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Categoría: Tecnología

El lenguaje de los blogs

Blog
Contracción de Weblog. Sitio web que contiene textos, enlaces o fotos publicados cronológicamente, en general por una sola persona, desde una perspectiva personal. [En castellano también se utiliza el término bitácora]

Bloguear (To Blog)
Disponer o publicar materiales en un blog

Bloguer (Blogger)
Persona que mantiene un blog

Blogosfera (Blogosphere)
Todos los blogs o la comunidad bloguera.

Blogroll
Lista de enlaces externos que aparecen en un blog, a menudo enlaces hacia otros blogs y generalmente mostrados dentro de una columna en la página principal. En ocasiones, se trata de una sub-comunidad de bloguers que son amigos.

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La guerra de los Weblogs: ¿Ha comenzado?

Hubo un tiempo en el que los blogs pacían tranquilamente por la Red, simplemente nacían, se agrupaban creando sus pequeñas redes de contactos y proseguían con sus azarosas vidas con mayor o menor fortuna, tal y como tiene que ser. Seguramente, por aquel entonces nose consideraban como una categoría especial dentro de Internet y simplemente pasaban por ser una página / sitio web más. Algunos pronto disfrutarían de cierto éxito, otros desaparecían para ser recordados tan sólo por unos pocos que los conocieron durante su breve estancia en la Red, pero la mayoría simplemente se conformaban con poco más que el establecimiento de nuevos contactos sociales a través de la incipiente blogosfera. Sin embargo, por fortuna o por desgracia, las cosas comenzaron a evolucionar rápidamente, el fenómeno comenzó a agrandarse, a disponer de cierto éxito y reconocimiento.

Aparentemente, el secreto del éxito de las bitácoras consistía en la flexibilidad, en la concentración de personas con gustos e intereses semejantes, la actualidad de contenidos, la sencillez de publicación, la posibilidad de interactuar con el visitante y con el autor. Junto con el éxito de los weblogs y la especialización de sitios webs dedicados a ellos como directorios o buscadores específicos para las bitácoras, no se tardaría mucho en el estudio de nuevos modelos de negocio para la obtención de beneficios económicos con ellos, el dinero se preparaba para entrar en la blogosfera y cuando lo hizo fue imparable.

Algunos ofrecieron cierta resistencia a ello, se consideraba que los weblogs no deberían moverse por términos monetarios, sin embargo el sistema publicitario de Google, Adsense, facilitó mucho que pequeños sitios web gestionasen su publicidad no invasiva y algunos aceptaron gustosos los pocos euros que este sistema les pudiese reportar.

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A Google lo carga el Diablo

Hoy en día, la típica frase de “está en Internet” está supliendo lentamente a aquello de “lo dice este libro o aquella revista”, como si una cosa o la otra fuesen verdades absolutas e irrefutables. En cuanto al grado de fiabilidad, desde luego que aquello que se edita en papel podemos confiar en que sea más ajustado a la realidad, por aquello que debe de pasar por numerosos filtros hasta su publicación final. Pero no podemos ni debemos olvidar que esto no quiere decir que lo que se encuentra impreso sea completamente correcto ni que sea una verdad absoluta.

Podemos considerar que en el caso de aquello que se encuentra publicado en Internet es un caso a parte, puesto que cualquiera puede volcar cualquier texto a la Red sin que nadie necesariamente le ponga cortapisas. Sin embargo, el hecho de que la Red se convierta en la fuente de información universal parece darnos licencia a permitirnos creer que lo que allí, o aquí, se dice es sin lugar a ninguna duda completamente cierto. Lo cual no quiere decir que no sea ni verdad ni sea falso, sino que tal vez sea completamente circunstancial.

Hace apenas unos días, una de esas personas que realizan sus prácticas en mi lugar de trabajo, mal llamadas prácticos o becarios, acudió al servicio de documentación para solicitar una foto de Fulanito. Desgraciadamente no disponíamos de ninguna foto, por lo que tratamos de localizarlo por el cargo que, según el becario, ostentaba en ese momento. El práctico creía que Fulanito era ni más ni menos que el Presidente de una Institución española, por lo que me sorprendió que no dispusiéramos de ninguna foto de él. La(s) búsqueda(s) resultaron infructuosas puesto que aquel señor no aparecía por ningún lado, aunque, por supuesto, Menganito aparecía tanto como Presidente como ex-presidente de la institución, lo cual nos llevaba a deducir correctamente que había sido relevado.

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La sabiduría me persigue, pero yo soy más rápido

La frase que trata de condensar todo el significado dice así: La blogosfera es la conversación. Personalmente, después de tanto tiempo por aquí, aunque apenas sea nada, no puedo estar más de acuerdo y creo que intento ejercer esa conversación con mayor o menor éxito, con más o menos intensidad, obviamente, dependiendo del momento y de las circunstancias.

Desgraciadamente, suele suceder que, uno es humano, comete errores, sufre despistes y no se percata ni de si tiene controladas todas las fuentes, ni siquiera todos los puntos de vista, que uno no puede detenerse a leer atentamente todos los posts que se publican, ni todos los artículos, ni sigue todos los enlaces, ni mucho todos los comentarios. Que sí, es cierto que uno trata estar al día, pero no dispone del tiempo suficiente para leerlo todo, a veces ni siquiera para postear, ni mucho menos comentarlo, que uno puede pasar de soslayo por una noticia que no le parece interesante, pero a lo largo del tiempo descubre que esto es muy bueno. En definitiva, como dice el graffiti universitario, que la sabiduría parece perseguirme, pero desafortunadamente para mí, yo soy más rápido.

Para comprender a lo que quiero llegar, debemos comenzar por la quinta esencia de la blogosfera: la referencia y el debate. Aunque la blogosfera evoluciona y necesitaríamos un artículo completo para tratar de desmenuzar las formas y los modos en las que se publica en ella, nos vamos a quedar con estos dos tipos de textos citados, puesto que son los esenciales y básicamente muchos blogueros pasamos por ellos.

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Analizando la «Biblioblogosphere»

Como recientemente se pudo comprobar en la última edición de premios Bitácoras, en la que dos blogs bibliotecarios o biblioblogs eran finalistas en la categoría de mejor bitácora temática, la Biblioblogosfera se está convirtiendo un fenómeno a tener en cuenta.

Quizá la explicación sea que, sin incluir a los informáticos, las nuevas generaciones de bibliotecarios y documentalistas somos de los pocos profesionales que cuentan con una formación tecnológica suficiente y, por esto, los bibliobloggers formamos ya un colectivo muy amplio. Pero no nos engañemos: los biblioblogs están hechos en su mayoría por estudiantes o profesionales con grandes inquietudes por el tema, pero no por instituciones bibliotecarias que utilicen éstos como un servicio más para sus usuarios. Yo al menos no conozco ningún blog “de biblioteca” en España.

Teniendo en cuenta que España no es precisamente el país más tecnológicamente avanzado del mundo, y que aquí las bibliotecas arrastran una tradición humanística que en ocasiones parece ir en contra de todo avance tecnológico; no es de extrañar que un fenómeno tan recientemente introducido en nuestro país como es el de los blogs, no haya calado suficientemente en el mundo bibliotecario.

Pero en esta ocasión, la carencia de blogs “de bibliotecas” no es algo exclusivo de España. En el mundo anglosajón, que siempre por delante de nosotros se ha convertido en nuestro único referente (¡a saber que ocurre en la biblioblogosfera francófona! y ya no digo en otros idiomas), también se produce el hecho de que los biblioblogs estén ligados mayoritariamente a personas, y no a instituciones. Ésta es al menos una de las conclusiones que pueden extraerse de la lectura del libro Weblogs and libraries, de Laurel A. Clyde.

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El síndrome del blogger quemado

Cayendo reiteradamente en mis contradicciones, hace una semana escribía un texto un tanto pesimista sobre mi situación como biblioblogger, que no como blogger, considerando que tal vez no volvería a escribir en esta bitácora. Es curioso que ahora me vea delante del editor de textos escribiendo de nuevo para un sitio sobre el que dije que me tomaría un tiempo antes de volver a publicar. Puede mi caso sea el de un blogoadicto, pero dejaré esa sintomatología para otro texto, si alguien no se aventura antes, centrándome en este caso en otro de los síndromes de la blogosfera: El blogger quemado.

Concretamente en aquel artículo aciago de resignación y renuncia, opinaba que no me veía con la capacidad de escribir nada más para este blog. Las razones aducidas eran diversas, pero básicamente me encontraba un tanto cansado, o más bien saturado, del esfuerzo que había realizado durante el año largo de existencia de esta bitácora. Es probable que entonces pareciese que la condenase a su desaparición, y por ende mía, de la blogosfera; sin embargo, hoy heme aquí, delante de un ordenador, tratando de imponer el orden a las ideas, escribiendo un nuevo texto que no he podido evitar redactar, como si a la cabeza aún dispusiese de carburante. Al menos para uno más.

Sí, el motor se enciende, pero lo hace de la forma más egocentrista posible, considerando mi problema como algo global al que muchos bloggers se enfrentan cada día. Es curioso que entre tantas personas no nos hayamos percatado que algo parece fallar en un momento determinado en el mantenimiento de un blog. Así que me veo con las fuerzas para tratar de reflejarlo, a pesar de que habrá quien creerá que este punto está fuera de lugar, que mis opiniones son completamente erróneas. Probablemente, pero personalmente considero que muchos de nosotros llegamos a un punto en que un post más es una tortura, un comentario de recriminación es un paso hacia atrás, una pequeña penalización hacia lo que se convertirá en nuestro abandono (temporal o total) de la blogosfera.

Pero dejadme que me explique antes de que se os encienda el alma, permitidme una vez más desarrollar mis consideraciones y después podréis hablar, aquí mismo o en otro lugar, sobre la existencia, o no, del síndrome del blogger quemado.

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Biblioblogosfera: Eppur si muove

Ya he dicho más de una vez, dicen que me reitero demasiado, que la blogosfera es un fenómeno apasionante, que me tiene atrapado y que creo que cambiará la forma de producir y recibir información de cualquier tipo. Por supuesto que nuestra pequeña blogosfera particular, la biblogsfera también está sufriendo una revolución, aunque lo haga más lentamente y a una escala más pequeña, puede que esté rotando sobre sí misma, pero haciéndose más grande y más madura. Si a esto le añadimos el hecho de que comience a reivindicarse dentro de la blogosfera como una parte de ella diferente y diferenciable, me parece fascinante. Creo que no hace falta decir que soy un activista en ello, puesto que, a pesar de todo, los profesionales de la información comenzamos a identificarnos a nosotros mismos dentro de la Red.

El desencadenante de lo latente comenzó con un texto que publiqué aquí mismo sobre los rankings y los weblogs. Como debe de ser, a partir de aquel texto, se inició una conversación alrededor de la biblogsfera y el diálogo saltó a Véase Además donde se nos ofrecieron algunos datos muy interesantes de nuestra hermana mayor anglosajona, la denominada Biblioblogosphere. Desde allí, nació otro tema completamente distinto que se recogió en Deakialli Documental sobre la denominación castellana de la blogosfera dedicada a la información, la biblioteconomía y la documentación, ante el largo término escogido por los anglosajones.

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