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La labor documentalista en el ámbito cientí­fico

Dentro de las diferentes salidas profesionales a las que podemos optar los titulados en Biblioteconomía y Documentación, la opción de documentalista es quizá la más desconocida. Aunque existen tareas comunes y paralelismos con el trabajo de un bibliotecario o de un archivero, gracias a nuestra formación, conocimientos y competencias, como documentalistas podemos llegar a realizar tareas completamente alejadas de las atribuidas tradicionalmente a nuestra profesión.

Este desconocimiento ha ocasionado que los profesionales de la información que hemos ido forjando nuestro camino como documentalistas tengamos que demostrar constantemente cuáles son nuestras capacidades, qué tareas somos capaces de desempeñar, cuál es nuestro valor en una empresa o institución pública. Pero no es fácil justificar nuestro puesto de una manera tangible y valorarla de forma cuantitativa, por lo que el departamento de documentación suele ofrecer una imagen de "saco sin fondo" a la hora de sopesar gastos y beneficios en la empresa: el resultado siempre es deficitario.

Es cierto que en determinados sectores los documentalistas llevan ya mucho tiempo desarrollando su labor, como en el caso de la documentación en los medios de comunicación; aunque la facilidad de acceso a la información que ofrece Internet y las nuevas tecnologías puede llevar a cuestionar su futuro. En otros ámbitos empresariales, en cambio, apenas estamos empezando a mostrar nuestro valor en el desempeño de trabajos tan variados como la gestión del conocimiento y la vigilancia tecnológica, o la participación en la creación y configuración de la intranet o la web corporativa, por poner unos pocos ejemplos.

En mi caso, mi trabajo como documentalista se ha venido desarrollado mayormente en el sector público, en el ámbito de la ciencia y la investigación, por lo que he podido comprobar motu propio -o al menos he alcanzado a vislumbrar-, las múltiples posibilidades laborales que este campo nos puede llegar a ofrecer.

Como en este blog nos gusta llamar la atención sobre nuestras oportunidades laborales como profesionales de la información, he querido aprovechar mi experiencia para facilitaros una pequeña muestra de las tareas que podemos realizar en el ámbito científico:

  • Vigilancia tecnológica (al igual que en el sector empresarial) del entorno competitivo de nuestro centro o grupo de investigación, para conocer los avances y proyectos que se están realizando en el mismo área, poder servirse de estos para impulsar los propios y no desperdiciar tiempo y esfuerzo en una replicación inútil.
  • Informar de las ayudas financieras que los organismos europeos, nacionales y autonómicos ofrecen a los grupos de investigación para la elaboración de proyectos o la contratación de personal científico o de apoyo.

  • Detectar (en parte, gracias a la vigilancia tecnológica) los posibles colaboradores para la elaboración de dichos proyectos de investigación.
  • Localizar y suministrar a los investigadores toda la información necesaria para el desarrollo de su trabajo investigador.
  • Realizar informes tecnológicos de patentes que puedan guardar relación con los resultados obtenidos por los investigadores de nuestro centro, como apoyo al servicio de transferencia de tecnología, y así poder determinar si los resultados son o no susceptibles de patentar.
  • Colaborar en el tratamiento de la información obtenida en la investigación para su publicación, en medios tanto científicos como divulgativos.
  • Identificar las revistas científicas más adecuadas para dicha publicación, por su gran visibilidad o su alto reconocimiento en la evaluación científica.
  • Hallar los socios necesarios para la comercialización del resultado de dichos proyectos.
  • Y finalmente -no relacionada directamente con el proceso investigador, pero sí en cierta medida con la concesión o no de ayudas a proyectos de investigación-, la evaluación científica mediante estudios bibliométricos.

Después de la enumeración precedente de quehaceres -que en ningún momento pretende ser exhaustiva-, podríamos tener la falsa impresión de que la participación de documentalistas en el ámbito de la investigación se considera casi imprescindible; pero, ¿cuántas ofertas laborales para documentalistas en el ámbito científico podemos encontrar? ¿Cuántas en centros tecnológicos? ¿Cuántas en proyectos de investigación?

La realidad nos muestra una vez más, que nuestro país vive un cierto desfase respecto a los países más avanzados en el uso de nuevas tecnologías de información y comunicación (y con los cuales nos queremos equiparar); y por ello, tal vez, nuestro modelo de investigación todavía no ha sido capaz de adaptarse al proceso informativo actual, en él que los documentalistas podemos ser una pieza más para la resolución de los rompecabezas de la Ciencia.

Publicado en Profesión

10 comentarios

  1. Hola, muy buen post, M. Elena;

    yo creo que si bien la actividad científica se ha desarrollado bastante en los últimos años en España, no tanto así la red que da soporte a la misma (unidades de gestión de la investigación, de transferencia de resultados, personal administrativo de agencias, fundaciones, etc) en la que los documentalistas pueden ser de gran utilidad.

    En los últimos meses he conocido al menos 3 ofertas de trabajo que requieren el perfil que tú dibujas aquí, así que yo soy optimista, y creo que cada vez es una labor más demandada y reconocida por las instituciones, y que es un «nicho» de mercado muy interesante para los documentalistas interesados en ciencia y tecnología.

    Un saludo

  2. Tienes razón, podemos hacer todas esas tareas que describes, aunque el problema es que las empresas privadas y la administración pública no dan todavía mucha importancia a la gestión del conocimiento y a la vigilancia tecnológica. También es cierto que no tiene nada que ver la antigua diplomatura de biblioteconomía y documentación con la licenciatura de documentación. Yo estoy cursando la licenciatura de segundo grado de documentación en la UOC, y está muy enfocada a las empresas privadas más que al ámbito público. Aunque también es cierto que las administraciones públicas empiezan a operar como empresas privadas en muchos aspectos de su organización y funcionamiento. De todas formas, y por desgracia, la teoría va muy por delante de la práctica en nuestro país.

  3. Gracias Álvaro

    Tienes razón con respecto al desarrollo de la investigación en España en los últimos años; pero me da la sensación de que los avances son a nivel de descubrimientos e invenciones, no en cuanto a la metodología de trabajo.

    Yo también he visto alguna oferta de trabajo con algunas de las tareas del perfil que describo, pero no solicitando documentalistas, sino científicos, técnicos de laboratorio o personal de administración, para compatibilizarlo con sus otras funciones.

    Todavía no somos lo suficientemente «visibles» para que se planteen que lo que realmente necesitan es un documentalista, un «especialista» después de todo.

  4. Por lo que yo observo, además del perfil que describes, hay muchas ofertas de trabajo para desempeñar labores que poco tienen que ver con la del documentalista (y con las de cualquier estudio superior reglado) pero que requieren habilidades y conocimientos que muchos licenciados en documentación poseen. Mi trabajo, por ejemplo, nada tiene que ver con las labores propias de un documentalista, pero requieren conocimientos de bibliometría, del mundo editorial científico, de bases de datos bibliográficas y relacionales… y también muchas otras que no te enseñan en la licenciatura y que son imprescindibles, como conocimientos de legislación, del procedimiento administrativo, de gestión de proyectos, etc.

    Me he ido. Vuelvo. Lo que quiero decir es que hay quien pretende salir de la carrera y encontrar un trabajo que se ajuste milimétricamente a los tres o cuatro perfiles descritos en la licenciatura hasta la saciedad, cosa que me parece legítima, pero hay cientos, miles de trabajos que nada tienen que ver con ser bibliotecario, archivero, documentalista, trabajos que requieren de una plantilla multidisciplinar a la que les puede venir bien, muy bien, contar con alguien con nuestro conocimiento aunque no sea para que trabajemos como documentalistas.

  5. Como dice Álvaro, está bien trabajar de bibliotecario/documentalista, pero no tenemos que cerrarnos nosotros mismos las puertas a trabajos que seríamos muy capaces de desempeñar satisfactoriamente. Creo que nuestra formación multidisciplinar y una capacitación superior a la media (normalmente) en herramientas informáticas que las de titulaciones de humanidades y sociales, nos cualifican para muchos trabajos.
    El problema es que para ese tipo de trabajos que describe Álvaro, los mismos empleadores no saben muy bien qué perfil solicitar, y si restringen titulaciones para optar a ellos, no suelen considerar la nuestra.
    Tenemos que demostrar que es a gente con nuestra formación y capacidades la que necesitan.

  6. Si, como decís, se solicita un puesto de documentalista sin citarlo, es decir, describiendo sus funciones pero pidiendo otras titulaciones, ¿qué estamos haciendo desde los colegios, las asociaciones y los propios profesionales?

    ¿Nos vemos desbordados por nuestras propias carencias? ¿Nos sentimos inseguros a la hora de desarrollar esas competencias? ¿O se trata más bien que los estudiantes se centran mucho más en el puesto fijo de funcionario de bibliotecas?

  7. Yo creo que es nuestra inexperiencia y que los recién titulados sólo conocemos las ocupaciones tradicionales, lo que hace que no seamos capaces de reconocer estas ofertas de trabajo.
    Y en cuanto a los colegios profesionales, estoy convencida de que el 90% de los colegiados son veteranos en los terrenos tradicionales de la biblioteconomía y la documentación y no saben cómo enfrentarse a las nuevas oportunidades que la sociedad de la información nos ofrece.
    Tiempo al tiempo.

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