro de ella.

Así pues, nos hallamos en un escenario en la que los blogs se han erigido en algunos casos como medios de comunicación realmente capaces de llegar allí donde los media tradicionales no llegan por intereses económicos, comerciales o ideológicos. Sobre este hecho, es paradigmático el caso de la blogosfera política americana, considerada influyente, apasionada y un referente a la hora de informarse en aquel país sobre su política y su situación actual.

También hay que tener presente que la mayoría de los blogs no tienen el objetivo de alcanzar grandes audiencias, que se conforman con el público que puedan llegar a obtener. En el caso que nos toca, la biblioblogosfera, ese público sería muy restringido, pero al mismo tiempo se convierten en lugares que son capaces de generar información a su público objetivo que es considerada relevante y que no podría ser distribuida de otra forma. Como podéis suponer, en el caso del resto de blogs, cuál sea ese público y la forma en que se realice el mensaje ya es otra historia.

En cualquier caso, retomando el tema desde el que nace este texto, el del control de contenidos ofensivos, insultos y denuncias infundadas; desgraciadamente, como en la vida analógica, se parece obviar que dentro de Internet existen buenas y malas iniciativas, buenos y malos comportamientos, y que se conjuga la censura y libertad de expresión al mismo tiempo sin que exista necesariamente un órgano regulador.

No negaremos que Internet dispone de zonas hostiles y reprochables, mas acusar a la Blogosfera de Infoxicación, siguiendo el criterio de la UE para controlarla, se antoja ridículo. Estoy de acuerdo en que los blogs deben de autorregularse, y aunque no lo parezca lo hacen, siguiendo unas normas que se dicta cada uno atendiendo a las buenas maneras, que precisamente se ajustan a los usos sociales establecidos, por lo que intentar reglamentar la forma en la que se publican contenidos desde una instancia superior no lo considero como lo más idóneo. Sin ir muy lejos, un ejemplo de la regulación que llevan a cabo los bloguers la puedo aportar yo mismo, cuando hace un tiempo exponía algunos problemas surgidos dentro de mi blog respecto a algunos comentarios que me había obligado a retirar.

Por otro lado, algo que considero capital en este debate, es el hecho de que no podemos obviar que la autoridad en Internet, y fuera de ella, no es un valor que cada uno se otorga así mismo, sino que dan los demás. Es decir, la autoridad la dan los lectores y seguidores de cada sitio web, así como la consideración de si un sitio web puede ser confiable o no. Por ejemplo, tratar de asignar el mismo valor informativo al blog de Enrique Dans (O el de José Luis Orihuela) que al mío (El Documentalista Enredado), por poner un ejemplo, es una desfachatez puesto que las escalas de autoridad dentro y fuera de la red son simplemente ridículas.

Otro ejemplo de Web 2.0 que otorga cierto margen a la autorregulación es la propia Wikipedia. Esta enciclopedia colaborativa dispone de sus propios mecanismos para evitar su sabotaje y moderación, a través de la figura de los famosos bibliotecarios que, como no podría ser de otra manera, tampoco pueden escapar de la polémica ante la ejecución de criterios distintos a la hora de aprobar, editar o restringir contenidos o simplemente reciben críticas ante la falta de ellos. Sin embargo, tampoco es de recibo atacar la Web 2.0 considerando que se trata de una dictadura de los idiotas o que Google nos vuelve estúpidos, en mi opinión son planteamientos que tratan de censurar un movimiento que no puede detenerse.

Por todo ello, considero que el vandalismo y las malas maneras dentro de la web deben mejorarse, sí, pero a través de la educación y la enseñanza del buen uso de las herramientas disponibles en Internet y sus infinitas posibilidades. La Educación 2.0 trataría precisamente de alfabetizar digitalmente, enseñando a aquellos que no pueden acceder a la Web por los recursos de sus familias, pero también enseñando educación dentro de Internet, qué es lo que se puede hacer y qué no, pero a través de la formación jamás de la censura.

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Argumentos a favor de Documenea

Permitidme que rompa una lanza a favor de uno de los proyectos 2.0 lanzados para los profesionales de la información y que hasta este momento no le había dedicado ni el tiempo ni la reflexión que se merece. Concretamente, me refiero al sitio web para la promoción de noticias de Biblioteconomía y Documentación, Documenea, del que ya hablé más detalladamente dentro de la actividad Comunidad de Prácticas Comunidad 2.0 y que me da la impresión que está pasando completamente desapercibido dentro de nuestro colectivo.

Me resulta singular que durante este año tan 2.0, en el que se está abordando desde mesas redondas, congresos, cursos y actividades varias relacionadas con el mundo de la Web Social, no parece que el mensaje «Sé participativo» esté calando realmente dentro de nuestro colectivo. Es posible que el caso de Documenea tenga que ser cocinado más lentamente, por su idea y concepción, sin embargo considero que este sitio web es un entorno válido para abordar temas relacionados con la actualidad no sólo para profesionales de la información, sino también para otros colectivos interesados, así como dar a conocer la realidad bibliotecaria hispana a través de la promoción social de noticias.

Recuerdo perfectamente que, cuando lanzamos el portal El Documentalista Enredado (sitio web del que es deudor este blog), disponíamos de una sección denominada Noticias donde nos encargábamos de publicar lo más interesante que se publicaba en los medios de comunicación social respecto a las Bibliotecas y la Documentación. Obviamente, se trataba de una actividad de Corta & Pega que, aunque permitía realizar comentarios, nunca nos satisfizo porque el retorno por parte de nuestros usuarios era prácticamente inexistente.

Teniendo presente que nuestro portal era puramente 1.0 (si queréis), ya que un editor decidía qué noticias eran interesantes y cuales no lo eran a la hora de publicarlas en la web, esto se alejaba mucho de la idea de actividad colaborativa que pregona la Web 2.0 y que la concepción del filtrado social de noticias puede cubrir perfectamente. De este modo, es en Documenea donde la comunidad decide qué noticias son relevantes o no, a la vez que las enriquece con sus propias aportaciones. Lo cierto es que hubiese sido deseable que los profesionales de la información se hubiesen lanzado a apoyar un proyecto de estas características, pero imagino que la impresión de sus administradores es un tanto agridulce ya que, a pesar de tener una buena cantidad de usuarios dados de alta, son muy pocos los que participan activamente.

También es una lástima que Documenea no se haya convertido aún en un lugar de promoción de noticias en el que la actualidad burbujee por los cuatros costados. Por ejemplo, la situación de los bibliotecarios de Oviedo la descubrí a través de un blog afectado y no a través de esta web, mientras que la noticia que denunciábamos la semana pasada sobre la situación de las bibliotecas valencianas la descubrí de forma azarosa realizando una consulta a una base de datos en el lugar donde trabajo. Curiosamente, la noticia sobre la falta de fondos para las bibliotecas valencianas sí que fue enviada para su publicación en Documenea, sin embargo la comunidad no la consideró relevante y ni siquiera llegaron a la portada(!) puesto que los usuarios no la votaron suficientemente.

Debemos tener presente que Documenea no es sólo un lugar para promocionar noticias (o para realizar actividades SEO), también debe de seguir de hilo conductor para el establecimiento de debates completamente necesarios para una profesión madura y asentada, que no huye de sus problemáticas y que ve en las dificultades del otro las suyas propias porque a todos, al fin y al cabo, alcanzan. Es ahí donde deberían realizarse los debates encendidos que se producen en Iwetel sobre noticias de actualidad y que muchos no alcanzamos a percatarnos por nuestros ya abigarrados correos electrónicos.

En cualquier caso, Documenea también debe de demostrar cierta progresión y considero que ya va siendo necesaria la actualización del CMS, si está disponible, al menos para aprovechar las mejoras desarrolladas por el equipo de Menéame sobre el que esta plataforma se asienta. Por otro lado, también me parecen un tanto sangrantes algunos problemas de configuración del sistema, porque donde debería decir Documenea señala Menéame (Por ejemplo en los feeds) lo que puede llegar a producir confusión a sus usuarios menos avanzados.

En definitiva, que mucho trabajo queda por hacer tanto desde el punto de vista de los administradores como de su comunidad, pero no deberíamos permitirnos el lujo de dejar languidecer una iniciativa muy interesante y necesaria. Puesto que si un proyecto de este calibre fracasa, otras como, por ejemplo, una wikipedia bibliotecaria podrían correr la misma suerte a lo largo del tiempo. Personalmente, me muestro dispuesto a aumentar mi actividad dentro de esta web siempre que mis otras preocupaciones me lo permitan, esperando que la actividad que desarrollamos y apoyamos evolucione en el tiempo, al mismo tiempo que nos damos a conocer dentro de la sociedad a la que servimos y desarrollamos nuestra actividad.

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Desarrollo de contenidos en la Sociedad de la Información

Al igual que Marcos, tuve la ocasión de participar la semana pasada en el 6º Curso de Edición – Sociología en la Literatura de la UNED de Valencia.

En mi ponencia Desarrollo de contenidos en la Sociedad de la Información, que podéis ver a continuación, quise plasmar desde un punto de vista personal los cambios significativos que se han producido en Internet en los últimos años y la influencia de la Web 2.0 en dicha evolución.

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Folksonomías, marcado social y filtrado social de noticias

Sinceramente, espero que los contenidos os resulten de interés.

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¿Realmente hemos aprendido lo que es la Biblioteca 2.0?

Ya se cumple un año desde que se presentó en sociedad un término un tanto difuso que alguien osó en denominar como Biblioteca 2.0. Hace un año que desde el Sedic se organizó la mesa redonda dentro del congreso del Fesabid, Los blogs en la biblioteca 2.0, y desde la misma organización nos urgen, a aquellos que formamos parte de aquella mesa, para que dediquemos unas líneas a los nuevos avances que hemos hecho, o hemos detectado, en torno a este y poder de este modo hacer balance.

Como es habitual en mí, me veo incapacitado para reducir a unas pocas líneas lo que he vivido y lo que considero sobre este tema. Por lo que saltándome la invitación del Sedic, les sugiero que, si así lo consideran oportuno, que extracten aquello que merece la pena de este texto, porque es imposible que esta reflexión pueda quedarse en unas meras líneas.

Fue Paul Miller el que propuso una definición simplista, a la vez que muy gráfica, de la Biblioteca 2.0 que se reduciría a la fórmula "Web 2.0 + Biblioteca = Biblioteca 2.0". En muchos aspectos, esto es tremendamente reduccionista sobre todo lo que se ha escrito, hablado y opinado sobre este tema, como si se dejase a la Biblioteca 2.0 reposar sobre los aspectos tecnológicos, o más bien en las herramientas informáticas –Claro que esto no es siempre así-.

Los términos blogs, wikis, sindicación de contenidos, folksonomías o redes sociales parecen estar cosidas a la Biblioteca 2.0 como si ésta fuese un conglomerado de todas ellas y que no hubiese nada más detrás,. Aventurándose a definirla sobre estos soportes. Craso error.

Leyendo el libro de Michael E. Casey y Laura C. Savastinuk, Library 2.0 – A Guide to Participatory Library Service, del que realizaré una reseña en breve, tengo la sensación que algo se ha ido perdiendo lentamente en el camino. Ya lo advertía Álvaro Cabezas en su definición Qué es la biblioteca 2.0, si el usuario es el centro sobre el que la biblioteca ha de moverse, qué hemos estado haciendo durante el último siglo. Si la Biblioteconomía moderna se cimenta sobre el servicio al usuario, qué es lo que ha sucedido.

Ha pasado que a la biblioteca le ha salido un magnífico competidor, ante el cual no dispone de armas y ante el que debe considerar: "Si no puedes vencerle, únete a él". Si las Bibliotecas garantizaban el acceso a la cultura y a la información de forma gratuita o con un coste muy bajo para sus usuarios gracias a la Red y Google, dónde se colocan cuando la información es percibida de forma ubicua, cómo moverse cuando los usuarios consideran que no son necesarias para acceder a la información -Un razonamiento reduccionista, lo sé, pero quiero ir un poco más allá-.

Dídac Margaix en su artículo introductorio, Conceptos de web 2.0 y biblioteca 2.0: origen, definiciones y retos para las bibliotecas actuales, y fundamentalmente desarrollado en la explicación de servicios y conceptos de la Web 2.0, señalaba las distintas conceptualizaciones sobre la que distintos autores han incidido a lo largo del tiempo. Algunos han subrayado la tecnología, mientras que otros buscan la innovación como puente seguro en el camino 2.0 que deben adoptar las tecnologías. Margaix nos ofrece un artículo destinado a descubrir conceptos y tecnologías y apenas le queda un resquicio para el carácter no tecnológico de la Biblioteca 2.0 y sobre el que se fundamenta el libro de Casey:

¿Y los servicios no virtuales? Se podría habilitar un espacio en la biblioteca para el bookcrossing entre los usuarios o realizar alfabetización informacional en herramientas de la web 2.0.

De hecho, leyendo el monográfico del mes pasado de la revista El Profesional de la Información dedicado a la Innovación en las Bibliotecas Públicas, encuentro infinidad de elementos que bien podrían estar inspirados en la Biblioteca 2.0. Sin ir muy lejos, y abriendo fuego, el estupendo artículo de Roser Lozano-Díaz, Innovación en bibliotecas públicas: algo nuevo, algo útil, algo de calidad, donde se nos ofrece una muy interesante reflexión que todo Bibliotecario 2.0 ha de tener presente antes de lanzarse a adoptar herramientas 2.0:

La innovación exige en primer lugar tener la conciencia de que aquello que pretendemos llevar a cabo va a ser útil realmente para la biblioteca pública, y en segundo lugar significa poseer la capacidad de saber transportar las ideas del campo imaginario o ficticio al de las realizaciones e implementaciones.

Por tanto, no se trata de tener que "inventar por inventar", elaborar teorías, ni tan sólo significa que tenga que ser proyectos asociados a un proceso de I+D o que impliquen una amplia base tecnológica. Incluso podemos hablar de innovación cuando aplicamos un nuevo método organizativo, transformamos las prácticas internas, la cultura organizacional, el sistema de trabajo, iniciamos el trabajo con calidad, etc.

En definitiva, en la biblioteca pública como en cualquier otra institución de servicios, la innovación debe ser siempre una actitud organizacional, una capacidad que debe impregnar al personal y estar presente en su cultura, en su estructura y forma de trabajar y todas las interacciones ya sean internas o externas.

Es decir, no debemos de caer en la terminología de marketing condenado a extinguirse. Durante estos años de evolución, de blogs hemos pasado a hablar de wikis, de wikis a redes sociales, de las redes sociales pasamos al microblogging, ¿cuál va a ser el próximo paso? ¿Debe una biblioteca adoptar cada una de las herramientas que surgen para, pasado un año, estar demodé?

¿Es posible la Biblioteca 2.0? Por supuesto, no me cabe la menor duda, y encontramos nuestro máximo exponente en Musquiz donde Fernando Juárez nos invita a reflexionar sobre las aplicaciones disponibles en la Web y su aplicación a una pequeña biblioteca municipal. Fernando, con el cual estamos pasando una semana tremendamente divertida en la Comunidad de Prácticas, es el máximo referente de que desde una relación de abajo-abajo, biblioteca a biblioteca, se pueden obtener grandes resultados, creando redes interrelacionadas con bibliotecas cercanas. Por supuesto que Fernando no lo suele transmitir así, él es un funcionario y según su razonamiento tiene que trabajar lo menos posible, pero esto es completamente falso puesto que siempre le está buscando aplicaciones prácticas a su centro de información en cuanto descubre un nuevo juguete 2.0. Por ejemplo, aún recuerdo cuando me envió un correo electrónico inquiriéndome sobre la utilidad de las Redes Sociales, algo que muchos documentalistas todavía no se han acercado siquiera debido al muy bajo porcentaje de ellos dados de alta. En cualquier caso, leed su artículo Tecnología, innovación y web social: el valor de la dimensión en la biblioteca pública. El caso de la biblioteca de Muskiz y descubriréis cuánto nos queda por aprender.

A modo de resumen, indicaros que la Biblioteca 2.0 no es tecnología, nunca lo fue. La tecnología ha de servirnos para innovar, pero no debemos subyugarnos a ella. Cada centro de información tiene una población a la que atender, con sus propias características que evoluciona muy rápido. Lejana queda la figura del bibliotecario sentado en su mostrador esperando despachar libros sin mayor oficio que éste. Hoy en día, el bibliotecario debe estar al día, leyendo y aprendiendo, hablando con sus colegas, tratando de construir cosas juntos. Aquel que no ha leído en el último año un libro, un artículo (¿un blog?) sobre la gestión de la información, la biblioteconomía o cualquier temática relacionada está cayendo en la obsolescencia de una forma completamente acelerada.

En definitiva, la Biblioteca 2.0 no es tener un blog, es hacer blogging, no es estar dado de alta en una Red Social, es trabajarla, no es tener una cuenta en la Wikipedia, es ser un Wikipedista… No permitáis que los árboles no os permitan ver el bosque. Sentaos al lado de un árbol, tomad aire y mirad el paisaje. Pensad qué os gustaría llevaros con vosotros para adornar vuestra casa pero no lo arranquéis. Entendedlo, plantadlo y regadlo y no os asustéis si descubrís una especie nueva que no estaba allí la última vez que paseásteis en él. Seguramente, descubriréis la mejor manera de poder llevárosla a casa.

Suerte durante este año.

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La obsolescencia de los medios impresos cuando hablan de la Web

Qué injusta la tiranía de la Web que a nadie espera, cuando te quieres dar cuenta eres un producto en extinción, tú que fuiste en su momento adalid de la innovación, admirado y conocido por todos, eres rápidamente sustituido, sin remilgos, condenado por el paso del tiempo o en este caso de los bits. Es bien conocido aquello de que publica o muere, la espada de Damocles de todo científico y, porqué no, bloguer. Pero, esa rápida obsolescencia, trae consigo algunos efectos colaterales, indeseados en la mayoría de los casos. Aquellos que te consideran referente, dan un traspiés, condenados por el ritmo de publicación del papel, un ejemplo lo sufrimos en la Biblioblogosfera y otro lo descubrí este mes.

El presente número de la revista PC Actual nos ofrecía un enésimo especial sobre la Web 2.0, ese conjunto cada vez más difuso de aplicaciones y plataformas con varios fines, aunque siempre de bordes redondeados. Este mes nos invitaba a visitar distintas webs innovadoras, a descubrir con los ojos maravillados proyectos que se fundamentaban en la Web Social, otorgándole nuevas perspectivas y potencialidades.

Sin embargo, esta vez lo rompedor se convirtió en obsoleto justo cuando la publicación entraba en máquinas, ya que la página dedicada al proyecto de Fernando Plaza, Compareblogs, ofrece actualmente el resultado de un proyecto que ha pasado a mejor vida, y cuidado que se asemeja a un link-farm, esperando quizá una segunda oportunidad.

Sí, las publicaciones impresas parecen buenos vehículos para el asentamiento de conocimientos y hechos demostrados, como las monografías lo fueron respecto a las revistas en su momento. La cuestión es si actualmente las revistas deberían correr esa misma suerte frente a elementos mucho más dinámicos presentes en la Red hoy en día.

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