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La cita que inaugura el primer capítulo del libro de John Battelle, The Database of Intentions, es un avance de lo que vendrá después. Relatar la historia del buscador que revolucionó Internet nada más aparecer, cuya primera publicidad fue el boca a boca de los entusiastas que descubrían su efectividad, no debe ser nada sencilla. Y es que Google es, a día de hoy, sinónimo de buscar información en Internet y tener la certeza de encontrarla.
El buscador es el lugar desde el cual se trata de forjar una nueva forma de hacer negocios, con mayor o menor fortuna, una nueva filosofía por y para la Red que trata de ser resumida en una sola frase Don’t be evil (No seas malo). La cita, que es la siguiente, nos abre el apetito conscientes de que nos estamos sumergiendo en una historia fascinante que actualmente se está escribiendo y que este libro refleja su punto álgido:
The library of Alexandria was the first time humanity attempted to bring the sum total of human knowledge together in one place at one time. Our latest attempt? Google.
Brewster Kahle, entrepreneur and founder, the Internet Archive
Hoy en día, la típica frase de “está en Internet” está supliendo lentamente a aquello de “lo dice este libro o aquella revista”, como si una cosa o la otra fuesen verdades absolutas e irrefutables. En cuanto al grado de fiabilidad, desde luego que aquello que se edita en papel podemos confiar en que sea más ajustado a la realidad, por aquello que debe de pasar por numerosos filtros hasta su publicación final. Pero no podemos ni debemos olvidar que esto no quiere decir que lo que se encuentra impreso sea completamente correcto ni que sea una verdad absoluta.
Podemos considerar que en el caso de aquello que se encuentra publicado en Internet es un caso a parte, puesto que cualquiera puede volcar cualquier texto a la Red sin que nadie necesariamente le ponga cortapisas. Sin embargo, el hecho de que la Red se convierta en la fuente de información universal parece darnos licencia a permitirnos creer que lo que allí, o aquí, se dice es sin lugar a ninguna duda completamente cierto. Lo cual no quiere decir que no sea ni verdad ni sea falso, sino que tal vez sea completamente circunstancial.
Hace apenas unos días, una de esas personas que realizan sus prácticas en mi lugar de trabajo, mal llamadas prácticos o becarios, acudió al servicio de documentación para solicitar una foto de Fulanito. Desgraciadamente no disponíamos de ninguna foto, por lo que tratamos de localizarlo por el cargo que, según el becario, ostentaba en ese momento. El práctico creía que Fulanito era ni más ni menos que el Presidente de una Institución española, por lo que me sorprendió que no dispusiéramos de ninguna foto de él. La(s) búsqueda(s) resultaron infructuosas puesto que aquel señor no aparecía por ningún lado, aunque, por supuesto, Menganito aparecía tanto como Presidente como ex-presidente de la institución, lo cual nos llevaba a deducir correctamente que había sido relevado.
Desde luego que es éste un titular muy manido, sin embargo, la reiteración en su uso se debe a que la situación que se nos plantea es tal y como se muestra. Personalmente, considero que expresa el hecho diferencial de que ya no se trata de un enfrentamiento de Google Inc. contra Microsoft, Google contra los editores de páginas web o Google contra el Estado de California, donde tiene su sede, a vueltas sobre el asunto de la publicidad en el Gmail; Google sube un peldaño más y se enfrenta contra todo un continente, contra toda una cultura… ¿o no?
Es curioso cómo estos chicos benevolentes que revolucionaron a la inversa Internet, en un momento donde los buscadores tendían a agregar contenidos a sus sitios, han conseguido en un corto plazo de tiempo enfadar, y por lo visto mucho, a los europeos, concretamente, a Francia. Primero, Jean-Noël Jeanneney, el director de la Biblioteca Nacional de Francia, comenzó a criticar la digitalización de libros por parte de Google con copyright extinguido de algunas bibliotecas universitarias norteamericanas; posteriormente se le suma, nada más y nada menos, el presidente de la República Francesa Jacques Chirac; y, finalmente, la AFP (Agencie Française de Presse), en una rocambolesca jugada, les amenaza con una demanda que más que hacerse un favor a sí misma, se lo hace a la competencia. Pero, ¿en qué andamos pensando a este lado del Atlántico?
Pero empecemos por el final, puesto que se trata de dos asuntos unidos por un hilo conductor, pero completamente separados; empecemos por la AFP. La semana pasada, la AFP solicita a Google Inc. que abandone la indización de contenidos de la agencia de prensa que el buscador utiliza para el mantenimiento de Google News. Además, le encomina a que le abone una indemnización por violación del copyright de éstos (textos y fotografías principalmente) por su utilización. En este punto, aunque conocido por todos, debemos señalar que el modelo de negocio de la AFP es la venta de contenidos a terceros, es decir, posee un equipo de periodistas que producen, o redactan según se mire, noticias e imágenes; que la agencia vende a medios de comunicación y/o a otras agencias de prensa.
La World Wide Web (del inglés, Telaraña Mundial), la Web o WWW, es un sistema de hipertexto que funciona sobre Internet. Para ver la información se utiliza una aplicación llamada navegador web para extraer elementos de información (llamados “documentos” o “páginas web”) de los servidores web (o “sitios”) y mostrarlos en la pantalla del usuario. El usuario puede entonces seguir hiperenlaces que hay en la página a otros documentos o incluso enviar información al servidor para interactuar con él. A la acción de seguir hiperenlaces se le suele llamar “navegar” por la Web. No se debe confundir la Web con Internet, que es la red física mundial sobre la que circula la información.
Del mismo modo que se puede distinguir entre “una internet” (una inter-red) y “la Internet”, uno puede referirse a “una web” como un conjunto de sitios que proveen información por los medios descritos, y “la Web”, que es la enorme e interconectada web disponible prácticamente en todos los sitios de Internet.
En una entrevista más que interesante, Monika Henzinger, directora de investigación de Google para el desarrollo de algoritmos de búsqueda, publicada en el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung bajo el título «Googles Superhirn« aporta algunos datos para el futuro de las búsquedas en Internet. Aunque la entrevista está en alemán, os traduzco algunos de los pasajes más interesantes (Mis disculpas si soy algo impreciso).
Henzinger comienza exponiendo que en este momento las máquinas sólo buscan palabras en Internet, sin embargo deberían de ser capaces de llegar a entender las búsquedas que los usuarios realizan. Uno de los caminos hacia este entendimiento podría consistir en la personalización de las búsquedas mediante la creación de distintos perfiles de usuarios. Mediante esta herramiento, los usuarios podrían advertir al buscador de las esferas de información en las que se encuentran interesados. La definición de estos círculos podría guiar a los buscadores hacia mejores resultados. Por ejemplo, la palabra “Jaguar” puede arrojar múltiples resultados no conectados entre sí, sin embargo un usuario puede indicar que sus intereses caminan hacia la biología, con lo que el buscador no recogería en sus resultados información sobre la marca automovilística.
En Iwetel se ha iniciado un debate sobre la crítica que Jean-Noël Jeanneney, escritor y presidente de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), lanza contra el proyecto de Google de digitalizar el fondo bibliográfico de cinco bibliotecas universitarias (4 estadounidenses y 1 británica) y poner dicho fondo en línea, de manera legible y recuperable gracias a un motor de búsqueda.
Para aquellos que desconozcáis estas declaraciones del presidente de la BNF o tengáis dificultades con el francés, os hago una breve reseña.
Por lo visto, los chicos de Google han decidido ser buenos, al menos en Navidad, y han distribuido nuevas invitaciones para los usuarios de Gmail que quieran darlas o invitar a amigos. Si quieres una de las 6 que tengo, escríbeme un mail.
Actualización (8 de febrero de 2007): Finalmente, Gmail tiene las altas abiertas. Ya puedes darte de alta sin necesidad de invitación.